Javier Barraycoa: “Los llamados antifascistas son la versión cutre y lumpen del nihilismo posmoderno”
Tras las jornadas Raíces organizadas por Palestra Christiana, en defensa de la tradiciones católicas, que se celebran este fin de semana en Barcelona, grupúsculos de ultraizquierda han organizado un escrache y una campaña de difamación en sus panfletos con objeto de señalar a la parroquia de San Jordi y a su párroco P. Antonio Gómez Mir.
Javier Barraycoa, intelectual catalán de reconocido prestigio, analiza como los enemigos de la Iglesia y de la patria quieren cancelar la Verdad.
¿Cómo es posible que no se pueda en una parroquia organizar unas jornadas reivindicando nuestras raíces cristianas?
En estos momentos hay una prepotencia en los enemigos de la Iglesia que se creen en el derecho de determinar qué debe o no debe hacerse en las iglesias para los fieles.
Los auntoconsiderados “sacerdotes” del relativismo, siempre quieren imponer su voluntad y su “intolerable verdad". La experiencia demuestra que los que se arrogan la defensa de la tolerancia son absolutamente intolerables con aquello que disienta de su cortez de miras. Cuando alguien se cree en el derecho de determinar qué se puede hacer o no en un espacio sagrado de una religión bimilenaria, es que algo no le funciona bien en su cabeza o simplemente es que no tiene nada más interesante que hacer con su vida.
¿Qué es en el fondo lo que les molesta a los llamados grupos antifascistas?
Precisamente lo que más les molesta es la Verdad, con mayúscula. Curiosamente no les importan otras religiones como la musulmana a la que alientan sin cesar. Estamos acostumbrados a que estos movimientos antisistema, antifas, anti … todo, luego son lacayos de la islamización, hacen la ola a una religión “heteropatriarcal", y su feminismo y doctrinas queer son enterradas sin el menor asomo de resistencia ante una mujer tocada con hiyab. En unos recientes disturbios en la población de Salt, la CUP ha alentado a los musulmanes a apedrear a la policía y quemar contenedores. Todo muy civilizado. Estos mismos son los que quieren callar la boca a los cristianos. En definitiva, les revuelve las tripas que se digan verdades como puños que recuerden nuestra esencia cultural, tradiciones y raíces, que es lo único que puede dar sentido a sus vidas. Se rebelan contra todo lo que da sentido a nuestro presente actual y esperanza a nuestro futuro, terrenal y supramundano.
¿No será que ellos no tienen raíces sólidas a las que aferrarse?
Este tipo de movimientos son la versión cutre y lumpen del nihilismo posmoderno. Pretenden sustentarse en la nada y eso sólo es posible buscando enemigos con los que enfrentarse constantemente. Por eso, son incapaces de construir nada en el orden social y personal. Ello explica que al no tener raíces floten en la nada más absurda. Son antisistema pero quieren vivir del sistema sin trabajar y fagocitarlo a poder ser. Son la máxima expresión de la disidencia controlada y esclava. Todas las libertades que reclaman no son más que cadenas para la naturaleza humana. La protesta, la queja, la búsqueda incansable de “fascistas” es su única razón de ser (un poco penoso). Y para ellos, todo lo que no son ellos mismos es “fascismo". Por eso no soportan la realidad y tienen que intentar aniquilarla. Con el tiempo he llegado a la conclusión de que estamos, más que ante un tema político, ante una profundísima crisis de civilización y ante gente con dramas psicológicos. La razón de la existencia no puede ser el estar contra todo lo que no te satisface o te exija. Se camufla bajo la apariencia de una “cruzada” contra el “mal” (contra nosotros los católicos), una ausencia total de sentido existencial.
Es curioso que en un sistema democrático liberal que se llena la boca de libertad de expresión, se veten precisamente aquellos valores que defienden la verdadera libertad....
La democracia ha desgastado la palabra “libertad". La libertad es algo tan profundamente humano que no podemos dejar que quede asociada a una contabilidad de papeletas en una urna de metacrilato. Hemos de redescubrir la Libertad. La Libertad no es un fin en sí mismo, sino el medio por el que Dios quiere que participemos en la creación y la salvación. La libertad de expresión sólo tiene pleno sentido si la enunciamos como la “libertad de expresión de la Verdad” y eso es lo que queremos hacer en estas jornadas. No somos libres para expandir el error. Sé que no podemos ser tan arrogantes como para creernos dueños de la Verdad, por ello, lo que deseamos es que la Verdad nos posea y domine. Por ende, no tememos a los debates intelectuales. No nos importa debatir con ateos o ideólogos de cualquier pelaje sobre cualquier idea. Ellos sí lo temen. Es sorprendente como rehúyen todo debate serio. Por eso aspiran simplemente a cancelarnos. La cultura de la cancelación se traduce en el hecho de que ante la aversión que les produce la realidad, o bien se cierran los ojos para no ver, o bien se elimina lo que se tiene delante.
En cualquier caso señalar a una parroquia y a su párroco es algo muy viejo en las hordas marxistas y anarquistas…
En nuestra Guerra Civil acusaban a los curas de disparar desde los campanarios contra los milicianos. Pero lo que ocurrió realmente en Cataluña es que se asesinaron a 1.538 presbíteros, 824 religiosos y 76 monjas. Se empieza señalando y se acaba con un genocidio. Esta es la historia del siglo XX y parece que en el siglo XXI tienen ganas de continuar. Pero, sea dicho de paso, que te señale según que gente es, como decían antaño, “un timbre de honor". Si no nos persiguen, o al menos si nadie se molesta, es que algo estamos haciendo mal. Este momento no es para los mediocres ni para la mediocridad. La medianía está condenada a disolverse como un azucarillo en el agua turbia del Mundo. En una sociedad secularizada y devastada como la catalana, necesitamos curas valientes que den testimonio. Quizá estos señalamientos estén indicando el camino correcto a seguir. En los tiempos que corren, que te señalen es buena señal.
¿Por qué no debemos amedrentarnos ante estas amenazas?
Cristo al resucitar ya nos abrió el camino de la victoria. En lo humano a veces puedes tener ciertos temores y respetos, pero en el orden sobrenatural sólo debemos temer la condenación del alma. Los que han organizado un escrache a una jornada cultural, en una parroquia, sobre las raíces de nuestra fe y cultura, sólo pueden movernos a compasión y tristeza. Francamente, me gustaría sentarme con ellos y ver cuáles son sus fuentes intelectuales y espirituales de tanto odio y resentimiento. El único temor sería descubrir que no tienen razones serias para hacer lo que hacen. Posiblemente no las tengan, simplemente son autómatas del sistema armados con tres eslóganes, dos poses y un nada recomendable autoodio. Un Papa dijo “hagan lío", pues eso es lo que nos toca en estos tiempos.
Por Javier Navascués
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