El juego de los teólogos disidentes
Hoy vamos a jugar al juego de los teólogos disidentes. Como ya sabrán los lectores, este juego utiliza un método similar al de acción católica: Ver – Juzgar – Actuar.
Vemos cómo razona un teólogo disidente, admirándonos del gran respeto que Dios tiene por nuestra libertad, aunque la utilicemos para meter la pata hasta el fondo. Juzgamos (poquito, porque eso de juzgar está muy feo) que lo que dice son, en gran medida, tonterías. Y actuamos aplicando esa misma forma de razonar a otras cosas, comprobando los resultados absurdos que se obtienen al hacerlo. Es decir, es una forma de demostrar que por ese camino no se va a ningún lado.
Y no crean que este juego es cosa únicamente de cavernícolas ignorantes como el que suscribe: lo inventó Aristóteles y lo usaron a menudo los teólogos escolásticos, llamándolo “Reductio ad absurdum”, que suena mucho mejor.
Hoy vamos a tomar como “teólogo” disidente al P. Joxé Arregi, franciscano. Como pudimos leer ayer en La Caverna, Fray Joxé no cree en los ángeles. Sin embargo, se encuentra con un problemilla: la doctrina católica en general y el Catecismo en particular, la liturgia, la Tradición y la Escritura los mencionan constantemente. Ante eso, en lugar de aprender de la Revelación, este franciscano lo que hace es deformarla, utilizando las mismas palabras pero haciendo que signifiquen algo totalmente distinto. Por supuesto, son muchas y a menudo más graves las cosas en las que el P. Arregi se aparta de la doctrina de la Iglesia, pero ésta resulta muy significativa porque él mismo ha explicado su forma de actuar:
“Los ángeles son una bella manera de decir que nunca estamos solos, y que Dios nos acompaña en todo, que Dios es compañía –Compañero y Compañera– y que, a la postre, somos todos los unos para los otros el ángel de Dios en cuerpo y alma”
Como a ese juego podemos jugar todos, vamos a hacer lo mismo con otros aspectos de la fe, olvidando lo que la Iglesia dice que significan y dándoles un significado nuevo, más cómodo de aceptar. Si los ángeles son una bella manera de decir que nunca estamos solos y que Dios nos acompaña en todo:
- “Fe” es una forma poética de decir “lo que hoy me apetece que sea verdad, siempre que no tenga que comprometerme a creerlo mañana”.
- “Esperanza” es una bella expresión para decir “trabajando todos juntos vamos a conseguir un mundo perfecto, aunque no lo hayamos conseguido nunca y todo indique que no lo vamos a conseguir ahora”.
- “Caridad” es una forma anticuada de decir “justicia social”, la cual, a su vez, equivale a “qué malos son los ricos”, definiendo ricos como “aquellos que tienen la desvergüenza de tener más dinero que yo, por mucho dinero que yo tenga”.
- “Resurrección” es una forma más bonita de decir “te mueres pa’ siempre, pero te recordamos”. Es decir, lo que otros llaman “eufemismo”.
- “Sacrificio” es una forma de decir… de decir… No, eso no hay que decirlo nunca.
- “Milagro” es una linda forma de decir “no se lo cree nadie, pero es una bonita historia para niños, cavernícolas y otros ingenuos”.
- Si “ángeles” es una forma bonita de decir que “Dios es Compañía” y está siempre con nosotros, “demonios” será una forma de decir… bueno, parece que por ahí no vamos a ningún lado.
- “Iglesia” es una bella manera de decir “grupo de amiguetes que no creen en nada concreto, pero que se lo pasan muy bien juntos criticando a la jerarquía”.
- Y, por supuesto, “Dios” es una bella manera de decir “yo”.
Arqueológico Brutote
8 comentarios
Arqueológico Brutote
Bonito sería tu aportación al debate, si no fuera por un solo detalle:
Terminas haciendo más de lo mismo de aquellos que tanto denostas:
Criticas, criticas, criticas y más critica. No esta malo. Pero prefiero a los que edifican y no se mofan sin ningín respeto cristiano de los demás.
"Por sus frutos los conocereis".A tí, no te va a recordar nadie( tal vez los 10 0 12 que siempre leen tus elucubraciones). A los "otros" los van a estudiar siempre por su aportacín(te guste o no).
Atentamente
Por cierto, en las "parroquias pobres" hay mucha y muy buena formación teórica y encarnada en la Vida, y desde ellas resulta difícil entender cómo los "hemanos con una formación civil alta" pueden integrar en sus vidas la fe y El Reino de Dios Encarnado, desde unas claves mágicas y atávicas.
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