Caso "Jesús" de Pagola: ¿Más vale tarde que nunca?

Quienes irresponsablemente quisieron echar un pulso a Roma en relación al libro “Jesús. Aproximación histórica” del teólogo vasco José Antonio Pagola, lo han perdido de forma pública y notoria. La editorial PPC, siguiendo obviamente órdenes superiores, ha pedido por carta a las librerías católicas que devuelvan los ejemplares que no hayan sido vendidos. No recuerdo yo muchos casos en que haya ocurrido lo mismo. Lo cual, dicho sea de paso, me hace pensar que el expediente vaticano sobre SM está “calentito".

A quienes hemos venido siguiendo este culebrón no nos extraña nada lo que ha pasado. Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, abrió la caja de los truenos al escribir una carta pastoral en la que aseguraba que el Jesús de Pagola no era el Jesús de la Iglesia. Dicha carta iba acompañada por el análisis crítico de diversos teólogos. Finalmente, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la CEE publicó una nota en la que señalaba las dificultades doctrinales del libro y en Roma se dieron instrucciones muy precisas sobre cuál habría de ser el recorrido del mismo a partir de ese momento. Instrucciones que monseñor Uriarte ignoró, de tal manera que se lanzó a la piscina concediendo un nihil obstat e imprimatur que sentó a cuerno quemado a orillas del Tíber. Y por eso ha pasado lo que ha pasado. El obispo emérito de San Sebastián ha conseguido, por méritos propios, que su nombre vaya unido al de Pagola en un expediente que puede acabar con su credibilidad eclesial por los suelos.

Si alguien cree que aquí acaba el caso Pagola-Uriarte, me temo que está equivocado. Dada la gran difusión alcanzada por el libro, es bastante probable -conste que yo no aseguro nada- que finalmente la Congregación para la Doctrina de la Fe publique una nota sobre el mismo. Supongo que, de ser así, el interesado será requerido en Roma para que rectifique lo que tenga que rectificar. No es el único teólogo español sobre el que puede caer la censura de la Santa Sede. Téngase en cuenta que las notas de una comisión de una conferencia episcopal no tienen el grado magisterial de un simple carta pastoral de un obispo y no digamos nada si lo comparamos con una nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuya publicación es autorizada y ordenada por el Papa. Aquellos que se quejan de que en Añastro son “inquisidores” no acaban de entender que es Roma quien quiere que se pise a fondo el acelerador para poner fin a, como nos dijo ayer Monseñor Demetrio Fernández, “dialécticas añejas de disenso y de crítica eclesial“.

Por último, el “Jesús” de Pagola viene a demostrar que la Iglesia ha de buscar unos mecanismos más eficaces a la hora de impedir que una obra doctrinalmente “peligrosa” se extienda como un virus entre sus fieles. Aunque la celeridad en este asunto es notable si lo comparamos con otros casos, la retirada del libro llega cuando ya se han vendido decenas de miles de ejemplares. Creo que, sin necesidad de eliminar un proceso garantista, ante la clara sospecha de que un libro escrito por un teólogo católico y publicado por una editorial católica contiene graves errores teológicos y está alcanzando mucha difusión, se deben de adoptar medidas cautelares con rapidez. Si para proteger la salud física de los ciudadanos, un Estado puede tomar medidas de urgencia que eviten la propagación de una epidemia, con mayor razón la Iglesia ha de hacer lo mismo para proteger la salud espiritual de los fieles. Es su deber. Es su obligación, aunque algunos lo llamen censura.

Luis Fernando Pérez