Juez Serrano: «Una muestra suprema de hipocresía es que la eutanasia se edulcora como algo positivo»
El juez Francisco Serrano, no suele prodigarse en los medios, en esta ocasión comenta la actualidad en torno a Vox, especialmente para hablar de los temas concernientes a los principios morales y de defensa de la vida y de la familia tradicional.
¿Cómo valora la labor de Vox esta legislatura, especialmente en el ámbito moral?
La defensa de los valores establecidos que han constituido la base de nuestra cultura y civilización, valores humanistas y cristianos que han hecho posible lo que somos y representamos, es una de las banderas fundamentales de Vox. Unas banderas que fueron rendidas por los viejos partidos que se autodenominan de derecha o centro derecha, los cuales se han plegado a los nuevos credos laicos que impone una extrema izquierda comunista que sabe moverse perfectamente en el plano de las ideas y que ha implementado una ingeniería ideológica que quiere imponer a nivel mundial, lo que ha quedado meridianamente claro en el Foro de Sao Paulo, en el que se ha proclamado la defensa a ultranza la relatividad de los valores establecidos. Cabe recordar que una persona sin moral vale cero.
Es muy importante traer al debate público, asuntos que eran tabú o estaban olvidados…
Por supuesto, porque lo cierto es que, desde esa dictadura de pensamiento único que impone esa extrema izquierda, ya se habían dado por cerrados debates que incluso resulta sano que se reabran para dar dinamismo al diálogo y contraste de ideas que son consustanciales a toda Democracia. Vox ha reabierto esos debates que muchos se resistían a dar por perdidos. En ese sentido, ha traído esperanza para muchos ciudadanos que no se sentían representados por ninguna fuerza política y que se autoconsolaban con el bálsamo de la abstención.
El tema del pin parental, escuece mucho en la izquierda, pero no es otra cosa que el derecho de los padres a censurar el adoctrinamiento LGTB…
Los padres tienen el derecho fundamental a decidir sobre la educación de sus hijos. Más que hablar de control o veto, yo plantearía la cuestión desde un aspecto positivo, pues con esa propuesta se ofrece a los padres que puedan ejercer, en libertad, su derecho a que los hijos no reciban adoctrinamiento en las aulas. En ese mismo Foro de Sao Paulo se proclamaba el objetivo de controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político. Ante esa estrategia se debe reaccionar, teniendo en cuenta que en muchos de esos talleres, actividades extraescolares o complementarias que se promocionan para la defensa de valores inequívocamente positivos, se esconde adoctrinamiento no sólo ideológico LGTBI o sobre perspectiva de género, sino también de intoxicación de falsa memoria histórica.