(217) La bendecida victoria provida -pura gracia-, no es sino una tregua...pero cuidado con lo que celebramos.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
2la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos».
3El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.4Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb.
5Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. (Sal.125, 1-5)*****
Sólo por Él ha sido, sólo de Su Nombre es la gloria de estos días, que en cada rincón del alma y del mundo debemos proclamar como un auténtico milagro.
Aún a su pesar, hasta los propios abortistas “huelen” algo que se les ha ido de las manos y de sus esquemas, tal como algunos lo expresan en las redes. Saben muy bien Quién es su verdadero oponente, y por eso no tiene caso que precisamente nosotros lo disimulemos.
Frente a los cálculos meramente humanos, que atribuyen el mérito principal a ongs, campañas publicitarias, marchas e intervenciones sobradamente fundamentadas en el Senado, hay que decir que todo ello –valioso y necesario, desde ya, pero insuficiente- hubiera sido vano sin la súplica incesante, la adoración eucarística sostenida, los ayunos y las Misas ininterrumpidas a lo largo y ancho de la patria, y de los países hermanos que nos han acompañado. Durante la votación, la presencia humilde pero firme en medio de nosotros de la Gran Capitana de Luján, a quien se había consagrado la nación exactamente un mes antes, y la instalación de una carpa con el rezo del Rosario ininterrumpido en medio de las filas “celestes”, han sido sin duda nuestra principal fortaleza durante esas interminables horas de lluvia y frío intenso en los cuerpos y en las almas, mitigado en gran parte por la gran cantidad de sacerdotes reconocibles gracias a sus sotanas en medio de los fieles, dispensando misericordiosamente su consuelo, consejo y confesiones.
Ciertamente, pues, Dios ha tenido una misericordia infinita con nuestro pueblo. Pero corremos el riesgo de abusar de ella si pensamos que Él está casi “obligado” a sostenernos, aún en nuestra infidelidad.
Que se nos comprenda. Por supuesto que compartimos la alegría inenarrable que hoy embarga a todos los que suplicamos piedad para los inocentes que serían masacrados en este suelo si se aprobaba la ley infame, pero mirando más allá de hoy, estamos persuadidos de que urgen algunas advertencias para “no bajar la guardia”, no perdiendo de vista las causas que nos llevaron al ridículo debate.
Porque si uno tropieza y cae por un desfiladero, y por gracia de Dios logra salvarse, lo primero que ha de hacer es apartar la piedra con que había tropezado, vallar el precipicio para que no se vuelva a resbalar…Porque es temeridad –y la temeridad es pecado- ponerse a jugar a la ruleta rusa pretendiendo que, porque Dios nos salvó hasta ahora, ha de seguir haciéndolo siempre. En nuestro caso, mirar un poco las últimas declaraciones de Mauricio Macri y de algún miembro de la Jerarquía eclesial argentina, nos da alguna pauta para sopesar la situación que vivimos, con la necesaria fidelidad a la verdad.
Lamentablemente, en la tremenda confusión que nos rodea, hay que decir que de uno y otro lado –celeste y verde- hay sobrados motivos para seguir pertrechándonos.
El señor Macri –quien no olvidemos, no estaría gobernando de no ser por el voto de muchísimos católicos liberales- pocas horas antes de la sesión en el Senado, declaró que
“No importa cuál sea el resultado, hoy ganará la democracia (…) Los cambios profundos e incesantes que tendremos que hacer a lo largo de este siglo serán un desafío espectacular a nuestra tolerancia (…) Si aceptamos vivir entre los vaivenes de una sociedad que discute con intensidad los cambios que quiere para sí misma, si entendemos que nuestras creencias a veces ganarán y otras perderán, llegaremos a ser algo sin igual: verdaderamente libres y mejores personas".
En seguida de saberse el resultado, declaró que el país necesita “más diálogo y educación”, esto es, más relativismo, más renuncia de los católicos a su definición inquebrantable como tales, y más ideología, mejor inoculada.
Y más allá de los “aprietes” que está sufriendo ahora este cínico personaje por parte de quienes realmente gobiernan hoy nuestro país, sobre todo a través de su personero, Durán Barba (ver video), lo cierto es que por detrás del títere de turno, el enemigo no se quedará tranquilo ni de brazos cruzados porque en su agenda necesita nuestra derrota para avanzar con los próximos programas de pedofilia, persecución religiosa sin disimulos, y un largo etcétera que posibilite la aparente aniquilación de todo el orden natural y la ley de Dios. El paso siguiente en su prepotencia, es ahora proponer la reforma del Código Penal, para que de hecho se despenalice el crimen, con lo cual, éste dejaría de ser tal.
Ahora bien, leemos por otra parte que Mons. Poli, cardenal primado de la Argentina, manifestó a su vez en su homilía en la Catedral, que
“Durante meses en ambas cámaras legislativas se escucharon voces a favor y en contra del aborto legal, gratuito y público. Todos tuvieron su tiempo para exponer su punto de vista y fueron escuchados por los legisladores en un saludable ejercicio de la democracia….”,
lo cual no es más que legitimar el circo de que junto a verdaderos hombres de bien, se den cita estafadores, mercenarios, asesinos y prostitutas, con idénticos derechos (?) para determinar el destino de una nación. Todo esto, aunque en el resto de la homilía se haya expresado a favor de la vida, produce el efecto de una mínima gota de cianuro en un precioso banquete. Perdón, pero “paso” de saborear ese plato. ¡Qué gracia infinita sería el tener pastores que velen por la soberanía de Dios, antes que vivir pregonando la cacareada soberanía del pueblo!
Ya unos días antes, por otra parte, durante el tenso compás de espera de la votación, la Vicaría de la Juventud, emitió un lamentable comunicado para el “día del amigo”, donde se planteaba que
“la escucha implica abrazar las condiciones y las diferencias que existen entre nosotros; hay jóvenes que están en contra de la legalización del aborto y jóvenes que luchan por legalizarlo (…). Aunque parezcan irreconciliables, estas posturas nacen de la búsqueda de un mundo mejor, de la conmoción por la realidad de los demás. Entendemos que cada uno desde su perspectiva, quiere defender la vida frágil. Queremos invitarlos a velar por la comunión (…) La “grieta de pañuelos” no es casual ni ingenua (…).Esta confrontación tiene la clara intención de dividir y tentar a aquellos que quieren comprometerse con la causa de la justicia, que para nosotros es el Reino de Dios (…) Nos invitamos a todas y todos a la comunión: creemos en el Dios que ama a las y los jóvenes. Sus vidas, cada vida, nuestra Tierra Sagrada.….”
Con este criterio “pastoral", se dirá también que muchos terroristas seguramente buscan también “a su manera” un mundo mejor (?). Ni siquiera mencionamos la supina imbecilidad de la grafía “inclusiva” con el los y las, o la escandalosa mención a la tierra como cuasi deidad, pensando seguramente en atraer al redil a algún enemigo de la Iglesia, que mientras sea tal, con ese lenguaje sólo atraerá sus burlas, y si se convierte, su más enérgico y justísimo repudio.
Allí se hace un llamado, pues, a que los jóvenes vean con buenos ojos y procuren la “comunión” entre la verdad y el error o la mentira, y entre la luz y las tinieblas, en que se pasa groseramente por alto que Nuestro Señor reserva sólo para sus discípulos, en un clima de intimidad que encierra el legado de un tesoro precioso, el término de “amigos” (Jn.15,15), y que aunque instantes antes de morir pide perdón para sus verdugos, no se le ocurre llamarlos de ese modo, ni a Herodes ni a Pilatos, ni a los fariseos, porque no puede haber comunión ni amistad genuina sino en la Verdad.
Cabe preguntarse, entonces, si más allá del resultado de la votación, Macri y Poli no estarán codo a codo quemando incienso a la misma diosa democracia (¿”por quien todo fue hecho”?), que hoy ha dado unos números favorables a la vida, pero que mañana puede dar los contrarios, mereciendo la misma satisfacción íntima, porque se ha cumplido con el servicio al Diálogo… Cabría aquí recordar lo que decía S.S.Benedicto XVI, y que cita el p. J.C.Sanahuja (Poder global y religión universal, Librería Córdoba, p.323):
“¿Qué habría que pensar de la exaltación de un optimismo simplemente contrario a la realidad? (…) El optimismo podría ser sencillamente una cobertura detrás de la que se escondiera precisamente la desesperación (…) Este optimismo metódico venía producido por quienes deseaban la destrucción de la vieja Iglesia. (…) Era una especie de tranquilizante para los fieles, con el fin de crear el clima adecuado para deshacer, posiblemente en paz, la misma Iglesia…”
En este contexto fétido de dialoguismo, parece razonable entonces que se haya prohibido a los sacerdotes celebrar Misa en la Plaza o incluso instalar una carpa de adoración al Santísimo Sacramento. Incluso hubiéramos deseado que la Misa por la Vida celebrada en la Catedral Metropolitana (a casi 2 km. del Congreso, dificultándose mucho el regreso para gran parte de los que fueron, y haciéndolos desistir), se celebrara en cambio en cualquiera de los templos más cercanos, a dos o tres cuadras, con mucho más “olor a oveja”…Más allá de las excusas que se hayan puesto por la presunta inseguridad, lo más probable es que el propio Mons Poli tal vez considere que de ese modo habría incurrido en una “provocación”. Y por esto mismo, seguramente, la sofística declaración de Víctor Fernández, al decir
“No me atrevería a salir a festejar por el ‘no’ al aborto”.
Porque por más que
“Todavía no se ha discutido cómo haremos para acompañar los embarazos no deseados, para ayudar a las mujeres con problemas a no tener que llegar al extremo del aborto, para facilitar la adopción, para prevenir el embarazo adolescente, para fomentar una paternidad responsable, para mejorar el acceso a la salud de las mujeres pobres (son muchas más las que mueren por llegar al parto desnutridas o enfermas que las que mueren por aborto)”,
no puede soslayarse la justa celebración por haberse postergado el descuartizamiento de millones de inocentes no nacidos. Uno se pregunta entonces si más de uno de nuestros pastores no se atreverán un día de estos a promover también los pañuelitos naranja, que hoy lucen los abortistas junto al verde.
Gracias a ese temor pusilánime de no “molestar” al enemigo (que no se acepta identificar como tal), muchísimos fieles que permanecíamos en la plaza desde las primeras horas de la mañana hasta el fin del debate, echamos profundamente de menos unas oraciones públicas, desde el micrófono del escenario del “acto por la vida”. En cambio, los diferentes grupos que pretendían rezar el Rosario con micrófonos particulares o megáfonos, fueron literalmente tapados por el volumen ensordecedor de cantos de “rock cristiano” (sic), alternando con música popular y relatos de testimonios personales, arengas y bombos. En toda la jornada, estos últimos no dejaron de resonar, hasta que uno se llegaba a preguntar si en nuestras filas no se habría colado más de un demonio de los que lideraban el bando verde… Quedó bien claro que para rezar había que entrar en la carpa rigurosamente destinada para ello, o dirigirse a la capilla de un colegio aledaño, que gracias a Dios permaneció abierta y disponible, con incesante circulación de fieles, y siempre casi llena.
Digamos entonces que el temor a la definición de los católicos ha llevado a la sociedad argentina al vergonzoso debate acerca de si es lícito o no el asesinato de nonatos, independientemente del resultado. Y si el despertar de la conciencia de una enorme cantidad de fieles contribuyó a inclinar la balanza en favor de la justicia, es cierto también que los devotos del dialoguismo no dan muchas señales de querer cambiar de rumbo, con lo cual, no estamos apartando las piedras para ulteriores tropiezos. Muchísimos de los pañuelos verdes, jóvenes y no tanto, y muchos de los indiferentes que el sistema lleva de la nariz y sólo se enardecen por los partidos de fútbol, han sido formados por católicos tibios o apóstatas, enseñándoles a defender la voluntad popular por sobre todas las cosas, y el fruto de esa semilla envenenada es la puesta en duda de los principios más elementales.
El p. Sanahuja sintetiza en dos líneas lo que percibimos:
“Dios espera de nosotros un testimonio de fe íntegra y no un dialoguismo, que de la pérdida de identidad católica se convierte fácilmente en apostasía“: (op. cit. p.321)
Primero se renuncia a la verdad, sujetándola al dictado numerolátrico del consenso; luego se renuncia a la fe en nombre del revoltijo ecuménico, y finalmente al sentido común, sin el cual ya todo vale.
Esta victoria que Cristo Rey y su Santísima Madre nos regalaron, entonces, es sólo una tregua que deberíamos emplear no sólo para armarnos mejor sino para reflexionar sobre lo provisorio que es ponerse a matar mosquitos en un pantano…en vez de ocuparnos en ver cómo dragar el ambiente que los sustenta. Así es el liberalismo, como caldo de cultivo de toda descomposición social. Y no nos extrañe que ya esté asomando algún nuevo “partido por la vida", que al amparo del cretinismo democrático, no sirva más que para ilusionar a algunos incautos, forrar un poco mejor los bolsillos de algunos vivos, y seguir contribuyendo al sostenimiento del sistema demoliberal, intrínsecamente anticristiano, que ha venido creciendo y alimentándose de las claudicaciones y complicidades de los católicos “prudentes” y “tolerantes". Digamos de paso, que si una lección ha de sacarse del “movimiento celeste” en estos meses intensos, es que en su eficacia y energía no dependió de ningún partido político, e incluso esto mismo tal vez, mereció la confianza de la población en general.
Mientras no se predique a tiempo y a destiempo toda la Verdad (que es católica por definición, por cuanto Cristo es Camino, Verdad y Vida), sin “aggiornamientos” del Credo ni del Catecismo, mientras no se proclame la verdad completa sobre el auténtico matrimonio entre un hombre y una mujer para siempre, fustigando tanto la infidelidad como la anticoncepción y la pornocracia; en cuanto se niegue o se silencie sistemáticamente el Reinado Social de Cristo, no sólo tendremos aborto sino que lo seremos como nación cristiana, a los ojos de Dios, mereciendo por nuestra tibieza, el vómito divino. ¡Ay de quienes pretenden erigir la tibieza en virtud, y quienes los secunden!
Que hacer entonces, ahora? Seguir batallando, por supuesto, porque la vida es combate, cada uno en su puesto, pero sin permitir que nos devalúen la fe ni el sentido común, en cada enfrentamiento.
Porque vienen ya por nuestros hijos, nacidos o por nacer. Y vienen por nuestros templos porque odian a la Iglesia, que identifican con Dios.
Vienen por TODO. No se van a detener por unos cuantos votos en el Senado de un país en el globo, porque la embestida es la misma aquí o allá.
No cejemos nosotros entonces, de enarbolar la Cruz para reconquistar las almas, mentes y corazones, para gloria del Dios de los Ejércitos, y bajo el seguro amparo del manto de María Santísima. ¡Viva Cristo Rey!¡Viva María Reina!
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10 comentarios
Virginia sois conscientes ,el Señor y su Santísima Madre patrona de las mujeres lucho a vuestro favor por las súplicas y oraciones imploradas a lo alto ,el camino es ese ,son ellos pero con nosotros ,conversión a la Verdad y vida que es eterna ,empieza en los embriones y crecemos y nos desarrollamos trabajando y luchando por vivir y sobrevivir vida natural y sobrenatural.
Desde España os necesitamos somos voz de los sin voz damos gracias a todos y a las familias cristianas que eso somos.
Urgentemente hay que encontrar la gente idónea para denunciar el atropello que significó este proyecto de ley y sancionar a quienes corresponda, desde Macri para abajo. No se puede proponer y alentar la discusión de algo anticonstitucional. ¿Nadie va a hacer ninguna presentación contra esto? El Dr. Castellano se cansó de denunciarlo.
También hay que velar armas por si Macri intenta cumplir su promesa de meter la despenalización del aborto vía Código Penal, puesto que esa norma reglamentaria tiene un rango inferior al de la Constitución y al de las leyes vigentes, por más que sean de 1921. ¿O acaso vamos a desconocer las leyes de matrimonio civil y educación laica porque son del siglo ante pasado?
Que había que agradecerle al Señor por este triunfo y a nuestra pequeña Señora de Luján que con su medida exacta de 38 cm, nos consiguió 38 senadores.
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V.G.: Sin duda, hay que leer en la "letra pequeña" de los grandes Signos que nos envía el Señor!!
Ya somo nosotros grandes, y también queremos que ella se cuide. Pondremos nosotros y nosotras el pecho a las balas, y no crearemos división interna analizando quien puso más.
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V.G.:Perdón, Pedro, pero no comprendo el comentario, con el que desde ya creo que coincido; aquí no se analiza "quién puso más".
Desde la lejanía, creo que Macri tiene que pagar la cerdada y el error de cálculo, más que nada para que el siguiente representante del no peronismo o del no izquierdismo, no tenga la tentación de ir por el mismo mal camino.
Pero es una guerra complicada de ganar, cualquier derrota parcial se convierte en definitiva, en muy pocos años de aborto legal la mente de las personas se transforma por completo, y pasan a considerar el aborto un derecho inalienable, y su ilegalización algo inimaginable.
Repito, en muy, muy pocos años.
Y a partir de ahí, la única solución, que ya no veremos ninguno de los vivos pasaría por una renovación total del catolicismo y que crezca de nuevo en esa sociedad en abierta confrontación de valores con los dominantes.
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V.G.: El fondo de la denuncia es que más allá del resultado último a favor nuestro, lo repudiable es que se haya llegado a DEBATIR la legitimidad o no de asesinar a inocentes. Y esto es lo que quienes "perdieron", hoy celebran. Y se ha llegado a semejante pérdida de sentido común por la apostasía y tibieza de los católicos, porque nos han acostumbrado a tener al Diálogo y el Debate como primer mandamiento, por sobre todo otro. Eso es apostasía. Lo que proponemos es que en adelante, tengamos un discurso lo más definidamente católico-verdadero posible, sin medias tintas, porque la Verdad permanece y vence, y es la salud más grande para toda alma. Y para esa solución que "no veremos", no obstante somos nosotros los que hemos de poner las bases: "sí-sí, no-no".
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