El P. Felipe Simón habla de la bendición que ha sido para su parroquia la adoración perpetua
El P. Felipe Simón Muñoz es sacerdote de la diócesis de Barcelona desde hace 15 años. Se ordenó en el 2005 en la catedral de Barcelona. Desde hace 10 años es párroco de la parroquia de San Sebastián de Badalona en el barrio de Pomar. Es una parroquia muy activa. Desde hace 5 años cuentan con una capilla de adoración perpetua, que es el corazón, el centro y el motor de todas las iniciativas pastorales y de evangelización que se desarrollan en dicha comunidad.
¿Por qué decidieron, hace unos años ya, tener adoración perpetua en la parroquia?
Al principio lo veíamos como algo imposible o algo inabarcable porque pensábamos que era algo reservado a conventos de clausura o un carisma determinado de adoración y reparación. Después teníamos ya la gran capilla de adoración perpetua que es la del templo expiatorio del Tibidabo. Pero hace 5 años, después de haber hecho el Retiro de Emaús, vimos como teníamos sed de adoración y una llamada que nos hacía el Señor de que se conociese más la adoración en las parroquias y se viviese con más intensidad esa cercanía de Jesús Eucaristía, de ese Jesús que se quiere quedar con nosotros y quiere renovarnos desde dentro a través del silencio, de la adoración.
Nos liamos la manta a la cabeza unos cuantos hermanos de Emaús y vimos que a lo mejor ese sueño inalcanzable podía ser totalmente realizable y no solo no era una locura colectiva, sino una vocación del Señor, buscar ese encuentro íntimo con Jesús para ir transformando los corazones de las personas, de una manera cada vez más radical y más profunda.