(273) “Intrínsecamente perverso”, hoy como ayer -sobre viejos y nuevos sometimientos-
“Vosotros, ricos, llorad a gritos sobre las miserias que os amenazan. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos, consumidos por la polilla; vuestro oro y vuestra plata, comidos del orín, y el orín será testigo contra vosotros y roerá vuestras carnes como fuego. Habéis atesorado [ira] para los últimos días” (St 5, 1-3)
Procurad, venerables hermanos, con sumo cuidado que los fieles no se dejen engañar. (Divini Redemptoris 60)
¡Qué cosa tan misteriosa sigue siendo la libertad! Es como el aire. Sólo se la empieza a valorar cuando se pierde. Veo que también el hombre occidental es apenas libre. Y la causa principal es lo poco que anhela esa libertad.” (Tatiana Goricheva: “Hablar de Dios resulta peligroso")
Creemos que hay que insistir en la calificación que la propia Iglesia ha dado, pues todavía muchos católicos no tienen suficientemente en cuenta que un sistema perverso, esto es, demoníaco, puede perfectamente, como su padre –que es Padre de la Mentira por antonomasia- ir mutando con el tiempo, como un camaleón, prolongando su influencia bajo ropajes nuevos, pero sin variar las hediondas entrañas. Es el caso del marxismo cultural, de cuyo influjo muy pocos escapan, y que tiene hoy arraigadas muchas expresiones en la “forma mentis” del hombre común, siempre con la ayuda tan eficaz del liberalismo.
Muchos han considerado equivocadamente, que su médula es ante todo la violencia o la supresión de la propiedad privada, limitando su alcance a lo económico. Sin embargo, su fin último es el apartamiento de Dios, procurando para ello la completa subversión del orden creado, de tal manera que éste, concebido como medio y vínculo para acercarnos a Él, sea progresivamente transformado en un obstáculo para ello.
Tatiana Goricheva, tras su conversión al Cristianismo figura junto a Solchenitsin y otros muchos, entre los autores a través de cuyas obras Occidente ha podido asomarse a los inimaginables horrores que el régimen intrínsecamente perverso del comunismo ateo aplicó en Rusia, esa nación que según muchos autores -y corroborado por Nuestra Señora en Fátima- habría de tener una peculiar misión en la Providencia frente al mundo. Algo de ello ha debido vislumbrar también el Maligno, para ensañarse como lo ha hecho con los hijos de esa nación, y no es ocioso establecer comparaciones con circunstancias que atravesamos, en las que se entremezclan causas muy oscuras con las que aparecen a primera vista como inocentes, presumiendo una transparencia que no es tal.
Relata Tatiana al comienzo de una de sus obras, refiriéndose a los agentes de la KGB que la habían ido a arrestar:
“Al principio resulta muy difícil encontrar la línea de conducta adecuada respecto de la KGB. (…) el diablo es siempre más hábil que nosotros en cuestiones de gramática parda. Cualquier diálogo que se entabla con él lo aprovecha para “meternos un gol”. En definitiva, la gente de la KGB acaba conociendo lo que quiere, para lo cual se sirve de métodos largamente experimentados y elaborados con todo cuidado, y las personas terminan por convertirse en delatores. (…)”
Una vez arrestada, recuerda:
“Yo rezaba en silencio. Me ayudó especialmente la oración a Jesús “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten compasión de mí que soy una pecadora”. Dicha oración creó a mi alrededor un campo infranqueable (…) Los Santos Padres recomiendan combatir a los demonios no prestándoles atención alguna y no dándoles crédito. (…) No permitía que se adentrasen en mi conciencia. En cierta ocasión, Solzhenitsyn había formulado una regla parecida acerca del comportamiento con la KGB: “No creas nada, no temas nada, no pidas nada”.
Hay, en efecto, una semejanza sorprendente y que salta a la vista entre el proceder de esa organización y los métodos del Maligno. ¡Cuán hábilmente explotan cualquier debilidad humana y qué olfato diabólico tienen para el mal! Su existencia descansa en la explotación de sentimientos humanos rastreros: el miedo, la envidia, la vanidad, la desconfianza.
(…) Es gente que hasta el día de hoy desarrollan una lucha implacable contra la fe, contra el espíritu, contra todo lo que no es accesible a su conciencia pero que consideran como la máxima amenaza y que entienden que es el enemigo más peligroso, y no dejan de ser unos asesinos, cínicos, inhumanos y de una astucia diabólica….” (Goricheva, T.: Hablar de Dios resulta peligroso, Herder, 1987, pp.11-13)
La percepción de lo demoníaco es como instintiva en aquella alma recientemente despierta por la Fe, la fe de los sencillos, que a veces tienen un “olfato” espiritual significativamente más agudo que muchos teólogos. Así también hoy, muchos espíritus sencillos “huelen” en la parafernalia sanitaria universal, cierto “olor a azufre” que no terminan de comprender, pero que por otra parte es descartada o subestimada por quienes deberían advertirlo en virtud de su ministerio, paralizados en muchas ocasiones a causa del miedo o del desconcierto.
El relato de Tatiana, describe también la actitud de sus padres:
“..Mis pobres padres han perdido la cabeza por miedo y porque no entienden nada.(…) Mis progenitores tienen el miedo metido en la sangre, un miedo que paraliza cualquier idea razonable y cualquier sentimiento sano.“(ibid, pp.10)
En efecto, en un régimen impuesto y sostenido bajo el imperio del terror –real o imaginario-, todo disidente es percibido como un agente peligroso que debe ser convenientemente “neutralizado”, como lo han hecho las diferentes tiranías históricas, contando incluso en ocasiones con la necesaria herramienta de la delación, que convierte en “buenos ciudadanos” desde los vecinos hasta a los propios miembros de una misma familia (“padres contra hijos, la nuera contra la suegra……”), como sucedió también en China bajo Mao, en Vietnam y otros países.
En la hora de la prueba, reaccionan no sólo los hombres sino también las naciones, que –no lo olvidemos- tendrán oportunamente su propio Juicio al fin de la Historia. ¡Qué tropel de furias se desatan para desgracia de todo el universo, cuando las naciones más profundamente cristianas reniegan de su vocación de grandeza al servicio de Cristo Rey! Miremos, si no, el derrotero de Francia alejada del Evangelio, o el talante de las Españas -peninsular o americana- cuando vuelven la espalda a su raíz, que está a los pies de Nuestra Señora del Pilar, junto a Santiago. Lamentablemente la reticencia para hablar de castigo ha cegado a muchas almas impidiéndoles también reconocer las infidelidades, y abortar las penitencias reparadoras.
El faro para no perder el Norte ante la ideología reinante, era la Iglesia:
“En un estado totalitario la Iglesia se nos aparecía como la única isla limpia en la que realmente se podía vivir. Era la antítesis de cualquier ideología asesina y embrutecedora, Y el poder de la ideología es realmente absoluto en nuestro Estado. La ideología corrompe la personalidad, mientras que en la Iglesia es la persona la que debe madurar en toda su plenitud. La ideología vive como un parásito de los sentimientos y de la infelicidad de los hombres. En la Iglesia se da el trato efectivo y creador de las personas entre sí, hay una comunicación sin mentiras. Bajo la ideología siempre hay alguien que padece opresión ya sea el cuerpo o el espíritu del hombre. En la Iglesia ese dualismo queda superado y en ella encontramos la plenitud del espíritu y del cuerpo.” (ibid. pp. 82)
Así relata su descubrimiento de la Iglesia (aunque Goricheva se convierte a la fe ortodoxa):
“Entonces irrumpió de repente algo bien distinto. Se abrió la perspectiva antes inimaginable, del perdón y la reconciliación apareciendo bajo una luz cenital. El cristianismo nos liberaba del “karma” opresivo del pasado. (…)
La Iglesia superaba algo que parecía insuperable. Al hastío del eterno retorno se contraponía el acontecimiento histórico singular de la resurrección. En la Iglesia todo era nuevo. Y eso tanto entonces, cuando entramos en ella por vez primera y casi sin saberlo, como (…) años más tarde. El amor a la Iglesia es siempre el primer amor…”(pp.68)
Al llegar a Occidente, es pasmoso el retrato que hace de los cristianos aburguesados en las celebraciones litúrgicas:
“La mayoría está allí como ausente y con gesto de indiferencia, con las manos cruzadas sobre el pecho. Esa es la postura que adoptan hoy en las iglesias rusas únicamente los turistas curiosos (…). En nuestras iglesias sólo se ponen así las gentes de la KGB. (…)”
“Yo tenía la sensación de haber acudido a una enorme reunión de komsomoles, como las que sólo en la Unión Soviética pudieron celebrarse en los primeros años de la revolución de octubre. Resultaba difícil descubrir rostros humanos en aquella masa, reconocer voces humanas detrás de los grisots y aprehender algunas ideas por debajo de las consignas. (…) Para mí ha sido penoso escuchar de labios cristianos: “¡Mejor rojos que muertos!” (ibid.pp.132-135)
Hoy también, muchos entre nosotros prefieren la vida física a toda costa, sin importar qué tipo de vida sea, sin importar qué bienes o valores se posterguen; sin importar incluso la renuncia a la propia identidad. ¿Pero se puede considerar vida auténticamente humana, y mucho menos cristiana, a la pura continuidad de las funciones biológicas?
“Desde esa época toda la vida rusa había cambiado de una manera radical. (…) Era un país en que Dios casi había sido herido de muerte y en el que, después de Dios habían sido asesinadas millones de personas totalmente inocentes. La cultura, la conciencia histórica y nacional habían sido arrancadas de raíz o habían estado a punto de serlo.”(pp.80)
La Iglesia, Madre y Maestra, nos ha orientado con suficiente claridad sobre el carácter de ese régimen profundamente irreconciliable con el Evangelio, no sólo para ser tenido en cuenta por los hombres de su tiempo, sino como advertencia para los venideros, al señalar que
“El comunismo es intrínsecamente perverso, y no se puede admitir que colaboren con el comunismo, en terreno alguno, los que quieren salvar de la ruina la civilización cristiana. Y si algunos, inducidos al error, cooperasen al establecimiento del comunismo en sus propios países, serán los primeros en pagar el castigo de su error; y cuanto más antigua y luminosa es la civilización creada por el cristianismo en las naciones en que el comunismo logre penetrar, tanto mayor será la devastación que en ellas ejercerá el odio del ateísmo comunista. (Divini Redemptoris, n.60)
Por ello, sin negar su relevancia, nos parece preocupante que uno de los primeros análisis que se realicen al observar las consecuencias devastadoras de la actual pandemia, se limite casi exclusivamente al aspecto económico:
“¿Qué sería, pues, la sociedad humana basada sobre estos fundamentos materialistas? Sería, es cierto, una colectividad, pero sin otra jerarquía unitiva que la derivada del sistema económico. Tendría como única misión la producción de bienes por medio del trabajo colectivo, y como fin el disfrute de los bienes de la tierra en un paraíso en el que cada cual «contribuiría según sus fuerzas y recibiría según sus necesidades.
En esta sociedad comunista, tanto la moral como el orden jurídico serían una simple emanación exclusiva del sistema económico contemporáneo, es decir, de origen terreno, mudable y caduco. En una palabra: se pretende introducir una nueva época y una nueva civilización, fruto exclusivo de una evolución ciega: «una humanidad sin Dios».(ibid.11)
Hoy podemos comprobar que la utilización de la emergencia sanitaria para acelerar prácticas eugenésicas es cada día más evidente. Hace unos días, el gobierno argentino no tuvo reparos en sugerir que el aborto era una actividad “esencial” que debería ser exceptuada de la cuarentena según los mandatos de la OMS, y más recientemente no vacilaron en recomendar públicamente las bondades del “sexo virtual” . No hay que subestimar el hecho de que el “negocio” de la pornografía se halla entre las primeras fuentes de ingresos económicos del mundo, aunque mucho menos denunciada que el tráfico de armas. Y ya quisiéramos que el clamor de nuestros pastores sea tan pronta como ha sido su celeridad en la suspensión de sacramentos por creerlos “oportunidades de contagio” (sic), porque la atmósfera moral está tan viciada ya, que se juega la salvación eterna de miles de almas puestas bajo su cuidado.
En efecto, la población bajo prisión domiciliaria y atontada por el bombardeo mediático, se ha ido cocinando a fuego lento hasta considerarse “a punto” para la esquila más brutal desde el punto de vista moral y espiritual.
Sigamos repasando la profética Encíclica:
13. Cuando todos hayan adquirido, finalmente, las cualidades personales requeridas para llevar a cabo esta clase de humanidad en aquella situación utópica de una sociedad sin diferencia alguna de clases, el Estado político, que ahora se concibe exclusivamente como instrumento de dominación capitalista sobre el proletariado, perderá necesariamente su razón de ser y se «disolverá»
14. ¡He aquí, venerables hermanos, el pretendido evangelio nuevo que el comunismo bolchevique y ateo anuncia a la humanidad como mensaje de salud y redención! Un sistema lleno de errores y sofismas, contrario a la razón y a la revelación divina; un sistema subversivo del orden social, porque destruye las bases fundamentales de éste; un sistema desconocedor del verdadera origen, de la verdadera naturaleza y del verdadero fin del Estado; un sistema, finalmente, que niega los derechos, la dignidad y la libertad de la persona humana.
Nuestra Señora, en Fátima, advertía el peligro de que Rusia extendiera sus errores y que por su causa, desaparecerían naciones enteras, pero no hay por qué de modo violento.
La acción política signada por la Bestia se encamina siempre a la obstaculización del hombre para encontrarse con el Dios verdadero (por eso no se obstaculizan las religiones falsas: porque no vinculan con Él sino con los demonios), y en orden a esto, los regímenes liberales vienen como anillo al dedo. Tal como señalaba el cardenal Louis Billot en “El error del liberalismo”
“Todas las cosas intentadas bajo el falaz pretexto de la libertad, tanto en el orden político como económico o doméstico, tienen en relalidad como fin quitar del mundo el culto de Dios, la religión de Dios, la ley de Dios, e incluso la misma noción de Él.”
Bajo el amparo de las presuntas libertades democráticas, en efecto, ha ido creciendo hasta agigantarse, y bajo el insensible beneplácito común, una tiranía planetaria en la que los esclavos, convenientemente anestesiados, agradecerán las cadenas, y negarán lo evidente.
“… acentúan su hipocresía hasta el punto de hacer creer que el comunismo, en los países de mayor civilización y de fe más profunda, adoptará una forma más mitigada, concediendo a todos los ciudadanos la libertad de cultos y la libertad de conciencia. Hay incluso quienes, apoyándose en algunas ligeras modificaciones introducidas recientemente en la legislación soviética, piensan que el comunismo está a punto de abandonar su programa de lucha abierta contra Dios.” (DR 59)
Es significativo que hoy algunos se sorprendan cuando aquellas cacareadas democracias sirven de prolegómeno a la instalación de un “Soviet” orwelliano de dimensiones insospechadas, donde las “libertades del hombre” van siendo conculcadas una a una, siempre con prolijas justificaciones sanitarias y preventivas, contando con el dócil asentimiento general, poniendo en evidencia que el liberalismo y el comunismo no son sino dos caras de la misma moneda falsa, con la que se vende y abofetea a Cristo, aunque la “entrega” se haga con un beso.
La tiranía de la Propaganda
La propaganda masiva -auspiciada por los Soros y Rockefeller-, bajo el imperio del consumismo hedonista, es el narcótico perfecto:
“ …conviene recordar que estas masas estaban ya preparadas para ello por el miserable abandono religioso y moral a que las había reducido en la teoría y en la práctica la economía liberal…Por esto, ¿puede resultar extraño que en un mundo tan hondamente descristianizado se desborde el oleaje del error comunista?
Existe, además, otra causa de esta tan rápida difusión de las ideas (…), infiltradas secretamente en todos los países, grandes y pequeños, cultos e incivilizados, y en los puntos más extremos de la tierra; una propaganda realmente diabólica, cual el mundo tal vez nunca ha conocido; propaganda dirigida desde un solo centro y adaptada hábilmente a las condiciones peculiares de cada pueblo; propaganda que dispone de grandes medios económicos, de numerosas organizaciones, de congresos internacionales, de innumerables fuerzas excelentemente preparadas; propaganda que se hace a través de la prensa, de hojas sueltas, en el cinematógrafo y en el teatro, por la radio, en las escuelas y hasta en las universidades, y que penetra poco a poco en todos los medios sociales, incluso en los más sanos, sin que éstos adviertan el veneno que está intoxicando a diario las mentes y los corazones. (DR., 16-17)
Se nos ofrece asimismo el espectáculo de una verdadera “iglesia de la publicidad” (tal como la anunciaba el p. Meinvielle):
“A todo se le pone el sombrero de la publicidad enfadosa (…) cual si se tratase de las cosas más importantes e imprescindibles. En cambio, hablar de otras cosas, que de hecho son imprescindibles para todos –como el alma, el sentido de la vida, la redención- es algo que aquí la gente no se atreve a hacer en público, y hasta los sacerdotes se avergüenzan. ¡Es realmente un mundo pervertido y desquiciado!” (Goricheva, pp.127)
Goricheva se espanta de un joven sacerdote que había conocido, quien “reía mucho y se esforzaba por alegrar a todos. Algo parecido a nuestros animadores de masas”, a quien ella le pregunta por qué no hablaba de Dios y él le responde “-Porque si empiezo a hablar de Dios pierdo a mi gente y me quedo solo”. Ella le replica entonces “-Pero la soledad no es nunca un pecado”.
En nuestros días, cabría agregar que tampoco lo es la incorrección política, pero sí los silencios u omisiones del debido testimonio de fe ante la apostasía y el desprecio al orden natural y divino.
El ex agente de la KGB Yuri Berzemov (*), especializado en los campos de propaganda marxista - leninista y subversión ideológica, advierte sobre la guerra silenciosa que se libra contra el Mundo Occidental como parte de un plan a largo plazo por medio de la normalización de la decadencia moral.
Concluyendo, pues, no planteamos estas reflexiones para sembrar angustia, sino por el contrario, para tratar de poner algo de claridad en medio de la confusión, y para que el árbol de las circunstancias presentes no nos tapen el “bosque". Nunca es bueno ni sano el dejarse engañar.
El enemigo es mayúsculo, sin duda, y como el dragón, tiene muchas cabezas, y los católicos no estamos precisamente en un tiempo “primaveral". Sin embargo
“Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.” (Lc. 21, 28)
“Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Ved cómo el labrador, con l a esperanza de los frutos preciosos de la tierra, aguarda con paciencia las lluvias tempranas y las tardías. Aguardad también vosotros con paciencia, fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cercana“ (St 5,7-8)
Muchos duermen, pero también muchos están despertando y “levantando la cabeza". Muchas familias redescubren su naturaleza de “iglesia doméstica", y esto produce frutos insospechados.
Tatiana relata que muchos de los cristianos inmersos en la Rusia Soviética,
“vivían ya como monjes en el mundo (en el monasterio no podíamos entrar). Tan ardientes como eran sus deseos de hacer penitencia por los errores y transgresiones cometidas, así de fuerte era el impulso por dejarlo todo y entrar en el camino estrecho…”(pp.75)
El papa Pío XI apuntaba a lo fundamental en el cierre de la Encíclica:
“62. Cuando los apóstoles preguntaron al Salvador por qué no habían podido librar del espíritu maligno a un endemoniado, les respondió el Señor: Esta especie [de demonios] no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno (Mt 17,20). Tampoco podrá ser vencido el mal que hoy atormenta a la humanidad si no se acude a una santa e insistente cruzada universal de oración y penitencia; por esto recomendamos singularmente a las Ordenes contemplativas, masculinas y femeninas, que redoblen sus súplicas y sus sacrificios para lograr del cielo una poderosa ayuda a la Iglesia en sus luchas presentes, poniendo para ello como intercesora a la inmaculada Madre de Dios, la cual, así como un día aplastó la cabeza de la antigua serpiente, así también es hoy la defensa segura y el invencible Auxilium Christianorum.”
Nuestra Señora viene dando, como Madre del Buen Consejo que es, la respuesta sencilla que no terminamos de comprender ni poner en práctica: La Salette en 1846 pedía oración y penitencia; Ntra. Señora en Lourdes (1858)clama a sta. Bernardita “¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!”. En Fátima (1917) pide a los niños hacer sacrificios por los pobres pecadores. Y en Garabandal no ha podido ser más explícita sobre estos temas.
Muchos de nosotros lamentamos y reprochamos dentro de la propia Iglesia actitudes ambiguas y hasta pusilánimes, y quisiéramos otros gestos y palabras, y sin embargo no hemos derramado aún la sangre como nuestros hermanos perseguidos en Oriente. No podemos permitir que los pecados y escándalos nos hagan tropezar, ni dar lugar al desaliento ni a nostalgias estériles…
Hoy renacen imperceptiblemente las catacumbas, aquí y allá. Y cada catacumba debe ser una trinchera.
Benito y Pelayo han de darse la mano.
Es necesario seguir por ese rumbo cierto, seguro, definido, pidiendo cada mañana la gracia de la fidelidad y la esperanza, que valen más que el oro, y resplandecen más en medio de las pruebas.
No prevalecerán.
¡Ven, Señor, no tardes más!
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13 comentarios
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V.G.: No crea...ellos ya han sido "consumidos".
Mi reflexión es esta: Están anémicos (cuerpo) y anómicos (espíritu). Ya venían mal de espíritu, muy enclenques y por eso se ha gestado allí lo que vemos. Eso no ocurre tan rápido, y es lo que están intentado en el mundo. Es posible que los que han vuelto, después de recorrer países, les haya servido de dolorosa peregrinación para reflexionar, conocer y encontrar fuerzas. Nos quieren débiles para doblegarnos...
Ante tal enemigo, no dudemos en levantar la cabeza y pisar la serpiente.
Hoy y siempre ¡Viva Cristo Rey!
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V.G.:¡Viva!!
He aquí la sustancia de nuestros recursos: AL FRENTE DE ESTA BATALLA FINAL Y DECISIVA ESTA LA VIRGEN, la Señora Vestida de Sol que conduce las milicias angélicas y de bienaventurados contra las fuerzas coaligadas del demonio y sus agentes humanos. María avanza día a día, momento a momento, de día y de noche, hasta pisar la cabeza del dragón y aniquilarlo. Este sería, expuesto de modo abreviado, EL CUADRO DE SITUACIÓN. Ciertamente, el desarrollo de la batalla, sus caracteres y sus tiempos dependen en gran medida de la RESPUESTA que demos los católicos a los llamados de nuestra Madre, que nos pide secundarla en esta lucha final. Ya en Fátima anunció el triunfo de su Inmaculado Corazón en el mundo, expresión que contiene el total de los acontecimientos vividos y por vivir a partir de su Anuncio profético. Esto debe confortarnos. Como partes de las fuerzas de tierra del ejército de la Virgen, debemos enarbolar su Anuncio a modo de proclama ante el enemigo, donde quiera se presente; como grito de combate que lo declara derrotado y lo intima a replegarse, abandonando los feudos usurpados del Reino de Dios. La hostigación constante contra las fuerzas enemigas no impide ejercer la caridad hacia nuestros hermanos víctimas alineadas con satanás. Debemos rescatarlas, con esfuerzo intrépido, mediante el auxilio de María y de sus milicias; la oración es la vía más eficaz. No olvidemos a ninguno de nuestros hermanos redimidos por Cristo. Algunos comandan batallones al servicio del infierno, pero, mientras no estén condenados, la Virgen puede con nuestra ayuda rescatarlos. Por esto, me permito sugerir que oremos intensamente por la CONVERSIÓN DE LA IGLESIA Y DE LA HUMANIDAD; en ambas hay desertores, cómplices y traidores, que sirven al príncipe de este mundo, el demonio. En la historia de la cristiandad hubo príncipes que se convirtieron, llevando con ellos al bautismo a sus ejércitos y seguidores. Hoy puede suceder de nuevo. Oremos. Les llamamos prodigios, son las MAGNALIA DEI.
Así, ha quedado contenido dentro de lo que podríamos denominar “OPERACIÓN MARIANA”, el conjunto de hechos y circunstancias que señalan a nuestro tiempo como uno de los momentos más gloriosos de la Historia de la Salvación. En efecto, durante estos años se bate la etapa final del enfrentamiento contra las fuerzas desatadas por el infierno; por otra parte, se preparan activamente los recursos y nuevas disposiciones que han de servir a la edificación de la nueva edad del Reino.
La lucha contra el error y el pecado, cuenta con una explícita exposición de doctrina; mientras que la referida al triunfo de la Virgen sobre el dragón, permanece a nivel de exégesis diversas, unas que lo aceptan, otras que dudan o lo niegan.
Esta casi “universal indiferencia y rechazo” a las intervenciones de la Virgen, en palabras de León Bloy que lo denunciaba en “La que Llora” (La Salette), es causa de la ausencia de una actitud y acción concertada en la Iglesia frente a los males que padece. No sólo no la hay como acción defensiva, sino que carece de una acción constructiva, conforme al mandato recibido de Cristo. Languidece entre actitudes de ONG y de contemporizadora con el NOM.
Dudando de la Misión de María, ignora su Aurora, que resplandece con la Luz de la Gloria de Cristo; Luz de Resurrección que resplandece sobre al horizonte de la Iglesia, de la humanidad y del universo todo. Hoy no caben miradas parciales, o entendemos el TODO DE LA SALVACIÓN, o no entendemos nada de lo que acontece, por mirar los acontecimientos desvinculados de la sustancia que les da UNIDAD. O, contemplamos el futuro inmediato, en el que ya hemos entrado, en un plano superior al del mundo actual, o permanecemos a nivel del suelo, con las consecuencias que se derivan.
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V.G.: Por supuesto, tengo esto en cuenta. Pero para muchos "católicos" liberales la propiedad privada es un derecho absoluto, por muy providas que sean...Por eso viene muy bien su comentario; se lo agradezco.
«No nos preguntéis cuál es el “enemigo”, ni cuáles vestimentas usa. Él se encuentra en todas partes y en medio de todos; sabe ser violento y furtivo. En estos últimos siglos ha tratado de realizar la disgregación intelectual, moral y social de la unidad en el organismo misterioso de Cristo. Ha querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a veces la autoridad sin la libertad. Es un “enemigo” vuelto cada vez más concreto, con una falta de escrúpulos que deja todavía atónito: Cristo sí, Iglesia no. Después: Dios sí, Cristo no. Finalmente el grito impío: Dios ha muerto; más bien: Dios nunca ha existido. Y he aquí el intento de edificar la estructura del mundo sobre fundamentos que Nos no dudamos en señalar como principales responsables de la amenaza que se cierne sobre la humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios. El “enemigo” se ha esforzado y se esfuerza para que Cristo sea un extraño en la Universidad, en la escuela, en la familia, en la administración de justicia, en la actividad legislativa, en el consenso de las naciones, allí donde se determina la paz o la guerra. Él está corrompiendo el mundo con una prensa y con espectáculos que matan el pudor en los jóvenes y las jóvenes y destruyen el amor entre los esposos; inculca un nacionalismo que conduce a la guerra.» Pío XII, Discurso 12 oct. 1952, a la Acción Católica.
Este importante discurso se encuentra en la página oficial del Vaticano sólo en italiano. Hay silencios elocuentes].
Recalco lo que SS. dice: El diablo "es violento y furtivo".
Todo ser creado, ángeles, hombres, y cosmos, participa del ser de Dios. En su última consistencia ontológica palpita con resplandores inefables la Idea o Palabra proferida por el Verbo Creador al participarle el ser. La Creación es el Gran Discurso de Dios movido por su Sabiduría de Amor. Lucifer, convertido por voluntad propia en misterio de iniquidad, se alza, poseído de orgullo y odio, contra su Creador, y por extensión, contra su Obra.
Desde ese momento se constituye en el enemigo del ser, ofuscación tenebrosa extrema de su inteligencia original de profundidad metafísica abismante, porque él va hasta la raíz, más allá de todo cuánto pueda decir y pensar hombre alguno. Su rebelión no destruyó su capacidad natural, sino que la corrompió, pervirtió su inteligencia en astucia tenebrosa. Esta ha sido el arma que ha empleado en su obcecación. Desde la tentación original, ha sembrado la ponzoña del error en las inteligencias, y la del odio en los corazones.
Llegados los tiempos modernos, el demonio ha infiltrado en ellos una dosis creciente de su odio al ser, despeñando a muchas inteligencias por el precipicio de la duda, negaciones y nihilismo ateo. En verdad, el liberalismo y el marxismo revolucionarios son los extremos inferiores de sus herramientas destructoras. Son los ejecutores de las tareas finales de su plan concebido en su abismo, secuaces autómatas de una super-cibernética infernal que mueve las inteligencias y voluntades, sin que éstas comprendan el alcance inconmensurable de sus actos. Dios no permite que Lucifer inocule su veneno en toda su potencia, porque transformaría a sus secuaces en otros tantos demonios, entregados totalmente a su dominio y designios. Por eso, nuestra lucha contra las fuerzas del mal guarda proporción con nuestra condición de hombres, que nos permite enfrentar, como cristianos, con éxito a las huestes de los secuaces del demonio, como lo prueba la historia de la evangelización.
Ha llegado el momento de comprender en su total naturaleza y magnitud, los términos del actual y último desafío lanzado por Satanás contra la Iglesia, esto es, contra el Reino que Cristo sembró entre nosotros en la tierra. Tenemos a la vista las avanzadas del anti-cristo, no se ocultan, ni ocultan el odio que las alienta.
Ante ellas, sólo cabe avanzar bajo la consigna de la VICTORIA que desciende como Luz irradiada por la Aurora de María. No recurrimos a los medios materiales, contamos con las milicias angélicas y de bienaventurados que combaten bajo la Conducción de la Virgen. Argumento incontestable. Convocamos a nuestros hermanos a unirse a este ejército victorioso. Declaramos DERROTADO al anti-cristo y a sus secuaces, los INTIMAMOS a abandonar los territorios usurpados del Reino de Dios. A todos, en particular a nuestros hermanos víctimas del error y del pecado, militen donde militen, les tendemos nuestras manos a fin de ayudarlos a salir de las filas enemigos y cruzar e incorporarse a las nuestras, BAJO LOS ESTANDARTES DE CRISTO Y DE MARÍA.
Una ulterior precisión. La eficacia de nuestro obrar frente al demonio y los suyos, viene de Dios, no de nuestras potencias naturales. Y si somos movidos en nuestro espíritu a desafiarlo, declarando su derrota e intimación, lo hacemos orando, con palabras y sentimientos que el Espíritu alimenta en nuestro interior. Somos consientes que combatimos contra una potencia sobrehumana, contra la cual arrojamos nuestras armas invisibles, según el Espíritu lo dispone. Que la Virgen, nuestra Madre, nos libre de toda acción temeraria, y que nos permita combatir tomados de sus Manos, confiados absolutamente en el TRIUNFO DE SU CORAZÓN INMACULADO EN EL MUNDO.
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V.G.: Hornero, estamos de acuerdo, pero es el último comentario que puedo publicarle en este post. Agradezco su comprensión.
Es imposible no atribuir al menos alguna intencionalidad oculta a las calamidades actuales que, encubiertas en razones de salud mundial y planetaria, han conseguido la sumisión voluntaria y la donación completa de la libertad individual de los hombre.
Es cada vez mayor el grado de debilitamiento psíquico y espiritual de las personas que, sin saberlo, quedan día tras día más vulnerables e indefensas a los poderes de manipulación social.
Frente a este escenario, lo que nos queda es evaluar qué pesa más, ¿la salud del cuerpo o la espiritual?
¡Que la Santa Madre Iglesia nos asista!
El Señor le bendiga y le guarde.
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V.G. Demos gracias a Dios. Y El lo bendiga a ud. y a todos los sacerdotes fieles.
Y me asombra que desde el catolicismo el tema Cobi se trató de manera totalmente colaboracionista con la farsa montada desde todos los poderes y usted se haya 'mojado' de esta manera. Se agradece y mucho a la persona valiente.
Siento que gente muy diversa estamos creando una Iglesia nueva y es abrumador y emocionante.
Gracias por estar ahí.
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