Antes de ti, de dioses y de hombres
Mi mujer y yo decidimos ir al cine el miércoles pasado aprovechando que la entrada está más barata y se puede entrar por sólo 4 euros para disfrutar de una película. En casa estuvimos consultando la cartelera decidiendo entre una película de George Clooney que parecía interesante y con suspense o si íbamos a «la romántica», y al final nos decidimos por esta última; Antes de ti. Conseguimos nuestra entrada tras hacer cola en una fila llena de adolescentes y entramos justo a tiempo en la sala.
No vi el tráiler, pero por lo poco que se veía en la publicidad parecía la historia de una chica que se enamoraba de un chico tetrapléjico y, como en la mayoría de las películas románticas, con esos datos uno ya se podía hacer una idea del desarrollo de la historia. En este caso, y como elogio a la película, he de decir que fue bastante más original de lo que esperaba.
Ante un público con claro predominio femenino, y gran cantidad de chicas adolescentes haciendo gala del pavo y la exaltación de sensibilidad romántica propios de la edad, se expuso una de las películas más inteligente y cruelmente perversas que he podido ver. Sin duda, los ingenieros sociales que desde hace ya más de dos siglos intentan cambiar nuestras vidas para destruir todo lo bueno que milenios de cultura cristiana han traído al mundo deben estar muy satisfechos con el resultado. Me explico.
La inteligencia comienza con el gancho, y es que es muy fácil que alguien un tanto ingenuo, como en mi caso, al ver el cartel y el tráiler de la película (me entretuve en verlo tras ir al cine para ver si me habría dado alguna pista), piense que se trata de una película romántica que pretende al mismo tiempo recordarnos la belleza de la vida a pesar de las adversidades y el poder salvífico del amor, como pueda ocurrir en Intouchables (traducida en España como Intocable), y, pensando en que va a ver una película que te recuerde lo bello que es vivir, entre en el cine. Es fácil que unas adolescentes piensen que van a ver una película romántica que las emocione, y que sus padres, si no suelen investigar bien sobre las películas que hay en cartelera, crean lo mismo y hasta les recomienden ir a verla. Este error, la escasa información que hay sobre el verdadero contenido de la película y, en mi caso, el poco interés por best sellers de esta temática, hacen que el público susceptible de ello, que como vemos puede ser bastante joven, pueda acudir en masa a consumir el nuevo «pastel» que se sirve en los cines.
Luego llega la perversión, y es que, una vez dentro, la película muestra a un chico (actualmente se llama así a hombres en la treintena) rico, guapo, vital e inteligente que, tras sufrir un atropello, queda tetrapléjico y a partir de ahí, debido a las limitaciones propias de las lesiones que ha sufrido, se vuelve uraño, resentido con la vida, y pierde a su pareja y sus amistades. Como es rico, sus padres pueden permitirse ofrecerle todas las comodidades, tratamientos y atenciones que su fortuna y la distribución de su palacete les permite, incluidas la fisioterapia diaria y el cuidado de una chica que le acompaña, vigila y cuida durante gran parte del día. Todos ellos soportan estoicamente y con gran comprensión la actitud y comentarios hirientes, sarcásticos y cínicos del protagonista. Poco a poco, y sobre todo tras la reacción de la chica ante la escena en que la expareja del chico se presenta en su casa con su prometido para invitarle a su boda, la protagonista se va ganando la confianza del joven y en un momento de magistral y sutil perversión de la cinta, el chico le propone ver juntos Des hommes et des dieux (en España, De dioses y hombres).