Bill Gates ¡Reset!, nuevo libro de Carlos Astiz sobre una de las cabezas de la dictadura globalista
Carlos Astiz es periodista y analista, doctor en Ciencias de la Información y profesor universitario. Ha trabajado en diversos medios de prensa, radio y tv, así como en distintas universidades, de España y otros países. Ha firmado trabajos sobre Política internacional, Comunicación Digital, Situación política e ideología, Arte, Comunicación Política y Corporativa, Implicaciones sociales de las nuevas tecnologías… Además, ha impulsado varias empresas y es miembro de diversas fundaciones, Laboratorios de ideas y ONG. En esta entrevista reflexiona sobre su último libro Bill Gates ¡Reset!, una magnífica iniciativa de la editorial Libros Libres.
Después de un libro sobre Soros, ¿Por qué ahora uno sobre Bill Gates?
Asistimos a un cambio fundamental del mundo, de la sociedad que conocíamos por parte de los grandes billonarios, que ahora se disponen a construir una sociedad según sus designios, bajo su control directo y de alcance planetario. La globalización industrial ha dado paso a la globalización financiera y política, más allá del alcance de las naciones o de sus tribunales.
Es importante identificar a los enemigos de la libertad y de la humanidad porque estos mismos magnates pretenden sustituir las democracias nacionales por organismos supranacionales, más allá de la voluntad popular y que solo responden a los intereses de sus amos: los grandes capitales especulativos y financieros que ya no se limitan a apoyar a políticos que defiendan con mayor o menor claridad sus intereses sino que los colocan, directamente, bajo una agenda que es la de los globalitarios. Si no lo evitamos, solo tendremos ocasión de elegir a los gestores de las políticas que nos impongan esas entidades sin poder discutir las políticas mismas. Y tenemos que ponerles nombre: la familia Soros, los Gates, los Rockefeller, Los Ford…
¿Quién es realmente Bill Gates?
Sorprende el enorme número de aduladores que afloran en medios de comunicación, e instituciones supuestamente respetables y que rozan lo ridículo, con alabanzas a su “inteligencia superior” o ficciones sobre “el niño pobre que construye un emporio desde el garaje de su casa”. Pero son eso, ficciones porque la realidad es que pertenece a una familia muy acomodada (su abuelo le legó un millón de dólares), su padre dirigía un importante bufete de abogados y su madre no era la maestra que nos cuentan sus panegiristas sino una importante directiva que llegó a dirigir la mayor entidad de beneficencia de EEUU, usando sus contactos para que su hijo pudiera firmar su primer contrato con IBM, entonces la mayor empresa informática del mundo y que no estaba al alcance de cualquiera.
Ello no supone restar ningún mérito al gran empresario que contribuyó decisivamente a configurar el mundo de la informática que es casi como decir el mundo en sí y que demostró su inteligencia y valentía para aprovechar las oportunidades, pero hay que dar el panorama completo y esos valores se ensombrecen cuando descubrimos que intentó todo tipo de maniobras ilegales para eliminar a la competencia y que le llevaron a una sucesión de demandas ante las autoridades, tanto en Norteamérica como en Europa, con grave quebranto de su imagen y la de Microsoft y multas millonarias.