La solidaridad

Uno de los errores del mundo moderno y contemporáneo es estar organizados sobre la creencia de que la sociedad es algo artificial y creado por el hombre. Pero la realidad es que la sociabilidad humana es algo natural; el hombre es sociable por naturaleza desde que se concibe y nace de una pareja humana conformándose así la célula de la sociedad que es la familia. La personalidad y la sociabilidad del hombre significan un recíproco estar unidos y obligados unos con otros.

Lamentablemente las sociedades actuales se fundan en principios falsos como son: por un lado el individualismo liberal o de derechas que niega la naturaleza social del hombre al considerar la sociedad como una asociación artificial y finalista para equilibrar mecánicamente los intereses egoístas e individuales. Y por otro lado el colectivismo marxista o de izquierdas, que degrada la dignidad personal del hombre que queda como un mero objeto de procesos sociales, laborales y sobre todo económicos.

El principio de solidaridad NO es un punto intermedio o central entre estos dos extremos que son el individualismo liberal y el colectivismo marxista que son dos caras de la misma moneda que es el materialismo. El principio de solidaridad es una nueva y característica afirmación sobre la relación que guarda el hombre con la sociedad y que tiene como fundamento la dignidad personal y la naturaleza social del ser humano.

El principio de solidaridad se basa, por una parte, en la recíproca unión objetivamente dada que son los vínculos comunitarios del individuo y de la sociedad, y por otra parte significa la responsabilidad moral que resulta de estos vínculos comunitarios del individuo y de la sociedad pero por otra parte tamibén significa la responsabilidad que resulta del compromiso cumunitario.

El principio de solidaridad va contra el individualismo liberal o de derecha y contra el colectivismo marxista o de izquierda.

Como el hombre es personal y social por naturaleza, las personas están vinculadas a la sociedad pero de tal forma que la totalidad o la sociedad en su conjunto sólo vale si se considera como un medio para que todas y cada una de las personas de esta sociedad se realicen plenamente y en todos los sentidos subordinando naturalmente los sentidos inmanentes a los trascendentes y los materiales a los espirituales. En efecto, la solidaridad debe considerar y estar en función del bien común que es la verdadera realización y el verdadero bien de todas y cada una de las personas que componen la sociedad y que está por encima del bien de las mayorías o de los intereses egoístas de algunos o de un sólo individuo. Es un hecho que la sociedad sobrevive a los continuos cambios de los individuos, pero sus miembros no son individuos aislados sino que sirven al verdadero bien del toodo y al verdadero bien de cada uno que es el bien común.

El principio de solidaridad debe tomar en cuenta que la sociedad no debe abandonar a sus miembrosm sino que debe cuidar de ellos mientras que sus miembros deben subordinar sus intereses particulares en función del bien común que es el verdadero bien de todos y cada uno de los miembros de una sociedad. No del bien de las mayorías o del bien general, sino del bien común de modo que no se trata de la suma de bienes sino de un nuevo valor específicamente distinto del bien individual y de la suma de los bienes particulares.

Lo más importante en este principio es, por tanto, el respeto o reconocimiento de la dignidad personal de tal suerte que ninguna sociedad, empresa o estado debe ver en el hombre exclusivamente un miembro de un equipo o un ciudadano, porque el hombre es más que un trabajador o ciudadano. El hombre sólo debe subordinarse a la empresa o al estado en lo que corresponde al bien común. Sólo en este caso, es en el que el hombre puede subordinar sus bienes particulares y aquí vemos que el verdadero bien de todos y cada uno es un universal ditributivo que además se distribuye jerárquicamente según la naturaleza del hombre y de cada uno de los bienes que constituyen este bien común.

La sociedad es para la persona, la empresa es para la persona, el estado es para la persona…. Y no al revés como hemos venido organizando todas nuestras estructuras atropellando los derechos humanos y del hombre y devaluando la dignidad de la persona y destruyéndonos a nosotros mismos.     

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5 comentarios

  
Ricardo de Argentina
"La sociedad es para la persona, la empresa es para la persona, el estado es para la persona…."
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y la persona es para Dios.
Así fue en la Cristiandad.
Lo cual demuestra palmariamente dos cosas:
Una, que rotos los vínculos con Dios, la persona queda a merced de los poderosos. Que son los "ricos" del Evangelio.
Otra, que son esos mismos "ricos" los que han planeado e inducido la Gran Apostasía, valiéndose en primer lugar de la sofística de los "filósofos" que les han servido.

Los poderosos obtienen su poder en las Democracias Liberales a través del Dinero, y en los Estados Marxistas a través del Partido.
Sistemas ambos que parten de un tronco común (la ideología liberal) cuya prioridad es apartar al hombre de Dios.
08/04/15 8:58 PM
  
La caida de Pablo
No quisiera que se me interpretara mal, y que intento introducir la politica en este comentario; pero leyendo tu post no puedo menos que recordar a Jose Antonio Primo de Rivera, me parece estar leyendolo. Pero es inevitable, su pensamiento y su doctrina estan fundadas sobre la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias Manuel por tu sumamente nitido y aclaratorio articulo.
08/04/15 11:43 PM
  
Cos
Yo voy a discrepar :), si me lo permite, Don Manuel.

"Solidaridad", en mi opinión, es una de tantas palabras que nos han colado por la puerta de atrás. Lo primero que habría que hacer sería acudir al origen etimológico y al recorrido que ha tenido el término a lo largo de la historia. Existe una guerra lingüistica declarada y hay que ser consciente de ello.
Es que resulta que en alguna ocasión me he interesado por el asunto y he leído sobre ello, lo que pasa es que ahora no me acuerdo muy bien. Diría que el término viene del mundo legislativo, queriendo decir algo así como "el que se hace cargo de la responsabilidad del conjunto". Algo así. Del mundo legislativo, o sea una especie referida a un tipo de compromiso contractual, y además del mundo legislativo francés.
La raíz sería "sol", muy problablemente un término indoeuropeo, y elsufijo "ario" indica pertenencia o procedencia. O sea, perteneciente al grupo o al conjunto, como un engranaje en el que cada pieza funciona en relación con el resto de los elementos. Hasta ahí todo normal si nos atenemos a su uso dentro del mundo judicial.
El problema viene desde el momento en el que se interesa el uso de la palabra aplicada al ámbito de lo social porque, en tal caso, hablaría de un tipo de adesión particular de un individuo a los intereses de un colectivo, asimilando su comportamiento con las operaciones de un engranaje o convirtiéndo el significado a un puro intercambio de intereses dentro de la consideración contingente de cualquier empresa humana.
De hecho, el solidario suele ser solidario en función de la misma respuesta solidaria por parte de otros miembros del colectivo. Por lo general nadie suele ser solidario con quien no es asimismo solidario con él. Ese es un tipo de contraste bastante evidente con la "cultura" cristiana.
Además, yo diría que el término, en su acepción política empezó a usarse en Francia a raíz del pensamiento ilustrado y revolucionario y, precisamente, una vez que el otro término inicialmente elegido que mas se le parecía, y que fue al que se quiso sustituir, o sea el de la "fraternidad" sonaba todavía excesivamente eclesiástico. Incluso diría que quién comenzó a extender su uso fue Diderot.
En mi opinión, frente a solidaridad :Piedad o fraternidad. O en todo caso que quede bien claro que tal solidaridad, es decir la acción particular de un individuo dentro del ámbito social y dirigida ésta a la búsqueda del bien común, esa especie de organización dentro de un sistema de engranajes, se debe únicamente a estos fundamentos y a ningunos otros.


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Apreciado Oscar:
Sea cual fuese el origen, ahora es un término que se encuentra en todos los compendios de la Doctrina Social Cristiana junto con el de subsidiariedad y ha de fundarse en el amor de Caridad.
Saludos fraternos:
Manuel Ocampo Ponce.
15/04/15 9:07 PM
  
Palas Atenea
Le doy la razón a Cos. La Iglesia en este caso se ha apropiado de un término que no le es propio. En realidad la solidaridad es moralmente neutra y siempre bidireccional. Aparece como fundamento de sindicatos, tribus indias-el ayllu o ejido-o mafias. No hay nada más solidario que la omertà: si me detienen a mi no te delato y si te detienen a ti tú tampoco lo haces. En caso de que yo colabore con ONGs me dirán que soy muy solidaria pero tal solidaridad es imposible porque no tiene reciprocidad como si la hay en los ejemplos citados. Para conductas unilaterales la misericordia, la justicia o la caridad son términos mucho más adecuados.
17/04/15 4:38 PM
  
Palas Atenea
Es más, hay formas degeneradas de solidaridad, como el corporativismo. A ningún médico le gusta que cuestionen a otro médico, ni a un policía que acusen a otro policía. Ni la justicia, ni la misericordia, ni la caridad degeneran nunca por principio, pero la solidaridad puede ser altamente discutible en muchos casos.
La justicia puede obligarte a denunciar a un compañero indeseable, la solidaridad te obliga a callar.
17/04/15 4:48 PM

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