(107) ¡Ay, si permitimos que se ponga el Sol...!
Hace un tiempo, con ocasión del atentado al semanario CH.Hebdo en Francia, cité unos párrafos que nuevamente quisiera recordar, de uno de los santos franceses a quienes tengo mayor devoción. San Pedro Julián Eymard fue el apóstol incansable de la Eucaristía -fundador de los sacerdotes del Smo. Sacramento-, cada día más pisoteada en este tiempo, no sólo por los confesos enemigos de la Iglesia, sino también por los que están agazapados tras sus muros. ¿O acaso no es pisoteo cuando se minimizan las condiciones para acercarse a la Comunión, valiéndose de argumentos sofísticos que halagan al mundo y a los pecadores, en vez de iluminarlos?…
Contemporáneo de Eymard, el Santo Cura de Ars había dicho de él: “Es un santo. El mundo se opone a su obra porque no la conoce, pero se trata de una empresa que logrará grandes cosas por la gloria de Dios. ¡Adoración Sacerdotal, que maravilla! … Decid al P. Eymard que pediré diariamente por su obra". Nacido en Grenoble, la misma diócesis en que luego se aparecería Ntra. Señora de la Salette, supo vislumbrar algunos síntomas que Ella también reprobaría severamente, y cuyas consecuencias hoy padecemos por doquier.
¿Cuántos fieles reconocen la presencia real de Cristo en la Eucaristía, saludándolo con reverencia ante el Sagrario?
¿Cuántos guardan un tiempo suficiente luego de la Comunión, para la Acción de Gracias, teniendo en cuenta a Quien tienen verdaderamente presente dentro de sí, tratando con El?
¿Cuántos, en fin, son conscientes de la necesidad del estado de gracia para la recepción eucarística, ahora que no podemos confiar siquiera en que todos los sacerdotes u obispos estén plenamente persuadidos de ella?
¿Cuántos comprenden que para participar del Verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo, para ser todos un solo cuerpo, es imprescindible comulgar primeramente en una misma fe, la Verdadera?
¿Hasta dónde seguiremos descendiendo, mientras pregonamos misericordia, en el desprecio al derroche infinito de ella, que no es ya la sola gracia, sino al mismo Autor de la gracia?
Advierte, pues, proféticamente, S. Pedro Julián, llamando las cosas por su nombre:
“A la puesta del sol siguen las tinieblas, y cuando el sol se esconde, hace frío.
Si el amor a la Eucaristía se extingue, piérdese la fe, reina la indiferencia y en esta noche del alma, como bestias feroces, salen los vicios a hacer presa de ella. (…)
Y lo que hace Jesucristo con los individuos lo hace igualmente con los pueblos. Si éstos no le aman, ni le respetan, ni le conocen, sino que le abandonan y desprecian, ¿qué hará el rey al verse de esta manera abandonado de sus súbditos? ¡Jesús se va, se marcha a otro pueblo mejor! ¡Qué espectáculo más triste es el que ofrecen los pueblos cuando Jesús se aparta de ellos! En otro tiempo tuvo un sagrario en el cenáculo, que hoy está convertido en mezquita, y la verdad, no teniendo ya verdaderos adoradores, ¿qué había de hacer allí Jesucristo?
En Egipto y otras partes de África, que fueron otrora tierra por excelencia de los sanos, en que habitaron legiones de santos monjes, han sido dejados por Nuestro Señor y reina por doquier la desolación, pero no hay duda de que Jesucristo fue el último en abandonar esos países, cuando no encontró un solo adorador.
¡También esta nube desoladora ha pasado por Europa! Jesús ha sido arrojado de los templos y profanados sus altares, sin que haya vuelto a entrar en ellos.
En Francia se ha disminuido la fe y el amor a la Eucaristía, ¡cuántas de sus iglesias en poder de los herejes, en las que contó anteriormente con fervientes adoradores! (…)¡Y en nuestras aldeas se cierran iglesias por miedo a los ladrones y porque nadie entra en ellas!
Estemos bien seguros de que si se marcha Jesucristo, volverán los crímenes, la persecución y la barbarie. ¿Quién podrá contener o será capaz de conjurar estas públicas calamidades?
¡Oh, Señor, permanece con nosotros, seremos tus fieles adoradores! Permanece con nosotros, que se hace tarde y sin Ti la noche se nos echa encima! (…)
¡Que llegue vuestro reino, que se acreciente, que se eleve y perfeccione!(…)¡Pequeño, muy pequeño es el reino de Jesucristo!
Se han menospreciado y cercenado tanto sus derechos, así como los de su Iglesia, y por doquier es perseguido Nuestro Señor, arrebatándole los templos y los pueblos! (…)
¡Cuántos pueblos a los que nunca ha llegado la fe! Pedid a Nuestro Señor buenos sacerdotes que sean verdaderos apóstoles, esa debe ser vuestra continua súplica. Esos pobres infieles no conocen a su Padre celestial, ni a su tierna madre, ni a Jesús su Salvador!
Un poco más adelante, se dirige directamente a la conciencia de los católicos que pretenden “hacer las paces” con el mundo según el dictado de modas, tiempos y culturas.
El reinado del relativismo que hoy recubre de amianto más de una conciencia, nos ha hecho perder ya el sentido común, y entonces no es Cristo sino Gramsci quien impera, sugiriendo que en pos de una “pacífica convivencia” es todo legítimo, incluso esconder la Cruz o hacer oferta de temporada con la Eucaristía, como si fuese una “cosa”, un caramelo para niños de vacaciones.
Y entre los católicos, ¿cómo reina Jesucristo? (…) Para trabajar por la conservación de la fe es necesario adoptar un lenguaje cristiano, usar el lenguaje de la fe. ¡Cambiad el lenguaje del mundo! Por una culpable tolerancia hemos dejado que Nuestro Señor duese desterrado de las costumbres, de las leyes, de las formas y conveniencias sociales, y en los salones de los grandes nadie se atreve ya a hablar de Jesucristo. Hay tantos, dicen, que no cumplen con la Iglesia ni asisten al sacrificio de la Misa, que teme uno molestar a alguno de los contertulios… Se hablará del arte religioso, de las verdades morales, de la belleza de “la religión”, pero de Jesucristo, de la Eucaristía, jamás.
¡Cambiad todo eso!¡Haced profesión de vuestra fe, sabed decir Nuestro Señor Jesucristo, Nuestro Señor Jesucristo, y no Cristo a secas. En fin; es necesario demostrar que Nuestro Señor tiene derecho a vivir y reinar en el lenguaje social. Es una deshonra para los católicos tener siempre a Jesucristo bajo el celemín…
Se oye a cada paso proclamar principios ateos; por doquier hay gente que se jacta de no creer en nada, ¿y nosotros hemos de temer afirmar nuestra fe y pronunciar el nombre del Divino Maestro? (…)
Por eso con más firmeza que nunca, habremos de afirmar la existencia de las Dos Banderas que San Ignacio predica en sus Ejercicios. Y recordando que el “lenguaje” no son sólo palabras sino gestos -sobre todo litúrgicos-, ademanes, actitudes en las que el mundo debe leer “a qué Precio hemos sido comprados".
El mismo Espíritu Santo (que no se contradice como en las sectas, porque es Uno y Dios mismo) le hace decir también a Eymard:
Va acercándose a pasos agigantados el Gran Siglo.
Hay dos ejércitos frente a frente.
No hay más remedio que alistarse en el bando de Jesucristo o en el de Satanás. Confesad, pues, el nombre de nuestra bandera, y a tenerla enhiesta, sin cobardías (…) ¿Qué soberano podrá reinar como dueño y señor, si no domina todos los confines de su estado?(…) A veces se le deja poner un pie en el corazón, pero en seguida tropieza con un obstáculo; se le concede una cosa y se le niega otra.(…)
Aflige que las almas piadosas que viven en el mundo, consideren la perfección como reservada sólo para el estado religioso. Y es que no se tiene el valor de amar, esa es la verdad…”
No; el Espíritu Santo no se contradice ni “evoluciona” con buenismos ingenuos como pretenden los “Kasper y Cia.” No nos dejemos engañar por abominables novedades sobre los santos misterios, y escuchemos seriamente la Palabra de Dios, el legítimo Magisterio, y la voz de los santos, nuestros lazarillos.
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13 comentarios
Con María, siempre.
Pidamos a Nuestra Reina y Señora:
¡Oh María sin pecado Concebida, Rogad por Nosotros que recurrimos a TÍ!
Y es que si uno de los apóstoles (Judas) entregó el cuerpo de Cristo en manos de los gentiles (los romanos), y lo hizo con un beso, también ahora la Iglesia corre el riesgo de que se entregue su cuerpo (la eucaristía) a los no católicos, a los pecadores públicos, sin arrepentimiento, confesión ni propósito de enmienda, y lo harán con un beso, es decir, diciéndole a la gente que es bueno que así sea, alabando la misericordia de Cristo con todos... Lo que le pasó a Cristo en su primera Venida es typo de lo que le ha de pasar a la Iglesia antes de la segunda Venida.
En estos tiempos de tanto caos y tribulación, es muy reconfortante volver a refrescar estas verdades inmutables.
Que Nuestro Señor y Su Santísima Madre te sigan iluminando!!!
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V.G.: Muchas gracias Laura. Roguemos unos por otros.
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V.G.: Pero cuidado, ¿la fe que muchos tienen, incluso fervorosa, es siempre la fe verdadera?...
El reinado del relativismo que hoy recubre de amianto más de una conciencia, nos ha hecho perder ya el sentido común, y entonces no es Cristo sino Gramsci quien impera, sugiriendo que en pos de una “pacífica convivencia” es todo legítimo, incluso esconder la Cruz o hacer oferta de temporada con la Eucaristía, como si fuese una “cosa”, un caramelo para niños de vacaciones."
Toma tela, María Virginia, eso sí que es hablar con potencia. Me han impresionado especialmente algunas cosas del post.
Muchas gracias
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V.G.: Demos gracias a Dios!
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V.G.: Dios nos siga asistiendo e iluminando, para Su mayor gloria!
¡¡¡Seamos adoradores!!! Respondamos con amor y reparación al lastimero llamamiento que nuestro Señor transmitió a Sta. Margarita María de Alacoque: "Tengo una sed ardiente de ser honrado y amado en el Sacramento de mi Amor, y no encuentro casi nadie que responda a mi deseo."
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V.G.: Sí, María, seamos adoradores de Su voluntad, en las cruces y alegrías! Pidamos siempre a El la gracia mayúscula de la fidelidad. Un abrazo en María Reina!
Teniendo en cuenta que Mateo fue apóstol (y Marcos no), para mí Mateo goza de la máxima credibilidad a la hora de 'hablar' (establecer una ley a seguir) sobre el matrimonio, el repudio o el divorcio. Por tanto, cuando amplia y completa lo dicho por Marcos y establece una excepción (en caso de fornicación o adulterio), me lo creo como palabra de JESÚS (DIOS).
Curiosamente los católicos eligen al revés: al Evangelista (que no apóstol) Marcos. Supongo que por disciplina. Y es que, por lo visto, no es la verdad lo que nos hace libres... sino la libertad de elegir lo que nos hace verdaderos.
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V.G.: Publico su comentario, sólo para constatar el despiste del que ud. es sólo portavoz.
También fue apóstol Judas, ¿lo preferirá a San Lucas y a San Pablo?...Repase por favor el concepto de la infalibilidad de las Escrituras, que tienen TODAS por autor al Espíritu Santo. Le aconsejo leer detenidamente la Dei Verbum.
V.G.: Respeto su voluntad y delicadeza de conciencia, pero creo que no hubiera agregado muchas rayas más al tigre, que cada día se ve mejor.
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V.G.: Gracias a Dios! Si alguna vez tiene oportunidad de leer más de sus Obras Eucarísticas (suelen hallarse en casas de los sacramentinos), no deje de saborearlas; todo tema tocado desde el "centro" de la fe, es una fiesta para el alma, y nada de almíbar.
Toda medida para evitar profanaciones, en cada minima partícula esta El, como una comentarista, cito a Trento, en el Blog de Maria.
Que la Santisma Virgén Ruegue por ti, y la Iglesia.
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