(234) Monjes del Cristo Orante: crónica de una "denuncia"...
“Felices más bien nosotros, que cada día aumentamos nuestra Fe acariciando el Misterio
en las rugosas entrañas mismas del Pecho del Amor muy lastimado.
Felices más bien nosotros, invitados y movidos a ser por Él mismo
escondidos en la Rosa hendida, mi Refugio y mi Baluarte,
la recámara del Rey herido, el anchuroso Paraíso recobrado,
donde racimos y nieves, tigres y bisontes son míos…
pues en esa vertiginosa vastedad, míos son sus cielos y mía su tierra,
las gentes, los ángeles y la Madre de Dios y las cosas todas.
Pues allí, en ese divino Tajo, el mismo Dios es mío y para mí,
porque Cristo es mío y todo para mí”
(Sermones Monásticos-Diego de Jesús)