Oriol Ferré: “Hay que reconquistar España tras los últimos 50 años de demolición desde la transición”

Con motivo del congreso que se celebrará el próximo 8 de febrero, en Madrid, entrevistamos al máximo responsable de Luz de Trento.

¿Por qué han decidido organizar un congreso titulado Reconquistar España?

La esperanza en el triunfo final de Cristo no es sinónimo de cierto optimismo infantil tan en boga en ciertos ambientes y que sólo oculta acomodación a los tiempos, vagancia e indiferencia. Sí, sabemos que Cristo ha vencido al mundo, pero también sabemos que nos pedirán cuentas por los talentos recibidos y que una fe sin obras es una fe muerta. El motor de las obras es el mandamiento nuevo que nos dio Nuestro Señor: «amaos los unos a los otros como Yo os he amado, en eso conocerán que sois mis discípulos».

Tenemos el deber de santificarnos para santificar. Una forma de participar en esta tarea es trabajar para reconstruir la ciudad católica. Hablamos de reconquista para recordar la gran gesta iniciada por Don Pelayo, y terminada por los Reyes Católicos, que tenía como anhelo la reconstrucción de la ciudad católica arrebatada por la secta de Mahoma. Como en el siglo VIII, nos han arrebatado lo más preciado: la libertad y la grandeza de España que giran en torno a la unidad católica. No hay cristianos sin Cristiandad, pero tampoco hay Cristiandad sin cristianos. Toca reconquistar corazones, hogares, leyes y naciones. Estamos en el año del centenario de la encíclica de Pío XI Quas Primas. Leerla nos dará renovadas esperanzas y nos inspirará maneras concretas adaptadas a las circunstancias del presente (nutriéndonos siempre del ejemplo de lo que se hacía, y muy bien, en el pasado) para que Cristo vuelva a reinar en España.

Hablan de 50 años de demolición para referirse a los años que han pasado de la muerte de Franco… ¿Por qué ha sido un gran fraude la democracia y el régimen del 78?

Ha sido y sigue siéndolo. Millones de niños asesinados en el seno materno y ancianos esperando la eutanasia sin los últimos auxilios de la religión; millones de matrimonios rotos con las graves consecuencias psíquicas que comporta para los niños y los esposos; juventud que aborrece de los hijos y que prefiere perros; empleos inestables con salarios paupérrimos; imposibilidad de ser propietario de una vivienda; religiones sustitutivas con gran dosis de falsedad y piedad impostada: clima, reciclaje, animalismo…; enfrentamiento de sexos; negación misma de los sexos con el transgenerismo; invasión cultural con la música y la comida a la que todos sucumben; abandono del campo; psicólogos y psiquiatras con listas de espera; millones de personas empastilladas para poder dormir o para no tirarse por la ventana; aumento de los suicidios; un sistema partitocrático y sindical corrupto y parasitario que fomenta todo eso; odios entre regiones de España y odio a la Patria; monarquía decorativa (y de mal gusto) que no ejerce; pérdida de soberanía con una legislación que viene de fuera. Si sigo… no habrá espacio para el resto de preguntas.

Un árbol malo no puede dar buenos frutos y está probado que esta es una democracia liberal sin Dios, muy al gusto de las logias masónicas.

La masonería y sus hermanos mayores lo han hecho tan bien que, su desaparición, no supondría un arreglo inmediato del desbarajuste en el que nos encontramos.

¿Por qué la Constitución ha destruido a la nación española?

Porque el texto legal que ha de suponer la nación, ha negado la nación al hablar de nacionalidades y se ha sobrepuesto a la misma; porque el Título VIII legaliza la partición de España y fomenta cainismos a través de las autonomías; porque permite la existencia de partidos y organizaciones cuyos fines son la ruptura de España y el odio a la Nación.

¿Cómo ha sido el proceso de demolición de la familia?

Otros lo han descrito mucho mejor y con mayor detalle: proceso legislativo contrario a la persona (pornografía, dificultades para acceder a la propiedad: el hogar), al matrimonio (divorcio, feminismo), a los hijos (anticonceptivos, aborto, fecundación artificial) y, en paralelo, unos medios de comunicación regados siempre con dinero público que han cumplido con la misión de denigrar y ridiculizar el modelo familiar, a la vez que ensalzaban todo aquello contrario y distinto a la familia.

¿Cómo ha avanzado la degeneración moral, la pornografía y la corrupción de menores?

Los medios de comunicación, internet, el móvil y las leyes arriba mencionadas producen una desprotección de los hijos que quedan bajo el control del Estado con sus programas educativos y solos en sus casas porque sus madres están trabajando fuera del hogar para poder llegar a fin de mes (o empoderándose jugando un partido de pádel) y a sus padres les ven cada dos fines de semana. Cuando los padres están con los hijos es para pasarlo bien con ellos, no para educarles. No conocen a sus hijos, ni saben ayudarles. No ejercen su misión y la solución es el psicólogo. Tiene lógica que esos niños rechacen la idea de tener una familia si ese es el modelo familiar.

¿Qué consecuencias ha tenido la pérdida de soberanía de nuestra Patria?

Sin moneda propia no hay posibilidad de tener política económica propia. Sin poder militar no hay poder efectivo. Si tú no mandas, otros te mandan.

¿Cómo se puede revertir este proceso?

«Heriré al pastor y se desperdiciarán las ovejas». Cuando quienes deberían guiar y dar luz, desorientan y oscurecen, es más difícil una reversión de este proceso. No se puede engañar a nadie. Asumir la realidad es crucial para no vivir en un cuento de hadas y porque sólo así se puede resistir y perseverar. Defenestrar todas las modas que han logrado este cambio. Un amor pleno a todo aquello que se ha rechazado y olvidado por pequeño e insignificante que pueda parecernos. Participar en la vida pública. Volver al campo: sin ciudadelas no habrá reconquista posible. Reconquistar desde dentro solo supone ser conquistado por aquellos que dices combatir. Nadie con un mínimo de cerebro (y de honestidad) dirá que es posible regenerar moralmente un harén si te pasas el día en el harén compadreando con quienes están encantados de estar en el harén. ¿Qué podrás ofrecerles si tu hábitat es el mismo? No despreciar los pequeños avances o frenos que se pueden lograr a través del sistema político vigente, pero teniendo en cuenta que ahí no reside la solución. Acudir a las buenas lecturas que reconfortan el ánimo e inspiran en esta tarea de reconquista espiritual y política. Cultivar las virtudes humanas.

Cuidar el plano natural, sobre el cual se edifica la gracia para elevar, no para anular, el plano natural. Salir de uno mismo, dejar atrás ese egoísmo autómata convertido en virtud por el individualismo liberal. Hay que crear comunidades. Frente al desarraigo moderno, el vínculo tradicional. Hacer lo que uno puede, porque el que hace lo que puede, no está obligado a más. Convertir la vida, con generosidad y abnegación, en un ejercicio de deberes no es moco de pavo. Como decía San Agustín, trabajar como si todo dependiese de ti y rezar como si todo dependiese de Dios.

¿Cuáles son los motivos de esperanza para poder llevar esas pautas a la práctica?

La primera y principal, la que dije al principio de esta entrevista: Cristo ha vencido al mundo. Dios ha querido darnos la gracia del bautismo y eso es motivo suficiente para corresponder con alegría y no perder la paz interior. Hay también motivos de esperanza en sucesos de este mundo, la mayoría ocultos, como ocultos fueron los primeros treinta años de la vida de Jesús, pero no por eso dejaron de ser de gran provecho para quienes convivieron con Él en Nazaret. Personas que vuelven a Dios, que le conocen, que frecuentan los Sacramentos, cuya vida gira en torno a la Misa (la de siempre, la verdadera), que luchan por adquirir virtudes para tener una sólida vida espiritual, que ofrecen la contradicción con espíritu reparador, que descubren la dimensión sobrenatural de la amistad y del trabajo con la repercusión que tiene en su entorno, que quieren servir, ser útiles y dejar poso, que quieren estar con Dios y la Virgen… Vale la pena.

Por Javier Navascués