El hombre imagen de Dios frente a la concepción del hombre del helenismo.
El hombre ejerce un gobierno sobre las cosas del mundo, análogo al de Dios. Esto significa que el hombre reina sobre las cosas del mundo ejerciendo una soberanía análoga a la de Dios. Y esto se puede comprobar porque el hombre es inteligente y libre y gracias a esa inteligencia y libertad está dispuesto a la virtud y a la gracia divina. Pero más importante que todo eso, es que el hombre es consciente de su semejanza con Dios y de la semejanza del todo el universo a Dios, y eso le hace moverse para alcanzar a Dios. Por eso dice Santo Tomás que la imagen de Dios se encuentra en el alma humana en cuanto se dirige hacia Dios o en cuanto su naturaleza le permite dirigirse a Dios.[1] De aquí que para el cristiano sea tan importante el conocimiento que el hombre pueda alcanzar de sí mismo, incluso por encima del conocimiento del mundo exterior.[2] Porque el autoconocimiento del hombre le permite regir su conducta y alcanzar a Dios como su último fin.
El hombre cristiano sabe que de entre las cosas que existen, unas están por encima de él, otras están a su nivel y otras por debajo. Y de todas estas cosas, conocer al mismo hombre le es fundamental, aunque su conocimiento no deba limitarse al conocimiento de sí mismo. El hombre cristiano sabe que su conocimiento de sí mismo es importante pero no se limita a eso porque, a diferencia del griego, sabe que no puede tener conocimiento verdadero sobre sí, si no conoce otra cosa más allá de sí mismo. El cristiano sabe que para conocerse hay que colocarse por debajo de lo que es superior y por arriba de lo que se es inferior. El hombre cristiano, es consciente de su dignidad porque si no fuera consciente de eso, caería en la bestialidad. Gracias al cristianismo, el hombre sabe que esa grandeza y dignidad no le viene de sí mismo sino de su creador, de modo que el cristianismo lo libra de caer en la vanagloria destructiva o incluso en querer usurpar el lugar de Dios.
Por lo anterior, Santo Tomás coloca al hombre entre el ángel y la bestia. Ve que el hombre sintetiza todo el cosmos porque todas las creaturas del universo se hallan de algún modo en él. Por eso dice que el hombre colinda con el mundo de los espíritus puros y el de los animales irracionales.[3] El cuerpo se ordena al alma y el alma se ordena a Dios. Sin embargo, Santo Tomás es consciente de que es muy difícil al hombre conocerse a sí mismo y conocer a Dios. Por eso se da cuenta de que el hombre cristiano es el único que sabe qué es lo que lo pone por encima de las creaturas, porque sabe de qué creador es la imagen, y por eso mismo es consciente del abismo insondable que es.
Santo Tomás trata el asunto del conocimiento de sí mismo,[4] superando la idea platónica de que el alma es una idea en la materia, y superando la noción aristotélica de que el alma es una forma perecedera de un compuesto. Santo Tomás, como cristiano, ve que el alma es una substancia espiritual, inmortal, dotada de una personalidad indestructible. Ve que el alma es para el hombre un sujeto activo que, sin embargo, ha de conocerse por medio de lo sensible. Ve que, creado a imagen y semejanza de Dios, el hombre es una substancia espiritual que tiene que expresarse cuando quiere conocerse. Santo Tomás hace la precisión de que el alma engendra su conocimiento porque su intelecto es una participación creada de la luz de Dios.
De todo esto deducimos que, al hombre cristiano, a diferencia del griego, le interesa saber el origen de la idea de lo infinito porque, a diferencia de los griegos, cuenta con la doctrina de la creación y de la imagen divina. Y por si todo eso fuera poco, el cristiano cuenta con Jesucristo en el que ve a Dios y ve al hombre, y al verlo se da cuenta que la sabiduría consiste en conocer a Dios y conocerse a sí mismo. Por eso el cristiano comprende que el conocimiento verdadero de nosotros mismos nos conduce necesariamente a Dios como nuestro fin, dándose cuenta de que toda actividad humana ha de subordinarse Dios para vivir en sociedad con Él.
2 comentarios
La peor creatura sobre la faz de la tierra que acaba con todo y se destruye a si mismo
Juan 8:44
Sois de {vuestro} padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
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