José María Guardia explica a fondo por qué la asignatura de religión debe equipararse a las demás
José María Guardia es profesor de Religión de Secundaria en el IES Luis Buñuel e IES Ramón Pignatelli de Zaragoza. Estudió Teología, Trabajo Social y Ciencias del Trabajo. Es presidente de APPRECE Aragón y Presidente de la UNION APPRECE ESPAÑA. SINDICATO APPRECE (Asociación Profesional de Profesores de Religión en Centros Estatales) que forma parte del Foro Europeo de Profesores de Religión (EFTRE).
¿Cómo nace su vocación como profesor? ¿Por qué eligió ser profesor de religión?
Soy natural de Barbastro (Huesca) en la Diócesis de Barbastro-Monzón y en la Comarca del Somontano, una tierra generosa y abierta. Allí se encuentra el Museo de los Mártires Claretianos, que ofrece un mensaje de fe, de perdón y de reconciliación llevado al cine en “Un Dios prohibido”. Otro mártir de Barbastro es el Beato Ceferino Jiménez Malla, “El Pelé”, primer santo gitano de la historia. Allí se encuentra la casa natal de San Josemaría Escrivá y a 24 kms podemos contemplar el Santuario de Torreciudad enclavado en la Ruta Mariana El Pilar, Torreciudad, Lourdes. Destacaría la iniciación cristiana en mi familia, en la parroquia de la Asunción (Catedral) y en el Movimiento de Jóvenes de Acción Católica (JAC). Estudié Teología en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) con sede en Zaragoza y vinculado a la Universidad Pontificia de Salamanca. Cuando me propusieron para dar clase de Religión en Secundaria y Bachillerato percibí que podía contribuir a la educación de los adolescentes y jóvenes en la tarea de aprender a convivir, de conocer mejor a los demás, su historia, sus tradiciones y raíces cristianas y su espiritualidad como síntesis de fe y cultura ofrecida al alumnado e inseparable de su formación humana.