Liturgia: algo se está cociendo...
Me contaba una buena amistad de Barcelona y digna de todo crédito algunas aventuras litúrgicas vividas este pasado verano. En una Parroquia de una diócesis vecina, el sacerdote, en una Misa ferial, advirtió a los feligreses que, dada la terrible epidemia de gripe (sic), deberían comulgar todos en la mano. Mi amiga y sus familiares, entre ellos cuatro jóvenes (los únicos que había en aquella celebración), se pusieron al final de todos para recibir la Comunión. En el momento de recibir el Cuerpo de Jesucristo lo pretendieron hacer según su costumbre y legítima preferencia, disponiéndose a comulgar directamente en la boca. El sacerdote le dijo a la señora, la primera de la fila, que debía comulgar con la mano. Ésta replicó que quería recibir la Sagrada Comunión directamente en la boca y que sus familiares así lo preferían. El sacerdote insistió en que cogiera con la mano el Cuerpo de Cristo. Al negarse la mujer, el presbítero dio media vuelta y dejo sin Comunión a toda la familia. Omito el diálogo que siguió en la sacristía.
Esta misma señora, otro día, en otra parroquia de otra diócesis, constató con estupor que a la hora de la Consagración, todos los asistentes pronunciaban las palabras consagratorias reservadas al sacerdote. Después preguntó al celebrante quién había consagrado. Respuesta: ¡Todos! ¿No sabe usted que después del Concilio Vaticano II todos somos sacerdotes?
Afortunadamente estos episodios son raros pero demuestran que, efectivamente, hay que poner un poco de orden en la liturgia. Estos días hay un vivo debate sobre supuestas intervenciones de la Santa Sede en materia de liturgia, reformas de la reforma y otras cosas por el estilo. Personalmente creo que se trata de poner orden y de hacer que las cosas se hagan bien. Me parece una insensatez contraponer el “Novus ordo” con el anterior. La liturgia, especialmente la celebración de la Santa Misa, si se hace como se debe hacer, como estipulan los libros litúrgicos vigentes, tiene una gran sobriedad y belleza y una fuerza de renovación espiritual extraordinaria.
Yo me ordené sacerdote el año 1985 y, evidentemente, siempre he celebrado según los libros litúrgicos emanados después del Concilio Vaticano II. He visto de cerca celebrar la liturgia a Juan Pablo II, participando en más de una ocasión en la Santa Misa que celebraba en su capilla privada cada mañana en los Palacios Apostólicos. Y me parece una liturgia hermosa en continuidad con la tradición de la Iglesia. Lamentablemente, los abusos, que en palabras de Benedicto XVI, han ido a menudo más allá del límite de lo tolerable, han creado en muchos perplejidad y escándalo. A veces, veo en ciertas páginas de internet fotos y videos que se presentan como muestra de la liturgia renovada y que son auténticas abominaciones comparado con la Misa que la mayoría de sacerdotes procuramos celebrar con dignidad y devoción y mucha fe.
Igualmente me parece magnífico que, por voluntad del Santo Padre, muchos fieles y sacerdotes vinculados al antiguo ordo y otros que quieran redescubrirlo, puedan celebrar en paz el modo extraordinario del único rito romano.
Dicho esto, creo que nada obsta a que se introduzcan mejoras y se corrijan defectos. Yo no sé qué hay de cierto en algunos rumores que se propagan, incluso entre reconocidos vaticanistas. Algunos dicen que se pretende recuperar más el uso de la lengua latina. Tal vez en muchos casos deberíamos hablar de resucitar la lengua latina. Yo pienso que nunca debió abandonarse hasta el grado en que se ha hecho. No era ésta la intención del Concilio. Es hermoso constatar en Roma, en Lourdes, cómo podemos rezar tantos fieles y de tan distintos lugares y lenguas en una misma lengua: la latina.
Reconociendo la riqueza inconmensurable que ha supuesto dar cabida de las lenguas vernáculas en la liturgia,sin embargo, la pérdida del latín ha sido una auténtica catástrofe cultural. Tal vez una forma de irlo recuperando sería introduciendo paulatinamente algunas partes del ordinario de la Misa en latín: acto penitencia, gloria, credo, sanctus, benedictus y cantos de la tradición católica de probada belleza y seguro contenido doctrinal. Hoy la gente gusta estudiar idiomas. ¿Por qué no el latín? Sería una riqueza recuperar este tesoro, así como el canto gregoriano.
Otro tema que circula, es la recuperación de la posición del sacerdote, hacia el Señor, con todo el Pueblo “conversus ad Dominum”. Ciertamente ésta sería, al menos en muchos lugares, una innovación que suscitaría admiración. Personalmente pienso que la reubicación de la cruz en el centro del altar, como vemos en las hermosas liturgias papales, sería un avance suficiente en este tema.
Otra posibilidad, a mi juicio, si se dispusiera la celebración “ad Dominum o ad orientem” sería reservar el altar exclusivamente para la liturgia eucarística, y resaltar la sede para el resto de la Misa.
Se habla de recuperar la belleza y el sentido de lo sagrado. Creo que es algo sumamente necesario, especialmente en lo que respecta a la distribución de la Sagrada Comunión ( es lamentable la degradación que se observa en muchos lugares) y a los gestos explícitos de adoración que cada vez más se han escatimado a nuestro Señor. He leído con sumo agrado el precioso librito, Dominus est, de Athanasius Schneider y que recomiendo vivamente a sacerdotes y fieles. También he leído con interés el sugerente ensayo de Nicola Bux en su obra La reforma de Benedicto XVI y especialmente el prólogo que hace el cardenal Cañizares a este libro. Invita a reflexionar sobre cuestiones de fondo muy importantes.
Personalmente no me gusta la expresión “reforma de la reforma” y preferiría hablar de “perfeccionamiento de la reforma” y, en expresión muy querida por nuestro Papa, “hermenéutica de continuidad” también para lo que se refiere a la liturgia. En este sentido creo que se está articulando todo un movimiento litúrgico cuya expresión más patente no deja de ser las admirables catequesis litúrgicas implícitas en las celebraciones del Santo Padre. Algo se está moviendo en la liturgia y estoy convencido que será para bien.
Ahora, animada la reflexión, invito a los lectores a participar en el foro y a responder a una sencilla pregunta: ¿Qué cosas considera usted que podrían y deberían mejorar en las celebraciones de la liturgia? ¡Buen debate!
24 comentarios
Bien, a diferencia de Pedro, no soy de las que sospecha, confío. Esto responderá en gran medida a la respuesta que daré a continuación a su pregunta:
¿Qué cosas considera usted que podrían y deberían mejorar en las celebraciones de la liturgia?
Estoy, para empezar, de acuerdo con su perspectiva, lo que sucede -y es algo que le iba a mencionar desde el principio- es que es raro hallar sacerdotes que se tomen estas cosas con la naturalidad con que se las toma usted. Para empezar, eso es lo primero que debería cambiar: la desconfianza hacia los cambios.
Le cuento, a manera de detalle, que en mi país nadie toma la comunión de rodillas y cuando pregunté en la Conferencia Episcopal y en la Curia sobre las disposiones del Arzobispo, me han respondido: Si, pero mejor no. Y no, porque sobre documentos eclesiales y sobre directrices del Pontífice, prevalecen para mi amado Obispo, sus directrices pastorales.
Consulté al respecto también a algunos sacerdotes y seminaristas y reaccionaron de la misma manera: Si, pero mejor no, por razones pastorales.
Ahora bien, me digo, qué es lo que usted aprendió que ellos no para que tenga usted una disposición abierta a retomar usos en la Liturgia llevados a desuso?
Yo me atreví a sacar una conclusión que quizá a algunos moleste, pero se me hace que para muchos sacerdotes y obispos, Cristo ha dejado de ser acontecimiento para trocarse en una directriz administrativa.
Sinceramente, es la única razón que me ha ayudado a comprender cómo es que un Obispo o un sacerdote, establecen como prioridad lo que a su buen juicio es pastoralmente correcto y lo anteponen a lo doctrinal o teológicamente correcto.
Si -por mi mala suerte- esta suposición llegara a ser cierta, el alma y corazón me dolerían más de lo que ya me duelen, pero me serviría para ofrecerle a usted una mejor respuesta: lo que podría o debería cambiar en la Liturgia es que la Liturgia volviera a ser fuente y culmen de la vida, ya no solo de la Iglesia -porque los miembros de la asamblea lo tenemos claro- sino de la vida de muchos obispos y sacerdotes. Eso es lo que debería y podría cambiar.
Gracias por la oportunidad que me ha dado de expresarme. Y gracias por ser un sacerdote abierto no solo a escuchar, si no a cambiar.
Dios le bendiga.
Es absurdo que se edite un nuevo misal, que se modifique la OGMR que se publiquen encíclicas, cartas... si luego muchos sacerdotes SE RÍEN DE ELLAS. Es verdad que en la mayoría de las misas no se dan los casos que aparecen con toda difusión en internet, pero también es verdad que rara es la misa a la que vamos en la que el sacerdote no se salte algo (o lo interprete a su manera) de lo que pone el misal y dictan las normas.
En las iglesias a que yo voy no hay abusos escandalosos* pero sí errores continuos: modificación arbitraria de los textos del misal, admoniciones infinitas incluso en mitad de la consagración, sacerdotes dando la paz por media iglesia...
¿Para qué queremos más reformas, contrarreformas y metarreformas si después los encargados de llevarlas a efecto -que son los sacerdotes- las ignoran?
(*)Teniendo que cuenta que años y años de "abusillos" de todo tipo han hecho que sea difícil que nos escandalicemos.
Iglesia "atacada" no significa Dios atacado.Muchas veces defender al hombre es defender a Dios y defender a la Iglesia es atacar los derechos del hombre.En la cruel historia eclesiastica sobra fe en Dios y falta y mucho, fe en el hombre.El Concilio Vaticano II fue un paso adelante con su "viraje antropologico" pero hay que seguir avanzando.Hoy hace falta otro Papa como Martíni
Los obispos, por delegación expresa, son los responsables de aplicar la normas;lo harán acertada o desacertadamente ,pero tienen las debidas atribuciones para hacerlo porque el Obispo,en su diócesis, es el máximo responsable de la Liturgia y la aplicación de las normas consiguientes,no hay desobediencia.
1) Revisar de arriba abajo las traducciones, como ha hecho la CE de Estados Unidos (y en mi opinión, la traducción revisada supone una mejora GIGANTESCA).
2)Hacer lo imposible para que los sacerdotes dejen de cambiar a su antojo las palabras del misal
Lo que les pediría a quienes celebran con el misal ordinario es que retomen la actitud teocéntrica de adoración, junto con las rúbricas que la facilitan (el sacerdote de cara al Oriente, la recitación en secreto de algunas oraciones, la ausencia de temperamento de showman, etc.). Es un cambio de actitud más que un texto o una rúbrica. En eso, "contagiarse" del rito romano extraordinario es siempre bueno.
Mis felicitaciones, Padre, por su post.
No existe obispo que tenga el poder de ordenar que la comunión se reciba en su jurisdicción sólo y unicamente de pie y en la mano a menos que el Papa dijera que ya en ningún sitio se puede dar de rodillas y en la boca.
Por otro lado, no es cierto que el obispo deba o tenga que dar instrucciones de nada en este caso concreto, la ley universal es la ley universal. Y tiene que ser así, hay algo que se llama “principio de economía”, según dicho principio y aplicado en este caso, hay una autoridad mayor (Magisterio) que ha hablado, no se puede recurrir a la autoridad menor (directrices pastorales de una diócesis) para dirimir el asunto.
Redemptiones sacramentum bien claro expresa:
[91.] En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos».[177] Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohiba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.
Los Obispos siguen teniendo la facultad de poder decir si se permitirá o no dar la comunión en la mano, y según entiendo, de aconsejar y promover recibirla de rodillas y en la boca. El porqué no siguen el ejemplo del Papa y las directrices del Magisterio, sigo sin entenderlo.
Y sigo sin entender la falta de definición de criterio de las instancias eclesiales de mi país que responden siempre: si, pero mejor no.
Y en cuanto a usted, estimado Joan Antoni, me doy cuenta que es sacerdote y que quiere ser fiel a su Iglesia y que celebra dignamente según las rúbricas (suponiendo que todavía exista alguna que no sea “ad libitum”). Se lo digo para no sonar demasiado brusca, beso sus manos consagradas como simple fiel de nuestra sufrida Iglesia, y le expreso mi más sincera disconformidad con lo que nos escribe. ¿Se da cuenta que vive en la contradicción constante en la que vive?
Se me ocurren innumerables preguntas:
¿Es acaso “La Liturgia” objeto de debate?
¿No le gusta el término de “Reforma de la Reforma? ¿Qué le parece “Reformae semper reformandae? De este modo seguiremos Ad infinitum.
¿Quién va a meter en cintura a los “revolucionarios”? ¿No se dan cuenta que ellos se ríen de todo esto?
Usted ha sido testigo personal del modo “hermoso” como Juan Pablo II celebraba en privado. ¿Por qué no era igual en “público”? No voy a sacar el tema de los “abusos más allá de lo tolerable” del anterior Pontífice, porque no es objeto aquí de debate, sólo que es un buen botón de muestra para ejemplificar que esa liturgia permite todo: lo bueno, menos bueno, malo, pésimo, aberrante… según cada cual participe, aplauda, salte, cante, interactúe…y según cada cual valore…
¿Qué tiene que ver todo esto con la Liturgia Católica?
¿No se da cuenta que hay algo más profundo a pesar de haber leído todos esos libros?...
En definitiva, algo se está moviendo en liturgia por si no lo sabe desde hace cuarenta años, y seguirá moviéndose… y ese es precisamente el problema.
Así, además, los errores que ustedes, como es lógico y humano, cometen, se notan mucho menos y la celebración no se ve afectada por ellos.
Por otra parte, existen ciertos textos litúrgicos de menor importancia que resultan ciertamente ambiguos como se comenta hoy en el blog Motu Proprio. Así, en un libro de La Oración de los Fieles preparado por el Secretariado Nacional de Liturgia-Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española [Coeditores Litúrgicos. Madrid 1992] aparece una petición que invita a ser malinterpretada. Concretamente, aparece en el Común de Santos/Santa María Virgen/ formulario Xº/ en rúbrica nº 380/ pag. 428:
” - Por todas las mujeres asociadas a la misión sacerdotal: Para que desplieguen en la Iglesia nuevas posibilidades de evangelización y santificación, a ejemplo de María asociada a la misión de Cristo.
Roguemos al Señor.”
Siempre han existido en la Iglesia mujeres que han rezado por los sacerdotes y los han atendido en sus necesidades temporales. ¿A qué se refiere esta petición con "las nuevas posibilidades de evangelización y santificación"?
Soy sacerdote, y sintonizo plenamente con lo que dice el Papa. Pero una cosa es lo que se sugiere y otra la que se permite. ¿Qué opciones le quedan a un cura que tiene que chocar contra su obispo? Paciencia, y a morirse de envidia
Atenerse fielmente a los textos liturgicos y celebrar la misa entera, dejar de inventarse la mitad de los mismos o reducirlos al minimo, no hacer comentarios fuera de ellos, especialmente si estos son personales, Dejar de actuar como si estuviera en un teatro, o intentar hacerse el simpatico, el amable, el buenista. Todo personalismo del sacerdote da la vuelta a lo que debe ser el celebrante en la Santa Misa que debe desaparecer ya que actua en la persona de Cristo y es solo en Cristo que se debe centrar la atencion, la adoracion y oracion.Por ello lo logico es que el sacerdote de la espalda a los fieles.Tanto para el sacerdote como para los fieles es una distraccion el contemplarse mutuamente en lugar de estar centrados en la celebracion
El sacerdote deberia de mostrar el maximo respeto y adoracion cuando da la Comunion, en la forma que coge el caliz con las Sagradas Formas y como da la Comunion a los fieles si realmente cree como dice al dartela que aquella hostia es el Cuerpo de Cristo, y no dar la Santa Comunion como si estuviera repartiendo hojillas a la puerta del cine a toda velocidad, corre corre, vuela vuela.Observar este lamentable espectaculo es suficiente para comprender la fe y el estado espiritual del celebrante.Asi como observar la omision de arrodillarse cuando debe hacerlo durante la Misa, o al abrir y cerrar el Sagrario.Deberia haber siempre un reclinatorio delante del altar, para que los fieles puedan arrodillarse si lo desean para recibir la Santa Comunion, tal como hace el Santo Padre en Roma ejemplo que se deberia seguir en todas las Iglesias.
Nos habla claro sobre el estado de fe y espiritual de nuestro jerarquia y clero el oponerse a ello o simplemente no hacerlo posible.
Naturalmente el sacerdote deberia preparar muy bien la homilia, y no repetir de manera torpe, lo que ya nos ha dicho magistralmente el Evangelio. Si no es un buen orador como sucede normalmente, que eduque al pueblo de Dios en alguna verdad de nuestra fe, verdades de las que nunca mas se oye habla ni se explican a los fieles, los cuales la mayoria hoy dia no conoce ni el catecismo.En fin la reforma liturgica
se hara automaticamente cuando nuestra jerarquia y clero vuelvan a ser Catolicos Apostolicos Romanos, santos, fieles y creyentes, lo que los convertira en valientes para abandonar lo politicamente correcto, y el espiritu de este mundo del cual han sido impregnados, para volver a ser verdaderos discipulos de Nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué monte es más importante el Horeb o el Garzín?
¡Por favor, que los especialistas y la rubrica no obscurezca, tal vez mate, la liturgia, "obra del pueblo"
No se trata de que cada uno haga lo que le da la gana, o que salga un saltimbanqui a hacer piruetas o un indocumentado a fusilar la sintaxis.
Normas respetadas, creatividad pausada, progreso equilibrado, entonada adaptación al momento y a la comunidad, sin salirse del patrón, pero "sin decir como el sacristán los rezos", y siempre con dignidad o al menos "verguenza para el oficio".
Así, se pueden hacer celebracions vivas. La Liturgia no es el "responsorio de sanantonio", ni los esconxuros monótonos de un exorcista
Las damas y los curas no tienen espaldas.
Dios está por delante, por detrás, por los lados, sobre todo por el izquierdo, y poe el medio. En El nos movemos.
Si "el obispo es el máximo responsable de la liturgia en su diócesis" (Norberto dixit)¿de quién necesita delegación expresa? Menos crucigramas.
No confundir nunca rubricas y liturgia.
No confundir ballet, con liurgia.
Hay celebrantes que se gustan,sobre todos, bien revestidos de seda y damasco y con micro de cristal.
¿Cómo nos arreglamos yo que tengo sida y el cura que es de Tembleque a la hora de comulgar en la boca?
´La Misa en mi parroquia vale ocho euros. ¿Cuánto vale la Misa mozárabe o en la que yo participaba en rito malavabar? ¿Qué pan tiene más Dios?
"El hombre es el camino de la Iglesia" (Juan Pablo ii)
De rodillas desde el inicio del Canon hasta la oración del padrenuestro.
Comunión de rodillas y en la boca.
De rodillas o profundamente inclinados durante la bendición.
La oracion de San miguel al final de la Misa.
Las tres Avemarias y la Salve arrodillados sacerdote y asistentes, como final.
Recuperación de las genuflexiones delante del Sagrario, de nuevo en el Centro de la Iglesia.
Silencio absoluto dentro de la Iglesia.
En una palabra Adoración en posturas y actitudes.
Paso a responder la pregunta que usted formula, ¿qué cambiaría en la Misa?
Pocos cambios y bien pensados. No podemos andar mareando continuamente al personal.
1. Revisar los ritos introductorios. La Santa Misa comienza muy ex abrupto. Reintroduciría las preces ante el altar: Introibo (versión breve), Confiteor (doble, para el celebrante y el pueblo. Es hermoso ver como el pueblo intercede por su sacerdote), la preciosa oración Aufer a nobis y el Oramus que acompañaba el beso alm altar.
2. Después de esto pasar a la sede. Se reservaría para el altar (todos mirando ad Dominum) la liturgia sacrificial.
3. Restituiría las antiguas oraciones de presentación de los dones por su lenguaje claramente sacrificail.
4. El Canon Romano debería ser como en el Misal de 1963.
5. Suprimiría el rito de la paz o lo colocaría en otro momento.
6. Obligación estricta salvo para inválidos de arrodillarse durante la consagración.
7. Favorecería la Comunión de rodillas y suprimiría del todo la comunión con la mano.
8. Una Misa en latín obligatoria al menos una vez al mes.
Gracias por permitir expresarnos. No sé si nos harán mucho caso...
"La liturgia definitivamente sólo puede hablar en latín. En vulgar es vulgar."
Nicolás Gómez Dávila
Me parece que volver a orientar al sacerdote con el pueblo es fundamental, no sólo por la ruptura y las cuestiones teológicas, sino por las prácticas. El Presibitero no preside una asamblea (es la estrella del show), sino es el primero y portavoz de la oración del pueblo.
Entiendo las razones del Santo Padre por utilizar la forma intermedia y temporal del crucifijo, pero me temo que no es suficiente
Desde mi libertad de opinión y expresión:
A la pregunta “¿Qué cosas considera usted que podrían y deberían mejorar en las celebraciones de la liturgia?”
Daría gracias a Dios si mientras se comulgara y después de hacerlo se estuviera en completo silencio durante los diez - quince minutos en los que el Señor está presente. Porque estorban los cantos y los comentarios del sacerdote en estos precisos y preciosos momentos.
Si estamos allí por Jesús y es cuando comulgamos que Jesús viene y vive en nosotros, entonces, ¿por qué no compartir y departir con Él en vez de interrumpir constantemente una agradable relación entre criatura y Creador?
Respetuosamente:
Sir Joseph Bell
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