Alberto Abascal habla del Protocolo Santa Pola, que agrupa 40 entidades en defensa de la Hispanidad

Alberto Abascal. Informático de profesión. Actualmente da clases de robótica y programación en un colegio privado de Elche. También imparte cursos de alfabetización digital en centros de mayores, y clases de programación en centros juveniles de distintos ayuntamientos. Impulsor del Protocolo Santa Pola.

Háblanos brevemente de tu trayectoria en defensa de la Hispanidad…

Aunque soy un profesional de la informática, siempre estuve interesado en la filosofía y la historia. Lo que comenzó simplemente como afición, se fue incrementando con la llegada de las redes sociales, que provocaron mi participación en grupos de facebook donde se debatía y se aprendía sobre temas como la hispanidad, leyenda negra, historia de España, y asistía asiduamente a charlas, conferencias y eventos relacionados con estos temas por toda la geografía española.

Comencé participando activamente en grupos de facebook como el de “Blas de Lezo y los héroes olvidados” o moderando y administrando otros como “La leyenda negra”, abandonando esta última para impulsar la recién creada asociación Héroes de Cavite, dónde fui secretario hasta hace algunos meses, que decidí abandonar la misma y crear otra asociación para seguir luchando contra la leyenda negra desde otra perspectiva.

¿Cómo se fue gestando el Protocolo de Santa Pola y con qué objetivo?

Como te decía antes, salgo de una asociación para fundar otra distinta (Amigos de la Hispanidad) porque quería dar un paso más en el mundo asociativo. Es notable que en los últimos años han ido surgiendo movimientos hispanistas, canales de youtube, asociaciones, congresos, charlas pero aún quedaba la asignatura pendiente de trabajar unidos. Por eso tenía claro que aprovechando la celebración del congreso Hispanidad Santa Pola, había que celebrar la I reunión internacional de asociaciones hispanistas. Participaron veinticinco asociaciones, fundaciones y diversas instituciones de España y de diversos países hispanos. Fue una primera toma de contacto. Se constituyó lo que denominamos Protocolo de Santa Pola, que no tiene más razón que el nombre de la villa marinera dónde se realizó esta primera reunión. Allí firmamos un documento fundacional que te enviaré por si lo quieres publicar en tu blog.

¿Por qué es importante la unidad bajo el estandarte de la Hispanidad?

Me parece que el discurso que venimos arrastrando desde la ilustración francesa, cuando se clasificó la asamblea según estaban sentados físicamente a un lado o a otro es ya obsoleto. Esto es un enfrentamiento de civilizaciones; dialéctica de estados y de imperios que diría Gustavo Bueno. Y nuestra civilización es la hispánica. Para bien o para mal, La reina Isabel conformó y planificó una visión del mundo. Una expansión que ya habían comenzado sus antepasados durante 800 años y que ella, junto a Fernando, culminó. Acabada esta tarea de consolidar la península, se proyecta esa expansión de la Fe y de la Hispanidad a un continente nuevo y desconocido. No se concibe el mundo actual sin la obra civilizatoria en América de los españoles.

¿Cuántas asociaciones forman parte de Santa Pola?

Actualmente somos cuarenta entidades. Hablo de entidades porque no somos sólo asociaciones puesto que hay fundaciones, institutos, universidades, etc. Casi treinta españolas y una docena de hispanoamérica. Lo importante no es el número, sino el nivel de integración que van adquiriendo los nuevos miembros firmantes del Protocolo. Entidades distintas en cuanto a ideales, estatutos, objetivos, pero todas ellas realizando un gran ejercicio de respeto mutuo y de compromiso en lo que nos une: La hispanidad.

¿Qué actividades habéis hecho hasta ahora?

Lo más importante de todo: conocernos. Reconocernos mutuamente y aprender que juntos podemos hacer muchas cosas con un mínimo esfuerzo. Aprender a compartir recursos. Hemos publicado y difundido por las redes un total de siete comunicados, de diversa índole. Somos como un gran observatorio que está atento a todo lo que pasa a nuestro alrededor y actuamos en consecuencia. Nos quejamos con el ministro Urtasum por sus aberrantes declaraciones sobre los museos. O el último que hemos elevado una petición al parlamento europeo para que eliminen el inglés como idioma predeterminado al entrar en su web. Estamos creando comisiones de trabajo para distintas áreas como la de educación, dónde estamos analizando libros de texto en varios países para averiguar cómo enseñan nuestra historia compartida. Estos son algunos ejemplos de lo que vamos haciendo.

¿Cuál es el potencial que tiene la Hispanidad?

Mucho más del que nos pensamos. En eso estamos trabajando, en difundir la necesidad de unirnos para tener un mayor peso específico en las decisiones geopolíticas internacionales. Si juntamos el PIB de la hispanidad, rondaría entre el 9% y el 13% del mundo. Esto llegaría a casi el 20% si tenemos en cuenta a Brasil y Portugal. Pero con una clara diferencia, seríamos un bloque autosuficiente. Ningún otro grupo de países tiene los recursos potenciales que tiene la hispanidad: todo tipo de materias primas, petróleo, agricultura… Bien gestionado, no necesitaríamos nada de ningún agente externo.

¿Por qué no ha podido desarrollarse en todo su esplendor?

Con tu permiso, voy a matizar esa pregunta, aunque supongo que su pregunta se refería a la actualidad porque la civilización hispánica, sí se desarrolló en todo su esplendor en el pasado. Mira por ejemplo el siglo de oro español. Y eso sólo hablando de las artes, porque ya se encargaron otros de intentar tapar nuestra ciencia o nuestros ejércitos, no vaya a ser que nos enteremos. Durante trescientos años fuimos la potencia dominante en el mundo. Nuestra moneda era de curso legal en cualquier país del orbe, por algo sería. Pero nuestra civilización llegó al ocaso hace doscientos años, y nos volvimos torpes, pequeños. Nos separaron en pedacitos insignificantes, pero seamos sinceros: nos destruimos nosotros mismos. Nos inundaron con ideas contrarias a nuestro modo de ver la vida, a nuestra forma de ser y estar. Perdimos la fe y la esperanza, ese espíritu de nobleza en la búsqueda de la verdad, del honor y de las cosas bien hechas. Nos atrapó el mercantilismo anglosajón heredado de su protestantismo. El humanismo hispano, nuestra fe se resquebrajó, se vino a pique. Una vez inoculado el virus, los anglosajones lo tuvieron fácil: unos cuantos pájaros en la cabeza a algunos dirigentes y “treinta monedas de plata” para los traidores a la patria. La historia se repitió.

¿Cómo se puede combatir de forma eficaz a los enemigos de la Hispanidad?

Lo primero y fundamental es reconocer al enemigo. Saber quién es, incluso los disfraces que usa. El globalismo nos desborda. Nos hace caer en peleas estériles entre nosotros mismos. Teoría de género, aborto, agenda diabólica, movimientos infiltrados de ultra izquierda pagados con dinero de los grandes capitales, destrucción de la familia. Esto último es muy peligroso. Si destruyen la familia, llega el individualismo, y con él, el control social. Están consiguiendo poco a poco todos sus objetivos, pero aún estamos a tiempo de revertir la situación. Como he repetido en varias ocasiones, tenemos una oportunidad si nos unimos. Si nos damos cuenta de que cuando estábamos juntos hicimos grandes cosas. Nuestro proceso civilizatorio era envidiado por otras potencias, así que no debería ser tan malo. Precisamente como vieron que no podían superarlo, ni incluso igualarlo, decidieron destruirlo. O eso intentaron y lo que es peor aún: lo siguen intentando.

¿Qué actividades tenéis proyectadas a corto plazo?

Seguir creciendo poco a poco. Ir añadiendo nuevos firmantes al grupo para hacernos más y más fuertes. Eso es fundamental. Seguir dándonos cuenta de que juntos podemos hacer muchas más cosas. Por ejemplo, en breve queremos traer a grandes hispanistas de hispanoamérica y darles a conocer por ciudades españolas. Eso para una asociación es inviable, pero entre todos es muy fácil. Aunque si te soy sincero, lo importante es precisamente lo que podemos conseguir a largo plazo, como te decía antes, consolidarnos como grupo fuerte y conseguir un frente común con el que defender nuestros valores católicos, nuestro idioma, la familia y nuestra historia común.

Por Javier Navascués