¿Qué és "família"? A propósito de la confusión de cierto lenguaje
Tanto el papa como muchos Obispos han alertado recientemente sobre la “secularización interna de la Iglesia” como uno de los grandes males que nos afligen y que hay que combatir. Efectivamente, el espíritu del “saeculum", del mundo en uno de los sentidos que Jesucristo le da en el Evangelio de San Juan (oposición al Reino de Dios), se ha infiltrado en la mentalidad de muchos cristianos.
Hoy ofrezco a la consideración de los lectores una interesante pregunta que he recibido sobre un concepto tan clave como “família".
Pregunta:
La ralidad actual es que nos encontramos con muchas y variadas modalidades de unión en nuestra sociedad: parejas que conviven sin casarse o “uniones de hecho", personas que optan por el matrimonio civil, otras que se casan por la iglesia e, incluso, “bodas” de personas del mismo sexo. A nuestros hijos se les enseña que todas son “modelos válidos de familia” pero yo me pregunto si cualquier tipo de unión merece el nombre de “familia". ¿Qué dice la Iglesia de todo esto?
Respuesta:
Asunto delicado, complejo e importante el que usted plantea. Efectivamente reina una gran confusión. Hoy, en muchos casos, el lenguaje es equívoco: bajo el mismo nombre o concepto se amparan realidades muy diferentes e incluso contrapuestas. Hasta hace poco, la mayoría podíamos todavía entendernos cuando hablábamos de “matrimonio", “familia” o del “sexo” de una persona. Actualmente, al menos en España, ya no todos entendemos lo mismo al utilizar estas palabras.
La familia, en cuanto célula básica de la sociedad, por su misma naturaleza exige unas propiedades que no pueden atribuirse a cualquier tipo de unión o asociación de personas.
No es lo mismo, para poner unos ejemplos, una pareja que convive una temporada sin ningún ánimo de compromiso que una pareja que contrae matrimonio civil o unos cristianos que se casan por la Iglesia. Ponerlo todo en el mismo saco supone desvirtuar una realidad humana y social de primer orden como es la familia. Es como si dijéramos: miren, a partir de mañana, el oro, la plata, el hierro y el cartón valdrán lo mismo.
Sin menoscabar nunca el respeto que merecen las personas, no podemos bendecir ni valorar igualmente todas las situaciones. Hay uniones que no pueden ser denominadas “familia” y otras, que, sin realizar plenamente la realidad familiar, pueden tender a ella y hay que ayudar para que así sea.
Es importante que no desvirtuemos el lenguaje porque al final ya no podremos entendernos. Yo tengo amigos casados y que han formado su familia. Otros que viven en situaciones diferentes. Todos matizan su lenguaje: cuando uno me presenta a su “amiga” saben lo que dicen, como cuando otros te presentan a su “compañera” o a su “esposa". No es lo mismo. Obviamente, yo miro de animarles a que sus “parejas” lleguen a ser “marido” y “esposa". Recuerdo de un caso de una buena señora ya mayor que vivía con varios perros y me decía “son mi familia". Yo le respondía: No señora, son sus perros pero no son su familia. Hay que matizar.
La doctrina de la Iglesia enseña con claridad que la familia se fundamenta en el matrimonio. Así lo expone, por ejemplo, el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia:
“El servicio de la sociedad a la familia se concreta en el reconocimiento, el respeto y la promoción de los derechos de la familia. Todo esto requiere la realización de auténticas y eficaces políticas familiares, con intervenciones precisas, capaces de hacer frente a las necesidades que derivan de los derechos de la familia como tal. En este sentido, es necesario como requisito previo, esencial e irrenunciable, el reconocimiento —lo cual comporta la tutela, la valoración y la promoción— de la identidad de la familia, sociedad natural fundada sobre el matrimonio. Este reconocimiento establece una neta línea de demarcación entre la familia, entendida correctamente, y las otras formas de convivencia, que —por su naturaleza— no pueden merecer ni el nombre ni la condición de familia“.
Y también se afirma en el mismo lugar:
“Iluminada por la luz del mensaje bíblico, la Iglesia considera la familia como la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la sitúa en el centro de la vida social: relegar la familia a un papel subalterno y secundario, excluyéndola del lugar que le compete en la sociedad, significa causar un grave daño al auténtico crecimiento de todo el cuerpo social. La familia, ciertamente, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, posee una específica y original dimensión social, en cuanto lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad: es una institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social".
Esta doctrina es el “oro” que los católicos debemos vivir y custodiar celosamente en un contexto en que se le quiere equiparar a la “plata, al hierro o al cartón".
4 comentarios
Lo que Dios estableció en el origen, ¿pueden alterarlo los hombres? ¿Y si lo hacen, le otorgan la garantía de ser "bueno"? Sodoma y Gomorra, cayeron, porque habían corrompido su moral, y sus acciones eran ya todas impuras o perversas. Incluso los niños participaban en aquella perversión. El imperio de Roma, se precipitó en medio de "sus orgías" y dislates, con efebos y cuanto atañe a lo carnal, o lo devora. Y esta civilización discurre a semejanza, pero tan falaz, que trata de dar rango de ley, a "lo que en el origen, NO ERA"... Por eso se está precipitando, pues ha perdido su pureza.
Yo entiendo que los incrédulos, no miren la Palabra de Dios, y no le escuchen, pues NO LE TEMEN, por más que ello es una inconsciencia, de la que despertarán en su momento, cuando también sean JUZGADOS.
Cristo no va a considerar si los que han obrado mal, lo han hecho porque NO CREÍAN en Él, sino que tendrán sobre el agravante de su incredulidad, la locura de sus obras.
Lo que no entiendo es a la Iglesia que ha de dejado de salvaguardar AQUELLO que el Señor quiso. Y discursea, en medio de eufemismos, y circunloquios, para decir a "los que están poniendo por encima de la Creación, "su creación nueva" imbuidos de ser "dioses", la VERDAD.
Porque la Verdad es UNA SOLA y PROCEDE DE DIOS ÚNICAMENTE. Estos consagrados han ido perdiendo el timón paulatinamente. Si bien todavía es tiempo de corregir lo que se ha descuidado, y restituir, si QUIEREN HACERLO. Ver: http://rosario-asuntosdejesucristo.blogspot.com
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