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29.04.17

Santo Tomás de Aquino hoy.

A lo largo del tiempo en que me he dedicado al estudio del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, me he topado, innumerables veces, con personas que lo rechazan sin haberlo leído, o al menos sin haberlo leído lo suficiente. Me he topado también con otras que por la claridad y precisión de sus formulaciones creen que lo han entendido, pero tan pronto entramos un poco más en materia, alcanzo a percibir que tampoco lo han leído lo suficiente. Eso no es de sorprender, porque quienes hemos intentado leerlo, nos damos cuenta de que leer a Santo Tomás no es algo fácil tanto por la extensión como la profundidad de su obra. Sin embargo, me he percatado de que el problema radica en que, para entender el verdadero sentido de una formulación de santo Tomás, es necesario conocer las conexiones que se articulan en todo un tratado que tiene que ver con un modo de ser, con un modo de pensar y con una profunda espiritualidad. Para comprender a Santo Tomás es necesario situarse en su existencia en su época, como religioso, es decir, como hombre de fe.

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21.04.17

Breves anotaciones sobre el fin del mundo.

Según el Apocalipsis, una vez derrotada la Bestia y el falso profeta, la historia terrena habrá terminado.[1] En ese momento, el juicio final se llevará a cabo en un instante entrando la historia en la eternidad. Todo quedará al descubierto por la luminosidad del Verbo, de modo que ya no habrá nada secreto. La conciencia del hombre será expuesta por la luz y se realizará la separación definitiva del bien y el mal. Las dos ciudades que son la ciudad de Dios y la ciudad del mundo quedarán totalmente separadas. “Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo y entonces se herirán los pechos todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con grande poderío y majestad. Y enviará sus ángeles con sonora trompeta y congregarán sus elegidos de los cuatro vientos desde un extremo del cielo hasta el otro extremo”.[2]

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13.04.17

Prefiguras del Anticristo en los siglos XX y XXI

Mientras el demonio es un ser personal angélico condenado por la soberbia. El Anticristo, que es su emisario individual o colectivo, es un político. De aquí que todos los políticos que ejercen un poder en contra del bien común y de la riqueza de la singularidad, para igualar todo en un orden colectivo y degradante de la cultura, son figuras del Anticristo. Estas figuras promueven el secularismo radical que consiste en el amor del mundo y el desprecio a lo sagrado.

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8.04.17

Satanás, el Anticristo y el Gran Impostor.

 

Los católicos sabemos que hay un fin de la historia temporal o terreno que coincide con la apostasía general de los últimos tiempos y que ya había sido revelada en las Sagradas Escrituras. Se trata del fin del reino del Anticristo. Porque existen dos historias, una historia de la vida que conduce a la plenitud del ser y otra de la muerte que arrastra al abismo. El asunto central es que hay un punto culminante del mal que tiene su plenitud en los niveles más altos de iniquidad. Mientras el bien tiene su plenitud en la Encarnación del Verbo, el mal tiene su punto máximo. Este mal sigue un camino opuesto al de la caridad. Y es que, así como la caridad puede crecer o decrecer en esta vida, la iniquidad también puede crecer o decrecer. Pero no olvidemos que esa historia de la iniquidad tiene un punto máximo que coincide con el último embate del mal contra el bien. El amor egoísta de sí mismo contra el amor de Dios. Se trata nada más y nada menos que del Anticristo contra Cristo.

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29.03.17

El fin de los tiempos históricos.

En su obra: “La ciudad de Dios”, San Agustín nos enseña que tanto la ciudad de Dios como la ciudad de los hombres, tienen fines opuestos. Mientras la ciudad de Dios tiene como fin la paz eterna, la ciudad de los hombres tiene como fin la destrucción. Porque en la medida en que la ciudad terrena busca el fin en sí misma, no puede sostenerse en algo que sea permanente. El error de la ciudad del mundo radica en colocar en el lugar de lo absoluto y de lo inmutable, lo relativo y mudable que conduce a la nada. De modo que mientras la ciudad de Dios se encamina a la paz que trasciende esta vida, la ciudad del mundo tiene su fin aquí. Los ciudadanos de la ciudad de Dios están en el mundo sin ser del mundo. Están en la ciudad temporal, pero sin ser de la ciudad temporal. Por eso para los ciudadanos de la ciudad de Dios, es muy importante reflexionar sobre el tiempo.

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