Francia acoge muy bien el libro Nada por lo que pedir perdón. Gullo valora este hito para la Hispanidad
El libro de Marcelo Gullo Nada por lo que pedir perdón, traducido al francés, está teniendo una repercusión gigantesca en Francia. Es algo tremendamente positivo para España y la Hispanidad. Es un gran hito y novedad que por primera vez un libro contra la leyenda negra española triunfe en Francia. El famoso diario Le Figaro publicó recientemente un artículo en el que elogiaba la obra.
Nos hemos puesto en contacto con el propio escritor, Marcelo Gullo, que valora brevemente el éxito de su libro en Francia, algo inédito e inesperado, pero que es un índice de que las cosas están cambiando en el mundo en aras a reconocer la verdad de la historia y en desacreditar el relato negrolegendario que tanto daño ha hecho durante siglos.
Marcelo Gullo, al lado de la pila bautismal en la que fue bautizada Isabel la Católica, en Madrigal de las Altas Torres.
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¿Por qué es un grandísimo hito que un libro contra la leyenda negra antiespañola triunfe en Francia?
Porque la leyenda negra, es decir la falsa historia de España, contada por los enemigos de España y que presenta a los españoles como malvados que fueron a América a robar y que para eso mataron y asesinaron, cometiendo el genocidio de los pueblos originarios, es lo que cree el hombre común en Francia, pero peor aún esa falsa historia es la que reina en las Universidades francesas, la que se enseña en las aulas de la Sorbona y la que proclaman todos los medios de comunicación de masa. Hubo grandes historiadores franceses que denunciaron esa falsa historia como Jean Dumont, pero hoy nadie los conoce en Francia. Por todo eso, un libro como Nada por lo que pedir perdón, es tan importante.
Es la primera vez, desde hace mucho tiempo, que el lector francés podrá conocer otra historia, la verdadera historia. La gran masa de los franceses no sabe que antes que España llegara a América, esta no era un paraíso terrenal como se cuenta, sino era un infierno. La verdad que oculta la historia que se enseña en Francia, es que América era una verdadera orgía de imperialismo y antropología. Cuando Hernán Cortés se encuentra con lo que hoy llamamos México, descubre una situación que parecía una pesadilla escalofriante. México, estaba conformado por una pluralidad de pueblos que habían sido dominados por uno de ellos: el azteca. Los aztecas habían construido un imperialismo que, como todos los imperialismos, dominaba a otros pueblos - tlaxcaltecas, totonacas, tlapanecas, huexotzincas, entre otros-, pero con una particularidad única en la historia de la humanidad. Los aztecas no les pedían, prioritariamente, a los pueblos que sojuzgaban, horas de trabajo o materias primas. Le pedían a sus hijos, a sus mujeres, a sus hermanos o a sus nietos, para llevarlos a la pirámide de Tenochtitlán, y allí, sacrificarlos a sus dioses.
¿Por qué se derramó tanta sangre?
Porque aquel imperialismo pedía tributo en seres humanos para sacrificarlos. Y no pedía ni una, ni diez personas, pedía decenas y decenas. ¿Por qué? Porque no se trataba de un acto religioso. El acto religioso era una verdadera excusa para matar a esas personas, partir sus cuerpos en pedazos, como si fuesen pollos o cerdos y luego, comérselos. La carne humana era parte esencial de la dieta azteca. Los sacerdotes, los nobles y los guerreros se comían los muslos de las víctimas mientras que, al pueblo llano, les dejaban las vísceras. Según el reconocido historiador norteamericano William Prescott, los aztecas asesinaban 20.000 personas por año, pero a continuación de realizar esa afirmación escribe: “No me atrevo a decir que la cifra de 150.000 personas asesinadas por año, que dan otros historiadores, sea falsa”.
Los aztecas estaban exterminando a los pueblos que dominaban. Ciertamente, el caso del Perú es especial, porque el Imperio inca, perseguía la antropofagia de los guaraníes, que también era un pueblo antropófago. Sin embargo, también el Imperio inca había conquistado a otros pueblos por la fuerza: chancas, chachapoyas, cañarís, huaylas, entre otros. El imperialismo inca era un imperialismo atroz que hacía, como antecedente del nazismo, con las pieles de los guerreros vencidos, tambores, con sus huesos flautas y con sus cráneos vasos. Un imperialismo que bebía chicha en el cráneo de los vencidos delante de sus hijos. En toda América, los pueblos más fuertes se comían a los más débiles.
De este atroz canibalismo apenas se habla…
Así es y hombre común francés se va a sorprender al saber por ejemplo que, en la actual Colombia los pijaos atacaban aldeas chibchas, mataban a todos los hombres y se los comían. Las mujeres, recibían otro trato, el de verdaderas vacas. Las usaban para preñarlas y que parieran niños que, cuando llegaban a los 12 años, los pijaos se comían, cual tierno manjar. Los pijaos, ¡se comían a sus propios hijos!
Que el lector francés, a través de la lectura de mi libro Nada por lo que pedir perdón - que fue traducido al francés como Ceux qui devraient demander pardon- pueda enterarse que le han mentido, que le han contado una historia falsa me parece que, sin duda alguna, es un gran hito.
¿Cómo valora que un diario tan importante como Le Figaro haga una crítica tan elogiosa de su libro?
Que Le Figaro, que es uno de los diarios de mayor prestigio de Francia, haya hecho una crítica tan elogiosa de mi libro es tan importante porque rompe el pacto de silencio que hacía que nadie se entere en Francia de la verdadera historia de la conquista española de América.
No nos olvidemos que fueron los historiadores y políticos franceses los que, durante todo el siglo XVII Y XVIII, impulsaron junto a los ingleses y holandeses la leyenda negra. Y a partir de ese momento la leyenda negra se hizo hegemónica en el seno de la sociedad francesa. Francia durante siglos llevó a cabo una guerra cultural contra España y muchos historiadores franceses se prestaron a ese juego político. Por eso, como a ninguna sociedad le gusta reconocer que sus historiadores han sido unos mentirosos a sueldo del poder político, la tendencia natural es que, si aparece un libro que cuenta la verdadera historia, los medios de comunicación, y el mundo académico, tiendan a ignorarlo para que pase desapercibido y el gran público no lo conozca. En ese sentido que Le Figaro haya roto el pacto del silencio abre las puertas para que empiece una discusión en Francia sobre la verdadera historia de la presencia de España en América.
¿En qué medida este hecho puede ser punto de inflexión para que se desmorone el relato negrolegendario?
Mi libro Nada por lo que pedir perdón es como un misil que ha entrado, por sorpresa, en una ciudadela amurallada. Es muy importante que esto haya ocurrido, pero no se gana una guerra hasta que se toma la fortaleza y para eso hace falta un gran trabajo, que mis otros libros Madre Patria y Lo que América le deba a España y los demás libros, que han contribuido a restablecer la verdad histórica, como Imperiofobia de Elvira Roca Barea o Historia del odio a España de Alberto Gil Ibáñez o 1492, España contra sus fantasmas de Pedro Insúa o La conquista de México de Iván Vélez, se publiquen en Francia.
Por Javier Navascués
16 comentarios
Aunque la Leyenda Negra viene de mucho antes, en Francia la Revolución y el ínclito Rousseau, con su "buen salvaje", volvieron a remachar el clavo que había sido clavado por luteranos, holandeses e ingleses. Con un criterio filosófico, y nada científico, se imaginaron un mundo ideal y se lo aplicaron a aquellos que no habían sido "contaminados" por la "civilización". Los chinos y los japoneses podían ser malos pero, no sé por qué razón despreciativa, supusieron que las grandes civilizaciones americanas: mayas, incas y aztecas, eran salvajes y, por lo tanto, inocentes.
De manera que no distinguían a un tlatoani mexica de un jefe sioux, pero el tlatoani era mucho más civilizado y, por lo tanto más capaz de hacer el mal, como ya demostraron hasta la saciedad los nazis.
Cuanto más sencilla sea una cultura menos capacidad para el mal tiene por poseer menos medios, pero en Centroamérica y en Sudamérica había civilizaciones lo suficientemente complejas como para organizar matanzas rituales que, con el criterio actual, se habrían llamado crímenes contra la humanidad.
Los tlaxcaltecas, otomíes, cempoaltecas, chachapoyas y otras tribus vieron el cielo abierto cuando llegaron los españoles simplemente porque podían morir en el campo de batalla, pero no en matanzas indiscriminadas y, por esa razón, se lanzaron contra los opresores con gran ánimo. México no existía, Perú no existía, así que ellos no debían lealtad a nadie que no fuera de su propia tribu. A Doña Marina, la llamada Malinche, los aztecas le mataron el padre y su madre la vendió a unos mercaderes que la revendieron como prostituta a los mayas. ¿A quién debía lealtad aquella mujer? A los españoles que le llamaban Doña Marina y la elevaron al grado de traductora, por supuesto.
Pasó de ser el entretenimiento de los caciques mayas a tener un puesto en la Historia de primer grado porque resulta que Cortés, para los indios, pasó a llamarse Malintzin, para contento de las feministas.
Hay que ser crítico y no repetir errores.
¿Alguien se atreve a pedirle a los árabes que pidan perdón por ser los primeros y últimos esclavistas?
Pues hay una Leyenda Rosa con respecto al Al-Andalus.
Hay una metáfora en español que dice "coger el rábano por las hojas". Así, cuando hay un atentado terrorista islámico, algunos bienintencionados salen diciendo que lo más importante es no caer en la islamofobia.
Del mismo modo, cuando viene un valiente como Marcelo Gullo (que tiene que venir de fuera) y defiende a España de siglos de enervante, aplastante y falsa leyenda negra, con todo respeto, me parece un poco coger el rábano por las hojas decir que, bueno, hay cosas mal hechas. Caramba, eso ya estaba en el manual de leyenda negra. Lo que no estaba era lo bueno...
Viva Marcelo Gullo
Puede no haber esclavitud y un racismo extremo y puede haber esclavitud y ausencia de racismo, aunque parezca imposible son dos cosas distintas.
Antonio Francisco Lisboa, llamado también "O Aleijadinho" (1730-1814) fue un escultor, hijo de una esclava, que es la flor y nata del Barroco Mineiro, en Norteamérica no se ha dado uno igual ni en 2024.
Así que en Historia 1+1 no es igual a 2 porque los factores no son fijos sino variables.
Excelente historiador francés
hispanófilo .
fr.wikipedia.org/wiki/Jean_Dumont_(historien)
Los últimos, con diferencia, en abolir la esclavitud (aunque continúa de tapadillo) son los países árabes. Son los negreros y esclavistas por antonomasia. Sin ir más lejos, Mauritania la abolió a finales de los 80 o principios de los 90. Tampoco hay que olvidar que el primer eslabón de la esclavitud europea del Golfo de Guinea estaba también en manos de negros que echaban el guante a los de otras tribus.
Y en el caso europeo, cuando estaba de capa caída, «paradójicamente» se relanzó y potenció con los ilustrados (Voltaire y amigachos en Haití, p.ej.) y los posteriores liberales. Muchas fortunas familiares en Cataluña se generaron como negreros en el XIX.
Nos preguntaremos, estaría bien entonces decir?: .Los Romanos hicieron bien de conquistar y eliminar a las tribus "bárbaras" como así los llamaban, ya que así engrandecieron el imperio y nos dejaron mucha cultura, grandiosas arquitecturas, etc.
.Los nazis hicieron bien de exterminar a los Judíos, ya que así podían engrandecer el imperio nazi y creaban una raza "superior" y mejoraban su economía.
.Los Españoles hicieron bien de conquistar, colonizar, diezmar la población y esclavizar a la población Americana y esclavizar africanos para "culturizar", "evangelizar", etc.
El ABUSO Europeo de diezmar las poblaciones, expoliar los recursos de esas poblaciones, y sacar beneficio para su propio provecho NO PUEDE SER ACEPTABLE.
Me parece bien que el escritor quiera vender sus libros, pero no se puede OCULTAR Y ENDULZAR LO MALO.
Supongo que se trata de una errata y que debe decir "que América era una verdadera orgía de imperialismo y antropofagia."
Es cierto que las poblaciones fueron diezmadas por enfermedades, pero también es cierto que pico a poco se recuperaron y desde luego no fueron intencionadamente inducidas.
Y no es menos ciero que aquellos territorios fueron mejor tratados que los morus que quedaron en Granada por ejemplo.
Que hubo atropellos es seguridad, como que más de uno fue llevado de vuelta a la península sentenciado por un juicio de residencia. El primero el mismo Colón.
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