Santo Tomás de Aquino hoy.
A lo largo del tiempo en que me he dedicado al estudio del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, me he topado, innumerables veces, con personas que lo rechazan sin haberlo leído, o al menos sin haberlo leído lo suficiente. Me he topado también con otras que por la claridad y precisión de sus formulaciones creen que lo han entendido, pero tan pronto entramos un poco más en materia, alcanzo a percibir que tampoco lo han leído lo suficiente. Eso no es de sorprender, porque quienes hemos intentado leerlo, nos damos cuenta de que leer a Santo Tomás no es algo fácil tanto por la extensión como la profundidad de su obra. Sin embargo, me he percatado de que el problema radica en que, para entender el verdadero sentido de una formulación de santo Tomás, es necesario conocer las conexiones que se articulan en todo un tratado que tiene que ver con un modo de ser, con un modo de pensar y con una profunda espiritualidad. Para comprender a Santo Tomás es necesario situarse en su existencia en su época, como religioso, es decir, como hombre de fe.