Además de provocadores, mentirosos
Al leer esta mañana las noticias sobre el incidente causado por unos musulmanes en la catedral de Córdoba, parecía poco menos que eran unos santones que, impresionados por la belleza del lugar, sintieron un impulso cuasi sobrenatural de echarse al suelo para rezar cara a la Meca. Eso era lo que decían desde la asociación de Jóvenes Musulmanes de Austria, quien en un comunicado negaban que se hubiera agredido “en ningún momento” ni a los guardias de seguridad ni a los agentes de policía en los incidentes. En el comunicado, la asociación expresa que en su visita a la mezquita quedaron “tan impresionados por su belleza y atmósfera espiritual, que espontáneamente hicieron un rezo“, que provocó reacciones “inesperadas".
Ni sé ni me importa si el Corán condena la mentira o no, pero sería bueno que alguien dijera a esos “jóvenes musulmanes” que van por muy mal camino si, además de provocarnos, tratan de tomarnos por idiotas. Como se ha encargado de decir el juez que ha puesto en libertad, retirándoles el pasaporte, a los dos detenidos, aquello estaba muy bien organizado, con walkie talkies y todo y con un cordón de protección hacia los dos “orantes". Y menos mal que todo ha acabado en lesiones importantes pero que no ponen en peligro la vida de los agentes de seguridad heridos. Parece ser que uno de los musulmanes le lanzó una cuchillada al cuello a uno de los hombres de Prosegur. Por cierto, doy el nombre de la compañía porque hay que agradecerle que tenga a gente dispuesta a hacer bien su trabajo en un sitio tan “delicado”.
El problema con los fundamentalistas islámicos es que como tomen la Catedral de Córdoba como objetivo de sus reinvindicaciones, vamos a tener mayores problemas. En ese sentido, el papel de la Junta Islámica en España están siendo el de la gasolina que se echa en un fuego. Un fuego, dicho sea de paso, que puede acabar quemándonos a todos. Una vez que el nuevo obispo de Córdoba ha dejado claro, dando razones de peso, que no habrá uso compartido de la Catedral, los señores de la Junta Islámica han de aceptar, sí o sí, la voluntad de la legítima propietaria de ese recinto religioso, que no es otra que la Iglesia Católica. Se les ha dicho que no por las buenas y ya estamos viendo cuál es el resultado. ¿Es que quieren que se les diga no de otra manera? ¿de verdad piensan que a los musulmanes residentes en España les interesa entrar en una escalada de enfrentamiento religioso con los cristianos? Si así lo pensaran, demostrarían que conocen, y muy poco, cómo es este país. Que no se piensen que el zapaterismo refleja bien la identidad espiritual de España. Ciertamente son millones los españoles que han caído bajo ese influjo, pero quedamos muchos con una memoria histórica auténtica, que va mucho más allá del siglo pasado. Nuestra fuerza no está en las armas ni en la violencia, pero aun así, somos más fuertes con la cruz de Cristo enseñoreada de nuestro espíritu que ellos con el Corán y la espada en la suya.
Luis Fernando Pérez