Epifanía es nuestra fiesta. ¡Y cuán gloriosamente nuestra! Decíamos hace un año: la fiesta de la “gentilidad” que ha sido conquistada para Cristo; la fiesta de los hombres que son capaces de atravesar el desierto en busca de la verdad, para encontrar, de rodillas, a Quien es la Verdad Absoluta.
Cada día más desierto y oscuro se nos presenta el mundo para quienes quieren seguir a la Estrella y adorar al Niño.
Ellos eran paganos, mas no fueron impíos.
Enfrentaron con astucia al tenebroso monarca,
y no abofetearon nunca al Niño con histriónicas risas ni alborotos vacíos.
Reconocieron la Estrella porque eran hijos de la Luz;
Aunque ellos eran paganos, mas no fueron impíos…
Postráronse ante el Misterio sabiendo que aunque Pequeño
era el Rey de los Cielos…
Y que si El quiso abajarse
La respuesta que cabía era adoración, ofrenda y silencio…
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