Madre no hay más que una
Nos dejaron en el buzón de La Caverna esta mañana una parrafada digna de compartir. Una señora de 86 años, con cien descendientes, habló con los senadores de Salta para defender la familia “con uñas y dientes”.
Estos hermanos argentinos están bravos. Y esta argentina de 86 años no sería de las que lloraran tanto porque la farándula futbolera de Maradona y cía no haya llegado a la final del Mundial. Esta llora de pensar que vayan a robarle el alma a la familia, el alma que es el matrimonio de uno con una y para siempre, delante de Dios. Y clama al Cielo y a la tierra para que por ella al menos no quede. Hale, ahí va, que para todos vale:
Primero ¡gracias por permitirme hablar! Estaba deseando expresarme. Me presento: soy Elena D’Angelo de Marcone, una mujer argentina de clase media. Casada a los 25 años, llegamos a cumplir las Bodas de Plata, luego murió mi marido, ahora tengo 86 años. Tuvimos nueve hijos, a los que ahora se han agregado (saquen la cuenta) 6 yernos, 2 nueras, 58 nietos, 10 nietos políticos y 15 bisnietos: ¡100 personas! descendiendo de un varón y una mujer. Creo que esta realidad me habilita para hablar hoy aquí en nombre de la gran familia argentina.
No vengo a vilipendiar, como personas individuales, a mis hermanos homosexuales, pero, ¡eso sí!, a defender, con uñas y dientes, a la familia. Por eso ustedes, señores senadores, hoy considérenme…¡una leona parida que sale a defender su cría!¿A mis “cachorros” les quieren enseñar ustedes que no somos, o varón o mujer, y que no hay otra? ¿Nos van a obligar a que: a nuestros hijos se les enseñe en las escuelas que se puede elegir el “genero” (o sexo) que uno quiere tener? ¡Tremenda mentira biológica y psicológica! ¿Ignoran que: operaciones, implantes, hormonas, afeites, etc., no logran jamás borrar de los cromosomas el sello genético: equis-y para ellos, y equis-equis para ellas? ¿Y que las características psicológicas correspondientes los acompañarán hasta la muerte?
¿Ustedes estudian la posibilidad de dar fuerza de ley a las parejas entre personas del mismo sexo, que es como usar un par de zapatos, los dos para el pié izquierdo, o los dos para el pie derecho? ¿En eso gastan su tiempo? ¿Esos problemas de esas minorías van a condicionar y cambiar las sanas costumbres de la familia argentina?
¿Es posible que podamos ir a la cárcel por negarnos a renunciar a nuestros más caros valores morales? ¿O es que las leyes se han convertido en un poder tan inmenso y absoluto que hacen cada día más inútil el uso del libre albedrío? Ustedes, varones y mujeres, Senadores de la Nación ¿se van a hacer responsables de tamaña felonía?
Aunque en la Camara de Diputados esta ley ya ha sido aprobada, ustedes pueden todavía reflexionar y cambiar la historia. Pero, sea como fuere, sepan una cosa: la familia vive, late, late en el vientre de cada madre generosa y sacrificada, y en el corazón de cada varón hombre y corajudo para pelearle a la vida y traer hijos al mundo, a Argentina. ¡Esta Argentina nuestra, este mundo nuestro, necesitado de gente, y no de niños abortados, ni de drogas y adminiculos para frenar los nacimientos, y, menos, de estas parejas estériles, que configuran la cultura de la muerte!
Señores: ustedes están hoy en Salta, tierra de gauchos intrépidos y viriles, y de mujeres femeninas y fértiles compañeras para toda la vida; ¡aquí a cada gaucho le corresponde una china! Se van a ir de aqui con un ¡no!, con un ¡no grande como una casa!
Y dicen que, aunque no se podía aplaudir, fue ovacionada y la Presidenta de la Audiencia lo permitió. ¡Gracias, doña Elena D’Angelo de Marcone!
La Rueda sin Aristas
5 comentarios
¿Quién hablará cuando falten esas abuelas que, heróicamente, alimentan, educan y catequizan a una generación cuyos padres están demasiado ocupados en otros asuntos más importantes que su propia salvación y la salvación eterna de sus hijos?
Sólo la Fe tiene la respuesta: Deus providebit.
Roguemos al Señor que envíe trabajadores. La mies es mucha y los trabajadores pocos.
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