Recuperando Corpus Christi
De todos es sabido los estragos que ha hecho el progresismo dentro de la Iglesia en Cataluña. Tenemos el triste honor de estar a la vanguardia en el progresismo eclesial. No hay más que visitar la página de Germinans Germinabit para ver de lo que hablo.
Pero, habiendo llegado a tal grado de profundidad, sólo queda tocar fondo y volver a resurgir. Y poco a poco vamos viendo que esto es posible.
Este año en Argentona (Barcelona), después de treinta años, se ha recuperado la procesión de Corpus Christi. De momento con un recorrido cortito, pero con ganas de que en adelante crezca y tenga repercusión.
El día anterior, por la tarde, se reunieron gran número de feligreses en un ambiente festivo para preparar las tradicionales alfombras de flores (este año mucho más numerosas para acompañar el recorrido de la procesión). Allí estaban reunidos niños de la catequesis, padres y madres, catequistas, grupo de jóvenes de la parroquia y feligreses en general; sentados en pequeños grupos deshojando claveles, cortando los tallos a las flores, otros acarreando arena o extendiéndola en el suelo, algunos haciendo fotos, otros yendo y viniendo sin parar… todos contentos: Había un espíritu diferente. Cuando me marché con mi hija de 9 años dejando todo aquello en plena ebullición, ella me comentó apenada: “Hoy todos están contentos… y nosotros nos tenemos que marchar” y realmente, apetecía quedarse. (“Qué bien se está aquí, Señor. Hagamos tres tiendas”)
Del domingo en sí quería destacar el momento de la salida de la procesión. En mitad de la plaza de la Iglesia, la Custodia bajo palio, a sus pies las alfombras hechas de flores, y el seminarista, micrófono en mano, gritando: “¡¡Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar!!” y todos los presentes respondiendo con las mismas palabras. Fue un auténtico acto de desagravio. Yo personalmente lo viví con cierta emoción. Pensaba en la cantidad de blasfemias que tenemos que oírnos en el día a día, en la impunidad de los que así actúan, en el complejo de inferioridad que tenemos habitualmente los católicos y en lo que nos cuesta salir a las calles a proclamar la Verdad a este mundo que tanto lo necesita. Y el micrófono volvía a tronar: “¡¡Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre!!” y volvíamos a responder con las mismas palabras. Hubo cantos: Cos Sagrat, menja i serás fort (Cuerpo Sagrado, come y serás fuerte). La procesión avanzaba por las estrechas calles con alfombras de flores y yo volvía a pensar en lo importante que era lo que estábamos haciendo, no sólo para la Iglesia que formamos, o para la gran mayoría de no creyentes que tenemos alrededor (y que quizá estuvieran mirando), sino para nosotros mismos, para reforzar nuestra fe. Y nuevamente se volvía a escuchar: “¡¡Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar!!” y mientras respondíamos, yo volvía a pensar que aquella era la mejor manera de compensar el mandamiento que hoy en día tenemos tan olvidado: No tomarás el nombre de Dios en vano.
Desde aquí quiero dar gracias a Dios por haber podido vivir este momento, y a nuestro párroco por haber tenido la valentía de recuperar esta procesión del Corpus. Y por extensión, felicitar a toda la Iglesia que, seguro, se alegra por ello junto a nosotros.
Ana, Argentona
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