Álvaro Ginebreda, licenciado en Derecho y Filología clásica, analiza en profundidad la deleterea ideología del marxismo y su maldad intrínseca. Principalmente explica en esta primera parte de la entrevista la perversidad del materialismo dialéctico y de la lucha de clases.
¿Quien era Karl Marx?
Marx fue un revolucionario, un “revolucionario desesperado”, tal como afirmaría su amigo Jung, a raíz de los sacrificios personales, persecuciones y penalidades económicas que tuvo que asumir al dedicarle toda su vida.
Esta tendencia no podría explicarse sin la influencia de su padre y su contexto social. Por un lado, Tréveris, situada en Renania, fue de las pocas ciudades alemanas que acogió bien la Revolución y el nuevo liberalismo. Su padre, Hirschel Marx, abogado de origen judío, fue un clásico liberal, admirador de Voltaire y Kant, que perteneció a un club de Tréveris llamado La sociedad literaria del Casino, francófilo y antiprusiano, por lo cual acabó siendo inscrito en las listas de “elementos subversivos”.
Así pues, Marx creció en un ambiente liberal en el que las nuevas ideas socialistas de Saint-Simon comenzaron a propagarse. En cuanto a su profesión religiosa, a pesar de su origen étnico, se puede considerar un desarraigado, lo cual explica que siempre fuera muy crítico con el judaísmo, al que no consideraba un lobby que luchaba por el poder material.
En sus años universitarios en los que estudió derecho y filosofía, siguió en la misma dinámica intelectual. En Berlín se hizo hegeliano de izquierdas y se dio cuenta de la necesidad de un sistema filosófico para fundamentar sus ideas políticas: “sin un sistema filosófico no se puede entender nada”.
Fue precisamente en esta tarea de construir un sistema filosófico en la que su gran amigo Engels, al que conoció en París, alcanzó una importancia esencial: gracias a él, con quien acabaría escribiendo El Capital, pudo desarrollar una auténtica filosofía del proletariado sustentada en un análisis exhaustivo tanto económico como social, después de centrarse en el estudio de Hegel y Feuerbach.
¿Cómo fue su vida personal?
En cuanto a su vida familiar, fue predominantemente bohemia y siempre tuvo una actitud alegre y equilibrada ante las circunstancias adversas de su situación. Con dieciocho años se prometió en secreto con Jenny von Westphalen, descendiente de condes escoceses por vía materna, con quien tuvo siete hijos, de los que solamente tres hijas alcanzaron la edad adulta.
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