Sacralización frente a desacralización

Resulta que en el contexto en que nos encontramos, el mayor “pecado”, aun dentro de grandes sectores de la Iglesia, es la fidelidad a la doctrina Católica arrastrada por el tsunami de la secularización. Esto se debe a  que el peor mal del mundo actual, es el secularismo materialista que ha relativizado y desacralizado todo. Por eso es necesario aclarar que es imposible restaurar la naturaleza herida sin que se restaure el orden sobrenatural, de modo que mientras el proceso de secularización continúe demoliendo todo, será imposible restaurar al hombre caído y al mundo que ha sido afectado por su caída.

Llama la atención que muchos consideren que el proceso de secularización ha logrado su objetivo y por lo mismo han llegado a difundir que el Cristianismo está siendo superado. De hecho hay quienes han considerado que la postmodernidad ha terminado y ahora nos encontramos en la era postcristiana. Y es que aunque sea contradictorio, el mismo cristianismo está desacralizando el mundo al punto de que en muchos casos se ha convertido en un cristianismo antirreligioso, es decir, en un “cristianismo” ateo.[1] Porque no podemos negar que la última etapa de desacralización no puede ser otra que el ateísmo.

Es triste ver que mientras unos piensan que el  Cristianismo ha sido superado, otros consideran que para que el Cristianismo pueda “continuar”, debe ir siguiendo la misma “lógica” del mundo que no es más que la “lógica” del ateísmo. Proponen seguir una “lógica” mundana en la que la fe que consideran “de antes” o anticuada, tiene que ser superada en aras de una “pastoral” más acorde a los tiempos actuales.

La ciencia y la técnica mal utilizadas, han suplantado lo sagrado en cuanto asumido por Cristo que predica un reino que no es de este mundo. Para muchos, todo lo sagrado forma parte del mito que ha de ser superado porque es anticuado, conservador, rígido, intolerante, excluyente, discriminatorio y obstaculiza lo que se requiere modificar en las conciencias para adecuarse y comprender los tiempos actuales. Para los “ministros” y “evangelizadores” actualizados, eso de que el católico tenga como misión sacralizar el mundo, no tiene ningún sentido. En efecto, entre los mismos bautizados, sean jerarcas o laicos, eso de sacralizar está totalmente descontinuado hasta el extremo de que si alguien sostiene que hay que sacralizar el mundo, esa persona resulta exagerada, repugnante y con cierto fanatismo fuera de toda cordura.

Pero curiosamente y a pesar de todo lo que vemos a nuestro alrededor, todavía existen cristianos que piensan que eso que algunos llaman locura o fanatismo, y que les provoca persecuciones, es la fuerza que históricamente ha tenido la Iglesia.

El verdadero cristiano sabe que la guerra ha sido ganada, y que esas tenebrosidades que se han dado en la historia con diferentes matices y grados, no son más que momentos que se van proyectando hacia el Fin último.[2] De tal suerte que aun cuando pueda parecer lo contrario, y aunque haya grandes fuerzas de secularización dentro de la jerarquía y los laicos que arrastran a  muchos, ese resto de católicos perseguidos actúa como pequeñas semillas bajo la tierra de la incredulidad mundana, y son capaces de ser el fermento que sacralice todo.

Aunque muchos cristianos sean arrastrados, la conciencia cristiana observa la crisis autodestructiva y la apostasía de pueblos y legislaciones, con la convicción de que siempre resurgirán sociedades cristianas que hagan posible que triunfe el verdadero espíritu cristiano. El católico, sabe que el plan de Dios no consiste en una conquista superficial, taquillera y populista del mundo que amplíe la puerta estrecha, sino en una conquista que consiste en la propia conversión lograda por medio de la gracia y los sacramentos, en la que el católico ha de perseverar todos los días.

La fe que fermenta el mundo es una fe sabia, no erudita sino humildemente sabia, capaz de escuchar la voz del Buen Pastor y discernir lo que forma parte de la doctrina de la Iglesia.[3]

Además, el verdadero cristiano, que conoce la voz de Cristo, da la cara por Él mediante el testimonio personal que atestigua y declara a Cristo rebelándose contra el pecado. El verdadero cristiano no es el que no tiene pecados, sino el que aun cayendo reconoce sus faltas y se presta a ser curado por Cristo. El verdadero cristiano es el que se rebela contra la traición habitual del pecado que va minimizando la malicia de vivir pecando, porque es consciente de que el pecado habitual corroe los cimientos de la Iglesia mediante la destrucción de la conciencia cristiana.

De modo que, frente a esta situación crítica observamos dos importantes pilares: El testimonio de los cristianos, y la puesta en evidencia de esta crisis de muerte provocada por las desviaciones filosóficas y teológicas. Esta puesta en evidencia está siendo realizada por los doctos mediante la defensa de la filosofía realista y perenne que permite la argumentación racional y objetiva de la ciencia teológica.[4] Porque ante el triunfo de la Iglesia alcanzado por Cristo en la Cruz, no se ve que pueda haber más que dos caminos: o la sacralización del mundo, o el camino silencioso de un pequeño resto fiel perseguido y sufriente hacia la gloria que vendrá con la Parusía.



[1] Cfr. Caturelli, Alberto. La Iglesia Católica y las Catacumbas de hoy. Ed. Gladius, Buenos Aires, 2006, p. 101.

[2] Idem, p.102.

[3] Cfr. Jn 10, 27 y 28.

[4] Cfr. Caturelli, Alberto, op.cit., p.104.

10 comentarios

  
María Estela
En mi parroquia ya están desacralizando, ejemplo: las faltas de respeto de los ministros de la comunión. Hablé con el padre sobre esto y me dijo que no se puede hacer nada porque están autorizados por el cardenal. Que vea, oiga y calle y me limite a lo mío. Me dejó sin argumentos. Y ya no voy a misa. Ando buscando otra parroquia.
28/05/16 5:22 AM
  
David Quiroa
Quiero comentar que el edificio que ilustra este artículo nunca fue propiamente un templo religioso. Fue construido en una propiedad privada, con el afán de convertirlo en capilla, pero debido a que estaba en un área remota y poco poblada, nunca llegó a funcionar como tal.

Al encontrarlo abandonado, unos inversionistas pensaron que sería interesante utilizarlo para otros fines y propusieron y montaron esa pista de patinaje. Pero nuevamente, debido a lo remoto de su ubicación, nunca logró alcanzar la popularidad. Actualmente sigue abandonado.

El comentario es relevante al tema, pues no todo es lo que parece. San José María Escrivá nos insta a santificar nuestro trabajo de todos los días, pero de maneras poco visibles para la mayoría de personas. Una estampa de la Virgen o un pequeño crucifijo, visibles sólo para nosotros, es más que suficiente para recordarnos que el mundo entero es de Dios y que nuestra vida Le pertenece. Santificar al mundo no requiere grandes aspavientos ni campañas mediáticas de difusión global. Requiere apenas una jaculatoria, un pensamiento, un deseo sincero de hacer el bien. Lo demás no es que esté mal, pero no es fundamental.
28/05/16 8:10 AM
  
Pub
La desacralización de la sociedad es directamente proporcional a la protestantización en la Iglesia. El catolicismo modernista es una peste, causante del debilitamiento y confusión reinantes en parte importante del Pueblo de Dios. El ninguneo de la voluntad de Dios para este tiempo expresada en el Mensaje de Fátima, especialmente por gran parte de la jerarquía, tiene bastante que ver con ello. Sí, aunque sonrían con suficiencia bastantes que lo lean, clérigos incluidos.
28/05/16 7:09 PM
  
Alejandro Gonzalez M.
Saludos
En el articulo La presencia activa de satanas escribe: El Cristiano tiene la capacidad de iluminar, de sacralizar las cosas temporales incluso las más externas, efímeras y profanas aun con las insidias del demonio.

A mi parecer la mayoria de los católicos contribuimos con la desacralización principalmente con el pecado de la omisión, viviendo desvinculados desde nuestra familia iglesia domestica hasta la iglesia global.

Velen y oren nos dice Jesús. Mantengamos el vinculo de la unidad y de la paz.

Bendiciones.
28/05/16 9:03 PM
  
María Estela
Mi contribución como católica fue denunciar las faltas de respeto de una ministra de la comunión y la que quedó mal fui yo. Muy poco podemos los hacer los católicos sencillos, si los mismos curan avalan la desacralización.
¿Ver, oir, callar y limitarme a lo mío? pues no sé.
29/05/16 9:27 PM
  
David Quiroa


María Estela:

En otro comentario me pareció que, después de la denuncia, usted dejó de ir a Misa. Ignoro las circunstancias en que se haya producido el hecho, pero no puede negar que no es correcto que el remedio sea peor que la enfermedad.

Los laicos no estamos puestos como jueces, jurados y verdugos de los sacerdotes, por muy malos que estos puedan ser -o parecer ser-. Yo me he confesado infinidad de veces y no siempre los sacerdotes que escucharon mis pecados han sido santos. Uno o dos seguramente sí, pero no todos. Pero mientras el confesor tenga la licencia eclesiástica, yo no puedo salir del confesionario y decir "esta absolución es nula, porque el cura es malo", por muy malo que sea. Ni siquiera es bueno que por escrúpulos vaya y me confiese de nuevo, porque implica una falta de fe en la gracia de Dios. La obediencia me obliga a aceptar que, aunque yo crea que el cura cometió un error, el sacramento es válido.

Del mismo modo, mucha falta de respeto puede tener la ministra, pero eso no invalida la consagración de la Hostia. Si a usted la trataran mal en la puerta de la Casa Blanca, ¿dejaría de entrevistarse con el Presidente Obama? Pues allí hay alguien más grande que Obama.

Los católicos sencillos tenemos derecho de hablar. Pero antes debemos obedecer. Si el cura falla, su culpa es doble. Si nosotros le fallamos al cura que falló, la doble culpa es nuestra.
30/05/16 9:29 AM
  
antonio
Estudiando y pensando, leyendo el Modernismo del Padre Saénz, y del Padre Iraburu, en relación a está ultima Carta, afecta todos los aspectos de la Vida, la moral y la Sacra, la Influencia de Kant y Hegel, sobre el sentir, por los sentimientossiento y luego creo, y la destrución salvando las intenciones de la FE.aunque ellos mismos no lo crean, San Pio X.
Faltos de Humildad, Obsecados, y que ponen en riego a las almas, nosotros, estimado colega, tenemos en nuestras manos , 100 años de vida, los Sacerdotes, Obispos, Cardenales,,la ETERNIDAD, serán juzgados, con más rigor que a que nostros.
Sentir!!!!!!!!!!
Llenos de jovenes, ignorantes, y prepotentes,treintones, que arrazan con el Sacerdote,quizás con el aval de una autoridad superior, que se las verá con Dios, como todos nosotros.Impidiendo que a una persona que conozca, pueda orar por un ser querido!!!!!!!!!y si alguién sufre en la Iglesia, están tan enamorados de si mismos, que son el centro de la escena , superando la Cruz de Cristo, y su Madre, y al Mismo SANTISIMO!!!!!Me quiero morir en la Iglesia Católica Apostólica y Romana!!!!

Que Dios lo bendiga y lo haga con la Iglesia.

Que Dios lo bendiga y bendiga a la Iglesia
30/05/16 3:00 PM
  
hornero (Argentina)
Tan grave es la desacralizaci'on que demora la restauración de la armonla primitiva anunciada por Pío XII y hoy confirmada por Maria çomo su plan llevado adelante mediante su Aurora.
Todo un mundo que debe ser restaurado desde sus fundamentos (Pio XII).
30/05/16 3:58 PM
  
hornero (Argentina)
David Quiroa: entiendo lo que dice respecto a la Eucaristía, pero no se puede consentir con la falta de respeto hacia la Misma, o sea con su profanación. Si para hablar con el Presidente, el portero lo va a insultata o pegarle, naturalmente me abstengo por respeto al Presidente
30/05/16 4:09 PM
  
María Estela
David Quiroa:
Hola, David, nunca dije que los sacramentos sean inválidos. Mire, con usted ya van dos que tres personas que señalan que estoy juzgando a algunos sacerdotes y ministros de la comunión. Honestamente prefiero que sean mortales como yo los que me acusen de juzgar, a que sea NSJ cuando me toque mi juicio, que me diga que ni tan siquiera me tomé la molestia de decir algo cuando veía cómo lo ignoraban y profanaban estando presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Sagrada Eucaristía, siendo en cierta manera, cómplice. El problema es que yo sí creo que ÉL está ahí.
El señor cura de mi parroquia ya me identifica y seamos sinceros, así como usted, también los laicos que trabajan en la parroquia luego me van a traer en argüendes de que soy pues, mínimo, la que se cree Dios para andar juzgando. Mejor me abstengo de volver ahí. Primero Dios, ya encontraré otra parroquia. Si piensan que me estoy tomando muy en serio la adoración a Dios Nuestro Señor, pues están en lo cierto.
31/05/16 12:42 AM

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