Carlos Trénor habla de Unblock para “desbloquear” los círculos viciosos de los menores y su entorno

Carlos Trénor Löwenstein. Barcelonés de nacimiento, madrileño de adopción. Abogado. Católico, casado, con tres hijos de 20, 18 y 15 años. Nos habla de la fundación Unblock y sus objetivos.

¿Cómo se involucró en el apostolado penitenciario?

Escuché a dos buenos amigos de los grupos de mi parroquia, Manu y Gabriel, contarme de un programa en el que participaban con una asociación estupenda que se llama Concaes, en la cual hacían un programa que duraba ocho semanas y acompañaban a los internos por medio del Evangelio. Ese programa exigía un compromiso muy fuerte, porque una vez empiezas, realmente no puedes fallar ni un día, dado que los presos esperan con ansia ese momento.

Por mi profesión de abogado, vi que no me podía comprometer entre semana una mañana o una tarde garantizando disponibilidad, por lo que inicialmente lo descarté. Se abrió la posibilidad de ir los sábados por la mañana, en una prisión de menores (llamados “Centros de Ejecución de Medidas Judiciales”) y así, a mediados de 2018, comencé a hacer ese camino, casi por casualidad, en el que llevo metido hasta el día de hoy.

Y dentro de ese campo, se encaminó al trabajo con adolescentes…¿Cómo le marcó la experiencia?

Como le indicaba, el comenzar a trabajar con adolescentes fue el fruto de varias coincidencias, pero me marcó profundamente ver como estos menores, realmente niños y niñas de la edad de mis hijos, habían cometido errores en su vida fruto de situaciones de desamparo, falta de apoyo, cariño o heridas de su infancia que se habían manifestado en conductas punibles. Lo que sí estaba claro es que absolutamente todos muestran ganas de cambiar, de vivir la vida como todos la queremos vivir, en paz, formando o no una familia pero lógicamente no encerrados.

¿Cómo nace la fundación Unblock y con qué objetivos?

Nace fruto de verificar, en las visitas a los centros, que es esencial actuar a tiempo, prevenir y evitar las conductas que han llevado a esos adolescentes donde estaban. Con la voluntad de trabajar en el seno de las familias y convertir a los entornos de los menores en parte de la solución en lugar de ser el origen de los problemas. En el voluntariado a los centros conocimos a Juanjo Guerrero, el auténtico motor de la Fundación Unblock y actual Director General, que tenía ya más de 20 años de experiencia trabajando con menores y jóvenes conflictivos y desde entonces ha guiado cada paso que hemos dado.

Todos los demás, lo que hacemos es poner nuestro granito de arena para que el trabajo que él dirige se vaya realizando, somos la suma de voluntades de muchas personas, bajo su dirección. El objetivo es doble, por un lado, prevenir a tiempo y, por otro, donde eso no ha sido posible, dar el apoyo necesario para lograr una plena reinserción de aquellos que hayan cumplido condena y no están recibiendo la ayuda que precisan. No hay que olvidar que si ayudas a alguien que ha cometido delitos a que no los vuelva a cometer, no solo le estás ayudando a él, sino que evitas delitos y en consecuencia, víctimas, dolor en familias, coste público, etc.

¿Por qué es importante trabajar en la prevención?

Porque de forma muy sencilla es muy fácil, en muchos casos, obviamente no siempre, evitar a tiempo que las situaciones se enquisten. Por eso mismo nace Unblock, para “desbloquear” los círculos viciosos en los que se han convertido las vidas de los menores, entender, junto con todo el círculo de convivientes, qué está haciendo que ese joven actúe de esa manera y aplicar los cambios necesarios.

¿Por qué no solo es bueno trabajar con el joven sino con todo el entorno?

Siempre decimos que nosotros no “tratamos al niño malo”, sino que formamos un equipo con todo su entorno, su familia, tutores o aquellos que forman parte de su entorno, entre todos tenemos que entender qué está causándole un dolor que luego se manifiesta en conductas o acciones inapropiadas, para que todos sean parte de la solución. Si no, por más que una persona cambie, si no recibe el apoyo en casa, es cuestión de tiempo que vuelva a caer. A veces, cambios muy pequeños suponen enormes cambios en el seno de la familia que acaban beneficiando a todos.

¿Cómo ha ido creciendo la organización?

Comenzamos unos pocos voluntarios y poco a poco, gracias a muchas buenas personas, que nos han aportado parte de su tiempo, sus conocimientos y habilidades, sus espacios físicos o aportaciones económicas, hemos ido formando un grupo cada vez más grande, de profesionales con experiencia que ponen el corazón en todo lo que hacen y voluntarios con distintas capacidades para dar el apoyo a los profesionales.

El crecimiento se ha producido apoyado en las habilidades y posibilidades de quien se ha sumado y, poco a poco, hemos ido construyendo lo que es hoy, una organización con dos centros de atención integral del menor (CAIM) permanentemente abiertos (Guadalajara y Alcobendas) donde todos los días atendemos a menores y sus familias, programas en diversos municipios apoyados en deportes (boxeo y fútbol) u otras actividades culturales o de ocio (radio, teatro, rap, pintura, fotografía, escultura…) para atraer a adolescentes, escucharles y tratar con ellos muchísimos aspectos de sus vidas, así como esos mismos talleres y actividades dentro de cuatro centros penitenciarios en colaboración con el Ministerio del Interior, etc.

¿A qué atribuye el crecimiento de Unblock?

Por un lado, por desgracia, a que hay una gran necesidad y por tanto, cuando se han ido haciendo las cosas bien y se han visto resultados positivos en Guadalajara, Alovera, etc., han venido a buscarnos desde otros ayuntamientos, parroquias, familias, cuerpos y fuerzas de seguridad, etc. Por supuesto, ese crecimiento, sin el apoyo económico que nos prestan nuestros donantes y las horas de generosa entrega de cada vez más personas, sería imposible.

¿Hasta qué punto era necesaria una organización así?

Hay muchísimas personas e instituciones que ayudan y se entregan discretamente en lo mismo que nosotros hacemos, pero hay tantas carencias y situaciones, que siempre es necesario hacer algo y siguen siendo necesarias más personas implicadas en lo que hacemos, ya sea con nosotros o bajo otro paraguas. Por poco que consigamos, algo hacemos, como decía Santa Teresa de Calcuta, “a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”, así que nosotros solo aportamos lo que podemos. Hace falta que muchas más personas ayuden y la sociedad en su conjunto tome conciencia de la importancia de cuidar, proteger y tener una mano tendida a los menores, porque todos nos hemos equivocado y seguimos equivocando en la vida.

¿Con cuantas personas cuentan entre trabajadores y voluntarios?

De forma recurrente, 25, pero hay colaboraciones puntuales que tienen muchísimo valor y no incluyo en esa cifra.

¿Con qué otras entidades colaboran?

Colaboramos con muchas y muchas colaboran con nosotros, va en todas las direcciones, porque si vemos que podemos hacer algo que ellos no hacen, estamos a su disposición y viceversa. Entre otras, con Fundación Nemesio Díez, Cáritas, con la Familia de la Esperança, Hogares Lázaro, Tengo Hogar, Asociación Cauces, diversas parroquias, etc., me dejo muchos que por desgracia ahora no enumero y hacen una gran labor… además de por supuesto el Ministerio del Interior, Ayuntamiento de Guadalajara, Alovera, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes.

¿Cómo se puede colaborar con ustedes?

Económicamente, haciendo donaciones (Bizum de ONG 03135 o transferencia bancaria al número ES37 0182 4017 5302 0167 7805) y mandándonos un email con todos los datos personales para que emitamos el certificado que permite deducciones fiscales a [email protected]

También promoviéndonos o ayudándonos a participar en premios o ayudas convocados por empresas. En cuanto a voluntariado, escribiéndonos o llamándonos (todos nuestros datos de contacto están en www.fundacionunblock.org) seguro que encontraremos encaje dependiendo de la habilidad de cada uno, pues así hemos ido desarrollando las distintas actividades que hacemos (boxeo, fútbol, radio, teatro…), en función de lo que cada voluntario nos decía que sabía hacer.

Por Javier Navascués