No hay cobertura en el portal de Belén
¿Puede haber una noticia más importante que todo un Dios haciéndose hombre? Ciertamente NO. No me refiero a un falso dios iracundo de la mitología, gestado en la imaginación del poeta. Aludo al Dios verdadero, al que ES, al ser por antonomasia, al que tiene en sí mismo la causa de su existencia.
¿Puede haber una noticia más transcendental que un Dios eterno entrando de lleno en el tiempo? La Historia rasgada de cuajo en dos para siempre, como se rasga el velo del Templo en la Pasión de Mel Gibson, no desde la noche de los tiempos sino desde la plenitud de los tiempos.
Como periodista (y mucho más como creyente) hubiese sido apasionante estar ahí cubriendo la noticia, a pie de césped, de musgo más bien, en la misma cueva. Tal vez la propia Virgen o San José me hubiesen ofrecido sus viandas o un caldo y una manta. Me hubiese apasionado estar presente en ese primer Belén viviente y quedarme esa santa noche en adoración al Niño, con los pastores, al lado de María Santísima y San José. Tal vez acunar al Niño divino e incluso abrazar con toda la reverencia al mismo Dios.