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3.08.14

(43) Contra las vanas componendas, San Alfonso, doctor moral, y poeta

El mes de agosto para mí es uno de los más luminosos del año. No por razones personales (aunque en él celebro el cumpleaños de mi esposo, uno de los regalos más grandes que Dios me ha dado), sino por las maravillosas fiestas marianas de la Asunción  y de María Reina, además de las de santos que me son particularmente queridos: San Alfonso, San Pedro Julián Eymard, S. Juan M. Vianney, S. Pío X, S.Bernardo de Claraval. Bendito agosto, pues.

SAlfonso

Pensando en San Alfonso, recordaba uno de los sucesos que prácticamente determina su abandono de la abogacía, profesión que ejercía brillantemente en Nápoles, presionado por la arrogancia de su padre. En efecto, nunca había perdido ningún caso que se le hubiera encomendado, hasta que en una oportunidad, el juez falla en su contra debido a un fraude con unos documentos, y la respuesta terminante del santo es “¡Mundo, te conozco!, ¡adiós tribunales!”.

Como patrono de los abogados, nos ha legado unas maravillosas máximas para el abogado católico:

1. “No aceptar nunca causas injustas, dado que son peligrosas para la conciencia y la dignidad propias”.
2. “No defender causa alguna con medios ilícitos”.
3. “No cargar sobre el cliente expensas inútiles; de lo contrario, deberás reembolsarle”.
4. Defiende la causa de tu cliente con el mismo calor que si lo fuera tuya propia”.
5. “Estudia concienzudamente las piezas de los autos con el fin de sacarles los argumentos útiles a la defensa de la causa”.
6. “El retraso o la negligencia pueden comprometer los intereses del cliente; de ahí, que debe éste ser indemnizado de los perjuicios resultantes, si no se quiere contravenir la justicia”.
7. “Ha de implorar el abogado la ayuda divina para defender las causas porque Dios es el primer amparo de la Justicia”.
8. “No es digno de elogio el abogado que se empeña en la defensa de causas superiores a su talento, a sus fuerzas y al tiempo de que dispone, a fin de aparejarse para defenderlas concienzudamente”.
9. “Ha de tener siempre muy presentes el abogado la justicia y la honradez y guardarlas como la pupila de los ojos”.
10. “El abogado que por su propio descuido pierde la causa, queda en deuda con su cliente y debe resarcirle todos los daños que le ha ocasionado”.
11. “En su informe debe el abogado ser veraz, sincero, respetuoso y razonador”.
12. “Por último, las virtudes propias de un abogado han de ser la competencia, el estudio, la verdad, la fidelidad y la justicia”.

Hoy, podemos decir que la mayor parte de los sofismas, persecuciones, guerras, injusticias y aberraciones que presenciamos, vienen de la mano del mundillo de las leyes humanas, que pretenden reírse de las leyes de Dios. No quepa duda de que el Anticristo, ánomos por antonomasia, reinará en el mundo multiplicando leyes por doquier.

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5.04.14

(33) La "Oración Abrasada" (de S. Luis María y nuestra)

OrAbrasada

Podemos decir que el Credo en sí, el tesoro de la Fe, es inseparable de aquellos que están brillando como luceros junto a nosotros gracias a esa misma fe, que confesaron con su palabra y vida de manera ejemplar. ¿Cómo divorciar la atracción de la fe de nuestra familiaridad con los santos, “nuestros hermanos, las águilas”, como los llamaba Sta. Teresita?

947 “Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros […] Es, pues, necesario creer […] que existe una comunión de bienes en la Iglesia. (…)"Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común” (Catecismo Romano, 1, 10, 24).

Hace unos días, conversando con una persona desanimada, decía que ante ciertas cosas que se ven y oyen, uno se queda a veces sin palabras, con el alma en suspenso, ansiando sólo el silencio y la oración. Pero resulta que la oración es, ya, palabra; la palabra más fecunda. Y yo creo que en esos momentos, en que tal vez ni sabe uno cómo orar, la oración de los Santos, de quienes están ya mirando al Verbo “cara a cara”, es particularmente consoladora y eficaz para mostrar el rumbo.

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13.12.13

29.11.13

(19) NO podemos ni debemos acostumbrarnos -28º Encuentro Nac. de Mujeres Autoconvocadas-

“Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando echan los primeros brotes, ustedes saben que el verano ya está cerca. Así también, apenas vean ustedes que suceden las cosas que les dije, sepan que el Reino de Dios está cerca.El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Cuídense de ustedes mismos, no sea que una vida materializada, las borracheras o las preocupaciones de este mundo los vuelvan interiormente torpes y ese día caiga sobre ustedes de improviso…”(Lc.21,29-34)

NO es suficiente la noticia y las crónicas: hay confusiones…

Desde ya, pido disculpas a los lectores por la extensión de este artículo, pareciéndome que el tema trasciende mucho lo anecdótico, y hay algunos puntos para detenernos, y para que se conozca un poco mejor este tema.

Un año más, ha terminado un nuevo Encuentro de Mujeres Autoconvocadas (que de autoconvocadas no tienen ni las la “a”.) y se empiezan a “coleccionar” y difundir fotos y videos ilustrativos (advertimos sobre su fuerte contenido explícito este año, no apto para menores) para que el mundo sepa que aquí, en Argentina, los Aquelarres no sólo existen, sino que se programan con bastante anticipación, se les proporciona aparato propagandístico y hasta se los declara cínicamente “de interés cultural” y el día menos pensado, si seguimos así, se organizarán plateas de “morbo sacrílego sadomasoquista” a cielo abierto, frente a templos católicos de esta patria que lleva como enseña los colores del manto de Nuestra Señora.

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25.10.13

(17) "Las Leyes del Desorden -lineamientos jurídicos contra el Reinado de Cristo-""

En la brega de los bautizados por el Reinado Social de Cristo (pues éste no es mero enunciado piadoso, sino que requiere del compromiso de aquellos), se hace necesario tomar conciencia de los elementos que obstaculizan este Reinado, y éstos no son sino los clásicos enemigos del alma –mundo, demonio y carne- que, según las diferentes épocas, toman nuevos y variados “estilos”, pero siempre convergentes hacia el mismo fin:

“No preguntéis quién es el enemigo; ni qué vestidos lleva. Éste se encuentra en todas partes y en medio de todos. Sabe ser violento y taimado. En estos últimos siglos ha intentado llevar a cabo la disgregación intelectual, moral, social, de la unidad del organismo misterioso de Cristo. Ha querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad. Es un enemigo que cada vez se ha hecho más concreto con una despreocupación que deja todavía atónitos: Cristo, sí; la Iglesia, no. Después: Dios sí, Cristo no. Finalmente el grito impío: Dios ha muerto; más aún, Dios no ha existido jamás. Y he aquí la tentativa de edificar la estructura del mundo sobre fundamentos que Nos no dudamos en señalar como a principales responsables de la amenaza que gravita sobre la humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios; una política sin Dios. El enemigo se ha preparado y se prepara para que Cristo sea un extraño en la universidad, en la escuela, en la familia, en la administración de la justicia, en la actividad legislativa, en la inteligencia entre los pueblos, allí donde se determina la paz o la guerra. Este enemigo está corrompiendo el mundo con una prensa y con espectáculos que matan el pudor en los jóvenes y en las doncellas, y destruye el amor entre los esposos.” (S.S.Pío XII, alocución del 12-10-1952)

Y tal como está el mundo, parece ser que uno de los modos más efectivos y “elegantes” de persecución de los cristianos es la vía de lo “legal".

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