Más sobre el adoctrinamiento escolar
La educación sexual de la que habla el gobierno a través de su proyecto de Ley del aborto y de salud sexual y reproductiva contempla la promoción de anticonceptivos, incluyendo la píldora del día después, la visión del aborto como un derecho reproductivo y la normalización de las conductas homosexuales o bisexuales a través del apartado “aceptación de la diversidad sexual” malentendiendo “aceptación respetuosa” por “aprobación moral". Se propone implantarlas con carácter obligatorio para todos los colegios desde los 11 años a través de profesionales sanitarios, según ha informado la Ministra de Sanidad, salvo que las enmiendas a la Ley logren abortar este Capítulo de la misma.
En un Estado de derecho las opiniones y diversos modos de vivir la privacidad deben ser respetados por todos los ciudadanos, incluyendo los que entendemos la educación de la sexualidad orientada hacia la estabilidad de los lazos afectivos. Concretamente, este tema aparece presentado por el Gobierno desde una estrategia de salud preventiva, partiendo de la falsa idea de que el único modo de prevenir las enfermedades de transmisión sexual y los abortos, es introduciendo una enseñanza colectiva que no tendría por qué respetar las diferentes convicciones individuales de las familias. En nuestro país hemos comprobado ya dos cosas: la clara ineficacia de las campañas de salud sexual, basadas en la promoción del preservativo, que se han realizado repetidamente sin lograr sus objetivos y también hemos comprobado el rechazo de muchos padres al adoctrinamiento estatal con 52.000 objeciones a Educación para la Ciudadanía, y la reciente creación de la una Federación Nacional de padres objetores, por similares motivos.