Monseñor Osoro, ¿es verdad que usted apoya a Bono?
No sé si todavía quedará algún despistado en España que se sorprenda del discurso de José Bono sobre la Iglesia, los obispos y sus teorías “evangélicas” personales, pero de existir alguien así, está claro que sería una persona que vive ajena al mundo de la información. Y es que no hay político español que no haya hablado tanto y tan claro sobre sus discrepancias con la doctrina católica en materias directamente relacionadas con la ingeniería social zapateril.
El caso es que desde que Monseñor Gea Escolano decidió, hace ya varios años, plantarle cara públicamente, no ha habido un solo obispo español que haya tenido el valor de decirle cuatro cosas a la cara a ese político, que se pavonea delante de todos los medios de comunicación haciendo gala de su negativa a aceptar la doctrina de la Iglesia en materias bien graves.
De hecho, ocurre más bien todo lo contrario. Si uno busca en las hemerotecas, lo que se encuentra son alabanzas hacia este católico-socialista. Prefiero no reproducirlas acá. Se ve que hay prelados a los que les encanta que ese señor presuma de ser católico, aunque luego sea uno de los más claros exponentes de en qué se ha convertido el catolicismo post-conciliar gracias a la secularización interna. Y a los que no les encanta, no se les nota. Permanecen silentes, que es la actitud más cómoda. Todo sea por no enrarecer las relaciones con el partido gobernante.
El caso es que Bono, que de tonto no tiene un pelo, se ha cubierto las espaldas de sus últimas declaraciones contra los obispos a Vida Nueva, asegurando que ha recibido llamadas de apoyo de otros prelados, como el arzobispo de Valencia. Es decir, a pesar de que no hay un solo obispo que le haya nombrado expresamente en relación a la negativa a admitir en la comunión eucarística a los políticos católicos que votan a favor del aborto, al parecer hay obispos que le han llamado para apoyarle. Y uno de ellos es Monseñor Osoro, arzobispo de Valencia.
Existen dos posibilidades:
1- Que Bono mienta o diga una verdad a medias.
2- Que Bono diga la verdad.
Si Bono miente, monseñor Osoro deberá de salir a la palestra a desmentirle. El silencio, en esta ocasión, no es una opción. El que calla otorga. No puede ser que él quede como un arzobispo que, porque le caiga bien Bono o por cualquier otra razón, se salta la doctrina de la Iglesia en lo relacionado a este asunto.
Si Bono dice la verdad, hay que preguntarse si no estamos ante un ejercicio de suma hipocresía episcopal, que ante el público dicen que los políticos católicos que votan a favor del aborto no pueden comulgar, y luego se dedican a pasarles la mano por el lomo en plan “no te preocupes: pelillos a la mar".
No estamos ante un tema menor. Los pastores no pueden permitir que una de sus ovejas más mediáticas se chotee de ellos a costa de la doctrina de la Iglesia. Y que encima lo haga, ojo al dato, desde una revista católica como Vida Nueva. La autoridad, al servicio de la comunión, a veces hay que ganársela con gestos claros y rotundos. De lo contrario, cada vez serán más los fieles que piensen que en la Iglesia vale todo, que se puede ser católico a la vez que se hace escarnio de la doctrina de la Iglesia y de sus pastores. Y el respeto debido a los mismos desaparecerá. Los obispos no pueden callar. Si no quieren hacerlo por respeto a sí mismos como personas, que lo hagan por respeto a la dignidad del ministerio que desempeñan. Es lo mínimo que les podemos pedir o casi… exigir.
Luis Fernando Pérez
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