¡Asesino!
Si llamásemos ¡asesino! a una persona, enmudecería, cambiaría de color; luego se irritaría y estaría dispuesta a devolver el presunto insulto con una grave agresión de inesperadas consecuencias.
Sin embargo, hay muchos a los que no nos atrevemos a llamar ¡asesinos! ¡criminales!, pero que ciertamente lo son. Y aún hartos entre cristianos.
Recientemente
el médico abortista Kermit Gosnell fue encontrado culpable de tres cargos de asesinato en primer grado por cortar la espina dorsal de bebés nacidos vivos durante abortos en su clínica en la zona oeste de Filadelfia.
Al respecto Live Action, una organización pro vida que se define como
un nuevo movimiento cuyo objetivo primordial es la construcción de una cultura de la vida y acabar con el aborto, para lo cual utilizan los nuevos medios de comunicación educando al público sobre la humanidad del niño no nacido y exponiendo ante el periodismo de investigación las amenazas contra los más vulnerables e indefensos
mediante una serie de videos que ofrece su página web, http://www.liveaction.org/ confirman que el asesinato de niños sobrevivientes al aborto no sólo se perpetraban a manos de Gosnell en su negocio de Filadelfia, sino que la barbarie se extiende por los abortorios de todo EE.UU..
Lila Rose la presidenta de Live Action ha declarado a ACI Prensa:
Con nuestra investigación se puede ver que los horrores revelados durante el juicio Gosnell no son exclusivos de esa clínica (…). Nuestros vídeos muestran prácticas verdaderamente horribles, ilegales e inhumanas que suceden en muchas instalaciones de abortos en Estados Unidos.
Las prácticas del Dr. Kermit Gosnell, conocido por asesinar a bebés sobrevivientes a abortos, y acusado del asesinato de una madre y sus cuatro hijos que nacieron vivos en un procedimiento de aborto fallido, son prácticas que forman parte del día a día en las oficinas de los abortistas y de su personal
detalló Rose.
Afirma Live Action que
la corrupción de la industria del aborto va más allá de lo que la mayoría de la gente podría pensar: desde la amenaza de la vida de las mujeres con el mal consejo médico a la protección de redes de tráfico sexual infantil, del encubrimiento de la violación de menores, a las acciones más atroces… y todo eso pagado con nuestros impuestos.
El Concilio Vaticano II, considera el aborto provocado como un crimen abominable. Fíjese el lector en los gravísimos epítetos que emplea: crimen porque realmente es el asesinato de un inocente, asesinato premeditado y verificado a sangre fría. Si en lugar de una vida en el seno de su madre, se tratase de una vida adulta, ninguno dudaría de llamar criminal y asesino a quien lo realizara, ayudara a realizar o simplemente lo recomendase.
Añade el Concilio que dicho crimen es abominable, es decir perverso, digno de ser odiado, repudiado y perseguido tanto en la intimidad cuando públicamente.
Hay católicos que no sienten repugnancia hacia el aborto, hasta lo recomendarían. Y hasta lo verificaran, a juzgar por estadísticas –siempre incompletas o inexactas- pero apabullantes que se publican, y que ignoran, la mayor cantidad de abortos realizados en el secreto.
¿Cómo es posible que un cristiano defienda la práctica del aborto? Por la ignorancia que tiene de su maldad; por el egoísmo con que prefiere arreglar una situación desagradable suya, aún a costa del asesinato de un inocente, porque su cristianismo está edificado sobre arena y es totalmente superficial; porque no respeta la vida ajena como la suya propia; porque arranca los derechos humanos de un feto (que ya es persona, sujeto de derechos y obligaciones); porque no teme a Dios y se ríe de su mandamiento: No matarás; porque no le importa hacerse socio del demonio en un acto tan repugnante; porque es un egoísta desdeñable que tras haber cometido alguna acción prohibida, quiere arreglarlo todo a costa de un inocente y no dando frente con valentía y justicia a la situación.
La Iglesia, que defiende calurosamente la vida en todos: fetos, niños, adultos, ancianos, enfermos, inválidos y subnormales, no puede menos que lanzar su grito de protesta contra el aborto, aunque algunas leyes estatales lo permitan en determinadas circunstancias.
El aborto es una muerte provocada, un vil asesinato, un crimen abominable. ¿Cómo se atreve a llamarse y considerarse cristiano quien a sabiendas pretende y logra destruir una vida que florece esperanzadora en el sagrado templo del seno de una mujer?
17 comentarios
María Inmaculada llora amargas lágrimas de hiel cada vez que una doncella asesina a su hijo o pierde el virgo fuera de matrimonio, o cuando alguna recurre al infame autoerotismo para su propio y exclusivo solaz. Y más, mucho más, cuando alguna hace ostentación interesada de su grácil condición de hembra y difama obscenidades lúbricas contra un prohombre.
Hay que rescatar valores irrenunciables como la castidad, el temor de Dios y la guardia frente al Maligno y sus perversas atenciones. De lo contrario, acabaremos convertidos en una Gomorra que Dios nuestro Señor gustoso fulminará de forma irrevocable. Arrepintámonos!
No obstante, Dios Nuestro Señor es misericordioso y aún está Vd. a tiempo de arrepentirse de sus pecados, abrazar la Fe en Cristo y la Castidad como modelos de vida, de ética y conducta, y postular a entrar en el Reino de los Cielos cuando tenga que rendir cuentas ante San Pedro. Tiene la mente muy sucia e inclinada a toda suerte de procacidad y chabacanería. Recen y arrepiéntanse!! Oraré con fervor por su conversión.
Gran culpa de esta situación la tiene el socialismo ateo, masón, relativista moral y marxista-leninista que sojuzga nuestra Patria casi ininterrumpidamente desde 1982, nuestro particular iceberg que nos hace correr el peligro de hundirnos ominosamente cual Titanic.
Lo que necesitamos precisamente para seguir siendo una gran potencia económica, la reserva espiritual de Occidente y una Unidad de Destino en lo Universal es que abandonéis la poltrona de la Moncloa y dejéis el paso expedito a un Gobierno formado por patriotas que sean encabezados por un Cirujano de Hierro que sea implacable a la hora de poner Paz, Ley y Orden en nuestra bienamada Patria.
Que Dios Padre se apiade de vuestros múltiples pecados, corruptelas y delitos de lesa Patria!
Que una persona muera naturalmente no es un crimen, sin importar que edad tenga.
El aborto natural no es provocado por Dios, sino que es consecuencia del pecado original, al igual que el dolor, la enfermedad y la muerte. Dios sólo lo permite, al igual que permite tantos males introducidos por dicho pecado original (enfermedades, dolor, muerte), pues de no permitirlos Dios tendría que estar haciendo continuamente milagros para evitar tales males, a lo cual Dios no está obligado, o bien aniquilar al hombre pecador para que tales males no se siguiesen del pecado, lo cual impediría la conversión del hombre pecador.
Dios permite, no causa, tales males anejos al pecado original, porque incluso de esa permisión de males pueden seguirsen mayores bienes, como lo es la conversión del mismo pecador.
Sin embargo, ruego entereza y moderación, camaradas. Estas falaces idolatrías al cuerpo y al placer, que contravienen el mandato divino que llevan a los embarazos no deseados por la hembra, pero sí deseados por Dios Todopoderoso, no han de turbar vuestros corazones, que sé que son puros. Mantened vuestras lenguas en las cinchas de la virtud. No profiráis sucios insultos que ofendan al Sagrado Corazón de Jesús. Cinchas, digo, que han de someter los músculos de vuestras lenguas cual bernardinos cinturones de castidad moral.
Ejercitad la caridad cristiana, hermanos en la fé y en los principios del Movimiento. Nuestra lucha (Unserer Kampf) es la misma, y habitamos todos en la misma cárcel de amor. Quedémonos y olvidémonos, reclinando el rostro sobre el amado Señor Jesucristo.
Dicho esto, secuestre el Maligno a los ateos, marxistas, judeomasones, librepensadores y demás impía y ponzoña anticatólica y llévelos al reino de Hades, a todos ellos y sus acólitos junto con las infames y descocadas abortistas quemasostenes, presentes y futuras y pasadas, y quémense sus vulvas arpías en el fuego de Flegetonte.
Rigoberto: pensaría que eres Neo Nazi, con lo que eso implica, por algunos de tus chuscos comentarios. Lástima de tu capacidad escritora. Merecería mejor fin. Me gustaría que estuvieses aquí, buscando genuinamente, aclaraciones a tus dudas vitales, si es que las tienes.
1) Por si acaso, se me hubiera malinterpretado, en ningún momento pretendí nada parecido a críticar a D. Germán Mazuelo ni a ningún administrador de la página. Dios me libre de tal proceder, cuando justamente, por el contrario, le profeso al autor de este artículo una enorme simpatía y consideración por su trayectoria y por todo lo que escribe, que me parece admirable. Al contrario, le animo a seguir en esta línea, con la que me siento plenamente identificado, que me parece admirable y le expreso mi reconocimiento y agradecimiento.
2) Sinceramente, creo que el autollamado D. Rigoberto está usando ese lenguaje tan rebuscado porque piensa que así practica el sarcasmo y la ironía de forma sutil para reirse de los ideales cristianos y de los católicos en particular. Aparte del lenguaje tan extravagante y anticuado, el llamar "hembras" a las mujeres, cosa que, normalmente, no hace ningún católico ya que no somos machistas, le delata de forma bastante clara.
Sinceramente, no me parece su habla ni su proceder el de un buen cristiano.
Ahora sí termino ya y les deseo a todos que la paz de Cristo permanezca en todos nosotros.
Debemos apresurarnos para manifestar nuestro desacuerdo con los planes de Gallardón. De otro modo, "lloraremos como críos lo que no supimos defender como adultos".
Al Pp no le interesa que una mujer aborte, sino que lo haga sin permiso: permiso de sus padres, permiso de uno o dos psiquiatras. Como que siente que al tener cómplices la mujer, su decisión deja ser mala, aunque lógicamente la complicidad social empeora, y no atenúa, el crimen materno.
Tanto una mujer que aborte, como todos aquellos que la apoyen (sus padres, psiquiatras, médicos) hay un sitio donde debieran estar. Ese sitio se llama cárcel. Aclarémosle la situación al Pp de una vez.
Los comentarios están abiertos siempre y cuando se mantenga el respeto, sin uso de términos ofensivos a quienes vierten sus opiniones.
Pero esta persona es un ateo que está haciendo mofa y befa de la Madre Iglesia, del Sagrado Corazón de Jesús y de su Santa Madre. A esto yo lo llamo blasfemia.
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