(45) Asunción de María, fiesta de la Esperanza

“La augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos.”(Papa Pío XII, Constitución apostólica Munificentíssimus Deus)

MAsunta Llevada a la derecha de su Hijo, para resplandecer allí como reina. ¡Esta es la fe de la Iglesia, bellísima como la verdad, sin la menor sombra de duda!

Puesto que la raíz de toda certeza, de todo gozo, de toda fortaleza, nos remitirá siempre a la Pascua, pero entre todas las fiestas de María -Luna Preciosa que eternamente refleja la luz del Sol divino- la que hoy celebramos creo que tiene un “no sé qué” de maravilla siempre nueva, especialmente cercana, misterio del cual Dios nos libre de sentirnos “acostumbrados”.

Creo que cada año debemos pedir la gracia de repetir conmovidos, con toda el alma, saboreando cada sílaba, aquellas palabras con que San Juan Damasceno se refería a este día de fiesta, por encima de toda tristeza pasajera:

Hoy es introducida en las regiones sublimes y presentada en el Templo celestial la única y santa Virgen, (…) Hoy el Arca viva y sagrada del Dios viviente, la que llevó en su seno a su propio Artífice, descansa en el Templo del Señor, Templo no edificado por mano humana. Danza David, (…) antepasado de Dios, y con él los ángeles (…) forman coro y alaban a la Madre de la gloria.”

En un día como hoy, hace ya 40 años, tomé mi Primera Comunión, enlazando para siempre en mi memoria, Asunción y Eucaristía, inseparables. Cuando era chica, una idea no se me iba de la cabeza al pensar en este misterio, y confieso con alegría que todavía me llena de luz el corazón: ¡algún día podremos abrazar a nuestra Madre del Cielo! Alguno puede pensar que este deseo tenga algo de pueril, pero yo lo defiendo, hoy que tanta protestantización de nuestra fe aleja a tantos de las imágenes, o los seduce con las ridículas propuestas del idealismo más descarnado. Porque en última instancia, toda impostura herética y enemiga de la fe, “patina” tarde o temprano hacia un común denominador, que es el rechazo diabólico al cuerpo -pues éste es sagrado-, que nos debe y puede conducir a Dios, a su diestra: rechazo de la Encarnación; divorcio del Cristo de la fe del histórico; negación de la realidad de la Resurrección -esto es, en verdadero cuerpo, aunque glorioso, pero no de un “fantasma”-.

No se puede negar, además, la relación entre nuestra esperanza como virtud teologal y la fe cierta en la resurrección de la carne. Porque no hay esperanza auténtica si olvidamos que aquí estamos realmente de paso, pero mirando esta verdad sin amargura, sino con el consuelo de Sta. Teresa, que gustaba recordar que esta vida es “mala noche en una mala posada”.

Por una parte, el puritanismo calvinista, y por el otro, el impudor pagano o apóstata, el caso es que una justa teología del cuerpo no puede pasar por alto la fiesta de la Asunción de Ntra. Señora, como tampoco el Misterio Eucarístico, panis angelicus que nos deifica y eleva realmente, permitiéndonos vivir necesariamente “en otra frecuencia” de la que vive el mundo.

Es comprensible, entonces, que San Juan Pablo II, que tan claramente expuso en nuestro tiempo la teología del cuerpo, haya dicho en su catequesis del 15-8-95 con el fervor mariano que lo caracterizaba -porque él era realmente “todo de Ella”, y por eso todo de la Iglesia-:

“¡Cómo quisiera que por doquiera y en todas las lenguas se expresara la alegría por la Asunción de María! ¡Cómo quisiera que de este misterio surgiera una vivísima luz sobre la Iglesia y la humanidad! Que todo hombre y toda mujer tomen conciencia de estar llamados, por caminos diferentes, a participar en la gloria celestial de su verdadera Madre y Reina.”

Y la verdad, creo que somos muchos los que anhelamos escuchar más alabanzas a Nuestra Señora. Entre tantas pedanterías racionalistas con pretensiones teológicas (Pagolas, Queirugas, Kaspers y compañía), se echa de menos un poco de lenguaje enamorado, y la piedra de toque será siempre María; Ella la “contraseña”, por la que deberíamos reconocer lo que no lleva a Cristo, cuando se la des-trata o se relativizan atrevidamente sus dogmas.

Ella es flor de azucena, quien le dio al Verbo su carne, y junto a El es embajadora de la nuestra.

Y se me ocurre que al lenguaje del amor le es inherente siempre una cierta pobreza ante el amado (Nuestro Señor se hizo pobre para revelarnos su Amor), y nuestra pobreza no puede expresarse en la suficiencia de meras fórmulas; necesita sobre todo, el auxilio imperativo de la belleza y del silencio -todo amor requiere la contemplación, que siempre es “expectación"-. Por eso tal vez, para hablar de María, la expresión más exhaustiva se encuentre en las imágenes o en poesía… Comparto, pues, un muy consolador poema de Francisco Luis Bernárdez, para rumiar pausadamente en estos días de luz plateada -luz de Luna-:

transitoMa La Doncella

Mientras el júbilo y el llanto llenan el mundo,
La doncella está callada.
Pero sus ojos compasivos están muy cerca de las
Risas y las lágrimas
El cuerpo hermoso es un desierto y el alma limpia
Una ciudad de muchas almas.
Aquél es puro por lo solo, y ésta es perfecta por lo
Muy acompañada.
En ella el bien es invisible como en el vaso cristalino
El bien del agua.
Y, sin embargo, el bien la llena de tal manera, que
La llena y la rebasa.
Su corazón vive en la Tierra con el silencio de la
Estrella solitaria.
Como la estrella, la doncella nos ilumina con sus
Ojos sin palabras.
El viento es bello porque llora y el agua es bella
Porque llora y porque canta.
Pero la flor y la doncella son más hermosos
Porque nunca dicen nada.

Todas las fuerzas naturales buscan en ella su razón
Definitiva.
La tierra, el fuego, el agua, el aire lo esperan todo
De su voz desconocida.
El mar profundo y dilatado suele caber en su regazo
Sin mancilla.
Como cabezas infantiles, las olas van a descansar en
Sus rodillas.
Si sus oídos no existieran, la brisa errante y musical
No cantaría.
Porque no habría en este mundo nadie capaz de
Comprender lo que suspira.
El cielo vive de su frente como la fruta vive aún de
La semilla.
El firmamento es firmamento por la pureza de los
Ojos que lo miran.
El fuego brilla sin quemarnos porque sus dedos
Virginales lo apaciguan.
La tierra gira sin tropiezo porque hay en ella una
Doncella todavía.

Hubo una vez una más pura que las demás en un
Rincón de Galilea.
Porque las otras eran puras, pero María era la flor
De la pureza.
La voz eterna del arcángel iluminó su oscuridad y su
Pobreza.
Ave María (le decía como nosotros le decimos),
Gratia plena.
Su corazón, que era un prodigio, quedó suspenso al
Escuchar la voz aquella.
La criatura se asombraba de ver a Dios Nuestro
Señor pendiente de ella.
Adán oía entre las sobras y entre las sombras
Escuchaban los Profetas.
Los pobres muertos, en su patria de polvo y siglos,
Esperaban la respuesta.
Cuando la niña abrió los labios, el paraíso lentamente
Abrió sus puertas.
Y Dios bajó, para salvarnos, al vientre puro de su
Madre, la Doncella.

La misteriosa economía del universo está pendiente
De sus manos.
Porque por algo están unidas constantemente y sin
Rumor en su regazo.
Esa tarea silenciosa mueve la máquina invisible de
Los astros.
La fuerza mutua y escondida de la oración es la que
Impide su fracaso.
Por ella el frío es menos frío y el desamparo es
Mucho menos desamparo.
Por ella el hombre sobrelleva su enorme carga de
Amargura y de cansancio.
Siempre encerrada en su pureza, la dulce Niña nos
Ayuda sin descanso.
La caridad en que se quema nos ilumina con su
Fuego sacrosanto.
El mundo es grande para todos, pero es pequeño
Como un niño entre sus brazos.
Puede dormir profundamente, pues la doncella que
Lo acuna está rezando.
Si la Doncella no velara, ¿quién dormiría en esta
Noche tenebrosa?

¿Quién viviría para el débil, para el que sufre
Soledad, para el que llora?
¿Quién vencería en este mundo la poderosa
Resistencia de las cosas?
¿Quién pagaría lo que falta pagar a Dios por la
Belleza de sus obras?
Contra la muerte y el olvido su cuerpo frágil de
Mujer es una roca.
Dormido en ella, el hombre puede sobrevivir a los
Peligros que lo acosan.
Sólo viviendo en esa cárcel el hombre es libre como
El pájaro y las olas.
Porque ni el tiempo ni el espacio tienen cabida en la
Prisión maravillosa.
El corazón, esperanzado, distingue al fin algo de
Luz entre las sombras.
Y el alma, llena de alegría, puede decir con emoción
Que no está sola.

6 comentarios

  
rastri
Bien dicho.
Y porque María, mujer virgen y madre, fue sin pecado original concebida. Ella cumplida su misión en la tierra, en plácido sueño de divino incienso ascendió, fue asunta a los cielos.
Y de este vivir en la tierra y subir a los cielos María, virgen y madre, nos dejó el ejemplo de cómo pudo haber sido para todo el género humano, si en aquel Paraíso Terrenal perdido no hubiéramos caído en causa y efecto de Pecado Original.
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V.G.: En efecto, "mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio." (JP II, 2-julio-97).
En este día, desde ya, es imprescindible la referencia a su Inmaculada Concepción.
15/08/14 10:05 AM
  
Ivi
"Llevada a la derecha de su Hijo, para resplandecer allí como reina. ¡Esta es la fe de la Iglesia, bellísima como la verdad, sin la menor sombra de duda!"

Hermoso :,)
Sin más que agregar que ¡Feliz día de la Asunción de nuestra Madre!!!
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V.G.: ¡Felíz y muy santo día, Ivi!
16/08/14 6:05 AM
  
Blanca
Ave María Purísima!!
Hermosísimo como siempre, Ma. Virginia!
Gracias!!
Santo Día!
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V.G.: Igualmente, Blanca; que Ella nos guarde siempre!
16/08/14 9:40 PM
  
Setarcos
Toda la vida pensando que estas cosas son metafóricas, y resulta que quien piense que es metáfora es un hereje. Bien, pues si en verdad fue algo literal y real la asunción de María a los cielos, cabe preguntar: ¿A que capa de la atmósfera se la llevaron, a la estratosfera, la mesosfera? ¿o esta orbitando alrededor de la tierra en el espacio exterior? ¿O se la llevaron fuera del sistema solar? ¿ El cuerpo glorioso no necesita oxigeno pues?
Por mucha ortodoxia que presumais, no puedo creerme que alguien con cultura científica en el fondo de su conciencia realmente se crea este dogma.
Y por cierto no soy progre, muy al contrario, he padecido desde mi infancia las nefastas consecuencias del relativismo moral que la Iglesia muy lúcidamente denuncia. Por eso me da pena que con las profunda sabiduría moral y espiritual que teneis los ortodoxos, vuestra autoridad intelectual se difumina como un azucarillo en agua cuando defendeis la literalidad de estas cuestiones.
Imaginaos la cantidad de padres que se van a divorciar, están a punto de ser convencidos para que no lo hagan por algún buen creyente, dándoles fuertes argumentos de razón y moral, hasta que éste salta hablándoles de la asunción de María como dogma irrefutable. Me imagino la conversación de los padres
PADRE: -Marta, alguien que se cree estas cosas propias del pensamiento mágico, ¿crees que tiene alguna credibilidad ?

MADRE: -Pues, sinceramente Paco, creo que es de alguien desconectado de la realidad, mejor no nos dejemos engatusar por este loco y divorciémonos como teníamos previsto.
Y el niño se queda sufriendo y padeciendo la ideología de sus progres padres el resto de su infancia, por culpa del dogma de la asunción de María.
Esta es la historia de la penetración del relativismo moral en occidente.
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V.G.: Yo lo lamento mucho, Setarcos (¿sr. o sra.?), pero la verdad es que Cristo realmente ha resucitado; realmente ha subido a los cielos; realmente Nuestra Señora ha sido llevada junto a su hijo; realmente el bautizado es una nueva creatura (ontológicamente hablando). Resumiendo, la fe es cierta; es verdad que es "como para volverse locos" (escándalo para los judíos, locura para los paganos), y por eso el cristiano no puede vivir como el resto del mundo. Vivimos, sí, en otra sintonía, mucho más concreta y real que la que "pasa" frente a nuestros ojos. Ya sin peligro de herejía, pues no obligan a la fe, ¿qué piensa ud. del milagro del cojo de Calanda, o de los milagros de S. Antonio, o de los milagros eucarísticos, o de Fátima, cuando ante MILES de personas se produjo el milagro del sol?
Un consejo fraterno: repasar y profundizar nuestra fe es también redescubrir una alegría impensada, porque lo imposible es posible y es cierto. No es un salto al vacío, sino a un océano de agua cálida, muy concreta, que inunda el alma de felicidad, no de ilusiones. Por amor de Dios, pida a Sto. Tomás Apóstol le alcance esta gracia.
18/08/14 4:00 PM
  
Setarcos
Soy sr Setarcos, Virginia.
De los milagros que mencionas los que mas me desconciertan son los del cojo de Calanda(del que por lo visto se hizo eco hasta Hume) y el milagro del sol, de los otros tendría que informarme más para tener algún criterio, porque así a priori no sabría si juzgarlos como simples mitos. Respecto a los primero es indudable que hay misterio.

Te aclaro que aparte de no ser progre tampoco soy ciencista, los ciencistas niegan todo lo que no sea verificable mediante instrumentos de laboratorio o se ajuste a las teorías vigentes. Son en el fondo dogmáticos, es decir son una parodia de la fe religiosa y la ciencia verdadera no es dogmtica, por tanto está abierta al misterio.
Yo además en mi vida personal he tenido una experiencia que no me cabe duda que es sobrenatural, desgraciadamente en sentido negativo, es decir relacionada con lo maligno. Y sigo padeciendo esa consecuencia en forma de una enfermedad que la ciencia no puede explicar.(Y por la cual he pedido ayuda a la Iglesia) Por tanto aunque siempre he sido un esceptico nato los hechos me han mostrado que lo misterioso no es una fantasia sino una realidad. Ahora bien, una cosa es ser abierto a que ocurran hechos inexplicables, milagros y otra cosa es creerse cualquier cosa literalmente cuando no hay fundamento.
Precisamente Bruno Moreno dijo en un post suyo hace ya algún tiempo, que la gente que cree en los milagros es la que es más esceptica, porque precisamente son los más interesados en no mezclar los falsos milagros con los verdaderos (Por supuesto no se estaba refiriendo a la asunción, que como buen infocatólico se creera a pies juntillas).

Yo sin embargo, precisamente porque se que existe lo inexplicable, no desisto en mi escepticismo que busca cribar lo verdadero de lo metafórico. La resurrección de Cristo aparace documentada en los evangelios, y no creo que San Pedro pidiese ser crucificado boca abajo por una metáfora. Es más, defiendo que la resurreción de Cristo sea un hecho oficial en la historia enseñandose tambien a no cristianos, pues una resurrección se puede explicar racionalmente como haber despertado de un coma, por tanto no se impone la interpretación cristiana sino el simple hecho de su resurrección o "despertar del coma" segun cada uno lo interprete en funcion si es cristiano o no.
Pero precisamente porque la resurreción fue un hecho real y extraordinario, creo yo que habría distinguir entre que la resurección fue literal y la ascension al cielo metafórica. Es decir si la ascensión al cielo de Jesús y María fue tal cual, entonces subieron para arriba como un cohete, al espacio exterior, Lo que sugiere que el paraíso esta por ahí en algún planeta de alguna galaxia, es decir en un lugar físico. Mas que religioso suena ciencia ficción ¿no?¿no podría por lo menos refinarse el dogma y decir que la ascención siginifica que el cuerpo se fue a otra dimensión?
Aunque yo fui a un colegio católico bastante progre, tuve una profesora de religión que no era nada sospechosa de ser progre o modernista, y decia que el cielo y el infierno no eran lugares físicos, sino estados del alma despues de la muerte. Si creemos en la ascensión como algo literal entonces eso no es así, y el paraiso está en algun planeta. ¿Podemos inferir entonces que el infierno esta en algún lugar del manto terrestre?

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V.G.: Ante todo, Sr. Setarcos, le agradezco la explicitación de sus dudas, y la confianza al contarnos un poco más sobre ud. Quiera María Reina iluminar este diálogo para que sea realmente fecundo y edificante para todos.
Le responderé por partes, siguiendo el orden de lo expuesto por ud., pues creo que se mezclan diferentes temas:
Ante todo, una aclaración conceptual: los católicos creemos en la Ascensión de Ntro. Señor pero en María Santísima se trata de la Asunción, indicando en el primer caso que El asciende por su propia virtud, mientras que María es asunta (en voz pasiva); es llevada: no asciende por sí misma sino que es transportada, por voluntad de Dios.
1.- Usted habla de los milagros que “más lo desconciertan”, y dice que debería informarse acerca de los demás, entre los que yo le mencionaba los milagros eucarísticos. Ud. Reconoce como “indudable” que hay misterio. Y yo le diré: Dios es libre, soberano, y amante incansable, además de inteligente.
Valoro y comprendo su necesidad de fundamento al prestar su asentimiento de fe; yo viví algo semejante en mi adolescencia, y me molestaba bastante el “sí porque sí”. Pero cuando uno estudia, profundiza, y suplica (por ahí viene la cosa, sobre todo), se admira al ir notando que “las cuentas dan” muy, muy bien. La católica no es una fe de necios, en lo más mínimo; ¿ha leído ya la preciosa Fides et Ratio, de Juan Pablo II? Se la recomiendo vivamente. En el punto 159, el Catecismo nos recuerda asimismo:
«A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano I: DS 3017). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son» (GS 36,2).

Por otra parte, le ruego que se encomiende mucho a San Agustín, para que también él lo vaya orientando mejor que cualquiera de nosotros. Pídale insistentemente, que él tiene gran experiencia también de lo que ud. siente. Y no deje de suplicar al Espíritu Santo, desde ya, porque en última instancia, nuestra fe no está puesta en artículos sueltos; no es en varios "qué" sino en un "Quién": "Yo sé en quién tengo puesta mi fe"(2 Tm 1,12).
Sobre el milagro del sol, es muy edificante el testimonio de uno de los hermanos –aún vivo en su beatificación- de los pastorcitos Francisco y Jacinta, que era completamente escéptico con respecto a las apariciones de Ntra. Señora, y cómo creyó, avergonzado, ante lo “aplastante” de lo sucedido allí frente a esa multitud. Hay tantos, tantos milagros que Dios ha regalado a su Pueblo, y que no tienen nada de “mitológicos” y siguen sorprendiendo a la ciencia y a la razón, diciéndole que ella sola no basta… Le pido que profundice lo referido a la imagen de Guadalupe, sobre todo la cuestión de sus ojos “vivos”, según estudios oftalmológicos recientes (http://es.catholic.net/escritoresactuales/842/660/articulo.php?id=12566).
Pero los milagros eucarísticos quizá sobrepasan a todos los demás: mire la historia del Milagro de Lanciano; y sobre todo… ¿cree ud. en la transustanciación?¿Cree que cualquier otro hecho puede superar este prodigio? Lo tiene ud. clarito en el Evangelio, que veo que -gracias a Dios- es para ud. una fuente digna de crédito.

2.- En el segundo y tercer párrafo ud. menciona por una parte el ser dogmático como algo negativo (incurriendo en el esquema dialéctico que justamente trato en este artículo), opuesto a “abierto”. Por el contrario, así como para volar es preciso que las alas de un águila estén sanas, respondiendo a determinadas y precisas leyes aerodinámicas, para poder progresar en cualquier ámbito (físico, espiritual, intelectual) también es lógico, normal, y sencillísimamente razonable, que nos apoyemos en puntos inamovibles. Yo no me siento “atada” a la ley de gravedad, ni constreñida mi inteligencia por el hecho de que para sumar deba necesariamente
“añadir” y no “poner numeritos” arbitrariamente. Lo mismo sucede con las reglas ortográficas, y así podríamos seguir. Pues bien, los dogmas son, tal como dice el Catecismo, “verdades contenidas en la Revelación divina o (...) verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.” ¡Y benditos sean! No se trata pues de “refinar los dogmas” sino de usarlos como puntos firmes de apoyo. Un poco más adelante, se aclara:
89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces que iluminan el camino de nuestra fe y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32).
90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Concilio Vaticano I: DS 3016: "mysteriorum nexus "; LG 25). «Conviene recordar que existe un orden o "jerarquía" de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).

Sobre ellos, caminamos seguros, y vamos “subiendo”, pero cuidado: nunca solos. Es la Iglesia, como Madre y Maestra, quien nos lleva, y nosotros, como niños confiados, sabemos tranquilamente que “Mamá sabe” (si a alguien le parece infantil, le recuerdo que es a este tipo de infancia a la que se refiere Ntro. Señor cuando pide que nos hagamos como niños, mirando sobre todo a la docilidad y confianza); si uno tiene paciencia para escuchar la explicación, ésta nunca es caprichosa, pues cada dogma de fe se apoya en los demás como en un rompecabezas perfecto. ¿Le parecería lógico que Cristo, siendo el mejor hijo del mundo -como Dios verdadero- viera con agrado que el cuerpo de su madre sufriera la corrupción del sepulcro? ¿Y qué otra cosa se supone que sucedería si el cuerpo de la Asunción no es su “verdadero” cuerpo? Demos vuelta el reparo, y explíquenme cuál sería el motivo de razón o de fe para dejar que “aquella por quien recibimos al autor de la gracia” y de todas las maravillas del universo, se pudra en un sepulcro, habiendo sido preservada de pecado original. Eso sí que a mí me parecería incomprensible, absurdo y escandaloso. ¿O es que el Amor no tiene también una “lógica” interna? Por supuesto que no podemos “creer cualquier cosa literalmente cuando no hay fundamento”, pero aquí no se trata de que las vacas vuelen un día de primavera, caprichosamente, sino que el fundamento existe, y es muy sólido. No hay ni siquiera media docena de dogmas marianos, pero los cuatro existentes gozan de este privilegio. La Iglesia ha sopesado prudentemente a través del tiempo y del espacio cada argumento para su definición, y si se cuestionan, creo que es porque no se los ha revisado convenientemente.
Ahora bien, ¿desde cuándo los fundamentos de la fe revelada deben provenir de la ciencias exactas y naturales? Eso sí creo que sería un abuso y una desprolijidad; las fuentes de la Revelación son Sda. Escritura, Tradición y Magisterio; no somos irracionales, pero tampoco racionalistas.
Setarcos: Bruno Moreno, Maricruz o yo, no compartimos con toda el alma la fe de la Iglesia por ser “infocatólicos”, sino por ser católicos, a secas. Aquí nomás hay también un muy luminoso artículo de Eleuterio que puede darle algunas pistas muy claras sobre todos estos temas. Como decía Chesterton (cuya lectura también encarezco que frecuente), “no soy escritor católico; soy católico, y cuando escribo, se me nota”. Dios nos dé la gracia de que así sea.

3.- En el siguiente párrafo ud. dice una cosa muy sensata: “no creo que San Pedro pidiese ser crucificado boca abajo por una metáfora.” Pero se contradice dos líneas después; ¿le parece que un mero "despertar de un coma" puede causar la conmoción y cambio de la historia que produjo la Resurrección de Cristo?¿Sería para ud. el despertar de un coma una prueba válida de la divinidad de alguien, hasta dar la vida por ello? Cristo resucitó verdaderamente porque verdaderamente murió, Setarcos. Los tormentos extremos que padeció en su Pasión no lo condujeron a un coma, sino a la muerte. A propósito, un libro bastante científico al respecto, que puede interesarle es “La pasión de Cristo vista por un cirujano”; como también “La Sábana Santa”, disponible en www.gratisdate.org.

4.- Finalmente, agradeciendo su paciencia si ha llegado hasta aquí, me permito rescatar de su texto: "Yo además en mi vida personal he tenido una experiencia que no me cabe duda que es sobrenatural, desgraciadamente en sentido negativo, es decir relacionada con lo maligno. Y sigo padeciendo esa consecuencia en forma de una enfermedad que la ciencia no puede explicar..."
Fraternalmente, entonces, le pido que tome en consideración la posible incidencia, para su incredulidad, de quien (pues "lo maligno" también es un "quien", y no un "qué") seguramente tiene verdadero interés en que ud. no admita los privilegios de que es objeto la Madre de Dios. Si ud. no tiene duda de él, admita entonces que debe combatirlo, y que Ella siempre será su mejor y más poderosa aliada.
Pídale a Ella directamente, que lo lleve de la mano, como a un niño, hacia toda la Verdad -sin vivisecciones- , y que no lo suelte jamás. Yo también estoy ya pidiendo para que así sea, de todo corazón.

19/08/14 5:01 PM
  
Setarcos
Muchísimas gracias Virginia por tu extensa contestación, la he leído con mucho gusto. Para tener una opinión más formada me leeré lo que me has recomendado, y me estudiaré mas la historia de la iglesia, de la que se muy poco. Por tanto creo que respecto a esto no tengo más que aportar. Lo que si me gustaría es hacer algunas apreciaciones a puntos de tu respuesta, para aclarar ciertas cosas:

Respecto a esto:
-En el siguiente párrafo ud. dice una cosa muy sensata: “no creo que San Pedro pidiese ser crucificado boca abajo por una metáfora.” Pero se contradice dos líneas después; ¿le parece que un mero "despertar de un coma" puede causar la conmoción y cambio de la historia que produjo la Resurrección de Cristo?-

No estoy diciendo que yo piense que La Resurrección de Cristo fue un despertar de un coma. Estoy diciendo que defiendo que la Resurección de Cristo se estudie como algo histórico en todos los lugares de la Tierra. Y como no toda la tierra es cristiana y no todos los colegios son cristianos, la forma de argumentar en favor de que se estudie dicho suceso es decir que no se está imponiendo la fe cristiana, simplente que existen hechos históricos menos documentados y la historia oficial los da por válidos. Y que cuando se enseña historia de forma lo más neutra posible, simplente se enseñan los hechos, las interpretaciones vienen después. Por tanto para un racionalista debe ser asumible ese episodio histórico, el es muy libre de pensar que fue un despertar del coma. Ya luego el cristianismo puede intentar persuadirle con los argumentos que tu has dado, pero eso ya viene después del estudio neutro de la historia.

Respecto a esto: 2.- En el segundo y tercer párrafo ud. menciona por una parte el ser dogmático como algo negativo (incurriendo en el esquema dialéctico que justamente trato en este artículo), opuesto a “abierto”

A lo mejor no me he explicado bien, no me refiero a los dogmas como algo negativo (aunque bien es cierto que por mi escepticismo soy muy cauteloso para asumirlos) simplemente digo que el cienticismo también es dógmatico y que la ciencia pura(no me refiero a la teología sino al resto de las ciencias) no debe de ser dogmática, cuado se convierte en dogmática se convierte en una especie de religión en el que el dios es la "ciencia".

Y por último:
-Bruno Moreno, Maricruz o yo, no compartimos con toda el alma la fe de la Iglesia por ser “infocatólicos”, sino por ser católicos, a secas.-

Jeje, ese comentario lo hice a propósito, como provocación, sabiendo que me responderías eso.
Me explico: Yo soy Joven, tengo 28 años, y soy de España, Supongo que más o menos conocerás cual ha sido la situación política de España estos últimos treinta años, estudié en un colegio Católico concertado desde los 6 hasta los 18 años, mejor no te cuento anécdotas del colegio para no entristecerte, pero tengo la sensación de no haber conocido el catolicismo hasta empezar a leer infocatólica. Supongo que algo tendrá que ver el hecho de que los colegios concertados católicos dependan de las subvenciones estatales. Yo en mi infancia padecí toda las guarradas ideológicas del PSOE. Justamente la cita que haces del evangelio de hacernos como niños es una de las que más me gustan. Porque precisamente recuerdo que de niño, cuando todos los progres intentaban lavarme el cerebro con sus perversiones, había una cosa en mi conciencia que se resistía a tragarlas, podía ver claramente como los adultos manipulaban la realidad a su antojo. Pero precisamente lo que me gusta de esa cita es que los niños saben la verdad, no porque tengan dogmas metidos en la cabeza, sino porque su espíritu todavía no esta contaminado por la concupiscencia de los adultos, y tienen la conciencia limpia y clara, por así decirlo todavia en ellos el pecado original está todavía en fase latente, con poco desarrollo.

Hay una anécdota, sobre la degradación de los cristianos, que aunque se que también es triste, tiene su parte cómica por lo grotesco, y no puedo resistirme a contarla. Actualmente vivo en Sevilla, en esta ciudad hay mucha devoción por la Semana Santa y en teoría es muy religiosa. Tengo una amiga muy devota de la Virgen de la Macarena y del Cristo de la Macarena.
Ella va periódicamente al besamanos de la Virgen, con profunda devoción, y habla con el Cristo, al que cariñosamente llama el "barbas". Hasta aquí todo bien ¿verdad? El problema es que las cosas que ella piensa... son un poquito discordantes con e cristianismo: defiende la promiscuidad, el preservativo, el aborto, el divorcio, el matrimonio homosexual... Yo le intento hacer ver si no cree que es un pelín discordante su devoción mariana con sus pensamientos. Ella se altera mucho, dice que la iglesia es represora e hipócrita, que una cosa es la Iglesia y otra la religión, que ella vive muy íntimamente su relación con la Virgen y Jesús.
.Por supuesto la promiscuidad también la predica con el ejemplo. Sabiendo que es un caso perdido, cuando discutimos sobre el tema del divorcio, le imploro que aunque ella este a favor, si no puede por lo menos por compasión hacia los hijos de los matrimonios que se van a divorciar, defender que por lo menos que los matrimonio aguanten hasta que los niños sean adultos, para darles cierta estabilidad a los chavales. Se indigna y dice que los padres tienen el derecho a separarse cuando quieran, y que los niños deben asumirlo a cualquier edad. En fin, lo peor es que este caso no es aislado, en Sevilla mucha gente es devota de la semana santa y la Macarena y luego tiene esta forma de pensar.Y no lo digo de oídas, son gente que conozco personalmente y me lo confirman. El ejemplo de esta chica es el más radical, pero los otros no se alejan demasiado. Y aquí es donde viene la anécdota chistosa. Un día caminando con esta chica, pasamos alrededor de un restaurante oriental, donde había una estatua de Buda, empezamos a hablar de temas orientales, y yo le pregunté si creía en la reencarnación. Y ella me responde airada e indignada. ¿Como me haces esa pregunta?¡¡¡la reencarnación no es una creencia cristiana!!!.
Y yo pensé para mí: ¡Aleluya! ¡¡Tiene una cosa en común con en cristianismo!!

¿Entiendes Virginia ahora porque hablo de infocatólicos en vez de católicos? ¡¡Es que todavía no conozco a ninguno aparte de vosotros!!

PD: Muchas gracias por tus oraciones, respecto a mi enfermedad yo también pido auxilio divino, un sacerdote aquí en Sevilla (lo de que no conozco a ningún católico era una exageración) me esta ayudando al respecto.
20/08/14 7:50 PM

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