(54) El huracán de la Homoherejía (y II)
Quien tenga oídos para oír, que oiga.(Mt.11, 15)
Compartimos la última parte del artículo (sintetizado) del sacerdote polaco Dariusz Oko, sobre el avance de la homoherejía en el seno de la Iglesia.
Leídas sus líneas, exclamamos: benditas sean las periferias que esconden a las ovejas perdidas, pero cuidemos que al rescatarlas, no ingresen al redil los lobos, para hacer de ellas una carnicería.
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Homoherejía en la Iglesia
(…) La comunidad homosexual en la Iglesia se defiende y está atacando. Necesita también una herramienta intelectual, una justificación y esa es la razón por la cual la homoideología se apodera de sus mentes, con las palabras y escritos que forman la homoherejía. La revuelta más abierta contra el Papa y la Iglesia está encabezada por algunos jesuitas en los Estados Unidos que se oponen abiertamente a las directivas papales y anuncian que, a pesar de las decisiones ya mencionadas, seguirán admitiendo seminaristas con orientación homosexual y que serán especialmente bienvenidos. [26] Tienen una larga tradición en esa vena, y han sido por años el baluarte de la homoideología y la homoherejía. Adoptan para sí muchos puntos de vista de un teólogo moral herético, el ex-sacerdote Charles Curran. Están también bajo la apabullante influencia de quien fuera su compañero, el ex-fraile, John McNeill S.J., quien fundó el movimiento pro-homosexual Dignity y publicó un libro titulado The Church and the Homosexual (La Iglesia y el homosexual, donde explícitamente rechaza la enseñanza de la Iglesia y adopta la homoideología. El libro ha recibido un imprimatur de su provincial de Nueva York, y ha sido re-publicado varias veces a pesar de estar censurado por el Vaticano. De esta manera ha llegado a ser una biblia homosexual para muchos Jesuitas americanos. McNeill parece significar para ellos más que Jesús o San Pablo; por supuesto, mucho menos les importa el Papa.[27] Las revistas Theological Studies y America que ellos publican todavía presentan y promocionan ideas pro-homosexuales. En consecuencia se estima que han logrado el más alto nivel de saturación homosexual, bien por arriba del 30%. Los homosexuales se sienten más cómodos con ellos que nunca, mientras que otros sacerdotes encuentran esa atmósfera específica más y más inaguantable. [28]
Pareciera que esos jesuitas han reemplazado su cuarto voto tradicional, prometiendo obediencia al Papa con un nuevo cuarto voto de archi-desobediencia. No debiéramos estar particularmente sorprendidos o asombrados, sin embargo, sabiendo que el clero se ha sometido a la influencia de los tiempos, inclusive las peores influencias. Si son intelectualmente o moralmente débiles, no sólo están sujetos a esas influencias sino que han sucumbido a ellas. Esa es una de las fuentes básicas de herejía en la Iglesia, que ya ha visto tantas de ellas que necesitaron ser expuestas y superadas en tantas ocasiones. (…)
Ahora que los extremistas de izquierda promueven a su turno la homoideología, naturalmente tenemos homoideólogos, y algunas veces también sacedotes homoherejes en la Iglesia.
En Polonia, su representante más conocido es Jacek Prusak, S.J., entrenado por jesuitas americanos, después de todo. Por ocho años ha tomado la posición de portavoz del homolobby en la Iglesia, luchando sin dar cuartel para defender esos intereses. Su vocabulario y sus argumentos parecen a veces citas literales de los manuales de la homoideología, copiados de sitios homosexuales en la red. Sus escritos adolecen de numerosos defectos tanto de contenido como de lógica, pero su objetivo principal es siempre el mismo: la defensa a ultranza de la homosexualidad en general, y del sacerdocio homosexual en particular-no importa cuánta manipulación se necesite para lograr ese objetivo.[29] Cuando sea que un sacerdote o un laico habla defendiendo y explicando lo que la Iglesia enseña sobre la homosexualidad, exhortando a seguir la doctrina, deberá esperar un ataque brutal e inmediato de Prusak-a veces desde las páginas de periódicos particularmente anticristianos. En esta gran contienda que la Iglesia lucha contra la homoideología, él toma explícitamente el lado del enemigo y lo hace con fervor. Fue apoyado una vez por Tadeusz Bartos O.P., aunque no en forma tan agresiva. Ha probado ser un comentarista mediático particularmente hostil a la Iglesia en ese sentido. En el 2005, justo después que fuera ordenada la instrucción que prohibe la ordenación de homosexuales, J. Prusak publicó una destructiva crítica en un periódico cuyos editores son bien conocidos por ser propagandistas fanáticos de la homoideología.[31] En su artículo titulado The Lavender History of the Church (La historia color lavanda de la Iglesia), contraría específicamente las intrucciones magisteriales que antes citamos, reclamando que la orientación homosexual no excluye a un candidato del sacerdocio. Cuestiona la existencia de un homolobby en la Iglesia, aún cuando él y sus actividades dan evidencia particularmente convincente de lo contrario. Así, él se suma a la larga fila de sacerdotes que presentan puntos de vista contrarios a la enseñanza de la Iglesia, los cuales promocionan en los medios anticristianos y de izquierda, agregándose a Michal Czajkowski, el ex-jesuita Stanislaw Obirek, y el ex-dominico Tadeusz Bartos.
(…)Uno no puede permitir, sin embargo, que un sacerdote homoideólogo continúe en sus ataques a la enseñanza de la Iglesia y a los sacerdotes y laicos que la defienden; no se puede permitir que una minoría homoideológica domine a la mayoría normal. (…)
Una iglesia local que se contradice, rechazando su propia enseñanza, se vuelve inútil y muere-como la Iglesia en Holanda. Todo lo que es contradictorio en sí mismo está destinado a desaparecer humanamente hablando.
La mala teología es mortalmente peligrosa. Un teólogo incompetente puede reducir la fe, la teología y la filosofía a la mera psicología, puede infectar el organismo de la Iglesia con los virus de las ideas enfermizas del enemigo, puede recoger y transmitir enfermedades de otros. Ese fue, por ejemplo, el caso de Eugene Drewmann un ex- sacerdote que comenzó como profesor de teología dogmática en Paderborn, y a través de una reducción de la teología a la psicología terminó en la “nueva era” y el budismo. Para él, Sigmund Freud y Carl Jung llegaron a ser más importantes que Jesús y San Pablo. Las consecuencias siempre esperan a la vuelta de la esquina.[32] Un discípulo dilecto de Drewermann es hoy el monje Anselm Grün
Si se permite la propagación de tales teorías, las consecuencias pueden ser destructivas para toda la Iglesia, como pasó en Holanda. Fue allí que la teología enferma de Edward Schillebeecks contribuyó a la desintegración y a la destrucción casi total de la Iglesia que en un tiempo estuvo tan llena de vida. Al cabo de más o menos una docena de años, la llevó al punto de desaparecer. Era como minar los cimientos de un edificio. Debemos defendernos con toda la resolución en contra de esa “teología holandesa". (…)Si a los homolobbistas se les permite actuar libremente, en una docena de años pueden destruir congregaciones y diócesis enteras-como han hecho en los Estados Unidos, donde la vocación sacerdotal es considerada cada vez más una profesión homosexual (esto parece afectar en particular a los jesuitas americanos), o como en Irlanda, donde los hombres son reticentes a acercarse a los seminarios vacíos por temor a producir sospechas de padecer ciertos trastornos.
La situación es similar a lo ocurrido a principio de la Reforma Alemana , cuando países y naciones enteras dejaron la Iglesia, cuando una de las razones fundamentales de ese estado de cosas fue una declinación de la moral y un aumento del libertinismo entre los clérigos, incluído el mismo Papa Alejandro VI. (…)
Esto puede ser visto desde una perspectiva un poco más amplia, cuando pensamos sobre cómo otros teólogos han coqueteado con las ideologías de moda o hasta han sucumbido a ellas. Como teólogo y obispo, Ratzinger permaneció un hombre de principios elevados que siempre tomó excelentes, precisas decisiones. Nunca cayó en la trampa de tales ilusiones y nunca fue presa de la “teología de la prensa” o de la “teología posmoderna” y de la irresponsable actitud de ésta que facilita el avance de afirmaciones profundamente contradictorias con lo que es cristiano. Benedicto no tiene nada de qué avergonzarse. Y es por esas precisas opiniones que hoy hay quienes se le oponen tan vehementemente y hasta es odiado en la Iglesia, especialmente por los miembros del homolobby que representan el mismo centro de la oposición interna contra el Papa. (…)
En esa situación, es ante todo la Iglesia la que defiende abiertamente la verdad elemental, la que defiende lo que es razonable. Cuando los demonios de la ira ideológica se ensañan, la fe debe, paradójicamente, convertirse en tutor y defensor de la razón. La Iglesia ha sobrevivido a través de más graves dificultades y herejías peores que ésta. Lo que es absurdo en última instancia, debe derrumbarse, agotarse y devorarse a sí mismo. No se puede vivir en la contradicción siempre. No siempre podemos vivir contra la razón, contra la naturaleza, contra los mandamientos, al igual que no podemos quedarnos parados de cabeza para siempre. Tenemos que finalmente pararnos sobre los pies o nos caeremos. (…)
El papel de los medios de comunicación:
Uno podría preguntarse, entonces, ¿cuándo empezarán a investigar los periodistas cuál la magnitud del problema entre ellos, incluyendo a los dueños de los periódicos para los que trabajan, entre aquellos que marcaron las pautas para las manipulaciones y cazas de brujas en los medios de comunicación? (…)¿dónde está el coraje y el entusiasmo de aquellos periodistas que han estado tan dispuestos a atacar a la Iglesia? Estudios confiables muestran que el problema está menos extendido en la Iglesia Católica. ¿Por qué es entonces que ese problema de la Iglesia es lo único que se comenta? Según los investigadores, sólo el uno por mil casos de pedofilia o efebofilia está relacionado con el ámbito de la Iglesia Católica, en los Estados Unidos solamente de uno a cinco sacerdotes católicos están implicados en este problema por cada diez mil personas. [34]
No existe relación entre el celibato y la pedofilia. Estadísticamente, existe un riesgo mucho mayor, por ejemplo, con clérigos protestantes casados, maestros en particular maestros y entrenadores deportivos.[35]
El culpable no es el celibato, contrariamente a lo que a veces se suele sugerir. Esto ha sido señalado, entre otros, por el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, quien dijo que “muchos psicólogos y psiquiatras han demostrado que no hay relación entre celibato y pedofilia, mientras que muchos otros han demostrado que existe una relación entre homosexualidad y pedofilia". También señala el hecho de que “el 80 por ciento de los pedófilos condenados en los Estados Unidos son homosexuales. Entre los sacerdotes condenados por pedofilia, que representan el 90 por ciento “. Estos datos ponen de manifiesto que “la Iglesia Católica ha tenido un problema con los homosexuales en lugar de los pedófilos“. (…) Mientras tanto, hubo nada menos que seis mil maestros y entrenadores deportivos, la mayoría de ellos casados, condenados por el mismo abuso".[36]
¿No es eso un pase perfecto para los medios de comunicación? ¿Por qué casi no hablan de ello? Al parecer, sus intenciones no son tanto proteger a los niños y jóvenes como ayudar a destruir la Iglesia. Si sus intenciones son honestas, primero se atacaría a los que cometen el mayor número de estos delitos. Pero la falta de “hombres justos” en el mundo es mucho mayor que en la Iglesia y además carecen de personas que estarían dispuestas a hacer algo para solucionar el problema, a correr el riesgo. (…)Aquí está la hipocresía y el cinismo de los “valientes” periodistas y sus empleadores.
Nuestra contienda
Es importante entender las razones por las que la Iglesia ha sido incapaz de hacer frente al problema del homolobby durante tanto tiempo. No es sólo por la influencia de la propia homolobby. (…)Hay todavía una razón más y es la ignorancia, el no poder entender la importancia del problema. Para un sacerdote normal es inconcebible que algo tan maligno pueda estar ocurriendo a sus espaldas. Además los clérigos decentes con buenas intenciones, están tan sobrecargados de trabajo que no creen que puedan cargar con otro problema más. ¿A quién le interesa lidiar con esa suciedad a menos que se vean forzados a hacerlo de todos modos? (…)
Fue primeramente a los pedófilos y efebófilos que Cristo dijo “¡Ay de vosotros! Dijo eso por cualquiera que “cause que uno de éstos mis pequeñuelos que creen en Mí cometa un pecado. Sería mejor para ese hombre que se atara al cuello una piedra de molino y fuera arrojado al mar” (cf. Mateo 18:6-11 y Lucas 17:1-2). (…)
El trabajo ardiente de una multitud de padres decentes, religiosas, catequistas, sacerdotes, obispos, es destruido por los crímenes de un grupo de hombres viles. En esa situación, los agraviados pueden ser ayudados especialmente si son defendidos por otro sacerdote. Ese es el camino más efectivo para restaurar la confianza en la Iglesia; tener otro sacerdote que defienda a la víctima de un compañero sacerdote pervertido, y lo lleve a la policía. Eso es fidelidad al hombre y a Cristo. (…)En dicho asunto, no hay lugar a dudas, no importa lo mucho que hay en riesgo, no importa con quien podríamos caer en desgracia, no importa lo que se pueda perder. Al igual que un padre tiene el deber de morir para defender a su hijo si es necesario, un sacerdote tiene el deber de morir para defender todos y cada uno de sus pequeños que son hijos de Dios. (…)
Por lo tanto, la homomaffia en la Iglesia debe ser tratada de una manera muy profesional-debemos actuar como un fiscal o un oficial en el campo de batalla. Debemos ser conscientes de que la otra parte puede haber sido degenerada internamente por décadas de vivir en el pecado y la hipocresía, que pudieron haber descendido hasta el nivel de criminales ordinarios, que están dispuestos a hacer incluso las peores cosas, tanto en palabras como actos, para defender sus intereses y su posición.
Tenemos que estar preparados, y no se sorprenda incluso si nos insultan con las peores maldiciones, si se nos acusa de las peores cosas, porque es “de la abundancia del corazón que habla la boca” (cf. Mateo 12:34). Alguien que ha cometido pecados graves durante decenas de años está dispuesto a hacer cosas por lo menos igualmente viles para ocultar el mal y evitar la responsabilidad. Es mucho más fácil mentir y decir “no he hecho nada malo” que golpear o matar a alguien.
Es importante que encontremos con un grupo grande de personas de buena voluntad para que nos proteja y apoye lo que hacemos.[38] Ese grupo debería incluir clérigos, tan altas en la jerarquía de lo posible, expertos en diversos campos, especialistas en registro de archivos, abogados, policías, periodistas y tantos creyentes como sea posible. Es bueno el intercambio de información, documentos y pruebas. La red mundial del homolobbies y la homomaffias debe ser contrarrestada por una red de personas honestas. Una excelente herramienta que puede ser usada en esto es el Internet, lo que hace posible la creación de una comunidad global de personas preocupadas por el destino de la Iglesia, que han resuelto oponerse a la homoideología y homoherejía.[39] Cuanto más sepamos, más podremos hacer. Tenemos que recordar que somos como “ovejas enviadas entre lobos", por lo que debemos ser “prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16). Debemos tener el coraje para levantarnos contra los malhechores, como Cristo tuvo el coraje de enfrentarse a los fariseos de su tiempo. No podemos construir nuestras vidas sobre dulces ilusiones, porque sólo “la verdad os hará libres” (Juan 8:32), y es por eso que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino un espíritu de poder, de amor y de templanza"(2 Timoteo 1:7).
Todas las intervenciones deben hacerse con sumo respeto y amor por cada persona, incluyendo a los abusadores. La esencia del cristianismo se refleja en la voluntad de salvar a todos, y los peores criminales están especialmente en riesgo de perder tanto su vida terrenal como la vida eterna, por lo que necesitan una porción abundante de preocupación y oración sobre todo. La grandeza y la belleza del cristianismo reside en el hecho de que Abel debe tratar no sólo para salvarse a sí mismo, sino también a todos los demás, incluído Caín .
El amor y la verdad de la Iglesia
En nuestra lucha por la Iglesia de Jesucristo, no hay que dejarse engañar por argumentos como: “La Iglesia es nuestra madre, y no hay que decir cosas malas acerca de la propia madre". Tales palabras se oyen a menudo entre los que más han lastimado a su madre, los que la han enfermado gravemente, y ahora se niegan a curarla. Si la mejor madre de todas está enferma, para tratarla eficazmente necesitamos las mejores medicinas posibles y el mejor diagnóstico, el más exacto posible. Por lo tanto, hay que aprender sobre la enfermedad y hablar de ella. (…)
Cargos similares de deslealtad podrían asignarse contra los mismos evangelistas, ya que nos informan sobre la traición de Judas, la negación de Pedro, el ser reprendido por Jesús, la incredulidad de Tomás y el arribismo de Santiago y Juan. Uno podría preguntarse ¿Por qué no ocultar la verdad vergonzosa-sobre todo en tiempos de la debilidad inicial de la primera Iglesia, en los tiempos en que tuvieron lugar las persecuciones sangrientas , cuando tanto los apóstoles como otros cristianos fueron asesinados, uno por uno? Y finalmente los mismos cargos podrían presentarse contra el Señor Jesús. ¿Por qué criticar a los fariseos de manera tan radical? ¿Por qué exponer públicamente su injusticia, su falsedad, la hipocresía y la mentira? Era, después de todo, un ataque a las altas autoridades religiosas y nacionales de su tiempo, la forma pública de una religión tan valiosa, tan merecedora de respeto como la del pueblo elegido. Pero los evangelistas lo escribieron todo, luego describieron la forma en que los sacerdotes saduceos y fariseos trataron a Jesús durante la Pascua. De esta manera socavaban en gran medida a las más altas autoridades religiosas y morales de la nación-y ¡todo eso se hizo durante la noche oscura de la ocupación romana!
Fue precisamente la lucha pública contra las estructuras sociales de pecado, contra los fariseos, la que fue una de las áreas más importantes de la actividad de Cristo. Debemos seguir sus pasos también en su valor, en su determinación de luchar contra el mal, en la precisión de sus argumentos en la exposición de los malhechores. Todo lo que Cristo hizo es un modelo a seguir en cualquier época. Pero necesitamos cierto conocimiento para asegurarnos de que nuestra lucha contra el mal sea eficaz. Y así, recordando que “por sus frutos los conoceréis” (cf. Mateo 7:16), en vista de los acontecimientos de público conocimiento en el último cuarto de siglo; es evidente que debemos, de manera explícita y resuelta decir: sí, hay un fuerte lobby subterráneo homosexual en la Iglesia (al igual que en muchos otros lugares), que-según el grado de participación de sus miembros, en función de sus palabras y acciones-puede ser referido como homoherejía, homolobby, homocamarilla o incluso homomaffia. Estos círculos de la Iglesia se oponen firmemente a la verdad, a la moral y a la revelación, cooperan con los enemigos de la Iglesia, incitan a una revuelta contra el Pedro de nuestros tiempos, la Santa Sede y la Iglesia entera. Los miembros de ese lobby en la Iglesia son un grupo relativamente pequeño, pero a menudo ocupan puestos clave (que están muy ansiosos de alcanzar), crean una estrecha red de relaciones y se apoyan unos a otros, lo cual los hace peligrosos. Son peligrosos especialmente para los jóvenes, que se ven amenazados por el abuso sexual. Son peligrosos para sí mismos, ya que, estando cada vez más endurecidos en el mal, finalmente pueden “morir en sus pecados” (Juan 8:23) tal como Cristo advirtió. Son peligrosos para las personas honestas, laicos y clérigos que se opongan a ellos. Por último, son peligrosos para la Iglesia en general, ya que cuando las iniquidades de ellos son finalmente expuestas, cuando se convierten en un tema para la cobertura de los medios de comunicación, la fe de millones de personas se debilita o se destruye. Y así, depravados adictos homosexuales escandalizan a millones de personas, poniendo un gran obstáculo en su camino a la fe, a Cristo, y a la salvación. Y todo eso sólo por pasar unas décadas de vida cómoda en el pecado. ¿Puede haber un pecado más grande? (…)
Toda verdad, incluso la más difícil, debe llevarnos a trabajar para mejorar, a luchar por el bienestar del hombre y de la Iglesia. A pesar de todo pecado y debilidad, lo mejor, lo más hermoso que tenemos es la Iglesia. El mal, incluso el mal causado por los homosexuales, está presente en un grado mucho mayor fuera de la Iglesia, en otras comunidades. Los que nos critican a menudo son como los hipócritas que no pueden ver “la viga en su propio ojo” (cf. Mateo 7:1-5). (…)Vamos a mantener las cosas en la perspectiva adecuada. Siempre ha habido y lo más probable es que hay gente bautizada en la Iglesia que vive como Caín o Judas, pero no debemos condenar a Abel por ser hermano de Caín, o rechazar los otros once apóstoles y a Cristo mismo por causa de Judas. Eso sería un error fundamental, Judas representa sólo el 8% de los Doce Apóstoles. Pero tampoco debemos permitir que Judas domine y gobierne la Iglesia. Su influencia no debe ser mayor que la de Juan o Pablo. (…)
Todos estamos invitados a ser santos en la Iglesia del Señor Jesucristo por la gracia y nuestras obras-no importa en qué fase de desarrollo ni en qué parte de la Iglesia estemos. Todo lo que tienes que hacer es “levántate y anda” (Juan 14:31).
Cracovia, 8 de Abril de la Pascua del 2012
Notas:
[26] Cf. por ejemplo declaran sobre este asunto por dos provinciales jesuitas en los Estados Unidos, F. John Whitney S.J.; de Oregón, y F. Gerald Chojnacki S.J. de Nueva York, que publicaron también en diarios polacos: M. Gadzinski, Gej to nie ksiadz [Un homosexual no es un sacerdote], publ. Gazeta Wyborcza; 1-2 de octubre de 2005, p. 2. La propaganda homosexual en la iglesia alemana se ilustra particularmente bien por el ejemplo del monasterio dominicano en Braunschweig. Cf. : http://www.dominikaner-braunschweig.de/Kloster/Homosex/Homosex.html
[27] Cf. J. McNeill, The Church and the Homosexual, publ. Kansas City 1976.
[28] Cf. R. J. Neuhaus, Rozejm roku 2005? [La tregua de 2005?]; op. cit., p. 15.
[29] Cf. e.g.. J. Prusak, Milosc czy potencja [Amor o Potencia], publ. Tygodnik Powszechny; 24 de octubre 2004; Manifest teologiczny [Manifiesto Teológico], publ. Tygodnik Powszechny; 16 de diciembre de 2005; Inni inaczej. O prawie homoseksualistów do bycia zrozumianymi [Desafiado por lo contrario. Sobre el derecho de los homosexuales a ser comprendido] publ. Tygodnik Powszechny; 25 (2919) 2005, pp. 1 and 7; Norma i kultura [Norma y Cultura], publ. Tygodnik Powszechny; 31 de enero de 2012. Lo que es pérfido y peligroso y engañoso en los esfuerzos F. Prusak es que él trata de dar la impresión de que él solo en la Iglesia comprende mejor y acepta a los homosexuales de la manera correcta. La verdad es, sin embargo, que lo único que les puede ayudar es guairlos a enfrentar la verdad, proporcionándoles asistencia terapéutica para superar sus tendencias. Esto es lo que hacen los que realmente trabajan para su beneficio.
[30] Cf. J. Prusak, Inni inaczej, op. cit. and id., Zgadzamy sie nie zgadzac [Estamos de acuerdo en no estar de acuerdo], publ. Tygodnik Powszechny; 27 (2921) 2005, p. 6; Homofobia Camerona niebezpieczna, takze dla Kosciola [La homofobia de Cameron es peligrosa incluso para la Iglesia], an interview with K. Wisniewska, publ. Gazeta Wyborcza; 19 de mayo del 2009; O homoseksualizmie przed Msza [Homosexualidad antes de la Misa], an interview with R . Kowalski, publ. Gazeta Wyborcza; 28 de septiembre de 2009; J. Prusak, Lawendowa historia Kosciola [Historia color lavanda de la Iglesia], publ. Rzeczpospolita; 26 de marzo de 2012, s. 3. Cf. also F. T. Bartos OP, Kosciól gejów nie odrzuca [La Iglesia no rechaza a los homosexuales], publ. Gazeta Wyborcza; 11-12. de diciembre de 2005, p. 4 and id., Homoseksualizm w publicznej debacie [Homosexualidad en el debate público], publ. Gazeta Wyborcza; 25-26 de junio de 2005, p. 29.
[31] Cf. K. Wisniewska en una entrevista con J. Prusak, Instrukcja ma luki [La Instrucción tiene grietas], publ. Gazeta Wyborcza; 30 de noviembre de 2005, p. 11.
[32] Cf. F. Jacek Prusak SJ, Lawendowa historia Kosciola, [La historia color lavanda de la Iglesia] op. cit. p. 3.
[33] Cf. D. Oko, Wokól sprawy Drewermanna [El caso Drewermann], (co-autor con with J. Bagrowicz), publ. Ateneum Kaplanskie; 4 (500) 1992, pp. 102-114; Sprawa Drewermanna czyli “Luter dwudziestego wieku” [El caso Drewermann’s o el Lutero del Siglo XX], publ. Tygodnik Powszechny; 51 (2267) 1992; Falszywy prorok. W odpowiedzi Tadeuszowi Zatorskiemu [Falso profeta. En respuesta a Tadeusz Zatorski], publ. Tygodnik Powszechny; 7 (2275) 1993.
[34] F. J. Augustyn SJ, Koscielna omerta; op. cit.
[35] En los últimos dos años se han llevado a las cortes varios casos de abuso sexual de menores, algunos perpetrados por mujeres en el ámbito escolar. El caso más sonado es el de Jerry Sandusky, que fuera por muchos años entrenador deportivo de Penn State University. NOTA DEL EDITOR.
[36] Cf. Benedict XVI, Light of the World, op. cit., p. 30.
[38] Hay que añadir aquí que la falta de disciplina de los clérigos que viven una vida indecente, sobre todo si ocupan cargos importantes, es parte de un problema mayor en la Iglesia, es una debilidad y un pecado que es de carácter estructural. Lo mismo se aplica a los párrocos que tienen concubinas. A pesar de que estos hechos son de conocimiento público, los malhechores ni siquiera tratan de ocultarlo demasiado, nada cambia. A veces, sus superiores se excusan diciendo que no hay pruebas irrefutables. En cualquier caso, es evidente la necesidad urgente de desarrollar instituciones que se ocupen de la disciplina de la vida religiosa. Necesitamos más gente como el P. Charles Scicluna y oficinas como la suya. Una Iglesia que hace que estas altas demandas del mundo, debe, ante todo, exigirse a sí misma el cumplir con ellas. La Iglesia no puede ser expuesta al ridículo. Las fuentes de un mal que es tan grande que no puede ser tolerado por tanto tiempo-sobre todo viendo que está tomando un cariz cada vez peor. Benedicto XVI, dice que una de las fuentes fundamentales de la mar de iniquidad que ha inundado la Iglesia de Irlanda fue el abandono de las funciones penales de Derecho Canónico, porque “Así la conciencia de que el castigo puede ser un acto de amor dejó de existir. Esto condujo a un extraño oscurecimiento de la mente, incluso en personas muy buenas “. (Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., p. 26.)
[39] Al ayudar a las víctimas de abuso sexual, uno debe asegurarse de tener pruebas. Asegúrese de que la víctima sea examinada por un médico, inmediatamente grabe en vivo el testimonio de la víctima y testigos. Es importante, porque a veces incluso los más perjudicadas retiran sus testimonios-a causa de la vergüenza, el oportunismo, el miedo al agresor y a sus aliados de los que puede ser dependiente o a los que puede estar subordinado en muchos aspectos. Los casos penales deben ser reportados a la policía y al fiscal, no sólo a las autoridades de la Iglesia. En otros casos, un primer intento debe hacerse de resolverlos dentro de la Iglesia local. Si la situación local es muy mala, se debe buscar ayuda de la Santa Sede, pero asegurándose de que la solicitud sea recibida por una persona adecuada y confiable-una de las mejores personas es el Padre Charles Scicluna. Escríbale en italiano o en inglés y vale la pena comprobar fehacientemente si recibió los documentos. Él sabrá qué hacer con el problema. Cualquier abuso infligido a un menor de 18 años de edad por un clérigo debe ser reportado a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
[40] Cf. el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 2003 Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimientos legal de las uniones entre personas homosexuales, en la que Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger al unísono indicaron que “todos los católicos están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales” (Sección 10), y criticar la ideología detrás de estos intentos. Cf. ver también Juan Pablo II, Pamiec i tozsamosc [Memoria e Identidad], Cracovia 2005, p. 20. El beato Juan Pablo el Grande condenó repetidamente la homosexualidad, llamándola un “Comportamiento desviado, inconsistente con la intención de Dios” (1994), una “lamentable perversión” (1999); también dijo que “los actos homosexuales son contrarios a las leyes de la naturaleza” (2005).
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17 comentarios
Tengo sin embargo objeciones en cuanto a la terminología. Creo que "homoherejía" es comprensiblemente claro y definido. Mis observaciones van con los términos "homo-lobby" y "homo-mafia" (por cierto: no veo motivo para usar doble f en la mafia).
Estas expresiones, como las usa el autor, dan toda la sensación de un grupo con bastante solidez, con acuerdos, y con líneas de acción. Quiero decir: hablar así es atribuir a los partidarios de tales ideas un nivel de cohesión y de sentido de pertenencia que (a) son difíciles de demostrar; (b) generan un sistema acusatorio muy peligroso.
Para que pudiera hablarse de un "lobby" como tal, habría que demostrar que quienes a él pertenecen obran con acuerdos suficientemente claros, conocidos y acatados por todos. Esto es muy difícil de demostrar, aparte de extraer aquí y allá algunos nombres, que sin duda están implicados en la difusión de la homoherejía, por supuesto. De ese modo, la denuncia queda en realidad debilitada porque el lenguaje empieza a aproximarse a la difamación o la calumnia por falta de pruebas. Sería preferible hablar de tendencias de pensamientos que son ampliamente difundidas pero no hablar de una red si uno no va a poder identificar claramente un número significativo de sus miembros.
Pero más grave, en mi opinión, es lo segundo. Las acusaciones a grupos cuyos miembros en su mayoría, son desconocidos--salvo algunas cabezas, como ya quedó dicho--producen una mentalidad de suspicacia generalizada: algo parecido a la que ha rodeado a la Iglesia desde que se dijo--y se ha dicho montón de veces--que "la masonería entró en la Iglesia." Esa frase ha hecho que casi cualquier Rafaela en casi cualquier parroquia se sienta autorizada para regar entre sus amigas la novedosa noticia de que "parece que tenemos un párroco masón..." No es un bien real el que se hace a la Iglesia de esa manera.
Mucho me temo que algo así podemos propiciar con un lenguaje como el de la "homomafia." Y si sucede que lo que me temo, al final la fuerza de lo que queríamos denunciar se pierde, y con el descrédito social en contra nuestra, también perdemos los que amamos: la fe y la doctrina de nuestra Iglesia Católica.
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V.G.: Gracias por su comentario, padre. Pido disculpas si en algo he contribuido a dar la impresión que ud. señala al publicar sólo la síntesis del artículo (ya coloco el enlace al texto completo), pues en el original -aquí-, el p. Oko brinda una gran cantidad de datos con nombres y apellidos (especialmente en el apartado "Los mecanismos de formación de la homocomunidad"). No incluí aquí los datos particulares para facilitar la lectura y difusión de la denuncia, que como ud. señala, he considerado también muy valiente y de notable actualidad, dirigiendo la atención sobre todo -como lo refiero en el título- a la difusión de la "homoherejía", que contradice gravemente la doctrina católica sobre el tema.
Por definición, un lobby es un grupo de presión conocido, un grupo de personas influyentes conocidas, organizado para presionar en favor de determinados intereses, también de conocimiento público. Es muy difícil que algo de estas características se dé en la Iglesia.
La mafia, por el contrario, en su acepción más propia, es una organización clandestina de criminales, secreta, oculta por temor a la ley o para eludirla. Siendo la pedofilia y la efebofilia delitos/crímenes, lo descrito en el artículo podría eventualmente caer en esta categoría.
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V.G.:Como le sugerí al padre, Alejandro, te pido que leas el artículo completo, y adjudiquen las imprecisiones a mi síntesis, no al p. Oko, quien demuestra sobradamente que sí se trata de un lobby (lo cual por otra parte, el propio Papa reinante ha reconocido ("En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad. Se habla del 'lobby gay', y es verdad, está ahí; hay que ver qué podemos hacer", referencia aquí ). Ello sin que obste también el procedimiento como verdadera mafia, como hijos de las tinieblas que son.
No estando en desacuerdo con el concepto general del artículo, tengo que reconocer que el tono es muy inquisitorial, las verdades tajantes siempre son muy discutibles.
Creo que el artículo da una visión muy alarmista de una Iglesia ocupada por topos activistas gays que no se corresponde con la realidad.
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V.G.: Lamentablemente, cuando se dan nombres, apellidos, víctimas, causas, no se trata ya de una teoría, sino de aceptar la realidad como se nos muestra.
Pero por supuesto, no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiera ver. El Evangelio y el Catecismo tienen también frases "muy tajantes"; los dogmas no son discutibles, y en última instancia, en el cielo y en el infierno, tampoco se nos da mucha opción a la discusión tampoco; ¿o acaso la discusión eterna sobre lo indiscutible debe ser tomada como lo único "necesario"?
A veces la naturaleza y la historia nos muestran cosas verdaderamente increíbles, pero por negarlas, no dejarán de estar allí.
“…con el descrédito social en contra nuestra, también perdemos los que amamos: la fe y la doctrina de nuestra Iglesia Católica.”
Descrédito que sería causado por usar ciertos términos que dan la idea de la existencia de una “interna” muy fuerte en la Iglesia.
Guardando el debido respeto a su persona e investidura, me manifiesto en desacuerdo.
Por empezar y si no le he entendido muy mal, no creo que la Fe y la Doctrina de la Iglesia dependa del “crédito social” para pervivir, pues en ese caso no hubiese sobrevivido al descrédito que padecieron los primeros cristianos. Pero además, el descrédito social ya lo tenemos instalado, así que poco es lo que hay que cuidar. Y si bien lo miramos, buena parte de ese descrédito obedece a la acción de las homomafias que consiguen hacerle emitir a la Iglesia mensajes contradictorios con su doctrina, mostrándola incoherente.
Y para terminar, le diré que al menos en Argentina existe un entramado sacerdotal de tipo mafioso. Con lo cual quiero expresar lo siguiente: sacerdotes que son refractarios a obedecer a la Santa Sede (“Roma queda lejos…”) y en algunos –o muchos- puntos contrarios a la Doctrina, se apoyan mutuamente y consideran a los sacerdotes fieles como “enemigos” a batir, ejerciendo –cuando son suficientemente numerosos y poderosos- una persecución en toda la regla. ¿Tiene usted una palabra más apropiada que “mafia” para esta confabulación?. Y no son tres gatos, se lo aseguro. Y ejercen fortísimas presiones sobre los obispos. También esto se lo aseguro.
Quedo a su disposición por vía privada si le interesara conocer los casos concretos que fundamentan estas pobres opiniones mías.
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V.G.: Ricardo, muchas gracias por el aporte, con el que coincido plenamente. Creo que tal como señala el p. Oko,
"Es importante entender las razones por las que la Iglesia ha sido incapaz de hacer frente al problema del homolobby durante tanto tiempo. No es sólo por la influencia de la propia homolobby. (…)Hay todavía una razón más y es la ignorancia, el no poder entender la importancia del problema. Para un sacerdote normal es inconcebible que algo tan maligno pueda estar ocurriendo a sus espaldas. Además los clérigos decentes con buenas intenciones, están tan sobrecargados de trabajo que no creen que puedan cargar con otro problema más."
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V.G.: Muchas gracias (¿padre?) Juan; Dios lo bendiga mucho por este testimonio.
Me comprometo a leer el artículo completo. Sin perjuicio de ello, desde ya es preciso señalar que no es del todo exacta la información que das respecto del supuesto reconocimiento del Santo Padre de la existencia de un lobby gay en la Iglesia. Conviene siempre asumir con extrema cautela toda toda información sobre entrevistas, especialmente cuando se trata del Santo Padre; y más aún cuando la información ha sido dada a conocer sin su autorización, como en este caso. Como si fuera poco, quien la ha dado a conocer es la CLAR, un grupo bastante heterodoxo; y en un sitio web aún más heterodoxo, como Reflexión y Liberación. Comprenderás que es altamente probable que se trate de una manipulación torcida de sus palabras. De hecho, tal como informó InfoCatólica en su oportunidad, la misma CLAR tuvo que salir a disculparse asegurando que “es claro que sobre esta base no se pueden atribuir al Santo Padre, con seguridad, las expresiones singulares contenidas en el texto, sino solo su sentido general." Ni fueron estas expresiones del Santo Padre confirmadas por la Santa Sede. Pero lo que más resta credibilidad a esta información es la respuesta en sentido contrario que da el Santo Padre en la entrevista en el avión a su regreso de la JMJ, tan sólo unas semanas después que se publicara su entrevista con la CLAR, y que ha sido recogida por diversos medios de comunicación, incluidos InfoCatólica, y confirmada por la Santa Sede: “Luego usted hablaba del lobby gay. Se escribe mucho del lobby gay; todavía no me he encontrado con ninguno que me dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay.” Esta es la única opinión conocida y fidedigna del Santo Padre en relación a la existencia de un lobby gay en la Iglesia; y es bastante categórica.
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V.G.: Concedido, Alejandro; no voy a discutir lo que piensa el Papa sobre la existencia o no del lobby, pero en última instancia, reitero lo que decía antes: si hay nombres, causas, etc. etc., por más que no se lo quiera reconocer oficialmente, ahí está, y sus frutos son bien claros.
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V.G.: ¿Por qué, si no trabajo en el gobierno de mi país?
Es por ello que me han parecido un poco ingenuos algunos comentarios que insinúan que no se debe mencionar la existencia del lobigai sin contar con las "`pruebas" que lo demuestren, como si esta cuestión pudiese manejarse tal como un juicio sustanciado ante tribunales.
Yo en cambio creo que las certezas acerca de la existencia de estos grupos especialistas en borrar pruebas, vienen más por la comprobación de los efectos de su accionar, por atar cabos sueltos que por ahí se van encontrando, o por informaciones confidenciales, que por procedimientos jurídicamente formales que proporcionen "pruebas".
Las cuales, por supuesto, serían necesarias si se estuviese acusando con nombre y apellido a determinadas personas.
Pero no es el caso.
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V.G.: Muchas gracias padre, y a ud. le alcance María Reina fidelidad heroica, hasta el fin. Gracias por su respuesta (al post y sobre todo, a Ntro. Señor, en su sacerdocio).
Efectivamente, el Santo Padre no niega ni afirma la existencia de un lobby gay en la Iglesia. Lo único que dice es que no le consta que lo haya. Pero eso evidentemente depende de lo que él entienda por lobby gay. La definición de lobby está en mi primer comentario.
Esta es una interpretación caprichosa del texto evangélico y mezcla los pasajes de Mateo y Lucas. El pasaje de Mateo dice: "Y al que reciba a un niño como este en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que cree en mí, más le vale..."
No es posible desprender del texto bíblico que Cristo dirija la maldición "primeramente" a pedófilos o efebófilos. No se especifica el tipo de escándalo. La maldición va para cualquiera que escandalice, pedófilos, efebófilos, o cualquier otro.
En cuanto a lo que dice Javier, se me ocurre que si la "dulzura" conque se ha tratado a los clerohomosexuales en décadas pretéritas es un síntoma (¡¡uno más!!) de la protestantización que infesta a la Iglesia, es como para que vayamos pidiendo poner a la Esposa de Cristo en alerta roja.
Si me permitís el atrevimiento, te pregunto: ¿Vas a escribir próximamente sobre los intentos del lobby abortista de imponerse en nuestro país?
Saludos.
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V.G.: Muchas gracias Franco. Con respecto a tu pregunta, pienso que los datos que nos brinda Mónica del Río en Notivida, a mi juicio, son inmejorables; Dios dirá lo que nos dé hacer.
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