La Encíclica Pascendi hoy.
Es de llamar la atención que a poco más de cien años de haberse publicado la Encíclica Pascendi, nos encontremos en un contexto que no sólo no ha superado la crisis que expresa el documento, sino que estamos viviendo sus más radicales consecuencias.
Es un tanto escandaloso que la Encíclica publicada en 1907 afirmara que en ese entonces, ya no era necesario buscar a los enemigos de la Verdad, custodiada por la Iglesia durante dos mil años, entre los ateos y apóstatas declarados que se encontraban fuera de la Iglesia, sino que había que buscarlos ocultos al interior del seno y del corazón de la Iglesia fabricando errores que eran tanto más perjudiciales que los errores de los enemigos declarados que se encontraban fuera.[1]