Williamson se sitúa de cara a un posible acuerdo entre Roma y la FSSPX

Desde que el Papa levantó la excomunión a los obispos ordenados por Monseñor Lefebvre, Monseñor Williamson ha sido piedra de tropiezo para cualquier intento de solucionar la crisis, cisma o como se quiera llamar, entre el lefebvrismo y la Iglesia Católica. Es cierto que el jaleo montado con las declaraciones del obispo británico sobre el Holocausto tenía poco que ver con el fondo de la cuestión eclesial, y que fueron usadas para atacar al Papa por la osadía de pretender poner fin al problema, pero igual de cierto es que cada vez que ese hombre abre la boca es para complicarlo todo.

Su descripción del diálogo entre la Santa Sede y la FSSPX no puede ser más clara: “O la FSSPX pasa a ser una traidora o Roma se convierte o esto es un diálogo de sordos“. Ante semejante planteamiento, se me ocurren los siguientes escenarios:

1- Monseñor Williamson representa el sentir de toda la FSSPX y entonces el diálogo acabará en fracaso. Antes o después los obispos lefebvristas ordenarán a alguno de sus sacerdotes como obispos y volverán a ser excomulgados.

2- Monseñor Williamson representa el sentir de un sector importante, mayoritario o no, de la FSSPX. Lo cual nos sitúa en otras dos opciones posibles:

a) Hay acuerdo entre la FSSPX y Roma pero Monseñor Fellay prefiere no firmarlo ante la posibilidad de ruptura en el seno de su Fraternidad.

b) Hay acuerdo, se firma, y la FSSPX se rompe. Williamson y Tissier de Mallerais -no sé qué haría Galarreta- vuelan libre y se llevan a los sectores más extremistas y sedevacantistas del lefebvrismo.

3- Monseñor Fellay se harta de Monseñor Williamson y le echa ya mismo de la FSSPX, debido a que no ha obedecido a la orden que se le dio de guardar silencio.

Yo me inclino por la opción 2b, pero sin descartar para nada que se produzca la 2a. Es decir, la duda estaría en si el actual superior de la FSSPX pondría la comunión con el Papa y el resto de la Iglesia por encima de la comunión interna en el lefebvrismo. Mi pálpito es que optará por lo primero, pero a saber.

Lo que sí está claro es que cuando una persona que dice ser católica, y más si es obispo, plantea un escenario en el que “o Roma se convierte” o conmigo no tiene nada que hacer, lo normal es que alguien le diga: “tiene usted de católico lo que Lutero cuando puso su libre examen por encima de la autoridad del magisterio de la Iglesia". Es decir, Monseñor Williamson tiene todo el derecho del mundo a creer que la Iglesia Católica se ha apartado de la verdad. Así lo han creído multitud de herejes y cismáticos a lo largo de la historia. Ahora bien, que no pretenda entonces ser obispo católico. Es más, lo lógico es que sea consecuente y se pase con armas y bagajes al sedevacantismo. O ya puestos, que se haga elegir Papa por los “fieles” auténticos que aún profesan, en su entender, la verdadera fe. Total, antipapas también los ha habido y los habrá.

Yo creo que nadie con un poco de sentido común duda que la Santa Sede no va a aceptar que el Concilio Vaticano II contiene errores doctrinales. Una cosa es dar las aclaraciones pertinentes que sea menester y otra muy distinta decir que un concilio ecuménico ratificado por un Papa, y de paso por sus sucesores, es herético, que es lo que pretende Williamson y sus fans.

Sigo teniendo confianza en que Monseñor Fellay, de lejos el más inteligente y sensato de los cuatro obispos lefebvristas, impondrá el sentido común sobre la mayor parte de la Fraternidad. La Iglesia, y sobre todo el Señor, sabrá agradecérselo.

Luis Fernando Pérez