Josué Cárdenas: “Los del PSOE y Bildu fantasean con derribar la Cruz y poner cuadros de la Pasionaria”

Josué Cárdenas es un periodista español nacido en Sagunto en 1999, aunque se considera salmantino de corazón por haber vivido gran parte de su vida en Salamanca. Es conocido por su trabajo como cronista parlamentario y por su presencia en diversos medios de comunicación. Se formó como periodista en la Universidad Pontificia de Salamanca y comenzó su carrera durante la crisis del COVID-19, destacándose rápidamente en radio, prensa, televisión y plataformas digitales.

Cárdenas dirige y presenta varios programas, entre ellos “La Burbuja” y “La Burbuja Cultural” en Periodista Digital, bajo la dirección de Alfonso Rojo, así como “Los Cancelados” y “Conspirafobia". También participa en tertulias en programas como “Buenos días Madrid” en Telemadrid y ToroTv. Además, escribe artículos de opinión para Diario16+, donde sus textos sobre política y sociedad han ganado relevancia nacional. Autor de los libros: “Ni aun bajándote la luna” y “Dentro de la fachosfera".

¿Por qué la Cruz del Valle de los Caídos se ha convertido en el principal símbolo de la España católica?

La Cruz, aunque sea hecha en la arena del mar, es el símbolo más importante que existe para un ser humano. Lo que sucedió en el monte Gólgota no fue en vano. Un madero que sirvió de tortura y muerte incluso para el mismísimo Dios, hoy sirve para que un mísero pecador como yo, con mis flaquezas y profundas debilidades, pueda ser redimido, perdonado y salvado de mis propios males. Sin Cruz no hay Cristianismo. Es en la Cruz donde la Madre de Dios observó el lado más humano y doloroso de su Hijo. En la Cruz, Jesús se sintió desamparado por su Padre. Hoy puedo clavar todas mis culpas en la Cruz con Aquel que sin conocer pecado, se hizo pecado por toda la humanidad. Cada vez que veo una Cruz me acuerdo del niño de Belén, que no se conformó con ser igual a Dios sino que probó la muerte y la muerte de Cruz. Cuánto más no me voy a acordar si observo la Cruz más grande del mundo, la del Valle de los Caídos.

¿Por qué se podría considerar la infame resignificación del Valle como un intento sacrílego de reescribir la historia?

Me parece muy fuerte que tengamos un Gobierno empecinado en convertir un monumento tan bonito en una especie de parque temático. A Sánchez le importa un comino la paz que recibe muchísima gente cuando acude al Valle de los Caídos. Lo que quieren Bolaños y compañía que sientan los que vayan después de su acción al Valle, es resentimiento, rencor, odio… El Valle actualmente con su Basílica, su Piedad, su Escolanía y su Cruz es todo lo contrario. Yo he sentido cosas muy bonitas frente a esa enorme Cruz y en esa Basílica y me lo quieren robar.

¿Por qué era clave la cabeza del P. Cantera en el abyecto pacto entre el Gobierno y la Secretaría de Estado del Vaticano?

Me cuenta el P. Cantera, a través de un buen amigo, que todo el cambio ha sido fruto de un simple fin de mandato. Creo que Dios dice que si no hablamos de Él incluso las piedras hablarían de su Obra por nosotros. El P. Cantera es un siervo fiel y no quería dar su brazo a torcer. Un familiar me decía: Por fin han quitado a ese cura fascista. El Gobierno ha conseguido que el vulgo lo vea como un estorbo para llevar a cabo su plan. Me hubiese encantado una intervención del mismísimo Papa, a pesar de su delicada salud, para mantener al P. Cantera. Ojalá el nuevo Prior defienda la Fe.

¿Considera que el objetivo final apunta a la desacralización del lugar y demolición de la Cruz?

Absolutamente. Zapatero se lo confesó a su chófer conduciendo por la A-6. Sé que muchos del PSOE y Bildu fantasean, incluso sexualmente, con la demolición de la Cruz. Y en la resignificación pretenden poner cuadros de La Pasionaria, que por cierto se arrepintió en sus últimos días, ojalá lo hagan nuestros dirigentes.

Saben que sin Cruz hay menos posibilidades de que un padre o una madre le explique a su hijo, cuando vayan por esa A-6 por la que iba ZP, no si Franco fue bueno o malo, la Cruz no viene a juzgar el legado de Franco. Sino que la Cruz sirve para que todo ser humano conecte con Dios y se arrepienta de sus pecados. Es más, si quitan la Cruz me costará más decirle a mi hijo que hasta Franco tuvo que arrepentirse de sus muchos pecados. El PSOE cree que quitar la Cruz da muchos votos pero no saben que lo que quita es muchos arrepentidos.

¿Por qué esta claudicación de la Iglesia ante el inicuo poder temporal no debe llevar a la gente a perder la fe?

A la Iglesia espero que le pase como a la niña Tabita a la que resucitó Jesús: “Solo duerme, no está muerta". El IBI o el que no te den la tabarra con los casos de pederastia es mucho menos importante que salvar un templo sagrado y una Cruz. “Es necesario obedecer antes a Dios que a los hombres". San Juan y San Pedro lo tenían claro. Claudicar con tu esencia para mantener tu existencia es una estrategia que siempre acaba en fracaso. Rezo por una Iglesia muy comprensiva con ciertos temas, pero muy negligente con la defensa de un monumento inigualable.

¿Por qué es tan difícil que de la sociedad civil salga un movimiento potente de resistencia, a pesar de loables iniciativas que perseveran sin medias tintas?

Muchos están más pendientes de especular con sus pisos, de acumular riquezas, de racanearle unos euros a su trabajador o de ahorrar para viajar por medio mundo, antes que de luchar por defender esa Cruz. Si la derriban habrá que construir una nueva más grande. También te digo que Cristo no enseñó a sus discípulos a hacer manifestaciones, les enseñó a ellos y a nosotros a orar. “Nuestras guerras las ganamos de rodillas” dice el mítico cantante Manzanita. Entono el mea culpa, he rezado mucho menos por el Valle que las horas que le he dedicado a charlar sobre el tema en una barra de un bar. Así es complicado. “La oración del justo puede mucho” dice Santiago en su carta.

Es muy positivo ver a miles de personas en el Valle. ¿Tiene la sensación de que puede ser insuficiente?

Me alegra ver el Valle lleno, sobre todo los domingos. En el reportaje que he hecho para Periodista Digital aparece una profesora con sus alumnos venidos de Francia a ver semejante monumento. En el extranjero alucinan con el Valle de los Caídos, aquí lo queremos destruir, esto es España. La amamos porque no nos gusta.

¿Hasta que punto tantos años de ingeniería social han anestesiado la bravura en defensa de la fe del pueblo español?

El español ha recibido bombardeo informativo en dos temas fundamentales: Bruselas nos salvará y el PSOE es lo menos malo. Estos dos elementos hacen muy complicado todo. En el Covid, lo vimos, todo lo que viene de Bruselas, aunque sea meterte un palo por la nariz o llamar a la Policía porque tu vecino ha bajado la basura, es bueno. Además como en 2020 gobernaba el PSOE, muchos españoles piensan que con la derecha sería peor. Con el Valle pasa igual, como Bruselas permitirá su destrucción y si la lleva a cabo el PSOE no está tan mal, aquí no alza la voz ni el tato. Ni la vieja izquierda revolucionaria encuentra playa bajo los adoquines ni la derecha patriótica cuentan con Don Pelayo ni con el Cid porque seguramente estén con el IMSERSO.

¿Es en el fondo una crisis de oración, de virtudes, de espíritu de mortificación, de santidad?

Es una crisis de amor. No quiero quedar cursi pero falta mucho amor. Destruir la Cruz y el Valle es de un egoísmo brutal. Es imponer un solo relato. Es revanchismo puro. Si quedase algo de amor, por los millones de personas que alguna vez han rezado en el Valle, se han confesado, han llorado, se han arrepentido, han sentido el perdón, se han reconciliado con Dios, se han casado, han ido a reflexionar sobre una decisión importante… si pensaran en esa gente, el Valle estaría a punto de ser remodelado en su conjunto y puesto a disposición de cualquier ser humano que en 2025 siga necesitando que le perdonen. Yo lo sigo necesitando y Sánchez quiere acabar con mi necesidad. Si amasen al pueblo español como aman su corrupción, sus vicios y sus ansias del poder, Sánchez mandaría construir una Cruz más alta todavía.

Por Javier Navascués