La superiora de las Clarisas de Cantalapiedra explica cómo viven su consagración al Corazón de Jesús

Entrevistamos a Sor María Aleluya, superiora del monasterio del Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanas Pobres de Santa Clara de Cantalapiedra, que nos habla sobre su vocación, de la historia del monasterio y de cómo viven en plenitud la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.
¿Cómo nace en usted la vocación a la vida contemplativa?
Creo que sería más correcto hablar de cómo despierta la conciencia de la vocación a una vida contemplativa pues, por experiencia personal, sé que mi vocación, como cualquier otra, es algo que no ha “nacido” en un momento, sino que se ha tejido conmigo desde las entrañas maternas. Dios es un gran artista: su proyecto de amor es único para cada uno, tiene una forma concreta y la llamada es a dejarle hacer realidad su sueño en nosotros.
Yo tuve que dar muchas vueltas para ir descubriendo el plan que Dios tenía para mí. Fueron necesarios muchos toques de su gracia. Había una inquietud muy grande en mi corazón, una necesidad enorme de encontrar el sentido de mi vida, una conciencia clara de que lo que el mundo me ofrecía no podía satisfacer la sed de mi alma. Al no contar en mi familia con un ambiente de fe que pudiera responder a mis interrogantes, ni recibir educación religiosa en el colegio, emprendí una búsqueda intensa de la verdad, pero sin orden ni concierto.










