San Agustín y las dos ciudades
San Agustín nos enseña con mucha claridad la existencia de dos ciudades: la Ciudad de Dios y la ciudad del mundo. La Ciudad de Dios es unificada por la caridad que puede crecer y decrecer, y su fin es el establecimiento de la Ciudad celeste, que es la misma Ciudad de Dios cuyos miembros ya han alcanzado la beatitud. De modo que, San Agustín nos presenta dos ciudades: la de Dios y la del mundo, pero en la Ciudad de Dios hay dos sociedades, la que está en camino de santidad y la que posee actualmente la beatitud.
El origen y el fin de la Ciudad de Dios es la Santísima Trinidad. La Ciudad de Dios fue fundada por Dios quien es su principio, por el Verbo por el cual es sabia, y para la santidad que es El Espíritu Santo que es Dios mismo. Por eso es posible decir que Dios fundó la Ciudad de Dios por el Hijo y para gozar la santidad del Espíritu Santo.[1] De modo que los miembros que han alcanzado la bienaventuranza eterna participan de la eternidad de Dios que les da permanencia, de la verdad de Dios por la que son sabios y de su gracia por la que son santos.[2]
La Ciudad de Dios está conformada por los bienaventurados y por los hombres que en la Tierra peregrinan hacia la bienaventuranza. De donde se desprende que entre los pecadores hay unos elegidos que son predestinados a la Ciudad de Dios.[3] En suma, La Ciudad de Dios está conformada por la Ciudad celestial y la ciudad peregrina que son como un templo de almas y de hombres, prefigurada por el Templo de Israel. Se trata de una comunidad o una sociedad santa unida por la caridad.
Contradictoriamente a la Ciudad de Dios, surge la ciudad del mundo que San Agustín confronta con la Ciudad de Dios: “dos amores fundaron dos ciudades, es a saber: la terrena el amor propio hasta llegar a menospreciar a Dios, la celestial el amor a Dios hasta llegar al desprecio del sí propio. La primera puso su gloria en sí misma, y la segunda, en el Señor; porque la una busca el honor y la gloria de los hombres, y la otra estima por suma gloria a Dios, testigo de su conciencia; aquélla, estribando en su vanagloria, ensalza su cabeza (Ps. 3,4); aquélla reina en sus príncipes o en las naciones a quienes sujetó la ambición de reinar; en ésta unos a otros se sirven con caridad, los directores, aconsejando y los súbditos, obedeciendo; aquélla en sus poderosos ama su propio poder; ésta dice a su Dios: a Vos, Señor, tengo de amar, que sois mi virtud y fortaleza (Ps. 17,2); y por eso en aquella sus labios, viviendo según el hombre, siguieron los bienes, o de su cuerpo, o de su alma, o los de ambos; y los que pudieron conocer a Dios: no le glorificaron como a Dios, ni le hicieron gracias, antes se desvanecieron entre sus pensamientos y se entenebreció su insensato corazón. Alardeando de sabios, embrutecieron; y trocaron la gloria del Dios inmortal por un simulacro de imagen de hombre corruptible y de volátiles, de cuadrúpedos y de reptiles; porque la adoración de tales imágenes y simulacros, o ellos fueron los que la enseñaron a las gentes, o ellos mismos siguieron e imitaron a otros, y adoraron y rindieron culto a la creatura antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos (I Rom. 21-23, 25). Pero en esta ciudad (la de Dios) no hay otra sabiduría humana sino la verdadera piedad y religión con que rectamente se adora al verdadero Dios, esperando por medio de la amable compañía de los santos, no sólo de los hombres, sino también de los ángeles: que sea Dios todas las cosas en todos (I Cor. 15, 28).”[4]
En este texto se ve claro que el principio y el fin de la ciudad del mundo son absolutamente seculares. Tal y como sucede en los Estados liberal y socialista que tienen como fin el dinero y el Estado respectivamente. Las ciudades que viven bajo estos sistemas quedan ancladas exclusivamente en el mundo. En el Antiguo testamento, la Babilonia es el prototipo de todas las potencias seculares que confunden el orden de los medios y los fines hasta disolver los límites entre lo bueno y lo malo. En las potencias seculares no puede haber paz porque en la ciudad del mundo todo se resuelve superficialmente y confusamente. Por eso la ciudad del mundo es pura confusión y por eso su nombre es Babilonia que significa confusión.[5] En Babilonia la felicidad que se busca es terrena y mutable, el alma se cosifica y degrada su naturaleza espiritual. El problema más grave es que en la ciudad mundana no cabe la felicidad completa porque queda trunca, al menos que renuncie a ella, porque no le ofrece más que el goce de lo mutable que es como la nada.
Mientras la Ciudad de Dios se ordena a lo inmutable, eterno y necesario, la ciudad del mundo se ordena a lo mutable, a lo temporal y a lo puramente contingente. La ciudad del mundo es como un deslizamiento hacia el no-ser, hacia a la nada. Esa ciudad es perversa porque tiene su bien propio en el mundo y lo mundano y por lo mismo vive angustiada y anhelando la paz aunque sea intramundana. Y en aras de esa “paz” provoca guerras contra sus partes logrando victorias con paces efímeras. La ciudad del mundo en lugar de sujetarse a Dios, es esclava de las cosas. En ella domina el despotismo que anula la libertad y que oscurece la verdad cegando al hombre de todo lo que puede trascender una “paz” intramundana. Por eso mientras la Ciudad de Dios alcanza la realización plena y la felicidad completa en el Amor de Dios, la ciudad mundana está condenada a la frustración.
17 comentarios
un hombre de hoy en día tiene que quedarse con esas máximas o consejos generales pero en el día a día tiene que tener cuidado con eso, ya puede llegar a obsesionarse y crearse escrúpulos y obsesiones.
Un hombre con un trabajo (claro, hablo de laicos, no de sacerdotes y religiosos, peronas sin gente que mantener) no se puede plantear esos extremos: debe trabajar lo mejor que pueda, promocionar en su trabajo y ganar más dinero por ello y así mejorar la posición de su familia en educación...Un hombre tiene derecho a pasarlo bien en sus ratos libres, a tener aficiones, a tomar una buena comida y acompañada de buen vino. Así la vida se hace más agradable con estas pequeñas compensaciones. Eso Dios no lo puede ver mal porque la vida es así. Dios no puede ir contra la vida, no puede querer a gente en un sinvivir de privaciones y negaciones, máxime cuando Cristo empezó su vida pública en una boda. Con esto no quiero defender a un hombre mundano, sino a un hombre actual y real. Un hombre de mundo, un hombre que vive, que ríe, que goza apasionadamente con la vida esta que tenemos y que cree en Dios y le rinde el correspondiente tributo pero...con los pies en la tierra.
Por otro lado, un hombre no puede abandonarse en Dios en todos los aspectos, creo que no viene mal recordarlo, sólo en aspectos espirituales pero...de "temas abajo" debe confiar en sus propias fuerzas y en los consejos de las personas que le quieren y saben y tienen más experiencia que él.
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San Agustín no dice eso. Ni tampoco la doctrina católica.
Por lo tanto no entiendo de dónde sale ese comentario.
Saludos y gracias,
Manuel Ocampo Ponce.
“dos amores fundaron dos ciudades, es a saber: la terrena el amor propio hasta llegar a menospreciar a Dios, la celestial el amor a Dios hasta llegar al desprecio del sí propio"
Es que todo esta relacionado, ya que un hombre que se desprecia a sí mismo confía todo en Dios por la misma lógica de esta frase. Es lo que los teólogos dicen como "la infancia espiritual" el "hacerse como niños". NO. Insisto, uno confía en Dios en su perfección espiritual, pero en lo referente a la vida aquí abajo - lo que yo llamo "de tejas abajo" - uno debe confiar en sus propias fuerzas y valorarse mucho, ya que el ser humano es lo mejor que hay en este mundo material, la más perfecta criatura. Y luego de valorarse hay que valorar la vida. Eso viene por la frase "desprecio del mundo" que es la consecuencia lógica de quien desprecia a sí mismo y sólo vive para Dios. No: hay que amar al mundo, a sus crituras, salir con los amigos , tomar una buena comida si le apetece y beber buen vino de vez en cuando y sólo no abusar de ésto por criterios estricamente médicos. Dios no quiere, insisto, tipos tristes y ojerosos: quiere gente que viva el mundo con apasionamiento, que disfruten del mundo, que para eso lo ha creado Dios.
Esto sí que tiene que ver con el texto que ha puesto y la doctrina católica, y de eso sé un poquito por propia experiencia, puede llevar a una persona a esa actitud ante la vida. Hay que rendirle el culto debido, sí,pero siempre, insisto por que es muy importante, hay que DISFRUTAR del mundo material sanamente. Y esto no quiere decir el llevar una vida sin sacrificio, pero no desde luego las mortificaciones interiorer y exteriores, las privaciones voluntarias...eso va contra la vida, es una negación práctica de la vida, admitiendo que no es malo en sí el sacrificio, por ejemplo, de un profesional que pasa 10 horas en el laboratorio por sus hijos, para ser mejor profesional y así ganar más dinero por su mayor prestigio y beneficiando por ello a su familia, pero... las mortificaciones sin una finalidad práctica en esta vida: duchas de agua fría, privaciones de comida que a uno le gusta... miles de pequeñas moritificaciones que hacen que la vida sea un continuo "morir a alfilerazos" eso va contra la vida.
La vida es mas simple y no tan alambicada como los razonamientos clericales de los teólogos, personas que han "renunciado al mundo" y que inconcientemente transmiten al mundo su propias actitudes interiores personales que les llevaron a abandonar al mundo y "tomar los hábitos".
Dios quiere tipos sanos, alegres, vitales, joviales, gente que se lo pase bien en los ratos libres, que disfruten de lo que el mundo ofrece (siempre que no vaya contra la moral, por supuesto, con sentido común) no quiere tipos tristes y contemplativos, pasivos, quiere gente proactiva. Inisisto, esto no conlleva que la persona sea indiferente religiosamente o que no haga obras de misercordia. Creo que se me entiende. En este mundo quiere a las Martas, las Marías...para el convento, pero no quiere a las Marías en medio del mundo.
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Las cosas son todavía más sencillas. Tomar la cruz y seguir a Cristo. Veamos lo que hizo Él y cómo acabó. Y luego los apóstoles.
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Las dos Javier.
El daño que han generado cierto clero (no todo ciertamente) es abrumador.
¿Acaso quiere Dios que vivamos muriendo a alfilerazos? Mortificaciones voluntarias, privaciones... No.
Tomar la Cruz de cada día y seguir a Cristo es afrontar las dificultades de la vida y no desertar, algo muy lógico por otra parte pero para nada hay que sobrecargar la cruz con mortificaciones clericales. Ese matiz oscurantista no era el original de Cristo -un Dios hecho hombre alegre y vital por otra parte-. No, hay que vivir y ser rabiosamente feliz en este mundo y procurar que los religiosos y sacerdotes (no todos) dejen de expandir oscuridad y tristeza al mundo de los laicos.
Te recomiendo algunos pasajes del Evangelio:
Evangelio de Lucas
La parábola del rico insensato
12:16 Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
12:17 y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha".
12:18 Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
12:19 y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida".
12:20 Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?"
12:21 Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
La confianza en la Providencia
Evangelio de Mateo:
6:19 No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, Santiago 5, 2-3 y los ladrones perforan las paredes y los roban.
6:20 Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
6:21 Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
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6:25 Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
6:26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
6:27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ...
Estimado manuel gonsalez, espero hayas entendido que Ciudad es la Ciudad Eterna donde convenga vivir.
Por cierto espero que la confusión del Sr. Manuel G. sea anterior a la reciente y confusa declaración con la que se acusó de "cobardía" (pusilanimidad) por sobre enfocarse en seguir "todos", los 10 Mandamientos.
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Muchas gracias.
Efectivamente la Iglesia purgante forma parte de la Ciudad de Dios. Aunque no es lo mismo que la peregrina que es la que se encuentra aún en la Tierra.
Yo no tengo una visión carente de trascendencia. Yo creo en Dios y creo en los "novisimos" por lo que las citas evangelicas que me proponen no son innecesarias ya que yo no soy de los de "comamos y bebamos que mañana moriremos". No es tan simple como eso.
Digo que se debe ser lo más feliz y vital en este mundo que se pueda. Eso es compatible con ir a Misa o rezar rosarios. Es vivir sin ENCADENARSE a los bienes materiales pero si encarta, disfrutarlos lo mejor que se pueda: viajes, relaciones sociales, comidas... Llevar una vida feliz y no gris. Ser creyente pero disfrutar del mundo creado, y eso es compatible con una vida de piedad y ayuda a los pobres.
Suelo discrepar de tus comentarios, pero has formulado una muy buena pregunta.
Manuel Gonzalez
A ver que está claro.
Dices: Viajes, relaciones sociales, comidas...llevar una vida feliz....
Bueno, conozco personas que sin viajar, o siendo algo tímidos o solitarios, viviendo una vida frugal, o incluso con enfermedades terminales....son felices.
Te recomiendo leer las Bienaventuranzas (Evangelio según San Lucas 6, 20-26) y comparar si es posible ser pobre, tener hambre, ser perseguido.... y a la vez viajar, tener relaciones sociales, comidas, etc.....yo, lo dudo.
Te recomiendo finalmente que: "Busca primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura”. Mateo 6,33...
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Si tú conoces gente en estado terminal que son felices...ESTUPENDO. De eso se trata, de intentar disfrutar del mundo sensible que nos ha puesto Dios y ayudar a nuestros hermanos a que vivan mejor de lo que lo hacen y si no podemos por nuestro estado disfrutar del mundo sensible, centrarnos en las esperanzas futuras sólamente. Es decir, no hay escusa para disfrutar de la vida, bien por su valor en sí misma o por lo que viene después. Perfecto. Que tú conoces gente tímida que es feliz, pues lo mismo, no tiene nada que ver. Tiene un problema de relaciones interprersonales que se supera con la edad y en el peor de los casos con ayuda terapeutica, porque...es un problema personal el ser tímido pero no los tímidos son infelices, pueden ser felices y creo que de hecho los hay felices y muchos. No entiendo bien a qué viene la mencion a los tímidos. NO me has comprendido y es bien sencillo mi mensaje.
Vamos a recomenzar, a ver si nos enteramos todos, Jorge.Todo mi argumentario estaba motivado por la frase que nuevamente cito textualmente de San Agustín:
"dos amores fundaron dos ciudades, es a saber: la terrena el amor propio hasta llegar a menospreciar a Dios, la celestial el amor a Dios hasta llegar al desprecio del sí propio"
Esta frase de San Agustín, persona que tuvo una vida civil azarosa y problemática y que acabó en la vida religiosa con un fuerte sentimiento de malestar de la vida que llevaba, se explica por su misma vida que llevaba hasta que tomó los hábitos. Una frase de una pesona desengañada del mundo y que le llevó a "despreciarse a sí mismo" y por ende al mundo, a despreciar al mundo material y centrarse en Dios.
Bueno, pues esta frase están en el fondo del hombre medieval y tuvo que venir el Renacimiento para recordarnos que este mundo es hermoso y hay que disfrutarlo, no perdiendo la visión sobrenatural del mismo, pero desde luego, hay que disfrutarlo. Es una obligación moral incluso el disfrutarlo y el intentar pasarlo bien si se puede, si no se puede, por lo menos intentarlo y si aún no se puede por nuestro estado terminal lo que hay que hacer es pensar que en el Cielo vamos a estar mejor y para siempre. No hay escusa para estar alegres y disfrutar rabiosamente del tiempo, ya que el mismo sufrimiento del terminal es mérito para la gloria futura.
Aquella frase aún perdura en mucha gente triste, gris, que no sabe disfrutar del mundo y se empeña en ver en el cristianismo cruz, mortificación y martirio (un forero dijo:" Tomar la cruz y seguir a Cristo. Veamos lo que hizo Él y cómo acabó. Y luego los apóstoles. " Tomar la Cruz yo lo relaciono con afrontar las circunstancias que nos vienen e intentar resolverlos, pero no el vivir como un monje en medio del mundo. No hay que seguir el ejemplo de María para los que estamos en el mundo, sino en el de Marta. Es aquí donde se libra la batalla.
YO no me imagino a Cristo con la cara triste de muchos curas, que parecen que vivir para ellos es "mancharse" del espíritu mundano del mundo, cuando ellos proceden del mundo. Para nada, el que ayunara en cuaresma no dice nada más que eso, que ayunó EN CUARESMA. Luego seguro que iría a casa de amigos, conocidos, a bodas a reuniones incluso a casas de nobles romanos que admirarían su palabra, y allí no iba a beber sólo agua por mortificación, no, comería, incluso puede que riyera y bailara con alguna, quién sabe.
Asi que... si se tiene dinero para hacer un viaje, que se haga, sólo se vive una vez, o buenos restaurantes o buen marisco y vino. Todo con moderación y no por espíritu mortificado heredado de la ordo clericalis, todavía presente en la Iglesia católica.
Playas, chiringuitos, buen sol. ¿acaso es pecado el disfrutarlos? no. Es pecado el ser mundanos y no creer en el mas allá, pero para el que cree en el Cielo y en Dios, por qué no puede disfrutar con tranquilidad, sin escrúpulos del mundo lo más que pueda.
Fuera el espírito de sacristía en la Iglesia católica, Iglesia que está formada por el 99% de laicos.
No Hay imperio eterno aquí en la tierra, Solo Jesús reinara por Siempre.
Y el imperio mas fuerte en la historia de la ciudad de los hombres sera el mas breve, solo 7 años.
Muchos pasaran a la Ciudad de los hombres por miedo al sufrimiento.
El camino hacia la ciudad de Dios sera muy difícil, pero al final, todo habrá valido la pena y nos encontraremos con nuestro Salvador.
Despreciar al mundo no es despreciar ni la vida -un Don precioso- ni la Creación, es despreciar el mundo en cuanto a estructura de pecado que nos aleja de Dios. Despreciar la carne, asimismo, es huir de la concupiscencia, no de lo corporal, que es Creación de Dios.
Por lo tanto cuando se habla del desprecio de Sí es hacer lo mismo que ha hecho Jesús al salvarnos -que no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que se humilló hasta la muerte-. No se trata de no viajar, no apreciar lo bueno que uno tiene o no ir a tomar cerveza con los amigos. Todo eso es bueno, y maravilloso si se hace en comunión con Dios.
En cuanto al oscurantismo medieval... Disculpe, pero se ve que tiene muchos prejuicios históricos. Lo que usted refiere como desprecio del mundo material es más propio de herejes tanto medievales -cátaros- como modernos -jansenistas, que precisamente, malinterpretan a San Agustín-.
Y respecto al clero oscurantista... me gustaría conocer alguno. Tengo muy buenos amigos sacerdotes, la mayor parte contagian alegría, y algunos simplemente son personas normales.
Salud.
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