Matrimonio, ¿ideal o real?
He recibido una interesante pregunta a mi sección “El Consultorio” de Catalunya Cristiana y he intentado darle respuesta en el limitado espacio de la columna. Lo comparto también con los lectores del blog.
MATRIMONIO, ¿IDEAL O REAL?
¿Cree usted que la propuesta cristiana de matrimonio es hoy una propuesta realista para nuestra sociedad? No niego que un matrimonio para toda la vida, fiel y constante en el amor es un bonito ideal, ¿pero quién lo vive? La realidad va por otro camino. Yo veo que hoy la mayoría ya no se casa, conviven mientras se avienen y, si no, lo dejan. ¿No cree que la Iglesia debería ir aceptando estas nuevas modalidades de convivencia?…
Hubo un filósofo, creo que Fitche, al que le objetaban que sus teorías iban contra la realidad. El respondía diciendo que “peor para la realidad”. Bromas aparte, es un asunto serio ser consciente de la tremenda distancia que a menudo existe entre lo que es y lo que debería ser.
Su argumentación me parece falaz. Imagine que la aplicamos a otro aspecto de la “realidad”. Mire, la propuesta cristiana por lo que respecta a la economía y a la política es una propuesta de honradez, transparencia y espíritu de servicio por encima de todo. Pero como constatamos que la realidad va por otro camino y que muchos viven así, parecería que la Iglesia debería ir aceptando la corrupción, la hipocresía y el abuso de poder como nuevas modalidades de vivir la economía y la política. Ya ve que no se puede argumentar de esta forma.
La pregunta pertinente es si la propuesta cristiana, la propuesta que nos hace el cristianismo, responde a la verdad y a las exigencias del corazón del hombre que aspira a una verdadera felicidad. ¿Si o no? Para los seguidores de Cristo no hay ninguna duda. Él tiene la razón y si seguimos sus caminos aseguramos una vida feliz y llena de sentido.
También le cuestionaría y mucho su afirmación según la cual la mayoría ya no se casa. Mire más allá, mire al mundo entero y verá que es todo lo contrario: la inmensa mayoría de la humanidad todavía se casa y contrae matrimonio, funda una familia y aspira a una estabilidad.
Lo que no funciona, precisamente, es lo que está pasando en nuestras sociedades donde muchos se han cerrado no sólo a la fe sino también a la razón con un gravísimo impacto en la felicidad de las personas y las colectividades.
No lo dude, la disolución de la familia es uno de los más graves dramas que estamos viviendo. El camino: mostrar nuevamente la belleza del proyecto de Dios. El Papa Francisco lo expresaba en una hermosa oración: “Sagrada Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios”.
¿Ideal versus real? No. En el fondo, cuanto más lo pienso, sólo el “ideal” me parece verdadero y real. ¿O acaso es más real que el Evangelio nuestras escuálidas vivencias del mismo?
9 comentarios
No hay crisis matrimonial que no pueda ser sanada si dejamos a Dios tomar el control.
La catequesis ha bajado, como las familias y la sociedad, su sentido de Fe,su comprensión de la realidad de La Gracia del Sacramento, tal vez ya no se habla de ella, y los novios tienen hoy otros intereses... y si la Iglesia Católica no hace Catequesis seria, en sana doctrina, pues ni modo. Seamos MATRIMONIOS DE EUCARISTÍA Y SEREMOS BENDECIDOS Y PROTEGIDOS de tanto relativismo, tanta flojera en la Fe...
Sin duda que Dios nos propone un ideal y nos pone de muestra a Nuestro Señor Jesucristo, a la Santísima Virgen, a San José y todos los santos para que sigamos ese camino. Técnicamente es posible ser como ellos. En la práctica, nadie lo ha logrado. Pero no es imposible (descontando por supuesto, la divinidad del Hijo y la especial predilección del Padre por la Madre).
Lo mismo pasa con el matrimonio. Dios y la Iglesia nos proponen un ideal, no con la intención de decir "es esto o nada", sino para decirnos "acérquense lo más posible a esto". Qué maravilloso fuera si un matrimonio pudiera alcanzar la perfección de José y María, pero sabemos que en la práctica eso es muy difícil.
En el rango de "lo más cercano posible", su Santidad Benedicto XVI decía que "en un prostituto que usa un condón hay una semilla de santidad". Qué triste es que una persona tenga que sobrevivir de la venta de su cuerpo. Tristísimo que sea cometiendo actos abominables a los ojos de Dios. Pero aún allí en ese abismo abyecto hay una luz de esperanza en el hombre que se preocupa de no dañar más allá de lo estrictamente necesario.
Cuánto más en un matrimonio con sus problemas de todos los días, en sus riñas y sus peleas, en sus errores y faltas, en sus pecados y desesperanzas; hay luz de esperanza cuando el vínculo se soporta (como dice San Pablo) aunque sea por no dañar a la prole.
El error en mi opinión, está en esta mentalidad de "todo o nada" que se ha venido gestando en los radicales de ambos extremos. Desde los que quieren divorcio al primer encontronazo marital, hasta los que pretenden un lecho de rosas inexistente en los matrimonios de la vida real. Ambos están igualmente equivocados. El matrimonio busca el cielo, pero tiene los pies en la tierra. Ni deja de ser matrimonio por tener el lodo hasta la cintura, ni es matrimonio cuando los cónyuges tienen la cabeza en las nubes. Entre ambos extremos está el matrimonio real, tan cerca del ideal como sea posible, aunque ese ideal sea inalcanzable.
La clase de religión, aporta unos fundamentos morales positivos que siempre son buenos para una formación completa en la realización personal y emocional.
Recuerdo de pequeño, en la clase de religión aprendí incluso historia, es una asignatura completa, no complementaria.
Algo similar ocurre con una asignatura que se ha dejado perder, se trata de "URBANIDAD". A mis 58 años recuerdo perfectamente algunas pautas que aprendí y sigo realizando, cómo por ejemplo: "El aseo en la persona, muchos bienes proporciona, buen porte y buenos modales, abren puertas principales"; que contraste con la conducta de profesores y alumnos en una gran medida, esta causa daño a la sociedad, e incluso comportamientos de un incivismo fruto de la ausencia de la buena educación conductista.
La religión, es filosofía e historia, abre la mente al pensar y reflexionar en la faceta espiritual positiva, contribuyendo a una salud mental por el contenido de las materias, estas no son la catequesis, la cual es una preparación a la primera comunión y evidentemente es una enseñanza de las doctrinas que enseña La Iglesia Católica. "Adoctrimiento puro".
Es cierto que la asignatura de religión no excluye, las enseñanzas de La Iglesia, aunque es en un ambiente cultural, ya que es la Iglesia de la nación y esto, pese a que España sea aconfesional, la constitución del 78. así lo hace constar. De ahí que conocer La Iglesia es conocer la cultura de nuestro país.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.