30.09.20

Benigno Blanco asegura que el 90 % de la mujeres que atienden en Red Madre no abortan

Benigno Blanco Rodríguez es licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y pertenece al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. A partir de 1996 colabora en el Gobierno de España como Secretario de Estado de Aguas y Costas del Ministerio de Medio Ambiente (1996-2000) y como Secretario de Estado de Infraestructuras del Ministerio de Fomento (2000-2004).

Está en posesión de la Real Orden de Isabel la Católica otorgada por su Majestad el Rey Juan Carlos I de España y es miembro de la Real Sociedad Geográfica Española. Ha publicado cientos de artículos, ponencias y colaboraciones en periódicos y revistas sobre temas jurídicos y sociales También ha publicado colaboraciones en varias obras colectivas sobre distintas cuestiones jurídicas y sociales. Imparte habitualmente conferencias en congresos y seminarios por todo el mundo. En esta entrevista habla del Foro de la Familia y de Red Madre, entidades de las que ha sido uno de los principales impulsores.

¿Cómo fue el origen del Foro de la Familia e importancia de defender esta célula básica de la sociedad?

El Foro de la Familia nace en 2000 por impulso de las principales asociaciones familiares de España con el objeto de realizar de forma coordinada acciones de amplio impacto social en temas transversales a todas ellas y a partir de la constatación de que España es una de las sociedades más familiares de Europa pero que a la vez la presencia de la familia en la vida pública no se corresponde con esa importancia.

Desde entonces el Foro ha movilizado a las familias españolas para hacerse presentes en la vida pública a través de manifestaciones, iniciativas legislativas populares, presencia en los medios, propuestas a los partidos políticos y actividades de formación.

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28.09.20

Benedicto XIII (Don Pedro de Luna), un gran papa injustamente postergado

A los 626 años de su elección papal (28 de septiembre de 1394)

Rodolfo Vargas de Morandé y Rubio (Lima, 1958). Estudió Derecho en Lima, Teología en Roma e Historia en la UNED. Es autor del libro “El último papa. Benedicto XVI y su tiempo” (Áltera, 2005). Caballero de la Sacra Militar Orden Constantiniana de San Jorge, caballero de la Orden de San Miguel del Ala, presidente de la Asociación Cultural Roma Æterna, presidente de la Sodalitas Pastor Angelicus y presidente del Comité pro-Benedicto XIII. En esta entrevista nos habla en profundidad de la figura del Papa Luna, Benedicto XIII y los argumentos en favor sobre su legitimidad como Papa.

¿Quién fue don Pedro de Luna, más conocido como el Papa Luna? Háganos un brevísimo resumen de lo más reseñable de su vida.

Don Pedro Martínez de Luna nació en 1328 en el reino de Aragón, en el castillo de su familia en Illueca (en lo que es hoy la comarca del Aranda, en la provincia de Zaragoza), segundogénito de Don Juan Martínez de Luna, señor de Luna y de Mediana, y de Doña María Pérez de Gotor, heredera de los señores de Illueca y Gotor. Fue destinado al clero, según la usanza de la época. Obtuvo el doctorado in utroque iure por la Universidad de Montpellier, donde ejerció la docencia explicando las Decretales. En 1352 recibió la orden del subdiaconado. Fue nombrado canónigo de Cuenca, arcediano del capítulo catedral de Zaragoza y preboste del de Valencia, entre otras dignidades.

En 1367 intervino por primera vez en la vida política de su tiempo, salvando a Enrique de Trastámara, después de su derrota en Nájera, de las manos de su medio hermano Pedro el Cruel, rey de Castilla, y conduciéndolo desde Illueca hasta tierras del conde de Foix, lo que permitiría a aquél rehacer sus fuerzas y vencer a éste, arrebatándole el trono y la vida al año siguiente. Con ello llegó al poder la dinastía con la que tantas relaciones iba a tener el futuro papa.

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27.09.20

Necesitamos con urgencia una pequeña ayuda para seguir realizando una labor muy grande

Estimados lectores, amigos y simpatizantes de InfoCatólica:

Lamentablemente esta vida tiene más de prosaica que de poética y hemos perdido la capacidad de asombro y el sentimiento de gratitud. Nos acostumbramos con demasiada facilidad a que las cosas más valiosas sean gratis, aunque sean maravillosas y de valor incalculable porque hemos dejado de valorar las cosas que de verdad merecen la pena.

Julio Iglesias, un hombre que llegó a lo más alto en su profesión y lo tuvo todo en lo material, afirmó una vez que las cosas que más valen en esta vida son las que no se pueden comprar con dinero.

Hay museos impresionantes como el Museo del Prado que, en determinados días y horarios, son gratuitos. No es que Goya y Velázquez hayan perdido caché, sino que se facilita a las personas con pocos recursos el acceso a la cultura.

Gratis es por ejemplo algo tan valioso como el sentido de la vista, un don de Dios, que solo lo valoramos en su justa medida cuando vamos perdiendo visión y ponemos todos los medios a nuestro alcance para conservarla. ¿Qué no darían muchas personas ciegas por poder ver? O dicho de otra manera, ¿alguien estaría dispuesto a perder sus ojos a cambio de un millón de euros?

Gratis es asistir a la Santa Misa, de valor infinito, y poder recibir en nuestro interior al mismo Cristo, su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. Después de este ejemplo ya no se puede poner otro más elevado.

Pues recapitulando, y dentro de nuestra pobreza, en InfoCatólica les ayudamos a conocer la Belleza de Dios, infinitamente mayor que las obras del Prado, a ver la realidad con los ojos del alma y a participar de la vida de sacramentos. Y todo ello se hace únicamente con un afán evangelizador, es de las pocas páginas que no cuenta con publicidad.

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23.09.20

Luis Alberto de Cuenca: “Santo Tomás de Aquino fue uno de los cerebros más poderosos de nuestra Historia”

Luis Alberto de Cuenca Prado es un helenista, filólogo, poeta, traductor, ensayista, columnista, crítico y editor literario español. Licenciado y doctor en Filología Clásica por la Universidad Autónoma de Madrid. Es académico de número de la Real Academia de la Historia, académico de la Academia de Buenas Letras de Granada y vocal del Real Patronato del Museo del Prado. Fue Director General de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de Cultura.

En esta entrevista hablamos brevemente de la Edad Media como un gran renacimiento de la cultura grecolatina y de la importancia del cristianismo en la configuración de la cultura occidental junto con la filosofía griega y el derecho romano.

La Edad Media fue un período que a veces nos lo presentan como oscuro y bárbaro, cuando ha sido ciertamente lumínico. ¿Por qué ese afán de fomentar una leyenda negra sobre el mundo medieval?

Los dos adjetivos que a mi entender acompañan mejor a la Edad Media los escogió Verlaine: énorme y délicat (téngase en cuenta que Moyen Âge es masculino en francés). La “corrección política” actual detesta la Edad Media por los valores tradicionales que esta representa y por el código caballeresco que imperaba en ese período de nuestra historia, un código que ahora es denostado por el “pensamiento” dominante.

En la Edad Media florecen las Universidades, el Arte, la Literatura, etc. algo impensable si fuese una etapa tan bárbara y oscura…

El siglo XII, por ejemplo, es la centuria de un primer Renacimiento europeo en ciencias, letras y artes. Y no solo ese siglo. La Edad Media es un continuo Renacimiento que da comienzo con Carlomagno y su corte de Aquisgrán en el siglo VIII. No hay que llegar al Quattrocento y al Cinquecento, pues, para hablar de Renacimiento en la sociedad occidental. En el Medievo se recupera lo mejor de la cultura grecolatina en esas atalayas de la cultura que fueron los scriptoria monacales. Primero en Irlanda y después en el resto de Europa, los monjes transmiten a la posteridad el legado clásico, que sin ellos se hubiese perdido de forma irremisible.

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21.09.20

San Rafael Arnaiz, una infancia espiritual a la española

Cristo, siendo Dios, quiso ser igual en todo a nosotros, excepto en el pecado. Su humanidad sintió debilidad, impotencia, desamparo. Así nos sentimos muchas veces nosotros con el agravante de que tenemos la naturaleza herida por el pecado original y nuestro amor propio no soporta verse tan imperfecto.

Con frecuencia nos desmoralizamos porque se nos hace muy áspera la vida espiritual. Vemos que pasan los años y seguimos con los mismos defectos. Parece que no avanzamos nada en el camino de la perfección, incluso que retrocedemos y nos dan ganas de tirar la toalla. Es una sutil tentación del maligno que nos quiere apartar del camino del bien y hacernos pecar bajo el pretexto de que la santidad es imposible para nosotros. Nos insinúa que bajemos de la áspera cruz y nos demos algún gustillo en las praderas del mundo, que no por eso nos vamos a condenar. Diabólica tentación, que pone en juego nuestra salvación.

Los santos han tenido las mismas miserias y tentaciones, pero han sido humildes y han pensado siempre en clave de eternidad evitando el pecado a toda costa. Se han dejado transformar por la gracia, se han olvidado de sí mismos y con vencimiento han alcanzado la santidad.

En la oración Quince minutos ante Jesús Sacramentado Dios dice al alma necesitada de todo: “Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente…; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias. No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad…; y poco a poco se vieron libres de ellos”.

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