Raimundo Lastras habla de la capilla de adoración de Vilassar de Mar y de la vigilia de la Sagrada Familia

Raimundo Lastras, padre de familia de 49 años. Adorador en las parroquias de San Sebastián de Pomar y Sant Joan de Vilassar de Mar.

¿Cómo nace su vocación como adorador eucarístico?

Nace de manera “casual", como casi todo lo que hace el Espíritu Santo. Si bien mis padres son adoradores nocturnos, el contacto que yo había tenido con la adoración eucarística era casi anecdótico. En el año 2015, cuando se estaba preparando la capilla de adoración perpetua en Badalona, en la parroquia de San Sebastián de Pomar, contactaron conmigo a través de un amigo para que les hiciera los folletos y los carteles. Al ver que me interesaba el asunto, no dudaron en plantearme que me inscribiera como adorador, e incluso fueron más allá: les faltaba todavía algún coordinador de hora, y me lo ofrecieron. Desde entonces soy adorador eucarístico, tanto en Badalona como en la nueva capilla abierta hace medio año en Vilassar de Mar.

¿Qué ha supuesto para Vilassar de Mar tener una capilla de adoración perpetua? ¿Qué frutos ha visto en este tiempo?

En los seis meses desde la entronización del Santísimo, la vida parroquial ha experimentado una continua y renovada vitalidad. En todos los grupos de vida parroquial, se ha incrementado el número de personas. La práctica de vida de piedad y la afluencia a las misas de diario y de domingo también ha incrementado. Queda mucho camino por realizar pero la práctica religiosa ha aumentado y en la Capilla de Adoración siempre hay más de una persona además del titular del turno. Es curioso comprobar que el grupo que más crece es el de jóvenes que piden los sacramentos de iniciación cristiana. En este curso, diferentes jóvenes de entre 15-18 han iniciado su catequesis. Asimismo, van naciendo grupos que no existían, como el de adultos que un sábado al mes han iniciado la formación del Catecismo, la hora santa de jóvenes el primer viernes de cada mes, el taller de Cáritas Parroquial, el aumento de los grupos de refuerzo escolar para niños sin recursos en primaria…

¿Qué supone para ustedes participar, junto a otros grupos de adoración, en la Vigilia de Corpus Christi en la Basílica de la Sagrada Familia?

Sobre todo lo importante es que se pone de relieve la adoración eucarística a nivel diocesano. Los grupos de adoración son principalmente parroquiales, pero es obvio que la gente se mueve mucho para ir a adorar, porque son pocas las parroquias que ofrecen horas santas, ya no digo adoración perpetua. Esto hace que los adoradores estemos muy repartidos por todas las parroquias, y el hecho de poder hacer una adoración común para toda la diócesis visibiliza la cantidad de gente que está dispuesta a pasar una o varias horas delante del Santísimo en adoración silenciosa y recogimiento. Es importante que esto se vea, para que muchas otras personas se interesen y puedan acabar participando, inscribiéndose como adoradores, en alguna de las capillas que hay en la provincia de Barcelona.

Por otro lado, Barcelona es una de las ciudades más descristianizadas de España.

Los brotes verdes que surgen en algunas parroquias son muy esperanzadores, pero se quedan en nada si no van acompañados de oración, oración y más oración. Y si hay que rezar, qué mejor que hacerlo delante del Santísimo, en una basílica que, junto al Tibidabo, representa tanto para la ciudad como la Sagrada Familia.

¿Por qué es importante la unidad en torno a la Eucaristía?

Porque la Eucaristía lo es todo, y sin Eucaristía no hay nada. Si no ponemos la Eucaristía en el centro de toda nuestra vida, tanto a nivel personal, obviamente, pero también en las iglesias, en las parroquias, en todas las diócesis, nada de lo que hagamos tiene sentido. Es fundamental e imprescindible descubrir de nuevo qué significa la misa, profundizar en el misterio eucarístico, dar una catequesis correcta en las parroquias para acercar a los niños y a los jóvenes a la práctica de la adoración de la Eucaristía. Creo que es necesaria una cierta pedagogía de todos los católicos para volver a lo fundamental.

¿Por qué merece la pena asistir a esta vigilia?

Paulatinamente la celebración del Corpus ha ido perdiendo la fuerza, la intensidad y la popularidad de antaño. Es necesario entender que estamos ante el misterio más importante de la catolicidad, la Presencia Real de Cristo en las especies del pan y el vino. Y es necesario atender con suma devoción este grandioso misterio, esencia misma de nuestra fe. La vigilia de adoración promovida por la diócesis, en el templo de la Sagrada Familia, pone de relieve esta manifestación del amor de Cristo hacia toda la humanidad, amor que debe ser correspondido en su máxima medida.

Por Javier Navascués