Marta Moreno habla de su editorial Nueva Eva, los buenos libros que hacen libres

Marta Moreno es licenciada en Filología Inglesa y está especializada en Lengua y Literatura Francesa por la Universidad Complutense de Madrid. Completó sus estudios de otros idiomas en la Sorbona (París) y en Oxford (Reino Unido). Entre los autores con los que ha trabajado se encuentran Monseñor José Ignacio Munilla, José Pedro Manglano, José María Zavala, Miguel Aranguren, el padre Jesús Silva, el padre Patxi Bronchalo y todos los que han publicado en la editorial Nueva Eva.

¿Cómo siendo filóloga acabando siendo representante de artistas y deportistas?

El ser representante de artistas surgió como algo prácticamente fortuito, como respuesta a una petición de ayuda. De forma paulatina, fui ayudando a una persona que había obtenido mucha popularidad en Operación Triunfo y, al mismo tiempo, no sabía gestionar el papeleo, ni cerrar contratos, ni negociar en otros idiomas. Yo había estudiado inglés, francés y alemán, y los temas legales no eran demasiado difíciles. Con el tiempo comprendí que mi tarea no consistía más que en acompañar a esa persona y allanarle el camino de modo que sus talentos pudieran ver la luz.

En cuanto al mundo del fútbol, hice mis pinitos durante la temporada de invierno de uno de los clubes más grandes de España, junto a una agente FIFA que tenía necesidad en un momento dado de una persona que hablara idiomas y pudiera gestionar problemas con rapidez. Como ya llevaba tiempo desenvolviéndome en el mundo de la música, comprendí que se trataba únicamente de hacer lo mismo, pero dentro de otro ámbito. Aunque fue algo temporal, me gustó mucho la experiencia.

¿Cómo fue el paso para ser agente literario?

Una vez que aprendes a ser agente, es fácil seguir el mismo esquema: analizar qué necesita la persona a la que representas y ayudarle a llevarlo a cabo. Siendo filóloga, el paso a agente literario fue muy sencillo. Empecé a trabajar con autores, desde la concepción de la idea de un libro, pasando por la corrección de textos y llegando a la posterior búsqueda de editoriales para la publicación. Estuve así bastantes años, durante los que publicamos libros tanto dentro como fuera de España. Poco a poco fui conociendo en profundidad también el mundo editorial y familiarizándome con sus mecanismos.

¿Por qué se resistía a crear su propia editorial?

Me costó mucho lanzarme porque me daba miedo lanzarme a crear algo propio. Yo no me veía como empresaria; bueno, en realidad, ahora tampoco me veo. Yo solo publico libros…

¿Qué circunstancias se dieron para ello?

Principalmente, que yo veía que el Señor quería que hiciera una editorial y siguió insistiendo hasta que no me quedaron excusas para decirle que no. Y cuando la única posible respuesta era “sí”, ya no tuve el valor de seguirme negando… Los obstáculos habían ido desapareciendo uno a uno. Recuerdo que un sacerdote me decía en aquella época: «Tú espera y donde se separen las aguas, por ahí tienes que ir». Cuando no veía nada, era fácil no hacer nada, pero llegó el momento en que las aguas se separaron, llegó un dinero inesperado, un gestor nos aseguró que era viable… y, como digo, ya no pude seguir negándome. Entonces confié en que verdaderamente podía hacer lo que el Señor me pedía.

¿Por qué el nombre de Nueva Eva?

Eso fue muy curioso. Hicimos muchas “lluvias de ideas” para tratar de decidir el nombre. Yo los iba anotando todos y luego íbamos descartando. Mientras tanto, me venía a la cabeza el nombre de “Nueva Eva”, insistentemente. Tengo que reconocer que a mí al principio no me sonaba demasiado bien, porque parecía que rimaba mucho. A mis hijas tampoco les acababa de convencer. Pero no dejó de resonarme en la cabeza hasta que fue la única opción posible.

¿Qué tipo de contenidos ofrecen?

Desde libros de espiritualidad a libros sobre el matrimonio, la familia, cómo educar a los hijos… Y también sobre la forma de vivir “en cristiano” los grandes problemas que se plantean en la sociedad actual: desde el drama de la adicción a la pornografía, por ejemplo, hasta cómo morir bien, que no es en absoluto decidir la fecha y la hora a la que morir, a la carta, como se ofrece con la eutanasia. Procuramos estar atentos a las necesidades de la gente y dar una respuesta desde la fe a todo lo humano, partiendo de lo divino y viceversa, porque es un camino de doble sentido, iluminado por Cristo, que se encarnó y se hizo uno de nosotros.

¿Cuáles han sido los libros más exitosos en ventas?

Hasta ahora, El fuego de María, del padre Ignacio María Doñoro, fundador del Hogar Nazaret en el Amazonas, es el que más ediciones lleva (ya va por la quinta). También está funcionando muy bien otro titulado Al menos tú ámame, sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, del padre Manuel Vargas, vicario episcopal del Cerro de los Ángeles. Y tenemos otros libros sobre el matrimonio o el noviazgo que van por tres ediciones… También hay uno sobre el suicidio, Entre el puente y el río, que lleva tres ediciones y está ayudando a mucha gente… Y hay otros que llevan camino de convertirse en longsellers, porque no paran de venderse, aunque no sea en cifras astronómicas al mes. Entre estos últimos está, por ejemplo, Me enamoré de un leproso, del padre Ramón Alfredo Miranda, conocido por algunos como “el padre Pachús”.

¿Qué tipo de libros han hecho más bien espiritual en los lectores?

¡Uy, eso lo tendrían que decir ellos mismos! Lo que sí me consta es que ha habido conversiones con muchos de los libros. A veces no somos del todo conscientes del bien que puede hacer la lectura de un buen libro…. Recuerdo el caso de un protestante que se hizo católico tras la lectura de un libro que habla sobre la Virgen María. También sé de casos de personas que llevaban años sin confesarse y han acudido a un sacerdote para pedir perdón a Dios y retomar su relación con el Señor…

Sé de matrimonios que estaban al borde de la ruptura y que han conseguido seguir unidos tras comprender que todavía había esperanza y que su matrimonio se podía salvar; de personas que tenían heridas muy profundas por adicciones, porque sabían sufrido abusos de pequeños, o porque se habían enfadado con otros, con ellos mismos o con Dios, y que ahora están sanando; de personas que han perdido hijos a causa del suicidio y que vienen a darte las gracias por tratar de quitar el tabú sobre ese tema y poner una palabra de misericordia en medio de un silencio atronador… Yo suelo decir que es impresionante ver que los libros salvan vidas y almas.

Y todas estas cosas las digo de oídas, por lo que me cuentan mis autores de los lectores que se pone en contacto con ellos…Pero imagino que hay muchísima gente de la que no sabemos nada.

¿Cuáles son las conversiones y testimonios que más le han impactado?

Yo diría que no se trata tanto de los testimonios y conversiones de los lectores, de los que yo me entero a través de los autores y la mayoría de las veces no llego a conocer a las personas, como de los propios autores. Quiero mucho a mis autores y siento un tremendo respeto y admiración por la labor que hacen. Muchos de ellos son sacerdotes, otros laicos, pero todos tienen un gran deseo de ayudar. Es un lujo poder conocer las vidas de gente que se entrega en el Amazonas, en Nairobi, en la República Centroafricana, en un hospital, en una capilla…, y en tantos otros sitios donde uno encuentra la forma de amar como Cristo y de pasar por la vida haciendo el bien. Eso me impacta y me hace sentirme muy orgullosa de todos ellos.

¿Qué balance hace de estos años de la editorial y cómo se puede contactar con ustedes?

El próximo mes de noviembre vamos a cumplir 5 años. Durante este tiempo no hemos parado y llevamos cerca de 40 libros publicados y otros muchos en el tintero. Tenemos muchos proyectos en diferentes fases de producción, y sobre todo, tenemos muchas ganas de seguir publicando libros que hagan bien a las almas y ayuden a la gente a abordar mejor sus inquietudes.

Por Javier Navascués