Francisco Javier Vila es natural de un pueblo del interior de la provincia de Gerona. Catalanohablante de lengua materna e hijo de una familia cristiana de 10 hijos en donde ha recibido la fe. Es presbítero de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara y forma parte del Camino Neocatecumenal. Ha estado de misionero por Andalucía y por diversos países de América y actualmente está estudiando un Master de Historia y Arte en Barcelona, mientras colabora en la misión de su parroquia y de otras realidades eclesiales.
“Barcelona, Paseo de Gracia” …, muchos pueden pensar que simplemente es el nombre de una calle, pero es el título de un libro muy original sobre el arte de Barcelona… ¿Qué es lo que le impulsó a escribirlo…?
Vivimos en una sociedad donde la secularización está arrasando con todo atisbo de fe, está destruyendo la familia y nuestra cultura cristiana, y la vida humana en todas sus fases se siente gravemente amenazada…, y lo arrasa no mediante una persecución sangrienta, tal y como pudo ser en épocas pasadas, sino mediante la sola y sutil manipulación del lenguaje, de la historia y de la cultura…!!! Pese a ello, hay quien piensa que estas ciencias son solo para gente elitista o “esnob” que no tienen otra cosa que hacer. Hay quien pueda creer que lo realmente importante en la evangelización son solo las cuestiones morales, jurídicas o doctrinales, u otros incluso en poner especial incidencia en la acción eclesial o social.
Sin menospreciar nada de todo lo positivo y necesario de todo ello en su justa medida y valor, pienso, sin embargo, que debemos recuperar, aquel otro aspecto esencial de la evangelización inicial: la conjunción inseparable entre PALABRA y BELLEZA, “lo que hemos visto y oído eso os anunciamos” (1Jn.1,3), “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros… y hemos contemplado su gloria…” (Jn.1,14)…, recuperando así las raíces bíblicas de la evangelización. Cristo mismo, en su predicación, no hizo tratados jurídicos, dogmáticos o éticos…, tampoco fundó ong’s o asociaciones benéficas, solo anuncia y muestra el poder y el Amor de Dios, delante de lo cual todos quedan asombrados.
Cristo evangeliza mediante una Palabra llena de belleza, a través de cuentos, alegorías, parábolas, o a través de la belleza en la creación, en medio del lago, de los campos, en la montaña e incluso en la explanada del templo…, Jesucristo, mucho antes que redentor, fue creador, artista, y mostraba a todos, mediante la belleza, el Amor de Dios. S. Pablo predicaba en el ágora de Atenas, al pasear y contemplar la belleza de los templos clásicos, y esta tradición se mantuvo a lo largo de la historia del cristianismo, a través de la cultura monástica, en las esculturas de pequeñas iglesias en valles perdidos, o a través de la luz que atraviesa los vitrales o en la belleza de las grandes catedrales del medievo, en las pinturas del renacimiento o en los fastuosos retablos e iglesias del barroco.
No era ésta una evangelización elitista o esnobista, como a día de hoy pudiera apreciarse, ha sido más bien durante siglos “Evangelium pauperum”, “el Evangelio de los pobres”, según feliz expresión de S. Gregorio Magno. Actualmente, nos hemos quedado fundamentalmente con la moral, la doctrina y la acción…, olvidando nuestra tradición histórica primigenia y dejando, quizá inconscientemente, la belleza, la cultura y el arte en manos del paganismo que, interpretando sin fe nuestro arte, nuestra historia y nuestra cultura…, han robado el alma de nuestro pueblo, nuestra identidad personal y colectiva, y nos han dejado, al fin, sin alma y sin fe!!!
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