Homílias al servicio de la fe y de la nueva evangelización
HOMILÍAS: AL SERVICIO DE LA FE Y DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Estos primeros días de septiembre tuve la ocasión de participar en el Congreso Mariológico y Mariano Internacional celebrado en Roma. En varias conferencias se puso en relieve la necesidad de buenas homilías para la formación de la auténtica devoción y piedad marianas de los fieles. Un relator comentó un informe sobre una encuesta hecha en una región italiana sobre el conocimiento que tenían los fieles de las enseñanzas de la Iglesia sobre la Virgen María y los resultados eran desalentadores. La causa: una deficiente acción homilética y catequética por parte de pastores que no profundizaban en su estudio y se limitaban a exponer generalidades sin preocuparse por su propia formación y la de los fieles que les habían sido confiados.
El Beato Juan XXIII, en su encíclica “Sacerdotii nostri primordia” con ocasión del primer centenario de la muerte del Santo Cura de Ars recordaba, a los sacerdotes en particular, que San Juan María Vianney, siempre dispuesto a responder a las necesidades de las almas, brilló como buen pastor, “procurando abundantemente a sus fieles el alimento primordial de la verdad religiosa” y durante toda su vida fue predicador y catequista.
Juan XXIII en este documento insistía en el trabajo ingente y perseverante que se impuso el Santo Cura de Ars para cumplir su deber de oficio de enseñar al pueblo de Dios, deber que el Concilio de Trento calificaba de “primum et máximum officium”.
Es fácil constatar que la única formación religiosa que reciben la inmensa mayoría de fieles se limita a la homilía dominical. Y no hay duda que una homilía bien preparada, atractiva, breve, clara, concisa y concreta, semana tras semana, año tras año, puede hacer mucho bien en la formación de la fe.
Un buen objetivo para el año de la fe sería, sin duda, trabajar para perfeccionar este magnífico instrumento de formación que es la homilía. Conozco algún párroco que, además de prepararlas con esmero, las publica en una hoja y las cuelga en su Facebook para que esté al alcance de todos sus feligreses y llegue no sólo a los que asisten a la Santa Misa.
Y, finalmente, unas buenas homilías, especialmente en circunstancias particulares donde participan muchas personas que habitualmente no vemos en la Misa dominical (funerales, bautizos, bodas…), pueden servir y mucho a la Nueva Evangelización.
Acabo con una pregunta que puede dar lugar a una interesante “conversación sobre la fe": ¿Qué piensa usted de las homilías que oye habitualmente?