Juan Carlos Monedero analiza a fondo por qué el ideario de Javier Milei es profundamente anticristiano
Juan Carlos Monedero es licenciado en Filosofía por la Universidad del norte Santo Tomás de Aquino. Escritor. Argentino. Autor de 4 libros. Docente y padre de dos hijos. Está preparando su siguiente libro titulado “Manual de maniobras para los combates culturales”.
Tu país, la Argentina, se acerca a un nuevo momento electoral en octubre, donde la ciudadanía elegirá -en primera vuelta- a su presidente. Como católicos lúcidos y responsables, ¿qué es lo que tenemos que saber?
Tenemos que saber varias cosas. Ilustro el asunto especialmente para los extranjeros que no tienen porqué conocer esto. Tienen posibilidad de ganar tres candidatos: Sergio Massa, Patricia Bullrich y Javier Milei. La verdad es que los tres son malos, cada uno a su manera. La segunda vuelta se producirá en noviembre si el candidato más votado saca menos del 45% o si la diferencia con el segundo es menor al 10%.
Massa hoy es Ministro de Economía gracias a una alianza electoral con Cristina Kirchner; figura en la lista de “personas de confianza” de la Open Society de Soros, fue operador político de la ley abortista en 2020; un hombre de poder que ha cambiado de bandera miles de veces. Patricia Bullrich impulsó un proyecto de ley del aborto, allá por los años 90’, como denunciara la Revista Cabildo en la Argentina. Fue un firme apoyo del Presidente Mauricio Macri, quien habilitó -por primera vez- el debate parlamentario sobre el aborto en 2018. En su juventud, formó parte de la agrupación terrorista Montoneros, que asoló el país en los 70’ mediante innumerables atentados. Bullrich también forma parte de la conocida lista de Soros. En cuanto a Milei, te contaré más adelante. Pero lo cierto es que esto va más allá de los nombres.
Lo novedoso de estas elecciones: el partido de Milei (La Libertad Avanza) y su espacio parecen distintos pero muchas de sus ideas son propias de la Revolución Mundial Anticristiana. En efecto, hay una posmodernidad progre, feminista, lesbomarxista, indigenista y la mar en coche. Pero hay también una Modernidad libertaria, firmemente procapitalista y anticomunista por malas razones, que seduce especialmente a cristianos hartos de la agenda antifamilia. Esto es lo primero que tenemos que saber.
Milei no será populista al estilo Massa (algunos dicen que es populista de derecha), no será políticamente correcto como Bullrich. Pero encarna otros gravísimos errores. Ahora bien, para ser justos, esto va más allá de las personas concretas. Hay un sistema. Es la lógica del sistema el problema. Y la solución es la restauración de la Ciudad Católica, para que en la polis imperen las verdades perennes del Evangelio, tanto en la Política, en la Economía, en la Sociedad y en la Cultura. El resultado de eso: el Orden Social Cristiano. Por todo esto, con responsabilidad ante Dios y ante mi conciencia, elijo no votar.
¿Qué sabemos del “fenómeno Milei”? Se nos presenta como rupturista, rockero, ex arquero de fútbol, demoledor de la izquierda, con carisma, discutidor…
El discurso de Milei ha sabido golpear una y otra vez sobre algunos puntos neurálgicos. El gasto público en la Argentina es exorbitante, y mucho dinero se gasta en comprar voluntades políticas, en clientelismo, en tonterías o en corromper a la gente. Los políticos se suben el sueldo a sí mismos, suben los impuestos para pagarse esos sueldos, para compensar su ineficacia, para sostener ese clientelismo, subsidiar ciertos servicios, comprar voluntades. Hay una gran cantidad de tributos que las empresas tienen que pagar: los agentes del estado muchas veces despilfarran… Todo es cierto. Y Milei -como boxeador que advierte la costilla rota del adversario- martilla sobre esa costilla, logrando que el púgil se doble. Y se está doblando. Fue un hallazgo el uso del término casta. Milei ha repetido, cual mantra, que el conjunto de políticos históricos argentinos (a quienes llama “la casta”) son el cáncer del país. Lemas como “la casta tiene miedo” se vuelven populares. Sería una sorpresa si supiera que el Nacionalismo Católico Argentino usó el mismo término hace muchas décadas. Meinvielle fue un ejemplo de esto.