Samuel Clavijo: “El fundamentalismo evangélico crea talibanes y sus iglesias son una estafa piramidal”
Samuel Clavijo, Oviedo (1998). Graduado en LEINN y Máster de Logística y Dirección de Negocios Internacionales. Nacido en familia evangélica, descubrió el Sagrado Depósito de la Fe de la Iglesia Católica hace dos años. Tras su encuentro con los Padres Apostólicos, ha querido compartir su camino de conversión con otros protestantes a través de su canal de YouTube Samuel Clavijo Apologética Católica y sus cuentas homónimas de Instagram y de Telegram.
¿Cómo le condicionó su vida el haber nacido en una familia evangélica?
A todos los niveles. El evangelicalismo se vive (y se transmite) con una carga identitaria desproporcionada. El sentido de pertenencia es la base para su enfoque comunitario, y la seguridad soteriológica que se predica es aliciente para sostener un grado importante de marginación social. Por supuesto, esto en base a su teología. No digo que los evangélicos no estén presentes en todas las esferas sociales, pero sí es cierto que la visión que se promociona desde sus púlpitos sobre cualquier persona que se salga de sus marcos doctrinales, es la de un pagano. En el protestantismo en general, el conocimiento es salvífico, y no existe una praxis de la Piedad cristiana como tal (consecuencia lógica de la “sola fide”). Por tanto, algo que suelo remarcar habitualmente a este respecto, es que la mayoría de los evangélicos practican una especie de Gnosticismo.
Las implicaciones que tiene esto son variadas; en primer lugar, uno siente que de alguna manera es más especial para Dios que los demás, y que pertenece a un exclusivo remanente divino para dar testimonio de la Palabra de Dios. Hay un concepto muy carnal, muy judío, de la salvación. Por eso, para ellos, no es Hijo de Dios el bautizado, sino el que “ha aceptado a Jesús en su corazón” (es decir, el que acepta su predicación y se reúne en sus iglesias). Aún no he conocido evangélico (salvo alguno extremadamente progresista) que no mire a los demás como “criaturas” inferiores. El protestantismo es una fe absolutamente desencarnada, por eso digo que son gnósticos. Hay una condena permanente a todo lo que sea material, solo vale lo espiritual; y por ende, no se entiende la participación que todos tenemos en la Economía de la Salvación o las mediaciones de la Gracia. Cabe decir que el fundamentalismo bíblico evangélico (que aún está presente en muchas de sus comunidades) crea talibanes. Al fin y al cabo, sus iglesias funcionan como una estafa piramidal: yo “me he salvado” y no puedo ayudar a mi proceso de santificación con obras, así que desde el segundo día toda mi misión será intentar convencer a los demás que se unan al grupo.
No sería justo decir que todo ha sido malo. Gracias a Dios nací en una familia que me transmitió el Amor de Dios desde el día en que nací (que ya es una ventaja frente a otros niños que hayan nacido en familias católicas nominales). He tenido presente toda mi vida la necesidad de acoger el ofrecimiento de Cristo en la Cruz del Calvario para la Redención del género humano, y un hábito de oración constante. Y honestamente, estoy muy agradecido por la familia que me ha tocado, y especialmente orgulloso de mi padre y de mi madre, quienes siempre han hecho visible el Evangelio en el Amor que me han transmitido y su ejemplo de integridad. No puedo pedir más que lo que he recibido, lo mejor que tenían y que sabían.
¿Cuándo empezó a cuestionarse cosas en relación al mundo evangélico?
Tras tomar la decisión de bautizarme (con 20 años en una playa) comencé a profundizar en la fe que se me había transmitido. Las dudas surgieron cuando descubrí que el mundo protestante era mucho más grande y complejo que la burbuja en la que yo había crecido. Me interesé por la historia de la Reforma y los distintos grupos que existían, y me percaté de severas diferencias doctrinales entre ellos. Entré en crisis porque me sentía condenado a vagar toda la vida sin saber qué era verdad o no, sin ninguna seguridad magisterial. El “libre examen” protestante lo convierte a uno en su propio dios, y así es que cada protestante cree cosas diferentes que el que está sentado en la silla de al lado en su iglesia. Es antropocéntrico: “mi” interpretación, “mi” relación personal con Jesús, “mi” santidad, etc.
¿Cómo fue el proceso de búsqueda y en qué fuentes buscó?
Me decidí a desaprender todo lo que pudiera y empezar de nuevo. Así que me fui a las fuentes: la Iglesia primitiva. Quería saber si era verdad esto de que los primeros cristianos eran como los evangélicos, si siempre había existido este caos donde no existen las autoridades y cada uno predica lo que “el Espíritu Santo le dice”. Al leer a los Padres Apostólicos, discípulos directos de los Apóstoles, ya me saltó la primera alarma: clarísimamente, los cristianos siempre habían celebrado la Santa Misa diariamente y creían que la Eucaristía era verdaderamente el Cuerpo y la Sangre del Señor, no solamente un símbolo. A partir de ahí, dediqué más de un año casi en exclusiva para estudiar toda la historia de la Iglesia y comparar doctrina por doctrina.
¿Qué era lo que no cuadraba en relación a todo lo que había oído?
A mí me habían dicho que los primeros cristianos eran como los evangélicos, y que con la oficialización del cristianismo en el Imperio Romano, se habría creado el catolicismo como una mezcla sincrética de doctrina ortodoxa con tradiciones paganas. Leyendo a los padres pre-nicenos cualquiera con sentido común puede observar que esto es una falsedad. En los tres primeros siglos se usaban imágenes, había orden episcopal, se administraban sacramentos, se creía en la Eucaristía, que la Iglesia es una institución visible, se creía en la sucesión apostólica, en el bautismo de infantes, en la confesión, y ni siquiera tenían una Biblia como tal (que es paradójicamente lo único que les queda a ellos). Por lo tanto, tenía que creer en el catolicismo o que el Espíritu Santo había abandonado a su pueblo por milenio y medio nada más ascender el Señor a los cielos, lo cual es una barbaridad.
¿Qué le hizo dar el paso y abrazar la fe católica?
En un primer momento la Eucaristía, puesto que tras una vida buscando a Cristo, se me hizo el encontradizo. No tengo palabras para describir este Sacramento de los Sacramentos, esta muestra perpetua de la Amistad de Cristo, que se ha querido quedar con nosotros a pesar de nuestras iniquidades, indiferencias y desprecios (y hasta maltratos). El fruto del árbol de la Cruz. Obviamente, la seguridad magisterial y la comunión universal son incentivos importantísimos. Después, en mi caminar, la Santísima Virgen María ha sido de una ayuda inestimable, no cesaré nunca de agradecerle tan inmensos beneficios y de sentirme avergonzado por los desprecios que le proferí en mi antigua vida.
¿Por qué le costó más el Rosario?
Bueno, supongo que los rechazos aprendidos. La meditación del Santo Rosario recopila todo aquello que los hermanos separados, en su gnosticismo, condenan como pagano: Se usa un objeto, el mismo está bendecido, se utilizan oraciones repetitivas, tiene imágenes, se pide la intercesión de la Virgen, etc. Nunca he tenido tanto miedo de algo como cuando lo recé por primera vez, y aún con todo, he de decir que cada Avemaría ha sido un Gozo en el corazón desde entonces. A través de la meditación de estos Santos Misterios, gracias a la Virgen, he llegado a conocer con muchísima más profundidad a mi amado Señor Jesucristo.
¿Por qué decidió crear un canal católico dedicado a la apologética?
Me han quedado muchas cosas positivas de cuando era evangélico. Siempre he tenido un celo apostólico muy grande. No quiero enterrar mis talentos como el mal siervo de la parábola, tengo la responsabilidad de compartir con otros lo que yo he recibido. A veces lloro amargamente por el dolor que me produce pensar que las cosas tan maravillosas que he recibido de Dios por medio de la Iglesia, mis seres queridos están privados de ellas. ¡Cómo me gustaría que todos encontraran este divino Tesoro! Como mínimo, quiero conseguir que juzguen a la Iglesia por lo que verdaderamente es, no por lo que piensan que es.
Por Javier Navascués
10 comentarios
"Hay un concepto muy carnal, muy judío, de la salvación."
y
"Por tanto, algo que suelo remarcar habitualmente a este respecto, es que la mayoría de los evangélicos practican una especie de Gnosticismo."
El Gnosticismo ya no existe, lo que queda es lo gnóstico, y lo gnóstico repele todo lo carnal. Por eso veo que ambas cosas difícilmente se pueden aunar.
Saludos cordiales.
"Me han quedado muchas cosas positivas de cuando era evangélico. Siempre he tenido un celo apostólico muy grande".
"He tenido presente toda mi vida la necesidad de acoger el ofrecimiento de Cristo en la Cruz del Calvario para la Redención del género humano, y un hábito de oración constante".
Estos elementos del Evangelismo, los hecho mucho de menos en el Catolicismo:
1-Un fuerte celo apostólico. Cuánto falta esto en laicos y también en clérigos. Mucho del quehacer pastoral se ha reducido a fraternización y a promoción material.
2-Ir a lo esencial, cuando se anuncia el mensaje. Comunicar que Cristo nos ama, nos salva y nos ofrece vida eterna. A veces se diluye este núcleo esencial, en una maraña de ideas y conceptos, importantes, pero no primordiales.
3-Privilegiar la oración. Sin menospreciar los rezos repetitivos (que yo nunca abandonaría), cuánta falta hace insistir en la oración, también, como un encuentro y relación espontánea con el Señor.
Es el océano inagotable de amor que nos cubre y cuya vastedad nos arroya y sumerge en un abismo de asombro ante la majestuosidad y belleza del redentor.
Que grande e infinito es tu amor, tu bondad
Por eso entiendo a Samuel, el hombre que en su insignificancia descubre a Dios tiene un efecto de dualidad nos hace sentir minúsculos ante tan grande ser y a la vez tan grandes porque somos tomados en su manos y llevados a la plenitud en su hemosisisimo y santisimo corazon.
Que grandeza aquel que ha descubierto a su Seños como creador en cuya gloria ya vivimos.
Gracias Samuel eres un gran apóstol del Padre
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