La Caverna a favor de los Gays

Quizá a algunos les sorprenda, pero es así. En La Caverna somos los más firmes partidarios de los Gays. Los apoyamos hasta el final, contra todos aquellos que los critican. Y especialmente en su lucha valiente e incansable por los derechos de la minoría más discriminada y desprotegida de este país.

¡Cuántas veces he pensado “si hubiera más Gays en política o entre los jueces, las cosas serían muy diferentes”! Eso es lo que necesita este país: voces que no tengan miedo de exigir el respeto que se merecen quienes han sido postergados e incluso masacrados y convertidos en animales de laboratorio. ¿Es que los seres humanos no tenemos todos los mismos derechos?

El lector ya habrá adivinado que estoy hablando de D. Eugeni Gay, magistrado del Tribunal Constitucional. Este juez, a pesar de haber sido nombrado por los socialistas (a sugerencia de Unió), como supuesto magistrado “progresista”, es católico practicante. Y cuando digo católico quiero decir que piensa como católico y no es sólo católico de nombre. Es secretario internacional del Movimiento de Juristas Católicos Pax Romana y miembro fundador de la Red Latinoamericana de Juristas Católicos, así como consejero del Arzobispado de Barcelona y vocal del Consejo Pastoral Diocesano de Barcelona y miembro del Patronato de la Fundación del templo expiatorio de la Sagrada Familia.

Como católico y hombre de bien, Eugeni Gay se ha opuesto siempre públicamente al aborto. No se ha cansado de defender con hechos y palabras a la minoría más desprotegida de nuestro país: la de los niños aún no nacidos, que son considerados seres humanos de segunda categoría por nuestras leyes y por la inmensa mayoría de nuestros políticos. Con el Juez Gay, los jueces del Tribunal teóricamente opuestos a la ley del aborto son actualmente mayoría, aunque es de suponer que, gracias a los tejemanejes políticos tan habituales en nuestro país, eso no servirá de nada.

Así pues, en La Caverna apoyamos a todos los Gays, es decir, a aquellos que, como Don Eugeni, por encima de ideologías políticas, defienden la vida de los niños que aún están en el seno de su madre. Y también a todos aquellos que no esconden su condición de católicos, aunque eso perjudique su carrera o sus posibilidades de medrar en política o en la judicatura. Dios se lo pagará, sin duda. Aunque también sin duda lo pasarán bastante mal.

Quiero terminar con el alegre y esperanzado grito que resuena hoy en nuestra Caverna: ¡Vivan los Gays!

Arqueológico Brutote