Perspectivas sobre el legado de Marcel Lefebvre
La comunión con el Papa es un elemento constitutivo de la catolicidad de la Iglesia. No puede existir identidad católica sin estar en comunión con el sucesor del Apóstol Pedro que enseña auténticamente la fe católica. San Roberto Bellarmino lo sentenciaba de manera contundente: Ubi Petrus, ibi Ecclesia. No puede uno arrogarse de catolicidad y plena comunión con la Iglesia Católica si enseña doctrinas contrarias a la doctrina católica tal como la expone auténticamente el Magisterio o si desobedece las disposiciones del Romano Pontífice.
El Papa, según enseñanzas del Concilio Vaticano II, es obispo de Roma y sucesor de San Pedro, y “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles” (Lumen Gentium, 23).
Por esto, una persona o un grupo de fieles que de manera constante se resisten a aceptar la enseñanza y autoridad del Santo Padre, difícilmente puede decirse que continúan formando parte de la Iglesia Católica o que están en plenitud de comunión con la misma.
La peculiar situación de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, sobre todo a partir de las ilegítimas consagraciones de cuatro obispos, es objeto de análisis e intentos de solución des de hace ya bastante tiempo.
El Papa Benedicto XVI, a mi juicio, está trabajando intensamente para encontrar una solución al problema.
Mons. Lefebvre no tenía intención en un primer momento de dar un paso cismático, como fue el consagrar obispos sin mandato pontificio. Fue una auténtica lástima que lo hiciera posteriormente.
En 1977 en unas conversaciones que tuvo con José Hanu, preguntado sobre si se hundiría en el cisma consagrando un obispo para que su obra continuara más allá de su vida, respondió: “No tengo intención alguna de consagrar un obispo… Si yo desaparezco antes de que la Iglesia haya triunfado como lo ha hecho siempre, se encontrarían en todo el mundo, estoy seguro, obispos suficientes para ordenar a nuestros seminaristas… Si mi obra es de Dios, Dios sabrá guardarla…”.
Lamentablemente parece que años después Lefebvre perdió está confianza en la divina providencia y procedió no a ordenar uno sino cuatro obispos, y además bastante jóvenes para que duraran. Yo pienso que a Monseñor se le cruzaron los cables y no tuvo precisamente buenos consejeros a su lado. Y tal vez su claridad mental ya no era muy diáfana. Sabemos que tuvo la oportunidad de regularizar su situación hasta el último momento, pero optó por la ruptura.
Ahora no es momento de lamentarse, el mal ya se hizo y se trata de encontrar una solución. Tengo la impresión que Mons. Fellay está bastante receptivo y se da cuenta de la mano tendida que está ofreciendo Benedicto XVI y que tratará de aprovecharla. Soy más pesimista respecto algunos de sus colegas como Mons. Tissier de Mallerais. He leído una entrevista suya que circula por internet y me parece que sus posiciones son inaceptables.
El Concilio Vaticano II no es negociable y no habrá solución al problema sin una clara aceptación católica del Vaticano II por parte de la FSSPX.
La incorporación de Ecclesia Dei a la Congregación para la Doctrina de la Fe es un paso importantísimo y que, me parece, no ha sido suficientemente ponderado por parte de muchos.
Más allá de la problemática con la FSSPX, las conversaciones doctrinales que han de mantenerse serán de gran utilidad para toda la Iglesia, en el sentido que supondrán una interpretación auténtica del Concilio Vaticano II en clave de la “hermenéutica de continuidad” que reivindicaba sabiamente Benedicto XVI a finales de 2005.
Por desgracia, la lectura “rupturista” del Concilio Vaticano II no sólo sigue circulando en grupos lefebvrianos sino en otros de signo muy diferente, corroborando aquello de que los extremos se tocan. Todavía hoy son muchos y muchas los que, apelando a un etéreo “espíritu” del Concilio pretenden fundamentar las más absurdas aberraciones.
Efectivamente, muchas y grandes son las barbaridades que se han dicho y hecho en nombre del Vaticano II y que de ninguna manera pueden justificarse en los documentos de este luminoso Concilio que debe seguir siendo faro orientador para la Iglesia de hoy.
Confiamos que gran parte de la FSSPX acogerá con gozo el regreso a la plena comunión católica. Tal vez, una parte recalcitrante siga hundiéndose en el cisma y diluyéndose en la historia. Tal vez alguno de los obispos opte por separarse definitivamente de Roma generando retoños ilegítimos cada vez más alejados de la comunión católica. Ojalá no sea así.
Deseamos a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, incorporada ya a la Congregación de la Doctrina de la Fe, y a Mons. Guido Pozzo un fructífero trabajo que esperamos ir conociendo y siguiendo en el transcurso de su evolución
106 comentarios
Lo de la hermenéutica de la continuidad es verdad, pero no es toda la verdad. Ojalà fuera así: un Concilio impecable, diamantino, unívoco, y malvados que luego lo interpretan torcidamente. Es una versión infantil, que insulta las inteligencias de los catòlicos. Basta leer el Concilio.
En el mismo Concilio estaban las fuerzas de la ruptura.
Y es que los esquemas conciliares fueron hechos por periti como Kung, Congar, Schillebecx, Haring, que preconizaban textos ambiguos para extraer luego un falso "espíritu" del Concilio. Schillebecx discrepaba con este proceder, postulando textos unívocos. Pero los periti progres en su mayoría, optaron por el lema de Descartes, "larvatus prodeo".
Este dato, documentado en el excelente libro de Michael Davies, "El Concilio del Papa Juan", no se le escapa a Benedicto, amigo de ese autor. El problema es cómo se rectifica esta ambiguedad.
Y dejar de ser hipócrita.
“Mais Rahner, Haring, Schillebeeckx, Moeller, Courtney, DeLubac, Küng, Congar, bien d’autres encore, moins connus mais non moins efficaces (Philips, Smulders, Medina), sont venus à Vatican II et ont eu la parole” (p. 47);
Nous sommes appelés aujourd'hui à un effort immense d'intégration. C'est l'heure du ressourcement biblique, et il faudra que le travail dogmatique s'aligne sur les conclusions les plus fermes de l’exégèse. C'est l'heure de l’œcuménisme, et il faudra que nous acceptions (c'est commencé!) les mises en question de l'Orthodoxie et de la Réforme. C'est l'heure de problèmes humains, économiques nouveaux, et il faudra bien que nous nous mettions au niveau des questions que nous posent le marxisme, la psychologie des profondeurs, la pilule et la bombe! Les hommes qui ont fait le Concile, ont ouvert L’Église à être L’Église de ces problèmes et de cet effort” (p. 56).
"Situation et tâches présentes de la théologie", Ives Congar,
Les éditions du Cerf, Paris 1967, 158 pp.
si esos peritos y sobre todo, sus textos, fueros aprobados por "la reunión de obispos junto al papa" quiere decir que esos contenidos son católicos, por muy progresistas que se quieran ver y catalogar, por muy rupturistas o contrarios a la tradición: han sido refrendados por el Papa. No hay vuelta de hoja: si la fe habla de la infabilidad y del auténtico depositario de la fe en el Papa, no se pueen buscar vueltas. Para mí ha sido un error el levantamiento de las excomuniones aunque diga amén a todo lo que haga el papa (como me parecen errores una gran aprte de los nombramientos episcopales de paulo VI, y a los resultados me remito)
Tres cosas: 1) el Concilio expresamente rehusó definirse como dogmatico, ergo no usó la prerrogativa de la infalibilidad; 2) El magisterio, por una errónea desviación que ya tiene unos cuantos años, no es fuente de la Revelación, lo dice el mismo Concilio. Fuentes son solo dos: la Escritura y la Tradición. Ergo, el magisterio no existe para formular doctrinas nuevas o reformular dogmas en sentido laxo o ambiguo. Por ejemplo, no ha sido dado para cambiar la inequívoca expresión "Ecclesia Christi est Ecclesia Catholica" por "subsistit". En todo caso, será una función menor, "pastoral", del magisterio; 3)Nada impide que un texto sea redactado de modo tal que sea perfectamente ortodoxo, pero por defecto en la expresión -que en materia teologica debe ser precisa-, con una ambiguedad que permita interpretarlo en sentido heterodoxo. La historia de los Concilios y las declaraciones durante la crisis arriana está llena de esas ambiguedades. De hecho, ese es el "truquito" que a Schillebecx le parecía deshonesto introducir y lo diferenciaba de los restantes periti progres, que decían, "introduzcamos estas equivocidades y después saquemos las consecuencias (= el espíritu del Concilio).
Como decía Chesterton, la Iglesia exige sacarse el sombrero al entrar, no la cabeza. Y lo de la táctica de los periti está documentado hasta la saciedad.
Lo cual me lleva a pensar que si Fellay hace lo que le pide el cuerpo y el alma, la FSSPX se partirá en dos.
Ciertamente con una hermenéutica de la continuidad que está reclamando una gritos una mayor precisión sobre el alcance, valor y heterogeneidad del Magisterio ordinario no infalible. Las dificultades con la última encíclica del Papa denota este deficit.
La clave está en distinguir doctrina permanente de apreciaciones propias del espíritu del tiempo, el Zeitgeist. Así, enunciaciones conciliares propias de la Guerra Fría, la amenaza de los misiles cubanos y la carrera espacial deben ser contextualizados y limitados en su ámbito del mismo modo que las declaraciones de Pío IX sobre el principio de no intervención en la época de los Estados Pontificios.
De lo contrario, sólo un cronocentrismo exacerbado puede hacer prevalecer la ambigua declaración de que la Iglesia verdadera "subsiste" en la Iglesia Católica, sobre la definción de Bonifacio VIII (expresada ambiguamente, por cierto, y con propósitos nada dogmaticos) que "someterse al Romano Pontífice lo declaramos como de necesidad de salvación para toda criatura".
El papel del magisterio siempre ha sido determinar qué verdades son reveladas por estar contenidas en la Escritura o en la Tradición, pero el Magisterio no puede enseñar nada que se aparte de la Escritura o de la Tradición.
Por otra parte, Luis, el Concilio Vaticano II no se planteó como concilio dogmático, pero contiene dos constituciones dogmáticas. Además, aunque un concilio no quiera ser infalible, lo es cuando establece una verdad de Fe. Por ejemplo, cuando el Concilio Vaticano II establece que en la ordenación episcopal se recibe plenamente el sacramento del orden y que no se trata, como se creía anteriormente, que la consagración episcopal era un simple complemento del presbiterado.
"El magisterio, -a pesar de que una errónea desviación exegética que tiene unos cuantos años lo considere fuente autónoma-, no es fuente de la Revelación; así lo afirma el propio Concilio Vaticano II"
satisfecho? Es lo mismo que dice Hermenegildo, en efecto.
Lefebvre fue un verdadero hombre de Dios, y pasará a la Historia de la Iglesia, como uno de sus más grandes obispos.
Laus Deo Virginique Matri.
¿Sabía usted que el Cardenal Castrillón Hoyos dijo que la FSSPX no es un cisma, muchísimo antes del levantamiento de las excomuniones (las cuales nunca existieron por cierto, toda vez que Monseñor no tenía intención csmática)? ¿Sabía usted todas estas cosas' Me parece que no, y por eso le solicito, en mi simple calidad de estudiante de 18 años, que NO HABLE DE LO QUE NO SABE, por favor, que desorienta a mucha gente.
¿Es que son tan ciegos que no ven que está todo arruinado por causa del modernismo? ¿Es que no ven los seminarios vacíos, los curas pedófilos, los laicos dando la Sagrada Comunión, la protestantización del culto que es la Misa moderna? ¿Es que no ven a los Obispos haciendo y enseñando barbaridades, callando ante ellas, como perros mudos?
Realmente no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Y por cierto, vistas las desazones que se está llevando el papa con la famosa FSSPX, si queda algo claro es que el "santo Arzobispo Católico" respondió con inaudita soberbia y, por cierto, de manera muy poco tradicional, al post Consilio, causando así no menos sufrimiento, daño horroroso y tremendo a las almas.
Sobre todo, me encanta la lógica interna de Esteban, que estigmatiza la "pretendida superioridad espiritual (que no es más que soberbia", supongo que desde una infinita humildad y modestia y una verdadera superioridad espiritual.
Alguno: por favor, modera tu tono. Ya sé que la juventud es efervescencia, pero por mucha razón que tengas, y la tienes, no puedes "cargarte al mensajero". Te lo digo porque yo mismo he padecido la "ira de los lefebvristas" y rectifiqué de unas posiciones imprecisas e hirientes para vosotros.
Mi consejo personal: nunca escribas "en caliente", porque tu mensaje no pasa con ira, sino con dulzura y con razón.
La Iglesia de 2009 no es la 1949 y esto es una verdad objetiva lo diga Agamenón o su porquero.
Para no dar lugar a equívicos mi presupuesto lo he basado en lecturas totalmente ajenas al tradicionalismo cismático y al modernismo posconciliar.
El cardenal Ratzinger no fue responsable del engaño, pero sí conoce bien las circunstancias en las que tuvo lugar.
En cuanto llegó a la Sede de Pedro convocó a monseñor Fellay. Y en cuanto ha sido posible hacerlo, ha levantado las excomuniones sin que ninguno de los obispos excomulgados haya variado un ápice su posición.
¿Solicitud paternal? Sí, pero también que el Papa Ratzinger es un hombre justo y sabe que en 1988 hubo en la Curia quien buscó la ruptura con malas artes. Monseñor Lefebvre, al menos, fue siempre por derecho.
Por cierto, que si tenemos hoy el Motu Proprio es gracias a esas consagraciones de monseñor Lefebvre (que obligaron a crear Ecclesia Dei), y gracias a la perseverancia de los cuatro obispos (que pusieron como condición para negociar, no una condición para sí ni para su congregación, sino para toda la Iglesia: que se liberalizase la Misa tradicional).
No hace falta ser inspector de zócalos para ver a la legua que los tuyos están sucios y resquebrajados.
Esa cosa que pretende ser un latinajo insultante es de risa. El verbo reservare rige dativo. No es lectura, erudito don luis, es "lectio". Con lo que del "ad inferiores mentes reservata lectura" tuyo, tenemos que pasar a "inferioribus mentibus riservata lectio" No está mal la cosa macarrónica tuya, mente superior.
Opine sobre la cita de Congar, sobre la hermenéutica de la continuidad, sobre la tradición.
Sume, no reste.
Creo que el blogger hace un juicio un tanto temerario. Por otra parte, sorprende que desde que el Papa levantó las excomuniones se hyaa puesto de moda arremeter sin compasión contra la FSSPX, cuando antes se la ignoraba. Ahora que el superior de la Fraternidad hace esfuerzos descnonocidos para el regreso a Roma, y los mismo Su Santidad, aparecen bloggerse como setas dispuestos a lapidarlos, tal como lamentó el Papa en su carta a los Obispos sobre el particular.
- Tengo la duda de que esta actitud, de la que participan no pocos clérigos -como en este caso- tenga más que ver con la defensa del Reinado Social de Cristo, la Misa tradicional y otras cuestiones inherentes a la Tradición defendidas por los lefebvrianios. Y antes de que nadie se lance, ni la Misa tradicional, ni la Soberanía Social de Cristo, ni la exclusividad de la Iglesia Católica como Iglesia de Jesús pueden rechazarse, ni han sido nunca derogadas. sencillamente porque no se puede.
Yo sumo porque denuncio que te equivocas sobre la Tradición
Sumo porque denuncio que mientes e intentas engañar diciendo que tu afirmación sobre la Tradición es la misma que la de Hermenegildo.
Sumo cuando muestro que no tienes puñetera idea de latín, que escupes unos latinajos macarrónicos para insultarme que no son de recibo, que nadie debe leerlos.
Sumo cuando denuncio que es miserable que un supuesto “profesor de ética” emplee este blog católico para insultarme. Sumo cuando denuncio que eres un sepulcro blanqueado y tienes los zócalos sucios y agrietados.
Tú no sumas porque con esos latinajos macarrónicos absurdos con que ensucias Infocatólica, demuestras tu ignorancia y tu ánimo de insultar. Tú restas.
Tú no sumas al presentarte como “profesor de Ética” y calificarme como “mente inferior” porque he denunciado que intentas engañar diciendo que es lo mismo lo que es muy diferente. Tú restas.
Una vez que han sido alzadas las dolorosas excomuniones y suena ya, tal vez, excesivo continuar llamando "cismáticos" a los lefebvristas, la nueva consigna es denostarlos continuamente con el mote de "soberbios", hagan lo que hagan o digan lo que digan. En este punto se ponen de acuerdo progres y conservadores.
El P. Mateo nunca pierde ocasión de arrear una "puñaladita" a la Fraternidad. ¿Pertenece Vd. por casualidad al Opus Dei, padre?
De hecho, no sé qué pinta un sacerdote haciendo juicios tan ligeros, tan escasos de fundamento y despectivos sobre hermanos suyos. Claro que a lo mejor considera más hermanos a los protestantes que a los tradicionalistas...
ES muy cierto que Mons.Lefebvre se negó rotundamente a consagrar obispos pues conocía el derecho canónico y el precedente de las consagraciones chinas.Pero pesó el terrible clima de cisma que se vivía y se vive ahora también dentro de la fraternidad dividida en tres partes:1)sedevacantistas,Williamson 2)aperturistas a Roma en donde claramente se ubica Fellay 3) los que prefieren el statu quo hasta que las cosas se aclaren en un futuro mediato,De Mallerais y Galarreta.Si siguen cualquiera de las dos primeras la Fraternidad se quiebra si o si.Por eso tratan de alargar las cosas,lo que me parece un error grave.Han sido muy inteligentes los discípulos de Castro Mayer,el otro excomulgado que paradójicamente no se cita en este artículo no si será porque era sudamericano.Pero han confiado en la Iglesia y la Iglesia confió en ellos y creo que hoy la Diócesis de Campos es un ejemplo de trabajo conjunto y de convivencia entre los dos grupos aparentemente antagónicos en una zona difícil como lo es Brasil estableciéndose una perfecta armonía.A esto se suman otros grupos conocidos como el Buen Pastor,los redentoristas de Escocia y el Oasis de Jesús Sacerdote en España.Habría que seguir por el camino de lo que se ha hecho bien que no fue para nada poco.
Creo que Fernando de Argentina nos podría comentar el caso de Radio Cristiandad en ese país, que ha hecho correr algún que otro riachuelo de tinta.
Palabras tan duras no se escuchan hoy en boca de clérigos como Vd. contra cismáticos orientales o protestantes. Sólo contra los lefebvrianos. Es, cuando menos, extraño.
Por cierto, los argumentos "ad hominem" me resbalan. Eso sí, en caso de que necesites recurrir a ellos para desahogarte, no te prives.
Aquilifer, no sea desubicado y no empañe causas que en vistas de su catadura moral, evidentemente lo exceden.
Si dices: "Juan más que tonto es una persona inteligente", siembras la duda sobre si Juan no tendrá algo de tonto o sobre si llegaste a pensar que lo era.
Si dices: "Luisa más que una amiga es una hermana para mí", Luisa no deja de ser una amiga.
Si dices: "El tango más que un baile, es un sentimiento, una filosofía, una religión", por más cursi que te pongas, el tango no deja de ser un baile.
Si dices: Esto “es, más que un desdoro, una condecoración” nos queda la duda de si no tendrá algo de desdoro.
En cambio, mi brillante propuesta: “Esto no es en absoluto ningún desdoro, sino, muy al contrario, motivo de aprecio” no contiene la más mínima ambigüedad.
No es, por tanto, una corrección de estilo, sino de significado. No te miro los zócalos, sino la aluminosis.
3. adv. comp. Denota idea de preferencia. "Más quiero perder el caudal que perder la honra".
1. ¿Cree usted que es posible que tras veintiún años de cisma y rebeldía siguen formando parte de la Iglesia?
2. ¿Se puede estar en comunión no plena o parcial con la Jglesia? Hace poco, el seis de julio, el obispo lefrebviano Tissier de Mallerais afirmó que “las discusiones no avanzarán a menos que Roma reconozca los errores que el Concilio ha traído a la Iglesia”.
3. ¿Se llamaría esto estar en parcialidad de comunión?
El obispo lefebvriano Bernard Fellay, superior de la Fraternidad, en el sermón de las ordenaciones sacerdotales del veintinueve de junio de 2009, dijo: “Estamos realmente sorprendidos por el alboroto generado por estas ordenaciones, mientras se ve a tantas almas sufrir, morir de hambre espiritual por no tener sacerdotes que les comuniquen la fe y la gracia que necesitan para vivir y salvarse. Siempre lo hemos dicho: después del decreto sobre las excomuniones apareció una nueva situación intermedia, y por tanto necesariamente imperfecta. Así, pues, exigir de repente una perfección canónica se parece a un médico, que tras haber aplicado un yeso a una pierna rota de una persona, le pida que corra seguidamente una carrera de cien metros. También nos conduce a pensar en mezquindad de quien, observando una mancha sobre el uniforme del soldado que está en medio del combate, se creería con deber de expresar su estupefacción… Aunque estos ejemplos expresan cierta imperfección canónica, estimamos que, ante Dios, siguiendo a Monseñor Lefebvre, estos actos están perfectamente justificados por la situación en la que se encuentra la Iglesia. También se justifican por las injusticias que hubo al inicio de esta situación, como la supresión injusta de la Fraternidad, la cual seguimos considerando como existente. Sí, queridos fieles…”
4. ¿Es esto también muestra de algún grado de comunión con la Iglesia o no la hay en absoluto?
5. ¿Son válidas estas ordenaciones?
6. ¿Es Bernard Fellay un obispo de la Iglesia?
Gracias. Saludos.
- Forman parte de la Iglesia Católica, pero no en plena comunión al no aceptar la jurisdicción del Romano Pontífice. La comunión se da en la fe y los sacramentos, pero no en la obediencia en la jurisdicción. No están en situación de herejía pues, evidentemente, el Vaticano II no definió ningún nuevo dogma.
- Se puede estar en comunión no plena, como es el caso de Iglesias de oriente y confesiones cristianas. Se debe avanzar a la plena comunión.
- El lenguaje de Fellay y su disposición manifiestan un progreso hacia esta plena comunión. Tissier de Mallerais presenta una actitud inaceptable. El Concilio no ha traído ningún error sino una mala interpretación del Concilio. El Concilio debe entenderse a la luz de la tradición entera de la Iglesia.
- Las ordenaciones son válidas. Si hay una plena incorporación a la Iglesia no hay necesidad alguna de una reordenación.
- La Iglesia nunca ha cuestionado la validez de la consagración episcopal de Fellay y de los otros tres obispos.
- Es tiempo de curar y cerrar heridas, no de reabrilas, pero para curarlas hay que examinarlas bien.
Esta confusión suya se evidencia cuando analoga la situación de los lefebristas con cismàticos que sì no aceptan la jurisdicción del Romano Pontífice.
Para que haya desconocimiento de la jurisdiccion, Monseñor Lefebvre debería haber asignado missio a los obispos. De hecho, nunca lo hizo ni ellos se la han arrogado, no son obispos con jurisdiccion asignada, estàn literalmente en el aire. Sí habrìa desconocimiento de la jurisdicción, dicen los canonistas, si por ejemplo los obispos pretendieran asumir sedes.
Con el criterio amplio suyo, que interpreta como no aceptar la jurisdicciòn del Papa cualquier acto de desobediencia, los obispos austrìacos, que objetaron el nombramiento de un obispo y escribieron al Papa que en adelante monitorizarìan los nombramientos, también habrìan incurrido en desconocimiento de la jurisdicción. Y ni hablar de los episcopados que al tiempo de la Humanae Vitae no aceptaron su doctrina. Serìan todos cismaticos, por desconocer la doctrina pontificia.
Hay dos pesos y dos medidas y me parece que no ha estudiado suficientemente el tema.
1. De la supuesta "ruptura" de la Hermandad se viene hablando desde el día siguiente de las consagraciones episcopales. No se crea que el "malo" fue siempre Williamson. A lo largo de estos 21 años, se le ha atribuido ese papel a cada uno de los obispos, casi por turno.
2. Por lo que hace a la esencia del problema, Williamson habría sido el preferido por las autoridades vaticanas para llegar a un acuerdo, pero lo hace imposible su peculiar personalidad y sus salidas de tono en asuntos ajenos al problema de fondo. Esto sorprenderá a muchos, pero como digo a veces se opina desde una ignorancia profunda de la realidad.
3. Entre Fellay y Tissier no hay diferencias abismales. Fellay es el superior de la Hermandad y el responsable de las negociaciones. Tissier, no. Tienen responsabilidades distintas. Se censura hoy en Tissier "el malo" cosas que decía ayer Fellay "el bueno". Lo que pasa es que uno lleva la negociación "política", y el otro orienta el futuro diálogo doctrinal.
4. Muchos hablan de la Hermandad como si los obispos de la Hermandad fuesen tres, y no cuatro. Y en eso demuestran lo poco que saben.
5. La Hermandad jamás aceptará el Concilio Vaticano II sin más. Ninguno de los cuatro obispos. Todo lo más, como en 1988, una fórmula ambigua, tipo "a la luz de la Tradición": significará una cosa para unos (rechazar del Concilio lo que juzgan malo por ser contrario a la Tradición) y otra para otros (todo el Concilio es bueno, si se lo interpreta a la luz de la Tradición). O todo lo más, una clarificación sobre lo nuevo del Concilio, en la que el Papa diga que lo que dice el Concilio en los puntos conflictivos (eclesiología, ecumenismo, libertad religiosa) quiere decir lo contrario de lo que evidentemente dice y todo el mundo en 1965 entendió que dice (obrando en consecuencia).
Le agradecería me precisara, entonces, por qué hace residir el desconocimiento de la jurisdicciòn papal en el nombramiento de los obispos. No ha sido asì durante la experiencia milenaria de la Iglesia. Siempre se entendiò que sòlo se conformaba el desconocimiento de tal jurisdicción cuando se asignaba o usurpaba una sede diocesana. De hecho, es la interpretaciòn del cardenal Castillon. Pero me interesarìa que profundizara el concepto.
Yo entiendo que a la Fraternidad, por desgracia, se la ha tachado injustamente de cismática, para alejar a los fieles de la Misa Tridentina (la Misa de la Iglesia). Se puede observar muy claramente como la Misa Tridentina después de la aprobación de Novus Ordo fue sencillamente "hechada a un lado".La Fraternidad no consintió en ello. Y posteriormente vinieron todas las calumnias, y en especial a la Fraternidad, a cualquiera que quisiera oir la misa Tridentina exclusivamente
"Los seminaristas: Eran 4.536, en 1966; 784 en 2005; 764 en 2006; 756 en 2007; y 740 en 2008. Diócesis como Pamiers, Belfort, Agen, Perpignan, etc. no tienen ningún seminarista.
Ordenaciones: Después de de la brutal caída en los años siguientes al Concilio (825 ordenaciones diocesanas en 1956 y 99 en 1977) ha habido últimamente 90 en 2004, 98 en 2005, 94 en 2006, 101 en 2007 y 98 en 2008".
Y otro dato interesante sobre el peso de la Tradición: "El peso moral del tradicionalismo es muy importante en Francia: Con 388 lugares de culto dominicales, es decir más de cuatro por diócesis (204 "autorizados" y 184 atendidos por la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) y sus comunidades amigas ("lefebvristas"), la sensibilidad tridentina, considerando todas sus tendencias, representa el equivalente de dos diócesis francesas de importancia media. Además de los lugares de culto, dispone de una red importante de escuelas no concertadas (sin subvención), que son un vivero de vocaciones. Los sacerdotes que celebran la Misa de San Pío V son de 250 a 300 (150 FSSPX) de edad media muy inferior a la de los sacerdotes en activo.
Los seminaristas por el modo extraordinario eran 160 (de los cuales unos cuarenta de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X) en 2008-2009 frente a 740 seminaristas diocesanos.- En uno o dos años, un seminarista de cada cuatro lo será del modo extraordinario. Ordenaciones: en 2009 se han ordenado por el modo extraordinario 15 sacerdotes franceses ( de los cuales 6 eran de la FSSPX).
La "tasa de fecundidad sacerdotal" del medio tradicionalista es idéntica a la del catolicismo francés de antes del concilio". Frase añadida por mí: "Les guste o no les guste" xd
“No tengo intención alguna de consagrar un obispo… Si yo desaparezco antes de que la Iglesia haya triunfado como lo ha hecho siempre, se encontrarían en todo el mundo, estoy seguro, obispos suficientes para ordenar a nuestros seminaristas… Si mi obra es de Dios, Dios sabrá guardarla…”.
Por cierto, me alegra saber que le divierto.
Es público y notorio, porque él mismo lo dijo, que lo que hizo cambiar de opinión a monseñor Lefebvre fue, sobre todo (aunque había habido otras cosas previas) el acto de Juan Pablo II en Asís en 1986.
El libro-entrevista con José Hanu se publicó en 1977. Todavía a mediados de los 80, la Hermandad de San Pío X no consideraba la idea de una consagración episcopal.
Pero en 1986, ante lo sucedido en Asís en el acto en el que Juan Pablo II convocó a todas las religiones (incluida la logia masónica Bnai B'rith) y donde pudieron verse incluso estatuas de Buda encima de un sagrario, monseñor Lefebvre y monseñor Antonio de Castro Mayer (emérito de Campos, Brasil) escribieron una carta pública de protesta al Papa.
Antes de eso, habían contactado con decenas de cardenales y obispos pidiéndoles que se posicionaran públicamente ante lo que iba a suceder. Recibieron el apoyo privado de muchos, pero un absoluto silencio público. Fue entonces cuando hablaron de consagrar obispos que aseguraran la continuidad de la obra.
En cualquier caso, no tiene sentido pasar de la entrevista con José Hanu en 1977, a la consagración de cuatro obispos en 1988, como si hubiese habido un cambio de opinión repentino (pasaron once años) e inexplicado (la explicación, insisto, se comparta o no, fue pública). Por medio hay un protocolo de acuerdo en el que el cardenal Ratzinger y monseñor Lefebvre pactaron la consagración de un obispo, acuerdo que, nada más firmarse, "alguien" boicoteó en la Curia para forzar a monseñor Lefebvre a hacer lo que hizo.
Monseñor Lefebvre, formado en el magisterio de la Iglesia anterior al Concilio, concedía mucha importancia y gravedad a los gestos ecuménicos. Consideraba que conducían directamente al indiferentismo religioso.
Los primeros años del Pontificado de Juan Pablo II fueron especialmente ricos y variados en ese tipo de gestos, algunos insólitos. El más importante, y de máxima repercusión mundial, fue Asís. En la Iglesia produjo un terremoto, y no sólo por la reacción de monseñor Lefebvre. También en la Curia. Aunque formalmente ha seguido existiendo, ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI lo han querido repetir nunca con el estilo y las formas que entonces revistió.
Ése fue el contexto.
Y le aclaro, que el factor detonante de las Consagraciones Episcopales de 1988, fue precisamente el "encuentro ecuménico de Asís" donde de una manera escandalosísima, se puso a todas las religiones como si fueran iguales, y se prestaron las sagradas dependencias del monasterio franciscano para cometer toda clase de inmundas idolatrías... yo creo, sr Joaquín que:"Esto es suficiente para mirarlos al menos con cierta prevención." Gracias a Dios que nuestro amado Papa Benedicto no ha vuelto a hacer cosas iguales a ese horrendo "encuentro" y por eso mi corazón de "cismático" se llena de emoción y dice Ad multos annos Sancter Pater!!!!!!
Que nos dure muchos años!
Hay que dejar un poco esta historia en blanco y negro y percibir los matices.
Hay un Papa (Montini) que recibió a Lefebvre diciendole con brusquedad "Usted quiere mi lugar", completamente engañado por la Curia.
"Nuestro interconfesionalismo nos valió la excomunión recibida en 1738 por parte de Clemente XI. Pero la Iglesia estaba seguramente en el error si es cierto que el 27 de octubre de 1986 el actual Pontífice ha reunido en Asís a hombres de todas las confesiones religiosas para rezar juntos por la paz ¿Y qué buscaban nuestros Hermanos cuando se reunían en los templos sino el amor entre los hombres, la tolerancia, la solidaridad, la defensa de la dignidad de la persona humana, considerándose iguales por encima de los credos políticos, los credos religiosos y los colores de la piel?”.
Ahí ven la mentalidad que ha hecho que las personas piensen que la Iglesia es como cualquier otra secta o idolatría, y que es una simple ONG "al servicio del hombre". Esto no lo soporta mi corazón de "cismático" y por eso protesto, y por mil razones más también, dolorosamente hay muchas razones para protestar.
Durante el año de conversaciones entre junio de 1987 y mayo de 1988 en que se firma el preacuerdo, el cardenal Ratzinger nunca planteó una retractación por parte de monseñor Lefebvre, sino sólo una solución canónica como la que se consiguió alcanzar.
Sólo al día siguiente de firmarse el protocolo de acuerdo se plantea la necesidad de una retractación, al tiempo que se le pide a la Hermandad de San Pío X que en la iglesia de San Nicolás de Chardonnet de París (simbólico y poderoso foco de irradiación de la misa tradicional) se celebre la misa nueva.
A eso hay que añadir que el Vaticano rechazaba sin alternativas todas y cada una de las propuestas de obispos que hacía la Hermandad de San Pío X. La razón de ser del acuerdo, que era consagrar un obispo con permiso del Papa y aceptado por la Hermandad (no necesariamente miembro de la misma) seguía en el aire cuando llegaron las dos peticiones antedichas.
Monseñor Lefebvre decidió entonces seguir adelante, sintiendo que le estaban tomando el pelo.
Sin duda el cardenal Ratzinger no actuó así a iniciativa propia. Lo confirman sus actos posteriores, y más sus actos como Papa. Tampoco había nadie en la Curia con autoridad para imponerle esa forma de actuación al prefecto de la Doctrina de la Fe y encargado de las negociaciones, salvo el mismo Papa.
Así que probablemente quienes no querían bajo ningún concepto un acuerdo de la Hermandad con Roma, apretaron el acelerador en esos días de mayo de 1988 al ver que el acuerdo llegaba, y "convencieron" a Juan Pablo II de que había que imponerle a monseñor Lefebvre unos peajes de los que nadie había hablado hasta entonces.
He puesto "convencieron" para no poner "amenazaron". Se comentó entonces que los obispos franceses (al menos los que contaban algo en la Curia vaticana) habían dicho al Papa que si monseñor Lefebvre entraba por una puerta, ellos saldrían por otra. Esa condición, tan parisina, sobre San Nicolás de Chardonnet indica algo.
Esas insinuaciones sobre profanaciones hechas por los Obispos de Roma están bien para los "teólogos" de la liberación y protestantes (habituales difamadores de los Papas) , sorprenden en quienes dicen defender la Tradición. Me uno a tu oración para que el Señor conceda muchos años de pontificado a S.S. Benedicto XVI, al que ya puede considerarse uno de los grandes Potífices de la historia.
Monseñor Lefebvre, si bien inadecuadamente cuando rompió con Roma al ordenar si las legítimas dimisorias cuatro obispos, puso de manifiesto todo el marasmo del Postconcilio, que aún hoy continua. Y, si no, no hay más que ver cómo comulga la gente en Misa, cómo se "revisten" -por así decir- algunos presbíteros y cómo se inventan muchas partes de la Misa, introduciendo poesías y oraciones a su saber y entender y aparcando las oraciones que son de toda la Iglesia.
A este problema quiere hacer frente el Papa actual, que quiere poner la Litrugia, supremo encuentro con Cristo, como centro de la vida de los cristianos, que hoy, por desgracia, en muchos casos, dejó de serlo.
Para ello, se ha decidido a extraer de la antigua Liturgia de la Iglesia los elementos que dginifiquen -aún más, claro, al Liturgia del Novus Ordo es dignísima, como no podía ser menos, ¿a qué sí, Alguno?-, que hagan que los fieles, como hombres y "animales" icónicos que son, vuelvan a vibrar y sentir fuego en el corazón en Misa, como ocurrió con los de Emaús.
Y, para ello, necesita imperiosamente contar con quienes cotidianamente celebran la Misa en la Liturgia de San Pío V o de Juan XXIII, como queramos llamarla. Sin ellos, sin su concurso y auxilio, será muy difícil volver a poner la Misa en el centro de la vida del cristiano. Cuanto más necesario en un mundo moderno que abjura de Dios. En ese contexto poco valdrá un cristiano que no tiene la Eucaristía como centro de su vida, aunque la frecuente.
Y uno de los grupos que celebran cotidianamente esta liturgia es la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, los seguidores de Lefebvre.
Pero, no nos torzamos de cuál es el problema. El problema no es Lefebvre ni sus seguidores. Ellos, aun con su gran equivocación, pusieron de manifiesto el gran mal de la Iglesia: el intento de adaptarse a la mentalidad del mundo moderno, que no está centrada en el Dios Omnipotente y Su Gloria, sino en el hombre, entendido, no como hijo de Dios, sino como ser autónomo que puede hacerse y contruirse sin Dios o, incluso, en contra de Dios.Y los que así piensan son muchos en la Iglesia: catequistas, sacerdotes, muchos que van a Misa. Esta gente es el auténtico problema y no la FSSPX.Aunque ésta esté fuera de la Iglesia y los otros dentro. Al menos, de nombre.
Usted ha pretendido desacreditar a Monseñor Lefebvre citando unas declaraciones suyas. Pues bien, voy a ponerle aquí algunas otras citas de sucesores de Pedro, y le voy a formular una pregunta si me lo permite:
"Que se deba separar el Estado de la Iglesia es una tesis absolutamente falsa y perniciosísima. Fundada en efecto en el principio de que el Estado no debe reconocer ningún culto religioso, esa tesis es antes que todo gravísimamente injuriosa para Dios; en efecto, el Creador del hombre es también el Fundador de las sociedades humanas. Nosotros le debemos encontes no solamente un culto privado, sino un culto público y social para honrarle". San Pío X.
"Así, una tal libertad pone en el mismo piso la verdad y el error, la fe y la herejía, la Iglesia de Jesucristo y cualquier institución humana; ésta establece una deplorable y funesta separación entre la sociedad humana y Dios; y termina en fin en las tristes consecuencias como son el indiferentismo de Estado en materia religiosa o, lo que es lo mismo, su ateísmo". León XIII
Y podía continuar mucho tiempo con citas similares de diversos pontífices. Ahora, padre Joan Antoni, basándome en su misma táctica de incluir citas, yo le pregunto: si el liberalismo ha sido repetidamente condenado por la Iglesia (usted lo sabe de sobra), ¿cómo es posible que la Iglesia posconciliar acepte de tan buena gana y bendiga los regímenes liberales?
Respecto a sus preguntas le diré que el Magisterio Pontificio de la Iglesia emanado después del Concilio Vaticano II en ningún texto acepta de buen grado el liberalismo anteriormente condenado ni bendice los regímenes liberales. Sigue en pie la condena del indiferentismo del Estado y más aún del Ateísmo del estado.
Sobre las relaciones de la Iglesia y el Estado hay que tener en cuenta aquella sabia máxima latina que dice "Distingue tempora et concordabis iura". En la organización práctica de la Ciudad Terrenal los católicos debemos mantener los principios inmutables de la fe y también ser posibilistas. En las circunstancias actuales donde nos hallamos a menudo en sociedades no católicas habría que mantener lo que afirma un autor católico de probada autoridad. Dice: "Dans les cités où une grande partie de citoyens ne professent pas la foi catholique ou ne connaissent même pas le fait de la Révélation, le Pouvoir civil non-catholique doit, en matière de réligion, se conformer du moins aux préceptes de la loi naturelle. Dans ces conditions, ce Pouvoir non catholique doit concéder la liberté civile à tous les cultes qui ne s'oppossent pas à la réligion naturelle. Cette liberté ne s'oppose pas alors aux principes catholiques, étant donné qu'elle convient tant au bien de l'Eglise qu'à celui de l'Etat. Dans les cités où le pouvoir ne professe pas la réligion catholique, les citoyens catholiques ont surtout le devoir d'obtenir, par leurs vértus et actions civiques gràce auxquelles, unis à leurs concitoyens, ils premeuvent le bien commun de l'État, qu'on accorde à l'Eglise la pleine liberté d'accomplir sa mission divine... les citoyens catholiques doivent s'efforcer à ce que l'Eglise et le Pouvoir, bien qu'encore séparés juridiquement, se prêtent una aide mutuelle bienveillante". ¿Está usted de acuerdo con este texto? Yo creo que la doctrina del Vaticano II y su posterior desarrollo en el Magisterio después del Concilio van por este camino, fiel a la Tradición y realista con los tiempos duros que nos tocan vivir.
De ahí, con la connivencia -insisto- de la inmensa mayoría de prelados españoles, pasamos a la situación actual, a un sistema liberal, ateo, relativista, materialista, y, por lo tanto, enemigo de la Fe católica, a la cual combate en ocasiones de forma evidente, en ocasiones de forma subrepticia.
Padre Joan Antoni, no me sirve el texto que usted nos propone, ya que en España fue la propia Iglesia posconciliar (salvo honrosas excepciones) quien nos trajo el ateísmo de Estado.
Dice usted: "La Iglesia nunca ha cuestionado la validez de la consagración episcopal de Fellay y de los otros tres obispos."
¿Por qué, entonces, en el Motu Proprio "Ecclesia Dei", el Papa habla de ilegitima ordenación y de acto cismático?
CARTA APOSTOLICA
"ECCLESIA DEI"
DEL SUMO PONTIFICE
JUAN PABLO II
EN FORMA DE "MOTU PROPRIO"
1. La Iglesia de Dios con gran afflicción ha tenido conocimiento de la ilegítima ordenación episcopal que el arzobispo Marcel Lefebvre confirió el pasado 30 de junio, de forma que han resultado inútiles todos los esfuerzos realizados desde hace años para asegurar la comunión da la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, fundada por el mismo reverendísmo monseñor Lefebvre, con la Iglesia. En efecto, para nada han servido esos esfuerzos, tan intensos de los meses pasados, con los que la Sede Apostólica ha manifestado paciencia y comprensión hasta el límite de lo posible.
2. Esta tristeza la siente de modo especial el Sucesor de Pedro, el primero a quien corresponde tutelar la unidad de la Iglesia, por muy pequeño que sea el número de las personas directamente implicadas en estos sucesos, ya que cada hombre es amado por sí mismo per Dios, y ha sido redimido por la Sangre de Cristo, derramada en la cruz por la salvación de todos.
Las particulares circunstancias, objetivas y subjetivas, en las que se ha realizado el acto del arzobispo Lefebvre, ofrecen a todos la ocasión para reflexionar profundamente y para renovar el deber de fidelidad a Cristo y a su Iglesia.
3. Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia gravísima y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia - que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano - constituye un acto cismático (3). Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el reverendísmo mons. Lefebvre y los sacerdotes Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, han incurrido en la grave pena de excomunión prevista por la disciplina eclesiástica.
4. La raíz de este acto cismático se puede individuar en una inperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que - como enseña claramente el Concilio Vaticano II - arranca orginariamente de los Apóstolos, "va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón, cuando conprenden internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad".
Saludos.
Para Pedro I: En los sacramentos se distingue "validez" y "licitud". Las consagraciones de Mons. Lefevbre fueron ilícitas pero válidas. Los obispos por él consagrados son verdaderos obispos. La prueba: si se sitúan en la plena comunión no será necesario "re-consagralos".
Saludos
Poco me importa la procedencia del texto: si no estoy de acuerdo, no estoy de acuerdo lo escriba quien lo escriba. Quizás como norma general sí podría aceptar las recomendaciones que el texto propone para los católicos cuando el poder civil bajo el que se encuentran sea no católico, pero repito que en el caso concreto de España no lo acepto en ningún caso, ya que en nuestro país fue la propia Iglesia (o más bien, las más altas instancias de la misma) quien propició el desmantelamiento del Estado católico para sustituirlo por un Estado ateo y hostil a la Fe. Si hoy en día el poder civil en España es no católico (quizás habría que decir anticatólico) es en buena medida por el apoyo casi unánime de los prelados españoles al proceso de destrucción del Estado católico durante la horripilante Transición-Traición.
Gracias.
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, "Divini Redemptoris" que condena el "falso misticismo" de esta "falsificación de la redención de los humildes"; GS 20-21).
677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el Cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).
En estos tiempos decisivos la unión con el Papa, Vicario de Cristo, será, como siempre es, fundamental. ¿Nos acercamos a estos tiempos?
Quería preguntarle: con todos los respetos, ¿por qué razón o razones de fe, cree que la figura del Papa estaría excluido de lo anterior?, ¿tenemos alguna verdad de fe que nos lo diga?
Me interesa mucho su respuesta. Gracias.
Muchas gracias por sus respuestas en un asunto tan delicado.
De sus palabras, deduzco que la seguridad al respecto no es absoluta, que no se trata de un dogma de fe ni nada parecido; de lo que podemos tener certeza absoluta es de que continuará, a Dios gracias, la Iglesia hasta la Gloriosa Venida de Cristo.
Estaba interesada en el tema porque me ha extrañado mucho la última encíclica; la verdad es que no me ha gustado el que se apoyase la globalización y todas las medidas con las que los gobiernos intentan implantarla, las cuales considero muy negativas para las condiciones de supervivencia de la población.
El tema es delicado pero creo que, en honor a la Verdad, y al Evangelio, tampoco puede rehuirse.
En cualquier caso, lo fundamental para evitar ser engañado, es vivir auténticamente el Evangelio.
"cuando habla ex cathedra, esto es, cuando, ejerciendo su cargo de Pastor y Doctor de todos los cristianos, en virtud de su Suprema Autoridad Apostólica, define una doctrina de Fe o Costumbres y enseña que debe ser sostenida por toda la Iglesia"
Es decir que el Papa no goza de infalibilidad cuando da un discurso o escribe una encíclica. Debemos creer con asentimiento religioso lo que él nos señale,y se puede cuestionar si alguien nos señala razones para decir que está equivocado. Por ejemplo si el Santo Padre dice: "creo que mañana va a a hacer frío" evidentemente no está usando infalibilidad, tampoco cuando escribe una encíclica.
Yo no puede saber si se está cerca, pero sí veo que vamos a peor en progresión galopante.
Sobre el tema el Juicio final hay un muy interesante sermón del Santo Cura de Ars (en audio); está en lapuertaangosta.blogspot.com, del día 5 de julio pasado.
Creo que tenemos que estar muy preparados porque quizá ya no nos quede mucho tiempo. Ya no podemos aplazar la entrega radical que nos pide Jesucristo. No vaya a ser que cuando nos llamen a la otra vida, todavía no hubiéramos dado ese paso.
De todas maneras, si quiere haber "discusiones", y las habrá, tanto la Curia como los cuatro obispos deben acercar posturas, porque no son cada uno de otro planeta.
El Papa llama a una 'Hermenéutica de la continuidad' y ellos a que se aclaren puntos. Es pues de rigor que esa hermenéutica sea definida, y los puntos en conflicto aclarados. Ya se ha dicho que ellos no son el problema, pero que lo señalan claramente, y eso en algunos sectores, que solo buscan "hacer carrera", se quedan aterrados frente a esa proposición.
El Papa, sin embargo, ha puesto la primera piedra, y él o su sucesor (temo más bien lo segundo) tendrá que coger ese toro por los cuernos. Sin prisa, ya se sabe que las cosas de palacio van despacio, pero sin pausa tampoco.
Por cierto, padre. Vi su entrevista sobre demonología en Visión Católica TV. Nada mal, nada mal ;)
Protestarán los fieles de la FSSPX que aquí escriben por suponerles no integrados o no pertenecientes a la Iglesia Católica, pero lo cierto es que objetivamente falta aún la comunión plena y visible con Roma, que es Piedra y Fundamento de la Santa Iglesia Romana desde Cesarea de Filipo.
No veo nada que merezca la fustigación pública en el artículo del Dr. Joan Antoni, salvo, quizás, un tratamiento falto de cercanía de la cuestión, planteándolo conforme a datos objetivos y fríos tomados de los libros consultados expuestos aquí, que excluyen una consideración más cordial de un problema como éste, y lo enfocan de forma más teórica y canónica.
La mayoría de críticas al artículo de D. Joan Antoni se han centrado en la consideración por parte de éste de la consagración de 1988 FSSPX como acto cismático, acarreándole todo tipo de adjetivos. Los fieles de la FSSPX saben mejor que nadie que existe una distinción entre acto cismático material y acto cismático formal, y si bien para que exista cisma es preciso que el acto cismático tenga intención verdaderamente cismática (acto cismático formal), lo cierto es que, objetivamente y conforme al Código de Derecho Canónico, Mons. Lefébvre cometió un acto cismático material que hizo depender el juicio sobre el presunto cisma a partir de ese momento de la intención de las personas incursas en la excomunión ferendae sententiae dictada por Roma tras el acto ilícito de consagración de los 4 Obispos, más Mons. Antonio de Castro Mayer.
Hay que tener en cuenta lo que dice el Canon 1321, 1: "Nadie puede ser castigado por la comisión de un acto externo de violación a una ley o precepto, a menos que sea gravemente imputable por razón de malicia o culpabilidad".
Es cierto que Mons. Perl afirmó que la FSSPX no es un cisma. Y no sólo él, alguno, sino que incluso el propio Card. Castrillón Hoyos antes del documento oficial de Ecclesia Dei fechado en 23 de mayo de 2008 declarando oficialmente que la FSSPX no estaba en cisma FORMAL, también lo afirmó repetidamente. Por tanto, podemos asegurar que la FSSPX no está en cisma FORMAL.
El mismo Card. Ratzinger siendo prefecto de la Congr. Para la Doctrina de la Fe revocó una excomunión dictada por el Obispo de Hawaii contra unos fieles de la FSSPX por el simple hecho de ir a las misas de la FSSPX. Ratzinger afirmó que dichos fieles no estaban excomulgados porque su intención al acudir a las Misas de la FSSPX no era cismática (ojo, referido sólo a los fieles).
Luis, alguno, Álvaro y otros afirman como prueba de que Mons. Lefébvre no quiso cometer ningún acto cismático el hecho de que no se dió la missio canónica al Obispo, ni los Obispos de Lefébvre pretendieron tener jurisdicción propia al margen del Ordinario del lugar.
Sin embargo, no es tan simple como decir que todos los que ven un cisma en la FSSPX son unos borricos. El simple hecho de realizar actos sacramentales sin permiso o consentimiento del Obispo del lugar, o con autorización de la Santa Sede implica que se discute la legitimidad de la jurisdicción de la Iglesia. Todos los Obispos y sacerdotes de la FSSPX, incluido el propio Mons. Lefebvre, han hecho esto, y esto no está bien. Sostener que la única doctrina católica es la impartida en la FSSPX y que Roma estaba en las tinieblas del Anticristo y no impartía doctrina católica no parece un acto muy en sintonía con la sumisión a Pedro.
El propio hecho de discutir la validez del Código de Derecho Canónico nuevo abunda en la intención cismática, puesto que si no se acepta el Código jurídico de la Iglesia vigente, que es perfectamente asumible, es que no se acepta la autoridad de Pedro.
Además, en EE.UU. la FSSPX implantó tribunales canónicos para dictar nulidades matrimoniales. Eso abunda en la intención cismática ejerciendo actos jurisdiccionales paralelos que discuten la jurisdicción exclusiva de la Iglesia Católica Romana en esta materia.
Por tanto, es una cuestión controvertida y que no puede despacharse con un “eres un ignorante”.
¿Cómo se resuelve, por tanto, este dilema? En mi pobre opinión, la clave está en que, efectivamente, hay miembros de la FSSPX que sí tienen intención plena cismática y otros que se reconocen en sumisión (si bien no obediencia plena) al Papa. De ahí la complejidad de la situación. Las conversaciones futuras entre Roma y la FSSPX aclararán esta situación.
En el curso de la discusión han salido algunas cuestiones colaterales que, aunque distraen la discusión, han de aclararse. Sobre el torpedeo de que fue objeto la FSSPX cuando se iba a alcanzar el acuerdo no puede dudarse, y tampoco puede dudarse de que la intención de Juan Pablo II y Ratzinger siempre fue la del entendimiento. Obsérvese que a la Fraternidad San Pedro, desgajada de la FSSPX cuando los acontecimientos de 1988, jamás se le ha obligado a celebrar la misa nueva ni a predicar doctrinas liberales, como se intentó obligar a la FSSPX. Esto indica dos cosas, de la que deben tomar nota ambas partes: alguien quería introducir la división entre Roma y la FSSPX y que el acatamiento a Roma y la plena comunión con Pedro no implican en absoluto la aceptación de doctrinas erróneas.
Aporta D. Joan Antoni un texto en francés del Card. Ottaviani, que, a mi modo de ver, es perfectamente asumible dentro de la ortodoxia católica, pues habla de forma general y refiriéndose a un Poder Civil no-católico, sin tener en cuenta las circunstancias políticas concretas de cada país, cosa totalmente lógica en un ensayo doctrinal de un Cardenal de la Curia romana.
Posteriormente, aparece uno de los tipos de afirmaciones sin fundamento que yo mismo he podido observar en numerosas publicaciones de la FSSPX: Álvaro objeta por ahí que “la Iglesia posconciliar acepta y bendice los regímenes liberales”, afirmación infundada a la que ha dado adecuada respuesta D. Joan Antoni, pues efectivamente, la Iglesia no se ha retractado de sus condenas decimonónicas al liberalismo, el indeferentismo, el naturalismo y el ateísmo por parte del Estado.
Y luego “alguno” arguye para justificar la repetida desobediencia al Papa por parte de la FSSPX que el asentimiento pleno al Papa sólo se le debe cuando habla ex-cathedra, carisma del que sólo se ha usado dos veces en toda la Historia de la Iglesia. Evidentemente, el sometimiento a Pedro debe ser pleno y permanente, y la discusión de su Magisterio debe ser lo excepcional, no la norma.
Luego sale Ana Vázquez por ahí preguntando por qué no se debería considerar al Papa como incluído en la impostura religiosa -o impostor él mismo- de que se habla en los núms. 675-677 (relativa al Anticristo, para los que no quieran leerse los mensajes anteriores) y dudando de que la sucesión petrina hasta el fin de los tiempos sea una verdad de Fe, cuestión totalmente ajena a la discusión, pero que debería resultar clara para un católico medio. Pedro es Fundamento de la Iglesia. Si no existiese Pedro, no existiría la Iglesia, en mi opinión. Pueden existir impostores, como cuando el cisma de Avignon (por cierto, buena fuente de contraste para el caso Lefébvre), pero siempre tiene que haber un Papa.
Y nada más. En fin, sólo quería aportar algún dato y arrojar un poco de luz en la medida de lo posible en un tema complejo como éste.
Laus Deo.
Le contesto, por alusiones, a su último comentario. Usted declara que la afirmación de que la Iglesia posconciliar bendice y acepta los regímenes liberales no tiene fundamento, según usted porque la Iglesia no se ha retractado nunca de la condena emitida contra el liberalismo. Bien, es cierto que dicha retractación no se ha producido nunca, al menos formalmente, pero sí en la práctica.
Sin ir más lejos, la jerarquía eclesiástica española durante la Transición-Traición aplaudió con la orejas la promulgación de la nefasta Constitución del 78, que reintrodujo en España el ateísmo de Estado. ¿O me negará usted que vivimos en un Estado ateo, un Estado que relega a Dios al último lugar del menosprecio? En aquel entonces ya se sabía que el cambio político acarrearía un proceso brutal de secularización y de degradación moral, y aun así la jerarquía eclesiástica dio su aprobación al texto constitucional ateo y enemigo de la Realeza Social de Ntro. Señor.
Coincido con que la institución de tribunales canónicos es algo muy grave, superior a la simple ordenación de obispos sin mandato, porque afecta la jurisdicción pontificia directamente, suplantándola. Pero desconozco detalles sobre el tema, y si la FSPX ha continuado con la pràctica.
Luis: cierto, no he entrado en las cuestiones doctrinales planteadas. Me parecen temas muy complejos en los que temo arrojar más confusión que luz. No se puede negar la intencionada ambiguedad de muchos textos del Concilio. Los temas controvertidos yo los reduciría a la libertad religiosa, la colegialidad y el ecumenismo. Con respecto al primero, y después de haber estudiado sólo un poquito el tema, creo que sí que se puede interpretar de forma perfectamente ortodoxa la Dignitatis Humanae, que, por otra parte, es una mera declaración conciliar sin rango dogmático, y por tanto, no debería haber ningún problema para ningún católico en aceptar que es un documento cuya comprensión ha de ser completada con todo lo expuesto en el Magisterio anterior, de rango superior.
La última noticia que tuve de tribunales canónicos de la FSSPX en EE.UU. databa de hace tres o cuatro años. Bueno, en realidad, como con todo este tema, es más complicado. Estos "tribunales" en realidad lo que hacen es revisar las nulidades matrimoniales concedidas por los Tribunales canónicos ordinarios, pues los tribunales de la FSSPX dicen que estas nulidades pueden ser inválidas. En cualquier caso, es claramente contravenir la jurisdicción de la Iglesia con intención cismática.
Otro punto que complica el diagnóstico es el hecho de que la FSSPX rechaza el actual código de derecho canónico. Dicen regirse solamente por el de 1917.
Estos hechos complican el dictamen sobre el estado real de la FSSPX, aunque podemos estar de acuerdo en que no están en cisma formal.
Pero en fin, coincido con Usted. Un gusto dialogar usando sólo la cabeza y no para embestir precisamente.
Toto corde
Los comentarios están cerrados para esta publicación.