Purgatorio, Escapulario y «teología del vestido»
El 16 de julio de 1251, la Madre de Dios le manifestó a San Simón Stock el Escapulario del Carmen con esta promesa: Quienquiera que muera revestido con este santo Escapulario no sufrirá el fuego eterno.
¿El Escapulario tiene alguna importancia en el día de hoy?
Pertenece a los «pia populi christiani exercitia», a los ejercicios piadosos del pueblo cristiano, tal como dice el Concilio, a las prescripciones y reglas de la Iglesia. Y es que el Escapulario es un sacramental, y el llevarlo significa hacerse acreedor de grandes indulgencias (Dr. Rudolf Graber, Obispo de Ratisbona).
Cuatro razones existen por las que este sacramental es tan poderoso:
1. La Santísima Virgen prometió que quien portara este escapulario se salvaría del fuego eterno y Ella cumple sus promesas.
2. La segunda razón es por las oraciones de la Iglesia. Cuando es bendecido por el sacerdote, la Iglesia pide al Señor que conceda al devoto portador del Escapulario dos gracias enormes: la protección contra el Maligno y la perseverancia en la gracia de Dios hasta la muerte. Lo que la Iglesia pide en la tierra, Dios lo da en el Cielo.
3. La tercera razón es porque cuando nos lo imponen, quedamos incorporados a la Orden Carmelitana. Compartimos las buenas obras, trabajos y oraciones de los demás sacerdotes, religiosos y religiosas carmelitas, incluyendo a Sor Lucía de Fátima.
4. Y por último, es poderoso por la fe de quien lo porta, ya que cuando nos comprometemos a portar el Escapulario nos comprometemos asimismo a vivir el espíritu carmelitano de pobreza, castidad y obediencia, cada cual en su propio estado de vida.
Por dos veces San Pablo habla de que nos revistamos de Cristo (cf. Rom 13, 14 y Gál 3, 27),
Veamos a lo que nos lleva en último análisis ese trocito de tela tan pequeño e inaparente: “Qué responsabilidad habremos de tener frente al mundo, en cuanto revestidos de Cristo, aparecer como “cristianos”, incluso desde una perspectiva puramente externa, con el vestido de Cristo, presentarse con la vestidura y, por decirlo así, con la figura del Señor: ¿acaso no sería licito e incluso no sería lo indicado construir un día una ”teología del vestido”, es más, una “teología de la moda”? (Rudolf Graber).
Setenta años después de manifestarle el Escapulario a San Simón Stock, nuestra Señora se le apareció al papa Juan XXII, haciéndole una nueva promesa, complementaria de la primera:
Yo, como tierna Madre de los carmelitas, bajaré al Purgatorio el primer sábado después de su muerte y los libraré y conduciré al Monte Santo de la vida eterna.
La fiesta de nuestra Señora del Carmen lleva también la actualidad de la existencia y de la calidad del Purgatorio. ¿Existe? ¿Por qué motivos? Cuatro principalmente:
1. Lo exige la santidad de Dios, la compenetración entre Dios y el alma que exige una pureza exquisita, y una limpieza total, porque Dios aborrece espontáneamente toda suciedad.
Es difícil que persona alguna pase por este mundo sin imperfecciones ni pecados livianos, que requieren una purificación antes de ingresar en el reino de la santidad.
Podrían existir santos que hayan sufrido cruces muy superiores a sus faltas, por lo que el dolor les purificaría ya en esta vida, pero no será lo corriente, por lo que se impondrá la necesidad de la depuración.
2. Lo exige la Divina Providencia. A Dios corresponde ofrecer a los bienaventurados una oportunidad ideal para su expurgación, para que puedan limpiar sus almas de toda impureza en la Sangre del Cordero, las túnicas manchadas han de depositar sus purulencias lentamente según la calidad de la penitencia que realizan.
El Purgatorio es como una piscina de aguas limpísimas que se ofrece al alma pecadora para que se lave en ella hasta alcanzar un total grado de pulcritud.
3. Lo exige también la fuerza de la Ley. Dios señala las leyes, promulga sus amenazas, sus castigos, a fin de que el hombre adquiera el verdadero sentido del pecado.
Sin la amenaza del Purgatorio, en el que han de sancionarse los pecados veniales, los hombres descuidarían por completo el cumplimiento de los preceptos leves, no harán caso de los pecados veniales, y omitirían la debida satisfacción por los pecados ya perdonados.
4. Y finalmente lo exige también la simple razón natural. La filosofía pagana anterior a la doctrina de Jesús, considera necesario una purificación antes de la gloria. Así lo dice Virgilio en su Eneida: hay que purificarse antes de entrar en los Campos Elíseos. Platón describe lugares ultraterrenos en los que han de morar las personas antes de su ingreso en el reposo eterno. También Séneca.
Cada uno se fabrica su propio purgatorio al acumular faltas, pecados e imperfecciones. Si ya los quita acá, no le hará falta lugar de lavadura. Al morir ya no podemos hacer el bien.
9 comentarios
signo de nuestra consagración a Dios por medio
de María.
Apenas ayer, el portal ACIPrensa publicaba una aclaración sobre las indulgencias obtenidas con la Jornada Mundial de la Juventud, porque se había formado un rumor que decía que el Papa iba a perdonar pecados por Twitter.
Sin ir más lejos, un compañero de oficina, católico, hace poco me preguntó que cómo se compraban las indulgencias.
Un artículo como este es importante, y creo que hay que hacer mucho énfasis en que NO ES el trocito de tela el que nos saca del purgatorio sino la devoción que lleva aparejada. Insistir mucho, porque muchos dejan de creer porque les enseñan mal y otros se pierden de las gracias de la Virgen porque no las entienden.
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GML: Gracias DavidQ.
Por cierto los sacramentales como el Escapulario, o el Rosario o el Agua Bendita, no pueden ser considerados supersticiones o amuletos.
El llevar un Escapulario, o un hábito religioso, supone coherencia. En sentido profundo el Escapulario es revestirse de Cristo, con su luz, con su amor, mientras que el pecado es un revestirse de Satán, un revestirse con un espíritu impuro.
Saludos Cordiales
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GML: Eduardo, se entiende que este no es otro Tratado sobre el Purgatorio.
Respecto del punto 4, es importante más bien, señalar que también el Purgatorio es una exigencia de la razón natural.
Y Séneca escribía: no hay razón para que corras al sepulcro de tu hijo, ya que allí yace lo peor de él, y lo más repugnante. Los huesos y las cenizas, no menos ajenos a él, que sus vestidos y otros abrigos del cuerpo. Íntegro se fue, y sin dejar nada de él huyó todo entero y después de haber detenido un pequeño espacio de tiempo encima de nosotros, mientras expurga y sacude de sí los vicios pegajosos y la herrumbre inherente a toda vida mortal fue encumbrado a las alturas donde vuela entre las almas bienaventuradas.
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GML: Joaquín: Una de las verdades olvidadas de nuestra época son los sacramentales.
Y "los sacramentales (como el Escapulario debidamente bendecido e impuesto por un sacerdote) son signos sagrados que representan los efectos espirituales obtenidos por las oraciones de la Iglesia".
A propósito te invito a leer en esta misma página, los artículos del P. José María Iraburu sobre los sacramentales precisamente: http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1306101007-221-los-sacramentales-1
Sí bien tenemos las múltiples promesas de Cristo, su Madre, primera intercesora de nosotros, ante Él, nos facilita más las cosas al ofrecernos su escapulario. Y la Iglesia también lo favorece. De ser un vestido, lo redujo al 'pedacito de tela' y más recientemente a una medalla con dos figuras: una del Sagrado Corazón de Jesús, y por la otra, alguna invocación de nuestra Madre.
Usando el escapulario de por vida, se mencionaron las promesas de la Virgen al inicio de éste artículo. Y tales promesas están sancionadas por la Iglesia. Al igual que: la Comunión durante 9 viernes primeros de cada mes, consecutivos, ofrecidos al Sagrado Corazón; o, nuevamente la Magnanimidad de nuestra Madre, la Comunión por 5 sábados consecutivos, con la misma intención. NO son supersticiones, son promesas de Cristo Rey y de su Madre.
¿Qué tanto esfuerzo nos pide nuestra Familia espiritual, para 'asegurar' nuestra salvación? Obviamente esto implica 'vivir como Dios Manda'.
Al que se le concedió la Gracia de la Fe y no aprovecha estas ofertas de salvación, se le podrían aplicar calificativos denigrantes, muy castizos.
Santa María, ruega por nosotros.
Felicidades, Germán. Muy puntual tu posteo y muy oportuno.
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Gracias Igor, oremus pro invicem.
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